໒✦❫⋮ Dulce Aroma

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La señora Kim preparaba el desayuno para Taehyung, quien no iba a tardar mucho en bajar. Un nuevo año escolar, un año más de vida, nuevos retos que afrontar, pero la misma intransigencia en cuanto a su naturaleza.

Diecisiete años y aún no aceptaba que era un Beta.

Luego de revelarle con pruebas su verdadera naturaleza, Taehyung había pasado por las fases de aceptación de manera desordenada. Primero entró en depresión, donde no quería ver a nadie y prefería estar en soledad. Le siguió la fase de negociación, en donde había investigado sobre operaciones para cambiar su posición en la sociedad.

Obviamente la mujer se negó a eso, y le vino la fase de ira por no lograr lo que quería. Actualmente Taehyung se encontraba en la negación, y sentía que se iba a volver loca si no llegaba a la aceptación cuanto antes.

—Buenos días, mamá —saludó el chico, acercándose a la mujer y dejando un beso en su mejilla.

La señora Kim hizo una mueca con los labios, y le colocó el plato con su desayuno al frente de su hijo que ya había tomado asiento. —Melocotón.

—¿Ah?

—Hoy hueles a melocotón.

Taehyung la miró cauteloso. —Me gusta oler bien. ¿Hay algo de malo?

—Oh, claro que no —la mujer sonrió—. Es completamente normal querer tener un buen aroma. ¿Pero en serio es necesario cambiarlo tantas veces? Ayer olías a fresas, anteayer a vainilla, la semana pasada olías a piñas y sé que compraste un nuevo perfume con olor a rosas.

—Es que me gusta oler muy bien —enfatizó—. Pero claro, tú no lo entenderías. Eres una Omega y ya hueles bien sin necesidad de usar algún perfume.

—¿Hasta cuándo seguirás con lo mismo, Tae? No puedes cambiar tu naturaleza, eres un Beta y no hay manera de-

—Llego tarde al instituto —interrumpió y se levantó de la silla.

—Aún no acabas tu desayuno.

—No tengo hambre.

Miró a Taehyung salir de la cocina, para luego escuchar la puerta siendo abierta y cerrada. Suspiró cansada, y se preguntó hasta cuándo duraría aquel martirio.

💜

—Sin más nada que agregar, espero que tengan un buen inicio de año.

El profesor les sonrió, y justo en aquel instante sonó el timbre de receso, así que todos tomaron sus bolsos y salieron del aula.

Taehyung tomó el pequeño frasco con la fragancia a melocotón, y se roció un poco más sobre el cuello y sus brazos. Recordó el encuentro con su madre en la mañana, y rodó los ojos fastidiado. ¿Qué iba a saber ella de su sentir? Era obvio que no lo entendía y por eso no lo quería apoyar.

Guardó todo y salió del salón para ir hasta la cafetería, en donde se iba a encontrar con sus amigos, en especial con Jungkook. Arregló sus oscuros cabellos sobre su frente, y alisó su enorme suéter que le quedaba unas tallas más grandes para su cuerpo, llegando a tapar sus manos y cubrir hasta la mitad de sus muslos.

A Taehyung le gustaba la ropa ancha, ya que le tenía bastante aprecio a su comodidad, y a día de hoy ese estilo se había mantenido en su guardarropa por años.

Llegó hasta su lugar destinado, y miró a lo lejos a sus amigos hablando y riendo en su mesa. Se fijó en que Jungkook aún no llegaba, pero no le tomó mucha importancia, así que solo cogió su bandeja, dejó lo que iba a comer, —lo cual era mucho ya que tenía hambre— y se dirigió hasta sus amigos para luego sentarse ahí.

—Woah, melocotón~ —suspiró Jisoo al percibir el aroma de Taehyung—. ¡Hueles muy bien hoy, Hyungie!

El chico sonrió y besó cortamente la mejilla de la bonita Beta. —Gracias, Chu.

