- ¿No tienes amigos ángeles?
Su dura mirada me dió la respuesta.
No creo que siquiera tenga amigos.
- ¿Conocido? - negó - ¿Alguien que te hayas cruzado alguna vez?
- No. - gruñó - Los encuentros entre ángeles y demonios nunca son bonitos.
Bien, no sabremos dónde ir por este tipo tan asocial.
- Entonces tendremos que esperar a que mis ojos cambien de color. - suspiré y me dejé caer en el suelo.
Duke vino corriendo hacia nosotros y ladró emocionado lamiendo mi mejilla.
Le acaricié suavemente y sonreí.
- ¿Qué día es hoy? - pregunté alarmada y me levanté de repente.
- Domingo. - Corbyn frunció el ceño - ¿Qué pasa con eso?
- Oh mierda. Vamos. - corrí fuera de la casa con la rapidez.
- ¿Qué hora es? - cuestioné en cuanto Corbyn se colocó a mí lado aún confuso.
Duke se sentó a mis pies.
- Las doce en punto.
Mierda, mierda, mierda. Debo darme prisa.
Saqué el papel de mi bota (dónde lo había guardado por si acaso) y lo desdoblé lo más rápido que pude.
Cogí aire cerrando mis ojos y cuando los volví a abrir dije:
- Daniel Seavey.
Miré a mi alrededor para comprobar si algo pasaba.
Nada.
- Daniel Seavey, Daniel Seavey, Daniel Seavey. - repetí apresurada.
- ¿Qué mierda estás...? - el rubio se calló por un momento mirando el suelo - Oh Satanás...
Dirigí mis ojos donde reposaban los suyos y abrí la boca espantada.
Duke se retorcía en la tierra con espasmos que parecían dolorosos. Sollozaba y cada vez se hacía más grande.
- ¡Duke! - exclamé intentando acercarme para poder ayudarle.
Corbyn me detuvo apartándome.
- ¡¿Qué haces?! - exclamé removiéndome agitada - ¡Tengo que ayudarle!
- No necesita ayuda. - susurró sin despegar la mirada de mí pobre perro - Solo espera un poco.
- ¡Tú solo quieres que muera! - sollocé pegándole para que me librara de su agarre.
Él no se inmutó y se limitó a observar el terrible espectáculo.
Seguí llorando rendida a luchar y me mordí el labio mirando a Duke.
Poco a poco el pelo se iba retirando de su piel y su forma cambiaba completamente.
¿Qué diablos está pasando?
Cerré los ojos y apoyé mi frente en el hombro de Corbyn. No podía aguantar más.
Tiempo más tarde el rubio me removió y alcé la cabeza.
Ahogué un grito y Corbyn me soltó.
Un chico se estaba irguiendo delante de nosotros con lentitud.
Duke había desaparecido, solo estaba él.
Era castaño* con ojos azules como el cielo. Observaba todo confuso y con las cejas juntas. Tenía finos rasgos, muy delicados y unos labios grandes y carnosos.
Era atractivo, pero estaba completamente desnudo.
Me tapé los ojos con un leve sonrojó en las mejillas.
- ¿Isis? - preguntó suavemente con una dulce voz.
Sentí un cosquilleo en la nuca, como si ya le conociera.
Dejé una rendija entre mis dedos solo para ver su cara.
- ¿Duke? - pregunté en un susurro.
Él asintió rápidamente e intentó acercarse, pero mi otra mano en alto le detuvo.
- ¿Cómo...? ¿Qué? ¿Eres humano?
- Es un ángel. - contestó Corbyn por él - Protector, para ser exactos. Puede cambiar de forma.
- Sí. - susurró... Duke de vuelta - Mi verdadero nombre es Daniel. Dios, antes de dejarte en la casa de la señora Marais, me mandó como tú cuidador, para que nunca estuvieras sola y te protegiera.
- Por eso no pude matarle. - comprendió ahora Corbyn.
Mi cuerpo temblaba de asombro. Duke era un ángel. Siempre había sido un ángel.
Y si lo pensaba bien, él me avisó de que un demonio merodeaba por mí casa.
- ¿Siempre fuiste consciente de todo lo que veías o hacías? - pregunté delicadamente.
El castaño volvió a asentir.
- ¡¿Me viste desnuda?! - me escandalicé recordando todas las veces que le dejé entrar mientras me duchaba o cambiaba.
- Emm... Yo no... No quise... Sí. - suspiró - Lo siento.
El rubio rió sonoramente mientras yo bajaba la mirada con una mueca confusa mientras mi mente analizaba todo.
- Puedo explicarte todo. - comentó Daniel preocupado.
Asentí soltando un suspiro.
- Pero antes... - me volví a sonrojar cuando mi mirada bajó de su cara - Tenemos que buscarte ropa.
(...)
- Los Ángeles protectores, protegen a sus humanos con su vida. - me miró directamente a los ojos con esa frase y pude ver un resplandor blanco en su mirada - Tienen dos formas; la de apariencia humana y la que Dios le otorga. Yo soy un perro, como ya sabes. - asentí removiéndome en el sofá para poder prestarle más atención.
Corbyn seguía de pie. Escuchando todo y con los brazos cruzados.
Había conseguido ropa para Daniel, el cual ahora llevaba un lindo jersey azul y unos pantalones cortos negros.
Se veía muy tierno.
- Nuestro dueño es la persona que Dios nos asigna, y también es la persona que puede controlar nuestras transformaciones. Por ello al decir mi nombre cambié de forma. Ese es el ritual de inicio, un domingo a media noche debes decir el nombre de tu ángel guardián. Las demás veces es más normal.
- Osea que si digo Duke te transformas. - dije rápido y esperé a que algo pasara.
Daniel sonrió divertido y negó con la cabeza.
- Debes desearlo de verdad.
- Vale. - suspiré cerrando los ojos y pensé en mi lindo perrito - Duke.
Al abrirlos allí estaba, sacando la lengua con la cabeza ladeada.
Acaricié su lomo con una sonrisa y él movió la cola feliz.
Corbyn rió y le miré confundida.
- ¿Sabes? Si le tocas así en su otra forma también moverá su cola.
Aparté la mano sonrojada y le miré mal.
- Daniel Seavey. - pedí con un hilo de voz.
Está vez no apareció desnudo, seguía con la misma ropa que le habíamos otorgado.
- Bien, ahora necesitas saber otras cosas. - se aclaró la garganta e ignoró lo anterior dicho por el rubio - En mi forma de perro me pueden ver los humanos pero no puedo tocar ángeles o demonios. En mi forma de ángel puedo relacionarme con ellos, pero con humanos no. ¿Entendiste?
Asentí.
Iba a viajar con dos chicos invisibles. Genial.
- Eh tú, perro. - le llamó Corbyn mostrándole el mapa y alcé una ceja ocultando una risa. - ¿Nos ayudas con esto?
Daniel asintió incorporándose.
Supongo que así empieza nuestra huida.
🐾🐾🐾
* Daniel es castaño en esta historia. Ahre.
ES UN PERRO. ES UN PERRO.
No saben lo gracioso que era leer los comentarios de: Amo a ese perro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro