𝟬𝟬𝟭: El Titanic

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«Tan solo el Titanic»

Un par de semanas antes de abordar...

Peyton Lee se encontraba tras el telón del escenario, esperando a que fuese su turno para bailar.

La chica que estaba bailando en aquel instante lo hacía realmente bien, con aquella gracia y agilidad...

Sin embargo, Peyton tenía una idea bastante diferente al resto de bailarinas en cuanto al ballet. Para ella no solo consistía en unos pasos complejos al ritmo de la música, con gracia y elegancia. Para ella, era una danza que debía transmitir emoción, tristeza, alegría, ira..., dependiendo de la melodía y sus pasos. Y para poder transmitirlo, primero debes sentirlo.

Esa era su manera de entender aquel baile.

Unos minutos más tarde, la joven Lee salió al escenario a interpretar una pieza inventada por ella misma de una melodía compuesta por un violinista callejero, el cual en esos instantes, se encontraba en una esquina del escenario.

Unos días antes lo había escuchado tocar en la calle. Le había gustado tanto, que le invitó a tocar esa misma partitura una y otra vez, mientras ella inventaba su propia coreografía. El violinista terminó por convencerla a apuntarse al concurso de ballet que, actualmente, estaba teniendo lugar en el teatro. Peyton terminó por aceptar solo si él tocaba a su lado.

No iba vestida de una manera tan brillante como las demás. No llevaba un conjunto con pequeños diamantes o rubíes incrustados, ni llevaba tampoco un tutú con brillitos que resplandecían a la luz del foco. Simplemente tenía su conjunto negro, sin algún tipo de adorno, y su falda blanca junto sus zapatillas de ballet del mismo color.

Cuando la música comenzó a sonar, Peyton comenzó a moverse lentamente, con la elegancia de un cisne. Aunque sus pies estuviesen tocando el suelo en todo momento, sentía que bailaba en el aire, como si volase.

Seguidamente, subía la intensidad de la música, y con eso, los pasos se volvían más marcados. Para finalizar, llevó a cabo el grand jeté, como se llamaba allí en Francia.

Al terminar, el público, las bailarinas y el jurado aplaudieron con cordialidad.

Después de ponerse en el centro del escenario junto al violinista, hicieron una reverencia y bajaron del escenario por las escaleras ocultas tras el telón.

Se sentó y desató sus zapatillas. Seguidamente, pasó una toallita mojada por las puntas de sus pies, las cuales estaban manchadas por la sangre de debajo de sus uñas.

Bailar dolía, pero más le dolía saber que no podría vivir de lo que le gustaba. Porque eso era lo que más ansiaba: vivir del baile. Y aunque Peyton tenía claro que ganar no estaba en sus posibilidades, haber ido al concurso le había ayudado a darse a conocer, y quizá, otorgarse el placer de tener un buen futuro si alguien se interesaba en ella. Entonces, si aquello ocurría, quizá podría hacer su sueño realidad.

Hubo más actuaciones, y, finalmente, era la hora de los resultados.

Nadie tenía ni idea de cuál sería la recompensa para la ganadora. Quizá el sueldo mensual de un trabajador corriente, lo que a Peyton no le vendría nada mal, teniendo en cuenta que su familia de acogida con suerte llegaba a final de mes con el pésimo salario que tenían.

Eso mismo estaba pensando Peyton cuando se les llamó a todas las concursantes al escenario. El jurado, finalmente, habló.

─En primer lugar, decir que todas han estado espléndidas es poco ─dijo con una sonrisa el hombre canoso que encabezaba la mesa.

Lo que a todas las bailarinas les pareció un cumplido, a Lee le dio ganas de tirarse por un puente. La chica que se encontraba a su lado lo notó por su cara asqueada, por lo que chocó su hombro con el de la pelinegra, con una sonrisa que ocultaba la risa que estaba a punto de escaparse de su boca. Peyton le devolvió la mirada y rio por lo bajo.

─Desgraciadamente, no puedo hacer entrega del premio a todas ustedes ─siguió hablando el hombre, optando ahora por una cara apenada─. Ha sido una decisión durísima que yo y estas dos mujeres de mi lado hemos tenido que tomar...

Peyton dejó de prestar atención al observarlas. Ambas llevaban una banda de campeonas de ballet, una nacional y la otra europea.
Lee comenzó a soñar despierta. Podía imaginar ser como ellas, bailar hasta que sus pies no diesen más de sí y ser galardonada con el reconocimiento de su esfuerzo y dedicación a algo tan complejo como lo era el ballet.
Las admiraba.

