capítulo único

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# dios: Afrodita
# fandom: Boku no Hero Academia
# cantidad de palabras: 4841
🌻
# nota: recomiendo leerlo con
fondo blanco.


Para Sero, la idea de ser rechazado por la persona que le gusta podría una de las experiencias más atemorizantes por las que definitivamente no le gustaría pasar.

De solo pensar en que la respuesta a su declaración tiene la posibilidad de ser negativa, hace que le den ganas de vomitar todo su desayuno.

«No es demasiado tarde, todavía puedo huir», se dice, en cuanto estira su mano para alcanzar el timbre que está al lado de una destartalada puerta de madera que tiene escrita en la parte superior el número noventa y dos, correspondiente al departamento del que es dueño Kaminari Denki, uno de sus mejores amigos y la principal razón por la que está aquí.

Su dedo índice tiembla mientras se piensa más de cinco veces si realmente vale la pena arriesgar o no la amistad que tienen con una estúpida declaración.

Hanta traga saliva. Ya estaba aquí, no podía tirar por la borda su misión, de seguro los vecinos de Denki le van a comentar quiera o no que él estuvo afuera de su hogar esperándolo con un ramo de girasoles.

—Huh, a la cuenta de tres... —susurra para él mismo.

A la una, a las dos y a las... Dos.

Hanta se golpea mentalmente. No. Así no era. Otra vez.

A la una, a las dos y a las tres.

Toca el timbre antes de que se arrepienta de hacerlo. Así es como funciona su mecanismo corporal, porque entre más piense, más ideas negativas le llegan a su mente y eso lo pone tan nervioso que lo paraliza.

Él espera durante unos segundos, preguntándose si aún tiene la oportunidad de subir hasta el quinto piso de la residencia y tirarse para acabar con su martirio. Sin embargo, antes de que pueda dar un paso para devolverse, la puerta se abre, y tal vez no era la persona a la que Hanta esperaba ver.

—¿Hitoshi? —cuestiona, sin siquiera decir buenos días.

El chico, al verlo, lo analiza de pies a cabeza hasta fijarse en el ramo de girasoles que lleva entre sus brazos.

—Parece que buscabas a Denki —Shinso sonríe de forma burlona—. Es una lastima que no esté, pero si lo deseas puedo entregarle un mensaje de tu parte —se ofrece amablemente.

Sero bufa. Aquella amabilidad era más fingida que Mina prometiendo que va a dejar de ver Barbie durante dos meses.

—No, estoy bien, solo dile que vine a verlo —dice Hanta—. Igualmente gracias.

Hitoshi asiente, pero no entra al departamento, como si estuviera esperando a que él se marchara primero o dijera algo más que simplemente "gracias" por intentar "ayudarlo" a confesarle sus sentimientos a Denki, porque bueno, Shinso no era ciego para darse cuenta de que hoy se le iba a declarar a su mejor amigo.

Que ironía.

Sin decir nada más, Sero da la vuelta y con la poca dignidad que le queda, se va antes de que termine diciendo alguna estupidez que pueda poner en peligro su orgullo, porque a veces su curiosidad de saber cosas que no debe va más allá de lo que debería.

En cuanto sale de la residencia, Hanta siente ganas de gritar y golpear cosas. No tiene necesidad de preguntarle a nadie la razón por la que estaba Shinso en el departamento de Kaminari, pues el rubio ya le había comentado con anterioridad que Hitoshi estaba intentando conquistarlo u algo así por el estilo.

—Mierda y más mierda —Sero maldice, tirando el ramo de girasoles en el bote de basura más cercano.

Tal vez otro día pueda hablar con Denki, pero por ahora debe salir lo antes posible, no quiero terminar en la cárcel por cometer homicidio y que Kaminari lo odie.

Sero inhala y exhala, ya tendrá oportunidad para charlar abiertamente con el rubio.

—¿Tiraste los girasoles? ¡¿Estás loco o qué?!

Un día después de lo ocurrido, si o sí Sero tuvo que levantarse para ir a trabajar. A duras penas logró quitarse la pijama, ducharse y vestirse para luego salir corriendo sin siquiera comer algo porque ya se le hacía tarde.

Al principio se le hizo raro trabajar en Fleur d'épines, una floristería y vivero local que queda a dos cuadras de su casa, porque bueno, casi no tiene nada de conocimientos en cuanto a flores. Sin embargo, este trabajo le da lo necesario para vivir y con eso es suficiente.

Hanta se encoge de hombros al escuchar los exagerados gritos de Mina después de que le contara lo que hizo con el ramo de flores que tiró a la basura en un arranque de ira.

—No es para tanto... —murmura.

—¡¿Que no es para tanto?! —ella presiona con su dedo índice y pulgar el puente de su nariz—. Son girasoles que yo misma te regalé ¿Tienes idea de todo el dinero que cuesta?

Bueno, tal vez Ashido no estaba exagerando. Debe admitir que comprar actualmente flores para cualquier tipo de ocasión puede costar una elevada suma de dinero, y lo que hizo con el ramo de girasoles que Mina le regaló para que se las diera a Denki, implicó que ella sacara de su sueldo (que pudo usar para otra cosa) y pagara el arreglo floral.

Cualquiera podría pensar que ellos tenían ventaja al trabajar en la misma floristería y vivero, pues eso podría hacer que el precio de las flores bajara si así lo quisiesen, pero eso, para Mina y Sero, es como robar.

Y ellos son personas honradas.

—Perdón, estaba enojado, te lo pagaré —se compromete Hanta.

—Ah... —ella suspira—. Mejor dime qué tal te va con la universidad, porque la verdad...

—¿Y ustedes de qué hablan? —Denki interrumpe a Ashido, que hace una mueca por la repentina intromisión del rubio a su conversación.

—Justo estábamos charlando sobre ti ¡Enhorabuena! —Mina aplaude y Hanta ahoga una risa que amenaza con escapar.

No es del todo mentira.

—Me alegra que tengas buenos temas de conversación, ustedes saben que personas como yo ameritan alabanzas —Denki le guiña el ojo a Mina y sienta junto a Hanta.

—Ya quisieras —Mina bufa—. Iré a regar las hortensias, los dejo pendientes del local.

Ella se va, y Sero la maldice internamente porque lo ha hecho apropósito.

—Oye, bro —llama Denki—. Hitoshi me comentó que fuiste a visitarme ¿Por qué no me esperaste? Estaba comprando unas cosas para hacer el desayuno.

«Ese idiota», piensa Hanta, para sí mismo. Le dijo a Shinso que no le comentara a Denki que lo estuvo esperando, pero aún así lo hizo.

—Tenía cosas que hacer —se excusa—. Es complicado.

—Ya veo... —Denki murmura—. Bueno, pues cuando vuelvas a visitarme, espera a que te prepare el desayuno, cocino unos panqueques deliciosos.

—Son tan buenos esos panqueques que les queda una parte quemada por estar tanto tiempo en el sartén —menciona Hanta, porque de solo pensar en Kaminari cocinando le dan ganas de reírse.

—¡Eso es mentira! —Denki pone una mano en su pecho, indignado.

—¡Es verdad, Sero! Una vez me quedé con él a dormir y ojalá hubieras visto la cocina en la mañana —agrega Mina, que aparece con la regadera en manos.

—¡Eso también es mentira! Mina no sabe ni en qué mundo vive —se defiende Denki.

—Si esa soy yo, imagínate tú —Ashido agrega, dejando completamente callado a Kaminari.

Aunque le cueste admitirlo, la chica de cabello rosa tiene razón. Mina no es la persona más cuerda del mundo, pero al menos su coeficiente intelectual es más desarrollado que el suyo, lo que le da un punto extra.

—Bueno, si nos comparamos a nosotros tres, la persona que se lleva el crédito al más inteligente, soy yo —Sero interrumpe el silencio, colocando una mano en su pecho mientras trata de lucir como la persona más autosuficiente.

