🔪🎸 30. LO ADMITO, FUE MI CULPA. 🔞

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🔞 Las escenas a continuación contiene +18 si esto no es de tu agrado o de un forma u otra te hace sentir incómodx, te pido por favor que dejes la lectura de lado.

El día de Jeongguk había empezado totalmente mal. Su cabeza dolía al punto de que no podía mantener su vista fija en alguna parte, su lobo ese día no parecía estar presente y los mensajes habían comenzado a llegar desde muy temprano, más no había querido leer ninguno. Tenía ese sentimiento angustiante que lo asfixiaba, ese sentimiento que poco a poco se estaba convirtiendo en una boa y se estaba enredando alrededor de su cuello, apretandolo hasta dejarlo sin aire y rogando porque lo soltara.

Su cuerpo tembló con fuerza cuando intentó contactar a su alfa y este simplemente se negó a responderle. Se agarró del borde de su cama antes de levantarse de esta y murmurar algo por lo bajo, no creyendo que su lobo realmente no quería hablarle. Se paseó por su departamento viendo todo con detenimiento, hacía días que no estaba sintiéndose bien, pero prefería callar a que los demás se enteraran de su condición. Se sentía triste, pero le daba pena admitirlo.

Tratar de mantenerse cuerdo mientras Taehyung estaba a su alrededor era casi imposible, había hecho todo lo posible para controlarse y controlar a su lobo, todos esos meses que había pasado a su lado habían sido una pelea constante con su alfa porque él no podía entender que no tenía derecho a poseer al otro alfa y mucho menos hacerlo suyo. Si su lobo le hablaba era para decir mentiras, para comentarle que no había ningún problema en marcar a otro alfa porque él se estaba dejando y porque su aroma no le daba asco ni le molestaba, pero luego Jeongguk escuchaba la voz de la sociedad, esa que lo había lastimado cuando solamente había sido un chico que quería aprender a amar a pesar de que no sabía cómo hacerlo nada más que a través de mentiras. Y esa voz era molesta y traía recuerdos sumamente dolorosos como las burlas, la forma en la que hablaban de él por lo bajo, en como lo miraban como si fuera algún tipo de especie nueva. Y él había podido sobrellevarlo, dudaba mucho que Taehyung lo hubiera logrado solo.

Se aferró al borde de la mesada de la cocina mientras respiraba hondo, sus pulmones doliendo con brutalidad y nuevamente, las lágrimas calientes comenzaron a caer de sus ojos con fuerza mientras los recuerdos se estrellaban unos con otros, dándole un molesto recuerdo de que nada podría ser como quería y que las cosas como estaban eran mejor. No quería lastimarse más, pero él no entendía cómo hacer para soltar el amor que le había tenido a Taehyung, ese amor que ahora se había convertido en algo horrible que lo lastimaba con cada segundo que pasaba.

El timbre de la puerta sonaba, retumbando en sus oídos con fuerza y él no quería ver a nadie, simplemente quería encerrarse en su habitación, taparse con sus mantas y llorar como un pequeño cachorro porque eso es lo que últimamente venía haciendo. Recordar a Tae lo ponía de esa forma. Y cuando ya no aguantó más el molesto sonido que retumbaba por todo el lugar, soltó un gruñido y se acercó a la puerta de entrada de su departamento, encontrándose con la mayor y peor sorpresa que alguna vez pudo pensar.

Kim Taehyung estaba ahí, sudoroso, lloroso y apestando a alcohol. Llevaba pantalones negros ajustados, una bandana echando su cabello azul hacia atrás y una remera blanca, en sus manos llevaba lo que Jeongguk supuso era su chaqueta de cuero negra. Él levantó un dedo y quiso hablar, pero no pudo seguir porque se encontraba igual o demasiado extasiado con la situación.