Sin embargo, lo que ella desconocía, era que no habían tenido algún tipo de voto en aquel concurso. Pues el señor que hablaba y hablaba había decidido quién era la ganadora sin consultarlo con las profesionales. Y no la había escogido precisamente por su habilidad y su compromiso con la danza...

─Por eso, la ganadora es...─Peyton volvió a prestar atención─ ¡Alessandra Descoteaux!

Algunas le dieron la enhorabuena a la chica, que estaba muy emocionada. La mayoría, sin embargo, se retiraron del escenario sin respeto alguno.

Peyton, lejos de tenerle envidia, simplemente se acercó a darle un apretón de manos amistoso.

─Enhorabuena, señorita. Su premio es nada más y nada menos que... ¡Un ticket para el Titanic!

El público entero vitoreó aquel premio, y las bailarinas volvieron a aplaudir a la ganadora, quien, extrañamente, no estaba feliz, solo impactada.

El juez subió al escenario y le hizo entrega él mismo del premio.

─Su recompensa, muy merecida ─le aseguró antes de irse de nuevo a la mesa.

Después de un par de minutos, volvió a reinar el silencio.

─Es un honor, mas yo no puedo aceptarlo ─admitió la chica─. Tengo pánico a los barcos, y no puedo irme dejando aquí a mi familia...

─Tonterías, bobadas... Es usted muy humilde, señorita, quédeselo y acéptelo ─puso final el hombre.

Y dicho eso, toda la estancia comenzó a vaciarse.

La chica observó el ticket, con la pena reflejándose en su rostro. Peyton le puso la mano en su hombro derecho, para animarla un poco. La chica la observó.

─Quédatelo ─dijo entonces.

La expresión de Lee era de total estupefacción.

─¿Qué? ─preguntó queriendo saber si lo había entendido bien.

─Que te lo quedes. El ticket. ─dijo ofreciéndoselo.

─No... No puedo aceptarlo...

─¿Por qué? ─cuestionó.

─No me lo merezco, no he ganado ─le recordó la pelinegra─. Dudo siquiera que les haya gustado mi actuación.

─Y yo dudo que ese hombre se haya parado a observar eso. Estaba muy ocupado mirando... Bueno, ya sabes ─dijo palmeando su trasero, provocando la risa de Peyton─ Es un auténtico cerdo.

─Sí ─lo corroboró la chica entre risas.

─En serio, quédatelo. Yo no voy a usarlo. No puedo irme de París ─dijo negando con la cabeza.

Pero... ¿Y Peyton? ¿Podía dejar a su familia?

─Oye, si no lo tienes claro, está bien. Pero he visto cómo bailas y me ha encantado, y te aseguro que en Estado Unidos tendrás más posibilidades de triunfar que aquí. Es tu oportunidad, Lee. Aprovéchala o déjala pasar, pero te aseguro que te arrepentirás de lo segundo ─y agarrando la mano de la chica, la abrió y posó el ticket─. Te irá genial, te lo garantizo.

─Gracias, de verdad ─agradeció Peyton honestamente.

Al llegar a casa resguardada por el violinista, se dirigió a contarles lo sucedido a sus padres adoptivos. Ellos se alegraron muchísimo por ella, por tener tal oportunidad.

La conversación había sido de lo más razonable pero triste.

Cuando Peyton les contó lo que la carcomía, el hecho de poder llegar allí y no conocer a nadie y no tener dónde vivir, sus padres comprendieron su preocupación y la apoyaron.

‹‹Si las cosas no van como esperabas, o no triunfas como creímos que pasaría, no te rendirás. Porque aunque no seamos tus auténticos padres, has aprendido de ambos que rendirse nunca es una opción. Eres fuerte, PeyPey, y sabrás lo que hacer. Y, si no, ya sabes que con mandarnos una carta llega para que paguemos tu viaje de regreso. Siempre nos queda la reserva de emergencia. Confiamos en ti, amor. Y pase lo que pase, estaremos orgullosos.››

Esas habían sido las palabras exactas de su madre. Esas palabras fueron las que empujaron a Peyton a subirse al Titanic dos semanas después.

︵‿︵‿︵

Actualidad. 10 de abril de 1912

El viaje en tren y en barco a Southampton había sido de todo menos tranquilo. Peyton no podía evitar sentirse culpable por haber sido ella la causa de que sus padres se dejasen tanto dinero en el viaje. Pero, al fin, había llegado a su destino.

Peyton observó la hora en su reloj. Las doce menos cuarto.

─¡Mierda! ─exclamó con fastidio.

El Titanic zarpaba a las doce en punto, y solo quedaban quince minutos para entonces.