—Pobre ingenuo —Mina susurra haciendo un puchero—. Si no eres capaz ni de confesarle sus sentimientos a su crush, mucho menos podrás ser el más inteligente de todos.

Denki da un frenazo ante las palabras de su amiga.

—¿Hanta está enamorado de alguien? —cuestiona, segundos después.

La autosuficiencia que siente Sero se reduce a nada cuando escucha la pregunta de Kaminari.

—Bueno, todo el mundo tiene un crush o esa mierda a la que le dices amor imposible —responde Sero, al borde de un colapso mental porque no sabe si confesarle sus sentimientos o mantenerlos reprimidos.

—Denki, Hanta tiene escrito en su frente el nombre del chico que le gusta y aún así no lo ves —Ashido lanza un indirectazo que deja peor de confundido a Kaminari.

—Se supone que soy tu amigo ¿No crees que debería saber quién es el afortunado? —pregunta Denki, con una expresión dolida que parece sacada de esas series de televisión que se queda viendo hasta tarde—. Me siento traicionado.

Hanta abre la boca para contestar, queriendo decirle que él se sentía aún más traicionado por no decirle que Hitoshi era probablemente su novio, sin embargo, se traga sus palabras por más que sienta como su lengua pica de las ganas que tiene de hablar.

—Si tanto quieres saber deberías averiguarlo tú mismo —responde, simplemente.

—¿Me estás retando? Porque si es así, entonces voy a averiguar quién es —el rubio da por sentado.

—Créeme que no. —Mina toma con sus dedos la oreja de Denki y tira de ella.

—¡Auch! —se queja Kaminari.

Sero los observa por un momento antes de sonreír. Su vida sin ellos sería demasiado aburrida, ya que la vida de adulto no es muy alegre que digamos, así que, independientemente de sus sentimientos hacia Denki, está feliz de que sea su amigo.

Mina deja de molestar a Denki cuando escucha la puerta abrirse. Cualquiera que los vea puede pensar que es algo poco profesional.

—Buenos días —saluda Shinso.

Hanta mira de reojo al recién llegado. Su mañana acaba de ser arruinada.

—Hitoshi, que bueno verte —el rubio se levanta de su asiento y camina hasta su (lo que para Sero es) novio.

—Pasaba por una cafetería y decidí traerte un poco —Shinso le entrega una bolsa con su café—. Como no sé que tipo de café tomas, traje uno con leche.

Denki sonríe, es bastante tierno de su parte.

—Gracias, enserio —agradece—. Lo importante es que te has acordado de mi.

—Gracias, enserio —Hanta imita a Denki en vos baja—. Lo importante es que bla, bla, bla. —él saca la lengua en una señal de asco y Mina suelta una carcajada que llama la atención de Denki y Hitoshi.

—¡Sero! —Mina le da un codazo a su amigo.

—¡Eh! Pero no me maltrates, te puedo demandar —Hanta le devuelve el golpe.

—Me podrás demandar pero por maltrato animal —ríe la chica.

—¿Sucede algo? —cuestiona el rubio, interrumpiendo la conversación.

—No, ustedes sigan —Ashido pronuncia a duras penas mientras agita su mano para darse aire, se ha puesto roja de la risa.

—Bien. —Denki decide ignorarlos y seguir charlando con Shinso.

—Oye, Hanta, solo míralo. —Mina se sienta junto a Sero y señala con su dedo índice, sin disimular, a Hitoshi.

—Mina, por favor... —suplica Hanta, intentando no sentir vergüenza ajena.

—Parece anémico —confiesa ella y esta vez es Sero quién se ríe fuerte.

Kaminari los mira irritado, no puede concentrarse en su conversación con Shinso debido a las risas de sus amigos, que probablemente se estén burlando de él. Al menos eso presiente.

—Chicos, deberían hacer más silencio —reprende Denki—. No me dejan escuchar claramente.