—Dije que hoy sería la última vez-Murmuró arrastrando las palabras, mirando a Guk con esos ojos color miel que tanto lo atormentaban por las noches—. ¿Sabes? ¡Dije que esta noche sería la última que lloraría por ti y toda tu mierda que me hace sentir de esta forma!-Jeongguk tragó duro mientras se hacía a un lado, había comenzado a levantar la voz y estaba seguro que en unos segundos más sus vecinos saldrían a quejarse—. Me prometí que esta noche te dejaría ir de mi corazón. ¿Y sabes qué sucedió? Estoy acá, delante de ti y tratando de hablarte de toda la mierda que estoy sintiendo en este momento. Y no quiero hacerlo, quiero olvidarte más que nada, pero me sigo lastimando e imaginando que alguna vez podremos estar juntos cuando ambos sabemos que no es así.

—Taehyung no es buena idea que estés aquí. ¿Qué si los paparazzi te veían entrar y luego comienzan a hablar? Estaríamos en primera plana en la mañana.

— ¿Nunca te importó? Nunca lo hizo, ¿verdad? Simplemente te importa la mierda que los demás hablen—Sus ojos parecieron llenarse de lágrimas mientras miraba a Jeon fijamente a los ojos—. Siempre fue así. ¡Por eso nos veíamos a escondidas en la maldita secundaria! Nunca supiste la forma en la que me sentía ¿no es así? Te amé, Jeongguk. Te amé tan malditamente tanto y esperé por ti. Tenía planeado escapar contigo cuando nos graduaramos e iba a dejar que me marcaras, iba a ser tu delta sin importarme nada más—El dominante apretó los puños con fuerza a sus costados mientras desviaba la mirada, entendía que Taehyung durante todo este tiempo había escondido esos sentimientos tan fuertes que nunca fue capaz de soltar. Entendía su comportamiento y la forma tan explosiva que tenía de ser, él simplemente estaba tratando de esconder todo eso y la manera en que se sentía respecto a él—. ¡Mierda! ¡Quería llevar a tus bebés! Sin importar que esa mierda no pueda ser—Tae se desplomó, soltó un lastimero llanto que Jeongguk bien sabía que no era solo de él, su lobo se estaba lamentando junto al lado humano y eso pareció calar hasta lo más profundo de su alma.

Jeongguk lo encerró en sus brazos, abrazándolo con fuerza y apretandolo contra su pecho mientras escuchaba su llanto tan lastimero que hacía que su lobo lloriqueara en su interior porque quería malditamente calmarlo. Y soltó feromonas porque necesitaba hacerlo, siendo estas tan fuertes que se sentía el ambiente espeso y sumamente pesado como si las partículas de aroma fueran más grandes de lo normal. Y Taehyung respiró con fuerza el aire sabiendo lo que hace días venia sufriendo y lo cual no le había comentado a nadie, sintió un tirón en su vientre bajo y su espalda se arqueó antes de mirar con ojos escarlata al mayor que sonrió antes de liberar más feromonas.

Una corriente de piña y coco entró en sus fosas nasales y el lobo de Jeongguk aulló con fuerza cuando lo sintió, cuando lo olió. La forma que tenía de volverlo loco con solo su aroma no era normal y él lo sabía, simplemente le aterraba afirmar lo que hace años sabía.

Ambos no habían podido controlar sus celos, simplemente los dejaron pasar aunque sabían que eso no haría nada por calmarlos y que cuando volvieran a tenerlos serían el doble de fuertes. Meses después lo estaban sufriendo y al mismo tiempo. Taehyung ya había entrado en celo unas horas antes de ir a casa de Jeongguk y este lo hizo en cuanto olió el aroma dulce y ácido que el otro desprendía. La bruma del celo los cegó a ambos, hizo que sus mentes desconectaran y sus lobos tomaran un poco del control de la situación.

Jeongguk podía tener un poco más de control sobre su lobo y mientras luchaba para no perderse, lo vio. Fue un cambio extraordinario y magnífico, era casi como magia. Los ojos de Taehyung habían pasado de un rojo intenso a un brillante azul en pocos segundos y Guk no tuvo mejor idea que dejarse llevar, tratando de olvidar realmente lo que había visto y no creyendo que las leyendas fueran reales, pero lo eran y lo había visto en persona.

El aroma se volvió asfixiantemente dulce y el ácido desapareció, Taehyung lo envolvió alrededor de su dedo y se dejó llevar. Se besaron en medio de la sala mientras el menor se aferraba al alfa con fuerza, enredando sus largos y delicados dedos en los cabellos que nacían en su nuca. Sus aromas se fusionaron y esta vez notaron que combinaban mucho mejor, el café y el coco, el petricor y la piña, ambos siendo sumamente atrayentes.

Jeongguk pudo entender muchas cosas que anteriormente no le cerraban. Su aroma principalmente, la forma en la que había cambiado desde que lo había conocido. Al principio era ácido y amargo casi picoso, pero cuando se presentó como alfa cambió a dulce y ácido, y ahora, era simplemente dulce. Luego comprendió su anatomía, la marcada curva en su cintura, sus gruesos muslos y las caderas anchas, la suavidad que su piel poseía y el como parecía atraer a más de un alfa a su lado, él lo sabía más no quería arriesgarse a suponer algo que realmente después terminaría siendo una paranoia de su parte. Su lobo siempre había estado seguro de muchas cosas y es que él era mucho más consciente que el lado humano, entendía todo más rápido.

El alfa bajó sus besos por su cuello en una suave lambida, pudo saborear su aroma en su lengua cuando lamió esa parte en donde su aroma se concentraba diez veces más fuerte. Y sus manos se volvieron invasivas, tocaron cada parte del cuerpo del ahora omega mientras se miraban a los ojos, el rojo compitiendo con el azul. Adaptó sus manos a cada curva que acarició y mimó con dulzura a Tae mientras no parecía querer soltarlo. Lo besó en los labios, suave y despacio antes de ingresar su lengua a su caliente cavidad, escuchándolo gemir con fuerza mientras Taehyung mordía su cuello y jugaba con el lóbulo de su oreja. Él estaba perdido y el alfa lo sabía, no le quedaba mucha racionalidad encima tampoco y estaba seguro que en segundos se perdería para siempre en esos gruesos muslos que siempre le había gustado besar y morder, marcandolo con sus dientes para hacerle saber a los demás que el omega era suyo.

Tae chupó con fuerza el cuello del alfa mientras una pequeña sonrisa curvaba sus labios, su lobo por fin sintiéndose libre y sabiendo que ellos podrían comenzar a amarse a partir de ese día, sin saber que el lado humano no estaba de acuerdo con nada. El omega acobijó el alma de su humano y lo mimó mientras lloraba en su interior. Besó a su alfa porque él había sido suyo desde el primer momento que lo vio, desde la primera vez que cruzaron palabras, desde la primera vez que se besaron y desde la primera vez que se amaron en una noche de luna llena siendo tan jóvenes.

Los besos subieron la temperatura del ambiente, pasaron de ser suaves y lentos a ser duros en donde intercambiaban mordiscos y gemidos escapaban de sus bocas. La ropa desapareció de a poco y Jeongguk no perdió la oportunidad de apreciar el lienzo dorado que la piel de Taehyung era, pellizcó sus pezones oscuros para luego llevar su boca a ese lugar, chupando y mordiendo, sintiendo bajo su lengua como se endurecian. Sus oídos captaron cada sonido que había a su alrededor, la respiración agitada de Tae, lo rápido que su corazón latía y los bajos gemidos que lo hacían cerrar sus ojos. Lo tomó en brazos y el omega no perdió tiempo enredando sus largas piernas en la cintura del alfa. Se besaron, se aferraron y de esa manera Guk caminó hasta su habitación, las lágrimas caían por sus mejillas mientras se sentía en el aire porque los sentimientos se estrellaban unos contra otros y hacían que una explosión de fuegos artificiales se expandiera por todo su pecho.

Recostó al omega suavemente en la cama y aspiró con fuerza el aroma dulce que él desprendía. Sus ojos no podían dejar de observar su cuerpo y la forma que este tenía, la manera en que su piel resaltaba con pequeños destellos dorados y como parecía verse tan suave a simple vista. Las manos de Jeongguk acariciaron su pecho, sus brazos y luego se colocaron en sus mejillas, el azul había perdido el brillo, pero sus ojos permanecían de ese color. Volvió a besarlo rudo mientras su mano derecha bajaba y apretaba con fuerza la piel gruesa de su cadera, chupó su cuello y sonrió cuando vio la marca roja que había dejado, pero quería más y sabía que debía de controlarse porque una marca no era una broma y ambos debían de estar de acuerdo en si querían enlazarse o no. Por eso dejó mordidas suaves, marcas que con el tiempo desaparecerían, pero él no iba a tener problema para volver a hacerlas.

Chupó los pezones de Tae, dejó una pequeña marca debajo de su ombligo, observando los tatuajes que estaban en su estómago y sus caderas. Desabrochó su pantalón, ese que se ajustaba a sus gruesas piernas y le hacía un culo delicioso que Guk siempre había querido apretar entre sus manos. Taehyung estaba duro y de su entrada chorreaba una gran cantidad de lubricante natural, Jeongguk sentía el aroma de todo su cuerpo, sus feromonas eran fuertes, el sudor de su cuerpo las intesificaban y su lubricante desprendía un aroma delicioso que hacía al alfa ya estar en su interior. Y él lo hizo un tiempo después, luego de darle algo de atención al miembro del omega con su mano mientras tanto el se devestia.

Guk ingresó dentro de Tae de una sola estocada sintiéndolo apretado, pero deslizándose deliciosamente en su interior. Cruzaron miradas mientras entrelazaban sus manos, Tae enredando sus piernas en la cadera del otro mientras asentía con la cabeza para que se moviera. La habitación se llenó de sucios sonidos, sus pieles chocando entre sí, los bajos gemidos y jadeos que soltaban. Jeongguk se movió despacio y poco a poco aumentó la velocidad, haciendo que el omega arqueara su espalda y gimiera contra su oído, separando sus manos y aferrándose a su espalda mientras clavaba sus uñas roma en esta, deslizandolas sobre la piel tatuada hasta llegar a la espalda baja y él empujó a Guk para que se moviera más rápido, porque quería sentirlo profundo.

Alfa—Murmuró con la voz rota mientras mordía el hombro del otro porque no podía describir la forma en la que estaba sintiéndose, en como el orgasmo se construía sintiendo cosquillas por todo su vientre bajo, en como sus músculos se tensaban al sentirse cada vez más cerca—. Quiero ser tuyo para siempre. Quiero tus cachorros por favor—Y no era bueno lo que le estaba pidiendo. Guk negó con la cabeza porque no lo marcaría, su lobo no era tan primitivo en ocasiones y comprendía toda la situación que desembocaría si él lo hacía sin el permiso de Tae. Pero él le estaba pidiendo sus cachorros y el alfa no parecía ser tan fuerte para no aceptar eso.

Taehyung gritó y se arqueó con fuerza cuando se vino, manchando el pecho de Jeon y también parte del suyo. Su entrada apretó al alfa y este no pudo evitar sacar sus colmillos para luego terminar mordiendo su brazo escuchando—: Duele—Había sido un gemido bajo y bajando de la nube de excitación y placer a la que había subido, se dio cuenta de la situación. Su lobo se había concentrado en no marcar a Tae, pero no pudo evitar que el nueo creciera en su interior, derramándose dentro del omega y verificando que nada saliera de su interior.

— ¿Estás bien?—Preguntó. Su lobo sintiéndose sumamente confundió con lo que había hecho y dejándole recuperar un poco la compostura. Cambió las posiciones para que no le doliera tanto hasta que el nudo bajara—. Dime algo, Tae. Lo lamento—Murmuró, el corazón latiendole con fuerza. No quería que Taehyung lo odiara más de lo que ya lo hacía.

Gracias, alfa—Cerró sus ojos con fuerza porque sabía que el otro no recuperaría la consciencia hasta que su lobo estuviera lo suficientemente satisfecho.

Tenía miedo, pero amaría a Taehyung toda la tarde y toda la noche si era necesario.

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Una ronda se volvieron siete hasta que ambos quedaron agotados y el sueño les pasó factura sin embargo Jeongguk no durmió nada. Se matuvo despierto mientras admiraba a Tae, su rostro pacífico, las marcas que había hecho en las partes que su cuello no estaba tatuado, el como las mordidas suaves permanecían en cada parte que sus ojos se movían. Su aroma se había mezclado con el suyo y era una combinación tan magnífica que quería que todo el maldito mundo supiera que ambos estaban juntos. Quería marcarlo y darle todo el amor que él siempre se había merecido. Se mantuvo distraído por mucho tiempo y mientras tanto esperaba que el omega despertara contestó mensajes que le habían llegado asegurando que estaría ocupado durante unos días.

Jeongguk había investigado algunas cosas durante su adolescencia, había escuchado cuentos que siempre parecieron ser demasiados fantasiosos. Él sabía que había omegas de desarrollo tardío, pero nunca había visto algo como lo que vio la tarde anterior. La forma en la que los ojos de Taehyung cambiaron de un rojo escarlata, que indicaba que él era un alfa, a un azul brillante y poderoso indicándole que era un omega. ¿Cómo era esto posible? No podía entenderlo e incluso Tae le había mostrado el análisis que  le habían hecho en donde le mostraba que era un alfa. ¿Podía haber una equivocación en todo eso? No lo creía sumamente posible. Aunque trató de distraerse con su celular sabía que su curiosidad iría a más y comenzaría a hacer preguntas que nadie entendería. Se levantó de la cama y dejó a Tae descansar porque la inspiración lo había golpeado nuevamente y necesitaba descargar todo eso que ahora le molestaba.

Tae despertó cerca de las 3 de la tarde, desorientado, con su cabeza doliendo y como si hubiera tragado un puñado de arena. Las sábanas de seda le hicieron cosquillas en la piel desnuda y él cerró los ojos con fuerza cuando se dio cuenta de su estado. Sin embargo, no se sintió pegajoso, pero su espalda baja dolía demasiado y se sentó rápidamente en el colchón cuando notó la marca que su estaba en su estómago. Observó sus piernas, las marcas de mordidas y los chupones estaban por todas partes, no quería ni imaginarse cómo estaba su cuello y se lo tocó con fuerza porque quería asegurarse que ahí no había ninguna marca. No reconocía el lugar, toda la habitación carecía de color y tenía muy pocas decoraciones.

—Ah, duele—Murmuró mientras su mano se apoyaba en su espalda baja.

Tal vez lo notó mucho tiempo después cuando los aromas golpearon sus fosas nasales. Estaba el café y el petricor que reconocía a la perfección, pero ¿qué era el aroma a piña y coco? Cerró los ojos mientras sentía como estos se llenaban de lágrimas mientras hacía todo lo posible para que su lobo respondiera a lo que estaba preguntando. La desesperación estaba escalando con fuerza porque obtenía respuesta por más que insistía, su cuerpo temblaba y el miedo se aferró a su garganta.

Dime qué sucedió por favor—Volvió a preguntar, pero su lobo parecía darle la espalda mientras fingía que no lo escuchaba.

Siempre hemos sido omegas, simplemente tú te aferraste a la mentira que te dijeron de niño.

Los ojos de Tae se llenaron de lágrimas mientras negaba con su cabeza incapaz de aceptar lo que su lobo decía porque él bien sabía que su subgénero era el de un alfa recesivo, se lo comprobó la prueba que el hicieron cuando tenía diez años y a causa de esto había sufrido tanto maltrato que no se imaginaba contándole a su familia que en realidad toda su vida había sido un maldito omega.

—Es mentira. Es todo mentira—Murmuró mientras las náuseas escalaban por su garganta aferrándose con calientes uñas a sus paredes mientras el miedo le abríaun agujero en su estómago. Buscó su ropa e insultó por lo bajo cuando solo encontró sus pantalones, pero no le importó cuando tomó la remera que había tenido puesta Jeongguk la tarde anterior. Los recuerdos azotandose contra su cerebro y haciéndole cerrar los ojos por el repentino mareo que había tenido.

