Jimin estaba totalmente agotado por el trabajo de hoy, sólo quería llegar a casa y darse un baño, pero lastimosamente tenía que ir a su otro trabajo de medio tiempo. Jimin tenía dos trabajos para poder mantenerse y pagar las deudas que tenía encima por culpa de su padre.

El rubio no la tenía fácil, ya que debía más de 40 mil dólares a varios préstamos que su padre sacó. Al morir su padre, Jimin quedó con una gran deuda. Ahora era amenazado por los cobradores si nos les pagaba todo en dos meses.

El menor hacía su mejor esfuerzo para poder llegar a esa gran suma de dinero, pero a veces tenía que tomar un poco de dinero para pagar la luz, el agua, gas y comida. Para Jimin no era fácil todo esto, trabajaba mucho y tuvo que dejar su universidad de danza para poder pagar la deuda que le dejó su padre.

La vida sí que ha sido dura para él.

Dejó las últimas cajas de fresas en la tarima para poder irse a cambiar y poder llegar a la cafetería para su medio tiempo. Miró al señor Choi dejar las cajas de fresas en su camioneta y se acercó a él.

─Buenas tardes, señor Choi. ─Lo saludo mientras tomaba agua.

─Hola, Jimin, ¿ya terminaste de dejar las últimas cajas? ─Le pregunta secando el sudor de su frente.

─Si, están listas para irse, y yo también. Tengo que ir a la cafetería pronto. ─Tomó su mochila y dejó la botella vacía en el contenedor de basura.

─Sabes pequeño, deberías descansar, trabajas todo el día sin parar, podría darte algo si no descansas como es debido. ─Le menciona preocupado, ya que siempre miraba al menor trabajar todo el día sin parar. Era un buen trabajador y el señor Choi lo quería como un hijo.

─Ya lo sé, pero sabe que tengo que pagar mi deuda con aquellos cobradores, no tengo tiempo ni para respirar. ─suspira mirando al mayor─ Tengo que trabajar más, además si no pago durante los dos meses, me quitan mi casa y me meten a prisión por no pagar y no quiero eso. ─le dice triste y preocupado.

─Son unos infelices sin empatía por el prójimo, únicamente ven dinero. Descansa como se debe, puedes enfermarte muchacho. Trabajar todo el día es muy malo, puedes darte un descanso y relájate, aún tienes dos meses y sabes que puedes contar conmigo Jimin. Eres como un hijo para mi y para mi mujer ─Jimin le sonrió agradecido.

─No se preocupe señor Choi, estaré bien. Tengo 22 años y aún soy fuerte y joven no se preocupe ─Le aseguró tomando su abrigo.─ Nos vemos mañana, tengo que llegar temprano, adiós cuídese ─Le dice para salir del invernadero de fresas donde Jimin trabaja.

─¡Cuídate, adiós! ─le gritó mirando al pobre menor corriendo a su otro trabajo.

Jimin subió al autobús para tomar su ruta rumbo a la cafetería, subió al camión pagó su pasaje y se sentó en uno de los asientos vacíos. Miró por la ventana mirando la hermosa tarde venir, la cafetería cerraba hasta las diez de la noche para las personas que no pueden ir durante la mañana. Era una cafetería con temática de los años 80, a Jimin le agradaba trabajar allí porque era divertido ver a ancianos con su pareja entrar y recordar esas épocas.

Disfrutaba de las historias de amor de esos tiempos, que ellos les contaban al menor. Aunque Jimin nunca en su vida se ha enamorado, él soñaba con buscar a alguien con quien compartir ese tipo de historias amor, aún con todo el trabajo encima no tenía tiempo para ello.

Así que suspiró y siguió mirando por la ventana, donde esperaba un turno normal o eso él esperaba.

Él una gran mansión ya hacía un pelinegro totalmente enojado por lo que su padre le acaba de decir. Pues su progenitor le dijo que tenía que viajar a Canadá para conocer a su futuro prometido.

«Si lo que escucharon ¡Prometido!»

Tenía que viajar para la otra semana donde tenía que convivir con la familia de éste, no basta con conocer al tipo ese llamado Jeon Jungkook. Claramente el pelinegro se reusaba air porque su padre arregló un matrimonio entre ambas familias «Los Min y los Jeon» Jaemin no quería ir, no quería dejar su vida llena de amantes y viajes por el mundo por un tonto matrimonio arreglado.

Paró hasta ahorita no tenía opciones.