—Cálmate, Denki —dice Sero, aún divertido por el comentario de Mina—. Esto no es propiedad privada, nosotros podemos reírnos de vez en cuando.

—Hanta, no te había visto —habla Hitoshi—. Perdón.

Sero ladea la cabeza. Qué gracioso. Claramente lo vio en cuanto ingresó al local, otra cosa es que haya fingido que no y lo ignorara por completo con tal de captar la atención de Kaminari.

—No importa. —Sero le resta importancia y vuelve su atención hacia Mina.

—Si tú lo dices. —Shinso se encoge de hombros.

Los cuatro se quedan sumergidos en un silencio incómodo. Mina parece pensar algo, Hanta tiene escrito en su cara "huir", Denki está un poco molesto por la interrupción poco divertida de sus amigos, mientras que Shinso parece disfrutar algo que ninguno de los presentes a su alrededor puede descifrar.

Pasan otros tres minutos hasta que Hitoshi decide hablar.

—¿Podría llevarme a Denki? Prometo no hacerlo tardar demasiado —Shinso pronuncia en un tono algo suplicante.

Mina mira con preocupación a Sero cuando este comienza a toser. Se está ahogando con su propia saliva.

—¡Hanta! —Denki corre hasta él y le da unas palmaditas en la espalda esperando a que se alivie.

—Tonto, Sero no es un perro —Ashido lo regaña.

—Yo sé lo que hago, déjame —Kaminari le muestra el dedo del medio y continúa haciendo lo suyo.

Al cabo de un minuto, Hanta deja de toser y Kaminari le entrega una botella llena de agua que siempre carga en su mochila. Él bebe un poco y le agradece mentalmente al rubio su ayuda.

—Anda, puedes irte —Mina le dice a Denki—. Si el jefe viene le diré que tienes diarrea crónica, pero ve con Shinso. Se le nota en la cara que quiere hablar contigo.

Denki mira al chico de cabello púrpura por un rato y luego a Mina. Sero se ve bastante mal y no va a negar que prefiere quedarse a cuidarlo, pero tampoco puede dejar a Shinso. Después de todo se ha esforzado mucho al venir.

—Yo... Bueno, es que... —Kaminari duda.

—Ve —Hanta lo interrumpe—. Hablen o salgan a caminar, no sé, pero no lo dejes así.

—Pero yo...

—Pero nada, sal de aquí antes de que te saque a patadas —Mina toma a Denki por los hombros y lo empuja hasta donde está Shinso.

—¿Vamos? —pregunta Hitoshi.

—Si, vamos —responde Kaminari, en un susurro.

Sero ve salir a Denki con Hitoshi del local tomados de la mano, lo que le da unas intensas ganas de vomitar. Aquella escena no hacía más que brindarle repulsión.

—Deberías decírselo de una vez por todas —Mina murmura—. No te puedes pasar la vida intentando que Denki vea lo que sientes por él, sabes lo idiota que es para captar indirectas.

—Lo sé, Mina, pero no es fácil —él responde—. Simplemente, cuando lo veo me quedo sin palabras y... Me da miedo pensar en que podríamos dejar de ser amigos si no le gusto.

Su amiga lo mira con pesar, en cierto modo, entiende su dolor y lo difícil que siente la situación.

—Hanta, si tú amas a Denki lo suficiente como para aceptar un "no" por respuesta —Ashido toma su mano—. Entonces sabrás que tú serás feliz si él lo es con otra persona, no podemos obligar a nadie.

Sero sonríe con tristeza. Ella tiene razón. No puede pasar toda su vida sufriendo por una persona que, aunque significa todo para él, no le deja vivir con tranquilidad.

—Tienes razón.

Sero:
¿Quieres ir a comer
hamburguesas esta noche?

Denki:
Lo siento pero Shinso ya
me invitó a ver películas en su
casa

Denki:
☹️ sorryyyyy

Denki:
PERDOOOOON SERO

Denki:
Otro día podremos salir t lo
prometo

Denki:
puedes el sqbado????

Denki:

Sero lee mil veces los mensajes antes de responder. Han pasado dos semanas desde su conversación con Mina y ha intentado tomar el consejo sobre decirle a Denki lo que siente (otra vez). No obstante, no ha sido posible porque él siempre mantiene ocupado con Shinso. Incluso cuando intentaba hablar con él en el trabajo, el rubio simplemente le ignoraba y fingía no verlo.

Y Sero no es tan ciego como para no darse cuenta de ello. Conoce bien a Denki.

Él suspira, ahora mismo se debate entre si debería comentarle que su ortografía y gramática le provocan cáncer (terminal) de ojo, o bien responderle a todo su repertorio que no se preocupe.

Después de todo no es su obligación acompañarle.

Sero elige la primera opción.

Sero:
Escribes de la mierda.

Sero:
Mi prima la ciega escribe
mejor que tú, enserio.

Sero:


Denki:
PERO

Denki:
SERO YO NO ESCRIBO
TAN MAL

Denki:

Denki:
TIENES UNA PRIMA CIEGA???

Denki:

Denki:
CÓMO JAJAJAAJA
BUENO PERDÓN

Denki:
Fuera de jodas

Denki:
Lo del sueldo siescierto

Denki:
Le msmdas saludos a tu
prima la ciega

Denki:
*mandis

Denki:
*MANDAS

Denki:
MALDITO TECLADO 😭

Sero:
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJ
AJAJAJA lo que no tiene
de inteligente, lo tiene de
tonto.

Denki:
NO TE BURLES DE LAS
DESGRACIAS AJENAS, EXISTE EL
KARMA.

—¿Qué se supone que es gracioso? Cuéntame a mi también el chiste —dice Kirishima al ver a Hanta riéndose como si fuera el día más feliz de su vida.

Lleva unas horas viéndolo dudar sobre si enviar un mensaje o no, y ahora que parece haber agarrado el valor para escribir, no deja de textear con quién sea que esté hablando.

Sin embargo, no va a negar que se siente alegre de escucharlo reírse de forma sincera.

—Es Denki, su autocorrector no le funciona cuando debe —bufa el pelinegro.

Eijirou entonces lo entiende.

Hanta lleva semanas intentando confesarle sus sentimientos a Denki. Ha hecho de todo para que el rubio note aunque sea un poco sus intenciones, pero nada parece funcionar. Supone que ahora mismo su amigo debe de estar planeando algo que, ojalá, le salga bien.

Cree que la intervención de Mina sirvió en algo.

—Mándale saludos de mi parte —dice Eijirou—. Que todavía tenemos que terminar de vernos la saga de Barbie con Mina.

Sero pone sus ojos en blanco. Sigue sin entender como es que les puede gustar ver todavía esas películas.

—No hagas esa cara, que Barbie es lo mejor. —Kirishima saca la lengua.

Hanta y Eijirou se conocieron hace dos años en una fiesta a las afueras de la universidad. Sero recuerda que la conexión que tuvo con él fue tan brutal que no tardaron en hacerse amigos. Son, literalmente, inseparables.

Si no fuera porque trabajan en lugares distintos mantendrían juntos las veinticuatro horas, ya que asisten a la misma universidad, sus horarios coinciden, son compañeros de habitación y, cuando se hacen reuniones entre amigos (que organiza Denki), una vez al mes, ambos deben asistir porque comparten el mismo círculo de amistades.

Para ambos el comienzo de su relación de hermanos de otra madre a sido, definitivamente, la mejor causalidad del mundo.

—Eso es mentira —dice Hanta—. La mejor saga de películas, es la de Shrek.

—Pero sigo pensando es mejor Barbie. No hay violencia y, además, es contenido sano —argumenta Eijirou.

Sero iba a contestar, pero el sonido de una notificación que le avisa que ha llegado un mensaje por parte de Denki lo distrae.

Él le hace una seña a Kirishima con su mano para indicarle que espere un momento.

Denki:
Entonces nos vemos el sábado
en el mejor local de comidas rápidas
de Japón???

Sero:
Es un trato.

Con eso, apaga la pantalla y se levanta de su asiento para caminar hasta su cama mientras intenta hacer entrar en razón a Eijirou, que no deja de argumentar razones y motivos por los que Barbie es mucho mejor que Shrek.

Es mejor que se olvide por el momento de lo que le dirá a Denki, porque así tal vez, si tiene suerte, sus días se harán menos largos.

—Escúchame bien, Hanta —Mina toma a Sero por el cuello de su camisa—. Si vuelves a tirar los girasoles a la basura, eres hombre muerto.

El pelinegro asiente repetidas veces. Una amenaza por parte de Ashido genera miedo cuando ella la pronuncia con seriedad, pues habla muy, muy enserio.

Ambos están a las afueras del local de comida rápida en dónde Denki acordó que se iban a ver. Al menos Sero llegó temprano gracias a Mina, que lo trajo en su nueva motocicleta. Lo cuál es una ventaja para él, puesto que Denki tiene el hábito de siempre llegar tarde.

—Quiero ver ese ramo de girasoles a juego con el pelo rubio de Denki ¿Comprendes? —Mina pregunta.

—Comprendo —Sero murmura y ella lo suelta.

—Me voy ya, entra antes de que te dé hipotermia y pases pena aquí en el centro de la ciudad —Mina camina hasta su motocicleta—. Llámame cuando necesites que te lleve, no gastes dinero en transporte público —dice mientras se sube y pone el casco en su cabeza.

—Gracias, enserio —Sero susurra y ella sonríe.

—Todo por uno de los amores de mi vida —Ashido prende la motocicleta y hace rugir el motor—. Te amo un montón.

—Yo también —él responde, despidiéndose.

Hanta observa como su amiga se va y suspira. Todavía tiene tiempo de salir corriendo y fingir que nada pasó. Sin embargo, al recordar lo que pasó hace unas semanas afuera del departamento de Kaminari, se arma de valor para entrar.

—Creí que no ibas a llegar, casi salgo a lanzarle piedras a Mina para que te dejara entrar —la voz de Denki llama la atención de Sero.

Él busca con la mirada al rubio hasta que lo encuentra sentado en una mesa al lado de la ventana.

—Llegaste temprano hoy. —Hanta sonríe.

—Ya ves que los milagros si existen —agrega Kaminari, orgulloso de él mismo.

Sero camina hasta la mesa, pero no se sienta, solo se queda ahí, mirando a Denki cómo si fuera alguna clase de ángel que no merece estar en este mundo terrestre. Tan bonito le parece el chico que le duele pensar  en que la respuesta a su declaración va a ser un "no".

—Si... —murmura Hanta antes de quedarse en silencio por unos segundos.

—¿Esos girasoles son para mí? —pregunta Kaminari, mirando el ramo que tiene Sero en sus manos.

—¡No! —la reacción de Sero es inmediata.

—¿No? ¿Entonces para quién? ¿Las flores son para el mesero? ¿Él te gusta? —Denki señala con su dedo pulgar al chico que está atrás suyo y que atiende a los clientes.

—¡Sí! ¡Digo no! O sea, las flores no son para él, son para ti —Sero le extiende los girasoles con su rostro ardiendo de vergüenza—. Sé que no te gusta recibir flores, pero estas me recuerdan a tu cabello y pensé que... Mejor Olvídalo. —infla sus mejillas.

Es un tonto.

—Oh —Denki las recibe y las observa por un momento antes de volver su vista hacia Hanta—. Nadie me había regalado flores antes, te los gradezco, es un gesto muy bonito.

Sero decide sentarse antes de que le dé algo y limpia sus manos sudorosas con una servilleta que se encuentra sobre la mesa.

—¿Gracias? —Sero hace una expresión de confusión y Denki sonríe.

—Ya, mejor pidamos unas hamburguesas porque muero de hambre —Kaminari propone—. A menos de que quieras decirme algo más, claro, porque después de comer no acepto comentarios que impliquen tener que pensar.

—¿Tu piensas? Qué nuevo descubrimiento —Hanta habla sorprendido.

—Ja, ja, ja, qué gracioso —Denki se cruza de brazos—. ¿Entonces?

Hanta traga saliva. Es ahora o nunca, no puede acobardarse.

—Entonces primero hablamos y luego pides tu hamburguesa ¿Te parece? —pregunta Sero.

—Me parece —responde Denki, dejando su ramo de girasoles sobre la mesa y acomodándose para escuchar a Sero.

—Bien... Emmm... Yo —Hanta siente sus piernas temblar al ver la mirada atenta de Denki—. Yo no sé desde cuándo comencé a sentir esto. Es complicado porque, la verdad no me imaginé pensando en ti de forma romántica.

—¿Qué? —pregunta Denki, perplejo.

—Espera, déjame hablar primero —pide Sero, y Denki asiente—. No es que quiera ser aguafiestas, es solo que eres tú, Denki, uno de mis mejores amigos y una de las personas por las que daría la vida si tuviera que hacerlo.

«Personalmente, desde el momento en que te conocí sentí como surgía esa sensación rara en mi vientre que solo los que se han enamorado de alguien conocen. Yo quise creer que no sentía esas cosas por ti, que éramos amigos y nada más, pero simplemente me estuve engañando a mi mismo todo este tiempo; el día que Shinso te dijo que fui a buscarte, realmente iba con el propósito de confesarte mis sentimientos, pero no fui capaz de esperarte porque no soportaba el hecho de pensar que Hitoshi podría ser algo tuyo; yo personalmente no puedo prometer que nunca te haré llorar, que no te voy a lastimar, porque soy un humano, pero si te aseguro que me voy a esforzar por hacerte reír cuando estés triste o te voy a cuidar cuando lo necesites, así no seamos pareja, porque esto no quita el hecho de que seguimos siendo amigos. Yo te adoro demasiado, Denki Kaminari, lo suficiente como para dejarte ser feliz con alguien más»

—Sero... —Denki lo llama.

El mencionado eleva la mirada y ambos se observan por un momento.

—¿Si?

—Sobre Hitoshi, él y yo somos novios, así que... Lo siento, pero ya te imaginarás mi respuesta —Kaminari susurra, y Hanta asiente, aún con su corazón rompiéndose en pedazos, si el rubio es feliz con Shinso, lo dejará ser feliz.

—Yo lo entiendo —susurra con una sonrisa que hace sentir mal a Denki.

—Hanta —Denki vuelve y lo llama.

—Esto es todo lo que necesito saber, Denki —dice Sero.

—Hanta, yo sé que estás molesto y que no es momento para decirte esto —Kaminari pronuncia, mientras que su posición cómoda en el asiento cambia a una rígida—. Pero lo que te dije anteriormente no lo necesitas saber, porque era una broma. Shinso y yo solo somos buenos amigos.

Los ojos cristalizados de Hanta dejaron salir unas cuantas lágrimas que llevaba aguantando. Ahora mismo, no sabe qué asimilar: la broma pesada que le ha hecho Denki, o que todo este tiempo estuvo odiando a Shinso cuando en realidad solo eran amigos.

—¿Qué? —es lo único que puede articular—. Y no digas "so" porque me voy.

Denki se ríe. Al menos todavía guarda su sentido del humor.

—Que te mentí, Hitoshi no es mi novio. Si me dijo que le gustaba, pero le respondí que ya me gustaba alguien más y que lo sentía —confiesa el rubio—. Aún así, como sé que posiblemente pienses otras cosas a partir de esto, tú eres esa persona que me gusta —explica, antes de que Sero continúe sufriendo al pensar en que nunca podrá estar a su lado.

Hanta está sin palabras. ¿Cómo puede ser tan fácil para Denki expresar sus sentimientos?

—Eso es cruel —Sero murmura.

—Espero me perdones, no me perdonaría herirte, más cuando me has dicho todo lo que sientes por mi y... Estuve apunto de llorar, porque nadie me había dicho algo así —Kaminari toma las manos de Sero entre las suyas.

—¿Siquiera Hitoshi? —pregunta él, curioso.

Denki niega. —Pero ahora él no interesa, lo importante somos nosotros dos y lo feliz que me siento de ser correspondido —sonríe risueño.

—Está muy linda la declaración y todo, confieso que me asustó cuando uno de ustedes dijo que era pareja de otra persona, pero todo el mundo nos está mirando y todavía no hacen su pedido —el mesero interrumpe el momento.

Sero y Denki se ríen.

—Entonces seguiremos la conversación luego —Denki dice—. ¿Qué vas a comer? Yo invito para recompensar mi broma.

Hanta sonríe y sujeta con fuerza las manos de Denki, que aún no lo ha soltado. A pesar de todo, hoy es uno de los días más felices de su vida.

—¡Eijirou! —Mina abre la puerta de una patada y se abalanza sobre el pelirrojo.

—¡Mina! ¡Oye! ¡Pesas demasiado! —se queja Eijirou mientras lucha con la chica para bajarla de su espalda.

—¡Son novios! ¡Son novios! —grita emocionada Ashido cuando él logra bajarla y la deja tirada en el piso.

—¿Denki y Sero? —Eijirou lleva la mirada hasta sus dos amigos, que están sentados en el suelo mientras juegan ocho.

—¿Es que no te lo dijeron? —pregunta Mina, confundida.

Eijirou se levanta de la cama, ofendido, y camina a pasos rápidos hasta llegar donde se encuentra la pareja. Luego, sin importarle ser un poco brusco, le da un golpe en la cabeza a cada uno.

—Esto se lo merecen por no decirme las cosas. Me siento traicionado —él lloriquea.

—Creí que Sero te lo había dicho —susurra Denki, mientras se acaricia la cabeza.

—Pues no me dijo nada. —Kirishima mira con molestia a su supuesto amigo.

—¡Es que ni yo me lo creía! ¡Perdón! —Sero se disculpa.

—No me importa, han traicionado mi confianza —dice Eijirou, dramático, y se aleja para llegar hasta Mina.

—¡Hey! ¡Lo siento! —Sero se levanta y corre tras Kirishima, que al verlo acelera el paso.

—Bro, supéralo, ya no somos amigos hace diez segundos —pronuncia Kirishima.

—¡No dijiste que rompías nuestra amistad! —Hanta toma impulso y se lanza sobre Eijirou, haciendo que ambos caigan al piso.

—¡Yo también quiero abrazo! —Mina corre hasta Denki y lo toma del brazo para arrastrarlo hasta el par de amigos.

Tal vez no fue la reacción más esperada que tuvo Serio al declararse, pero se siente feliz de que haya vencido su miedo y que gracias a eso tenga una bonita relación de tres días (espera que muy pronto más). Aún así sabe que, ante cualquier pronóstico, sus amigos habrían estado para animarlo, y lo aprecia mucho.

No sabe que sería de su vida sin ninguno de ellos, incluído su novio Denki.

Nota:
AY CASI QUE NO

TERMINÉ ESTO COMO A LAS SEIS Y LLORÉ PQ NO SÉ FINALIZAR NADA. Es mi primera historia de bnha sisi, pero estoy orgullosa de estas 4841 palabritas que abarcó el OS. Posiblemente no gane, pero habré quedado orgullosa de que hice lo que pude y que aunque no sea la ganadora, puedo pedirle una historia a Tori 😈🤙 ventajas de ser vip.

Tmb quise poner un final troste, dónde realmente Denki no está bromeando con Sero, pero como me tocó con Afrodita, no tenía ninguna opción, si o sí debían terminar juntos.

O no 🤡

Agradezco a quiénes lo hayan leído, oscoroso quedó, pero soy feli.

No hay presupuesto para gráficos perdom JAKSKAKAKAS

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