Fue corriendo calle abajo con su maleta de ruedas. Tenía que llegar al puerto ya de ya si quería abordar en el navío.

Llegó y ya solo quedaban cinco minutos. Vio el Titanic a una distancia de siete minutos si caminaba, así que siguió con la carrera.

─¡Somos unos auténticos peces gordos! ¡Casi somos de la realeza, amigo mío! ─se escuchaba la voz de un chico rubio que corría apurado, con su amigo tras él.

Peyton entendió que ellos también se dirigían al Titanic y los siguió al mismo ritmo.

─¡Siempre lo he sabido! ¡Voy a América a hacerme millonario! ─gritó el moreno, antes de casi chocarse con unos caballos─ Bastardo...

─Que cierren la pasarela ─habló uno de seguridad del barco.

─¡Eh, espere, espere! ─gritó el rubio─ ¡Somos pasajeros!

Al llegar, le tendió el ticket. Peyton quedó detrás, al lado del moreno, quien la miró con curiosidad y se presentó. Fabrizio, se llamaba.

─¿Han pasado ya la cola de inspección?

─Claro ─mintió─ Además, no tenemos piojos, somos americanos, los dos ─dijo echando la vista atrás, por el toquecito que Fabrizio le había dado en el hombro con el dedo índice─. Los tres ─corrigió al darse cuenta de la presencia de la chica.

─Bien, embarquen.

─¡Perfecto!

Al entrar, Peyton le tendió el ticket al hombre y siguió a los chicos.

─¡Somos los más afortunados del mundo!, ¿lo sabías? ─siguió hablando el rubio con gran emoción─ ¡Hola, por cierto! ─saludó a la pelinegra.

─¡Hola! ─saludó en el mismo tono por el alboroto que había.

─Soy Jack, ¿también llegas tarde? ─preguntó.

─Yo Peyton. Y sí, algo así ─dijo con una risa nerviosa.

─¡Genial! ─exclamó, como si no fuese algo negativo─¿Ticket de tercera clase?

─Sí ─respondió sofocada.

Peyton estaba a punto de tirarse al suelo. No había dejado de correr en todo el tiempo, y ahora seguía haciéndolo por dentro del barco.

─¡Sé que cansa un poco, pero ya verás, cuando lleguemos arriba y te dé el aire, agradecerás no estar yendo a la habitación!

Y, efectivamente, cuando llegaron a la cubierta, el aire frío de abril los envolvió.

Se acercaron a donde la gente y se dispusieron a saludar a quienes se encontraban abajo en tierra.

─¡Adiós, adiós! ─gritaba Jack agitando la mano en el aire.

─¿Conoces a alguien? ─preguntó Peyton.

─No, ¡pero qué más da! ─siguió agitando la mano.

La chica, más animada, se dispuso a imitarle junto a Fabrizio. Lee entre ambos.

─¡Adiós, os echaré de menos! ─se despedía de cualquier persona el rubio.

─¡Yo no lo haré, pero adiós! ─le siguió el rollo Peyton.

─¡Deseadnos suerte! ─habló Fabrizio.

Y realmente la iban a necesitar, porque nadie sabía lo que el viaje en el Titanic les depararía.

︵‿︵‿︵

─¡Bueno, mes amis, esta es nuestra habitación! ─exclamó Jack una vez el barco zarpó, y se dirigieron a la única habitación libre de tercera clase.

─¿También eres francés? ─preguntó la chica.

─Soy de cualquier lugar que desee ─respondió el rubio simplemente.

─Me caes bien ─admitió Peyton.

─Me alegra saberlo, porque usted, señorita, también me agrada ─contestó haciendo una reverencia de broma.

─Es bueno saberlo, caballero ─dijo imitando su gesto.

─Ahora en serio, ¿habéis visto la de cantidad de gente pija que hay en este barco? ─preguntó Fabrizio.

─No te quejes, amigo mío, que cuando estemos en América, seremos igual de pijos que ellos ─dijo el rubio pasándole un brazo por los hombros─. El Titanic nos llevará allá a donde deseemos.

─América... ─suspiró Peyton.

El Titanic era su única esperanza. La de ella y sus dos compañeros. Tan solo el Titanic.




holass, aquí el primer capítulo corregido

quería anunciar que haré un pequeño cambio y es que, en vez del titanic hundirse al día siguiente de zarpar como sucede en la película, pasarán cinco como en la realidad. esto lo hago para que todo lo que tengo preparado suceda en un tiempo un poco más amplio y no quede forzado :)

recordad dejar vuestro voto y comentarios. espero que os haya gustado <3

ᝰ zoe

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