Ocho

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—No me voy a quedar aquí —negué cruzándome de brazos, ofendida porque lo que sugería fuese en serio.

Corbyn gruñó enfadado y copió mí pose, alzando las cejas y chasqueando su lengua.

—¿Quieres morir? —negué rodando los ojos y desvié la mirada sabiendo que no me gustarían sus siguientes palabras— Pues entra de una puta vez.

Miré la madera oscura con una expresión observativa, neutral. Y bajé la mirada no queriendo seguir con el recorrido, dirigiendo una rápida de súplica al rubio.

—Pero me da miedo... —susurré intimidada observando la casa desde fuera con algo más de atención.

Era muy vieja, de un color mugriento y oscuro, olía a muerte, estaba rota por todas partes y todo estaba oscuro, muy oscuro. Añadiendo el feo sonido que provocaba el viento sobre la madera seca.

No pensaba quedarme en ese lugar.
Era mucho peor que el orfanato.

—Vas con un demonio en un viaje dónde puedes morir en cualquier momento —comentó con vacile y señaló la casa—. ¿Esto te da miedo?

Arrugué mi nariz y proteste pateando la tierra en forma de queja. Tenía un punto lo que decía, pero no pretendía rendirme tan fácilmente.

—Tú eres... Agradable a la vista. Esta casa no.

—¿Estás diciendo que soy apuesto? — enarcó las cejas con una sonrisa burlesca.

Rodé los ojos tragando saliva.
Hubiese sido mejor haberme rendido. No quería subir más su enorme ego.

—Estoy diciendo que prefiero verte a tí que a esta casa del demonio —Que buenas palabras usas Isis. Él volvió a alzar las cejas ante lo dicho—. Lo siento, pero es así; No me extrañaría si en esta casa hubiera algún demonio.

—¿Crees que vivimos en casas horribles? —asentí con obviedad—. Por satanás, no sabes nada.

El rubio rió y yo fruncí el ceño confundida.
Las películas y series que daban en la televisión me habían mentido. Que decepción.

—¿No vivís en cosas como... —miré la casa con disgusto— esto?

—No —entró y con la peor sensación del mundo; le seguí—. Vivimos en casas normales, algunos incluso tienen mansiones. Otra gente prefiere no volver al infierno y merodear por la tierra durmiendo en casas ajenas.

—¿Cómo es eso?

—Matas a alguien malo, ya sabes, que tenga pecados y tal; que no vaya a ir al cielo, y sus posesiones pasan a tí (si va al cielo no consigues nada), pero normalmente Satanás se lo queda.

—¿Por qué?

—¿Por qué no? Somos sus esclavos y todo lo nuestro es suyo. Matamos porque Dios nos condenó así y Satanás se beneficia. Pero como cualquier alma en el infierno está atrapado.

>> Muchos dicen que fue un ángel antes de que Dios le castigara por sus pecados. Nosotros (los demonios) somos algo parecido; en nuestra vida en la tierra hicimos cosas nefastas, y Dios nos castigó sirviendo a Satanás. Condenados a alimentarnos de almas el resto de nuestras vidas.
Los demonios encerrados si viven en casas cómo estás, pero solo porque con el tiempo se fueron pudriendo y descuidando ya que nadie quería vivir en ellas.

Me quedé en silencio sin saber que decir.

—Que... Triste —comenté por fin golpeándome mentalmente.

Corbyn me miró de reojo negando con la cabeza. Parecía arrepentido de haberme dicho aquello, ¿Pero que quería que dijera?

"Seguro que te lo merecías idiota".
Eso no.

"Una historia muy dramática". Tampoco.

"¿Qué hiciste para ser demonio?".
El rostro se me iluminó y le repetí la pregunta, pero está vez hablando en voz alta, no en mi mente.

—No lo recuerdo —contestó simplemente.

—¿Enserio?

—¿Me vas a creer si te digo que sí? — negué—. Entonces no te responderé.

Rodé los ojos mientras Duke se abría paso entre el polvo, jugando con todo lo que veía.

Volví a arrugar la nariz sabiendo que se iba a llenar de polvo, incluso de bichos.
Sentí un escalofrío.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —pregunté mientras le seguía al piso de arriba.

La madera se rompió varias veces bajo mis pies, pero conseguí no caerme.

Esto estaba en muy mal estado.