—Creo que he ganado la apuesta, Yoongi —se burló Seokjin, extendiendo su mano hacia el chico, que no hizo más que resoplar y entregar unos cuantos billetes al contrario.

—¿Apuesta? —preguntó desconcertado.

—Yoon y yo apostamos a qué olor traerías hoy, yo dije que sería una fruta y él dijo que sería alguna flor.

Las mejillas de Taehyung se sonrojaron levemente, y bajó la cabeza avergonzado. ¿Era tan notorio su cambio de aroma? Sabía que había usado distintos perfumes, pero aún no había recibido comentario alguno por parte de Jungkook.

A Jisoo le gustó el melocotón.

A Yoongi la miel.

A Seokjin la fresa.

Y a Hoseok, un compañero de clases, le había gustado cuando olía a canela.

¿Por qué Jungkook no emitía una opinión? Si él se dignara a expresar su gusto por algún aroma, Taehyung no tendría la necesidad de cambiar a cada rato su olor para poder dar en el punto con el gusto de Jungkook.

—Deberías seguir usando este. Siento que es perfecto para ti —comentó la única chica en el grupo.

—Debo seguir investigando —respondió.

—Jisoo tiene razón —intervino Yoongi, y se encogió de hombros—. Al principio era entretenido, pero ya estás llegando a un punto donde cansa oler cualquier aroma saliendo de ti.

—No te metas. Si quiero usar veinte olores en una sola semana lo haré. Tengo mis razones, así que no seas entrometido.

La tensión se sintió en la mesa y Yoongi solo chasqueó su lengua, no queriendo discutir con Taehyung. Querer hacerle ver que no era un Omega era un caso perdido. Se había dado cuenta de sus acciones hace mucho tiempo, incluso se lo había comentado a los otros dos, pero no quisieron entrometerse en algo que para ellos no tenía sentido.

¿Qué había de malo en ser Beta? Jisoo era genial, y Taehyung también lo era.

—¿Y Jungkook no vendrá hoy? —preguntó Seokjin, mirándolo con curiosidad, queriendo desviar la incomodidad—. Se supone siempre almuerzan juntos.

—Debe de venir, es una promesa.

Tanto Taehyung como Jungkook tenían sus grupos de amigos. Al estar en años diferentes, era obvio que tendrían más amistades que solo ellos, pero de igual forma seguían siendo incondicionales para con el otro. Sin embargo, Kook sí era cercano a sus amigos, a comparación de él que solo conocía los nombres de los del contrario.

Como si sus palabras fuesen escuchadas, a lo lejos Jungkook entraba a la cafetería seguido de sus amigos. El corazón de Taehyung se aceleró, y bajó la cabeza a su comida, posando toda su atención en disfrutar de esa insípida hamburguesa que se atrevían a vender.

—¡Hola, chicos y niña preciosa! —saludó Jungkook una vez llegó a la mesa, guiñándole el ojo a Jisoo, quien no hizo más que reír. Miró a su mejor amigo y dejó un beso en su cabeza—. Y hola a ti, Taehyungie~

Taehyung lo miró sentarse a su lado, y tragó el gran bocado de hamburguesa que había consumido. —Hola, Kookie.

Jungkook sonrió en su dirección, y luego la posó en los otros tres. —Namjoon quiere hablar contigo.

—¡Ay, no! Dile a ese imbécil que cuando deje de coquetearle a todo aquel que se le cruce es que me dignaré a hablarle de nuevo —soltó Seokjin con enfado, cruzándose de brazos—. Es que es tan incompetente que no puede ni darme la cara.

—Entiéndelo, Jinnie. Nuestro Nam es todo un fuckboy y está intentando cambiar su manera de ser por ti. Le gustas.

—Por mi que sea el mayor fuckboy de todos, pero si de verdad quiere algo conmigo, entonces que no ande de coqueto con todos.

—Ahí te doy toda la razón. Le daré tu comunicado —le guiñó un ojo. Miró a Yoongi—. ¿Y tú? ¿Cómo vas con tu ciber novio?

Las mejillas del chico se sonrojaron, y se quejó. —¡No es mi ciber novio! ¡Es mi mejor amigo de internet!

Todos se rieron del chico y poco a poco fueron comenzando una amena conversación, pero Taehyung no se sentía satisfecho. ¿Acaso Jungkook no notaba su nuevo aroma? ¿¡Por qué no decía nada!?

De manera disimulada, extendió su brazo hasta la bandeja de Jackson y tomó una de esas tiesas y frías papas que daban. En serio, necesitaban mejorar la calidad de los alimentos.

—Uh, melocotón —murmuró Taehyung y frunció el ceño—. ¿Eres tú, Tae?

—¿Qué? ¿Melocotón? —preguntó sorprendido y rió avergonzado—. Solo me apliqué un poco, no pensé que lo notarás.

—¿Un poco? Si toda la mesa anda impregnada a la fruta del demonio —bufó Yoongi, y Taehyung lo miró mal.

—Sí, un poco —enfatizó y le envío una mirada de advertencia al chico. Miró nuevamente a Jungkook y sonrió—. ¿Te gusta? ¿Huelo bien?

Jungkook se encogió de hombros. —Sí, es agradable. ¿Pero por qué lo usas?

—¿Porque quiero oler bien? —dudó.

—Sí, eso lo entiendo, ¿Pero no crees que lo has cambiado mucho? Siempre usas un aroma distinto.

«O sea que sí se había dado cuenta, pero no había dicho nada» pensó Taehyung luego de escuchar a Jungkook.

—Es que... aún no me decido. ¿Qué olor te gusta más? —ya que Jungkook nunca lo diría, mejor sería preguntar.

—Ninguno.

—¿¡Qué!? —exclamó y lo miró con los ojos abiertos—. ¿Cómo que ninguno? ¡Debe de haber alguno que te haya gustado!

El chico se encogió de hombros y lo miró con pena. —Es que tú no tienes que usar perfumes. Tú ya tienes un aroma en específico.

—¿Un aroma? —Jungkook asintió. Si tenía un aroma, entonces significaba que sí era un Omega. Sonrió en grande y miró a su amigo con interés—. ¿Y cómo es? ¿Dulce? ¿Alguna fruta? ¿Una esencia?

—¿Qué? No, Taehyungie. No puedes oler dulce, porque no eres un Omega —dijo y rió sin afán de burla—. El olor que digo es tu olor corporal. Tienes cierto aroma que yo puedo percibir por todos los años que he estado a tu lado, y creo que nadie más lo hace, pero cuando usas tantos perfumes no dejas que este aroma salga. Deja de usarlos, no te lucen.

Luego de terminar su discurso, Jungkook mira a Taehyung como si nada ha pasado, pero se sorprende cuando este se levanta de su silla con la mirada fría. Está molesto, lo puede notar.

—Aroma que solo tú puedes percibir... —siseó entre dientes, y tomó sus cosas en conjunto al jugo de manzana para luego salir de ahí, ignorado las miradas interrogantes de sus amigos.

¿Aroma natural? ¿Olor corporal? ¿¡Qué mierda era esa!? ¡Él debía oler dulce como un Omega! ¡No oler a sudor y otras cosas que salgan de su cuerpo!

Abrió las puertas de la cafetería, y dio un gran sorbo a la bebida, arrugando la cara en cuanto la degustó. ¿¡Por qué el jugo de manzana no sabía manzana!? ¡Debía dejar de comprar en esa cafetería!

—Aroma natural, jodido idiota. Ah, pero si fuese un Omega estaría más que contento con su dulce olor, ¡Ahg, lo odio!

Esto no había acabado. Quizás no tenía el dulce aroma de un Omega, pero podía conseguir otras cosas y no se cansaría hasta probarlas todas.

Él no era un Beta, y se lo iba a demostrar a todos.

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