─Hijo, sabes que lo hago por tu bien, los Jeon tienen un hijo de 25 años y es muy apuesto. Además de ser socios, sería un buen beneficio para nuestras empresas. ─Su padre trataba de convencer al pelinegro, pero éste estaba más que enojado.

─¿Pero por qué me desgracias la vida? ¿por qué no le obligas a mi hermano mayor? de seguro él aceptará. ─refuto Jaemin.

Simplemente no podía creerlo.

─Sabes que Yoongi tiene a su prometido, tal vez te pase lo mismo que a él cuando lo obligue a salir con Jung Hoseok para beneficio de nuestra empresa. Al final se enamoraron y puede pasarte lo mismo a ti.

Jaemin puso los ojos en blanco.

─¡No! no quiero ir a Canadá a conocer a esa familia, yo no me quiero casar ni tener familia en el futuro, sabes perfectamente que soy un hombre libre y sin ataduras, me encanta viajar y estar con quien yo quiera.

Reclama totalmente enojado, porque él ni loco dejaría su vida llena de fiestas y sexo por un matrimonio y familia.

El señor Min Junho se sobo su sien tratando de calmarse por el berrinche de su hijo menor.

─Ya dije, Min Jaemin. Si tú no vas a Canadá con la familia Jeon el lunes por la mañana, te olvidas de las tarjetas de crédito, viajes y costosa ropa, porque sabes que si me desobedeces una vez más. ─se levantó mirando fríamente a su hijo menor─ Te mandaré a España con tu tía Jessica y sabes que lo haré ─amenazó.

Jaemin abrió y cerró la boca ante la amenaza de su padre, sabía que no metía en nada porque lo mismo le hizo a su hermano mayor cuando se negó a ello. Era un horror mandarlo a España con su tía la loca, no quería eso.

Con un gran suspiro y no teniendo opciones, acepta. Esto fue horrible. ¿Qué clase de padre obliga a su hijo a contraer matrimonio en esta época?

─Bien lo haré ─El señor Min sonrió satisfecho.

─Te irás el lunes a las siete de la mañana. Prepara ropa abrigada porque hace mucho frío en Canadá ─Su padre se acercó a Jaemin y dio un beso en la frente.─ No quiero que pienses mal hijo, pero no quiero que sigas en fiestas y diversión con hombres que sólo te buscan con la intención de disfrutar tu cuerpo, yo sólo quiero que madures y seas responsable con tu vida. No quisiste estudiar más para ser mi sucesor en la empresa Min, te deje que disfrutarás tu vida pero ya es hora de madurar.

—Tengo 22 años, aún tengo mucho por qué vivir.

—A como vas quedarás embarazado de quién sabe quién. Suficiente chismes tengo que cubrir por tu culpa.

—No es justo.

—Te di posiciones. O te casas o te vas a España.

Jaemin asintió comprendido, pero no quería dejar su vida tan exclusiva que llevaba, así sólo se limitó a sentir en lo que pensaba en un plan.

─Puedes irte, tengo trabajo que terminar.

El pelinegro salió de la oficina de su padre y fue directamente a la salida. Subió a su auto para dar marcha a cualquier lugar que le quitara el estrés, no era fácil ser una persona de 22 años con lujos y comodidades, pero para nada se casaría y menos dejar al hombre con quien podría formalizar algo "serio"

Estacionó su auto cerca de una cafetería tipo los 80. Miró a muchas personas mayores de edad entrar, Jaemin hizo una mueca de asco al ver esa pocilga. Entonces cuando estaba apunto de irse de nuevo, miró algo o más bien a alguien que lo dejó con los ojos de par en par y su mandíbula por los suelos.

Pasando por al lado de su coche, vio a un chico rubio pasar con una mochila algo rota entrando a la cafetería. ¡Por todos los cielos! Era su doble, pero en rubio. ¿Acaso era uno de esos dobles por el mundo como las películas? Siguió mirándolo hasta que lo perdió de vista, entonces una sonrisa maligna apareció en sus labios gruesos. Tenía la mejor idea de todas que se pudo ocurrir en toda su vida, él seguiría con su vida de fiestas y viajes, mientras ese chiquillo parecido a él viajaba a Canadá.

Haciéndose pasar por él. Ahora sólo tenía que convencerlo, y claro su amigo el dinero lo ayudaría.

Y sólo era el comienzo de un intercambio.

Cómo ven, cambie Alaska por Canadá, también al padre de Jaemin, su edad y posiblemente otras cosas.