—Hoy vamos a ver a Avery, tenemos que saber dónde ir antes de seguir el viaje —asentí comprendiendo y entrelacé mis propios dedos pensando en lo que sabía de aquel demonio llamado Avery.

—Hay que darle algo a cambio, pero yo no tengo nada. ¿Tú?

Él negó, pero observó el lugar hasta que su mirada paró en Duke.

—¿Qué tal si le damos a ese saco de pulgas? —abrí la boca ofendida—. No creo que valga mucho pero podría servir si usa una poción que lo transformara en un perro del infierno.

Agarré a Duke entre mis brazos y negué con firmeza, dando algunos pasos para atrás y escondiendo mi rostro en el pelaje del animal.

—¡¿Estás loco?! —exclamé—. No voy a vender Duke. Nunca. Él estaba conmigo cuando me encontraron en la puerta de la señora Marais.

Mi explicación no pareció ablandarle el corazón, eso si tenía.
Corbyn solo mordió su labio inferior mientras mi vientre cosquilleaba y apretó su arma con fuerza entre sus manos.
Estaba asustada.

—Entonces es viejo y puede morir — sonrió de una forma macabra y alzó su guadaña.

Mis ojos se agrandaron con sorpresa e intenté salir corriendo, pero mi cuerpo había quedado paralizado. El demonio me empujó provocando que me desestabilizara y tuviera que soltar al perro para aferrarme a algo. Duke cayó de entre mis brazos de una forma elegante y ladró a Corbyn, enfadado porque me había empujado.

—¡No! —chillé asustada cuando el arma estaba apunto de golpearle.

Pero nada pasó. La guadaña se detuvo en el aire y Corbyn soltó rápidamente el palo, como si le quemara.

—¡Auch! —se quejó agitando sus mano, luego me miró—. ¿También le has protegido a él?

—Y-yo no sé —tartamudeé nerviosa y conmocionada por lo sucedido.

—Vale, estando contigo no podré alimentarme nunca —bufó—. Prepárate, nos tenemos que ir.

¿Lo siento, tipo loco y sangriento?
¿Ahora era mi culpa?

—¿A dónde?

—Al infierno —dijo obvio y despareció de mi vista, enseguida volvió con algo entre las manos—, y ponte esto.

(...)

—No voy a salir así vestida. Me niego —cerré la puerta con seguro para que el rubio no entrara, pero se me olvidó que era un demonio.

Su humo negro no tardo en colarse por el hueco de la puerta y me sonrió socarrón.

- Yo creo que estás bien. - me escaneó de pies a cabeza - Pareces una puta.

¿Eso tendría que ser un cumplido?

Fruncí el ceño mirándole mal.

Él llevaba unos vaqueros negros ajustados, una chaqueta de cuero y ninguna camiseta debajo de ella, lo que me dejaba observar su torso tonificado y los tatuajes que poseía. Juraría que se me estaba cayendo la baba mientras admiraba lo atractivo que se veía.

Sonrió de nuevo cuando captó mi mirada y aclaré mi garganta como si nada hubiera pasado.

Mierda Isis, las hormonas.

—Así se visten los demonios en las fiestas —añadió—. Hay algunos que incluso van desnudos así que deberías agradecerme.

Bufé removiéndome incómoda en la mugrienta cama.

Jack Avery, el demonio que nos indicaría el camino, estaría en una fiesta esta noche e iríamos a verle.

Corbyn dijo que no tenía que llamar la atención así que me dio algo de ropa. Y con algo me refiero a casi nada.

Solo llevaba ropa interior negra, con algunos cinturones raros por todo el cuerpo y una maya trasparente que me llegaba desde abajo del trasero hasta los hombros.
Todo complementaba con unas botas que tenían bastante tacón.

La verdad, sí que parecía una puta.

- No pongas esa cara cuando estemos allí. - alcé una ceja sin comprender - Tienes cara de niña buena. - arrugó la nariz con disgusto - Tienes que verte confiada, sin miedo a nada, preparada para una orgía, seductora. ¿Entiendes?

¿Orgía?

Sus palabras me produjeron asco. ¿A qué clase de fiestas iban los demonios?

—Lo intentaré —contesté al fin.

- Bien. - me agarró de la cintura y sonrió con arrogancia a escasos centímetros de mí rostro - Prepárate, está noche no la olvidarás jamás.

⚛⚛⚛

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro