𝐂 𝟏

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Elisa se bajó del autobús, donde un prestigioso cártel ponía DETROIT en la estación de autobuses. Respiró profundamente mientras caminaba con su equipaje a la salida de la estación.

¿Era esta una buena idea? Una persona con dos dedos de frente poseía la certeza de que no lo era, no obstante, Elisa era cautiva y también era conocida por alejarse de sus problemas o situaciones hasta al punto de no poder más.

Una ciudad nueva, tratar de tener una nueva vida, intentando aparentar ser una nueva identidad, dejando sus problemas y su yo del pesado lejos. No se trataba de un plan adecuado, ya que tarde o temprano, todo se iba a suceder y de la manera más desfavorable.

Siguió caminando hasta arribar una parada de taxi, rápidamente levantó su brazo y el vehículo se estacionó. Entro al vehículo con su equipaje y su bolso y, a los pocos instantes, el vehículo se volvió a mover, sin ningún rumbo establecido.

―¿A que lugar la llevo, señorita?― preguntó el conductor.

―A cualquier hotel, por favor― respondió con su mirada perdida en la ventana, contemplando la ciudad.

Cualquier persona que la observara se percataría de que en su vida había un gran número de problemas. Elisa desea enfrentar sus inquietudes, dejar todo el pasado atrás y seguir adelante para poder ser feliz en algún momento.

Cómo lo era antes, hace unos días, antes de que todo suceda...

El pasado de las personas tienden a perturbarlas y ella solo era una más del millón. Cada vez que se levantaba en medio de la noche, soñando con el día del accidente y se levantaba gritando y sudando con temor a los fantasmas que la tenían prisionera sin permitirle avanzar.

En medio de su mar de pensamientos, no se dio cuenta en el momento en que el taxi se estacionó enfrente de un pequeño hotel, casi en medio de la nada.

―Señorita llegamos― habló nuevamente el conductor.

―Muchas gracias― dijo mientras pagaba y se bajaba.

Pero, ¿a donde la había llevado el taxista? Estaba en medio de la nada y para colmo en un motel, "UN MOTEL" cuando quiso darse la vuelta para decirle que la llevará de nuevo a la ciudad, ya no estaba, genial.

Se encaminó hacia la recepción del lugar; había una mujer lo bastante mayor.

―Necesito una habitación― dijo Elisa sacando dinero en efectivo.

La mujer le sonrió amable y le tendió una llave de la planta superior, donde estaban las habitaciones.

La habitación tenía polvo y olía a viejo, pero estaba tan cansada que no se dio cuenta de ello, se dejo caer en la cama, deseando por fin tener una noche sin pesadillas y poder dormir bien.

Comenzó a caer en un profundo sueño, o esa era la idea, porque la realidad era distinta. Esta iba a ser una de las tantas noches que, a pesar de tener una noche tranquila, no terminaba de esa manera.

Lo que comenzó con un sueño, se fue convirtiendo en una pesadilla, pero no cualquier pesadilla, sino una en particular que la perseguía desde años.

El miedo, la angustia y la impotencia de ver cómo sus padres perdían la vida ante sus ojos y ella no pudo ayudarlos, los gritos de su hermano culpándola de mi que ocurrió aquella noche donde sus padres fueron asesinados, haciéndolo parecer un "accidente".

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