— ¿Adónde estás yendo?—La voz ronca lo hizo saltar en su lugar y cuando se dio vuelta para enfrentarlo, Jeongguk notó el rastro de lágrimas que aún seguía cayendo por sus mejillas—. ¿Taehyung?—Él estaba paralizado y mirándolo fijamente.

—Es todo tu maldita culpa—Dijo mientras lo señalaba con uno de sus dedos—. Tú me volviste esto—Guk tragó saliva con fuerza mientras levantaba una de sus manos en un intento en vano de tratar de calmar a Tae—. Y–Yo... si ya era una abominación para la sociedad ¿Qué seré ahora? Pasé de ser un fallo de alfa a ser un omega, ¿qué haré ahora, Jeongguk? Sabes que los omegas no triunfan y si alguien se entera de esto todo el mundo se burlará de mí, m–me dirán que no debería de haber nacido.

Jeongguk hizo el intento para abrazarlo, pero Tae se separó bruscamente de él negando con su cabeza mientras el llanto se hacía insoportable y destrozaba el alma del alfa cada vez más. No quería verlo de esta manera, no quería verlo así de destrozado, no quería verlo mientras le preguntaba a gritos por qué había hecho lo que hizo. Pero ¿de quién era verdaderamente la culpa?

—Lo admito, fue mi culpa—Dijo cuando solo se escuchaba el llanto de Taehyung en la habitación—. Pero yo no llegué ebrio y mucho menos en celo a mi departamento, Taehyung.

— ¡Cierra la puta boca!—Golpeó el pecho del alfa sabiendo que no tenía la fuerza suficiente ni siquiera para que sus puños dolieran un poco—. ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Ojalá nunca te hubiera conocido! ¡Ojalá nunca hubiera creído las estúpidas mentiras que siempre has dicho! ¡Ojalá nunca te hubiera amado, Jeongguk!—El llanto era desgarrador y Guk lo entendía, pero no podía decir nada. No sabía cómo intentar calmarlo y tenía miedo de seguir abriendo su boca para simplemente cagarla como siempre sucedía.

Taehyung tomó las pocas cosas que la tarde anterior había llevado y se fue directo hacia la salida del departamento, ignorando los gritos que Jeongguk soltaba, no queriendo quedarse ahí para hablar. Lo último que vio del alfa antes de correr lejos de él fue su rostro lleno de lágrimas y la manera en la que le rogaba que se quedara en ese lugar con él, para hablar y arreglar las cosas, pero Taehyung no quería arreglar nada. Simplemente quería desaparecer para siempre.

—Hola, ¿tía Joo–Hyun?—Preguntó cuando atendieron del otro lado.

—Ella habla. ¿Qué sucede mi TaeTae?—Joo–Hyun no sobrepasaba los treinta, pero siempre había visto a Taehyung como un pequeño hermano y lo quería muchísimo, había sido el único apoyo familiar que él había tenido cuando supo que era un alfa recesivo y cuando quiso iniciar en el camino de la música—. ¿Por qué te oyes tan triste?—Y Tae odiaba tanto que lo conociera tan bien.

— ¿Puedo ir a tu casa un tiempo? Sucedió algo y lo único que quiero es alejarme.

—Claro que sí, sabes que eres bienvenido siempre. Te esperaré, mándame mensaje cuando hayas subido al tren ¿bien?

—Sí, gracias, tía Joo–Hyun.

—No tienes nada para agradecer, cariño. Cuando vengas hablaremos de todo y lloraras todo lo que quieras llorar, todo el tiempo que sea necesario. Adiós.

Tae cortó la llamada mientras sentía la forma en la que su corazón se apretaba en su pecho, en como su lobo lloriqueaba en su interior y la manera en que parecía algo apagarse dentro suyo.

Taehyung amaba a Jeongguk y se arrepentía de todo lo que había dicho, simplemente él no podía aceptarse a él mismo.

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Bueno, llegamos a esa parte.

Espero que el capítulo sea de su agrado y felicitaciones a quienes pensaron que Tae era un omega.

Cuídense♡

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