𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒅𝒐𝒔

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Abrió la puerta, frunciendo el entrecejo segundos después. Eran las nueve de la noche, había estado con su novio hasta las siete de la tarde, tenía sueño... y no comprendía qué hacía la señora Jeon parada en el porche de su casa.

—¿Qué sucede noona?

—Mi pequeño bebé cumple años el sábado, y no tiene más amigos que Jimin, tus hermanos y tú. Y quería pedirte ayuda para organizarle algo.

Ignorando el hecho de que Jeongguk no habia hecho mención de que se acercaba su cumoleaños, su expresión de no tengo ganas de vivir por ocho horas, cambió a una emocionada. Era amante de las fiestas de cumpleaños.

—¿Una fiesta sorpresa?

—Eso mismo. Ustedes me dicen que necesitan y yo compro las cosas—sonrió con cansancio, Kim sabía que estaba trabajando de corrido y casi no tenía descanzo.

—¡Claro que si! Mañana le diré a los chicos que me acompañen a la tienda en el centro comercial.

La conversación acabó rápido, entre agradecimientos y deseos de buenas noches. Taehyung asistió a la escuela junto a sus hermanos, y cuando estuvo de regreso se encontró con un sobre de parte de Jieun con dinero que llevaba su nombre. Aunque no lo contó, por el bulto que hacían los billetes supo que era bastante.

A las tres de la tarde llamaron un taxi que los dejó en la entrada del centro comercial, puesto que ninguno de los cuatro querían caminar bajo los rayos del sol.

—YoonGi y Jimin buscarán girnaldas, globos y todo lo que se pueda colgar en un cumpleaños. Seokjin y Sana busquen platos, cucharitas, y todo ese tupo de cosas que puedan servir. Nos vemos aquí.

Los chicos se fueron por diferentes pasillos, y asi como ellos también comenzó a caminar; necesitaba un regalo. Pero no sabía qué seria buena idea comprarle, es decir, claro que se conocían mucho y sabía que cualquier cosa que le obsequiara le haría feliz; necesitaba algo significat-

¡Bingo!

Sus ojos captaron un par de pijamas cuando iba pasando por la parte del supermercado donde vendían ropa. Uno era un tigre naranja con algunas rayas negras, y el otro era un unicornio azul con detalles en rosa y blanco.

—Están de oferta—la voz de una chica, aparentemente la encargada de la sección, había notado a Kim mirando las prendas—, solo nos quedan tres modelos. El tigre, el unicornio y un conejo rosa.

Ante su silencio ella le enseñó el pijama rosado, y Taehyung imaginó a su novio envuelto en él. Sonrió, claro que lo llevaría.

—Quiero el coneo y el tigre—pidió, sin importarle el precio. La muchacha bajó del perchero el traje naranja y cuando Kim puso las manos sobre la tela sonrió por lo suabe que era—, ¿los puedes envolver a ambos en un mismo paquete?

—¡No hay problema!

Mientras ella terminaba de envolver el obsequio, su mejor amigo apareció empujando un carrito enorme de compras. Lucía molesto, y lo pareció aún mas cuando Kim urgó en el interior del carro metálico.

—¿Conseguiste bengalas de humo?—preguntó, no creyendo que eso que tenía entre manos era lo que creía. No solían conseguirse con facilidad, mucho menos en un supermercado. Encontró tambien guirnaldas rojas, amarillas, un cártel de "feliz cumpleaños", muchos globos y una piñata—, a Jeonggukie le va a encantar.

La muchacha en silencio le entregó el paquete y Kim reverenció como agradecimiento amtes que ella se marchara.

—Si.

Taehyung suspiró.

—¿Qué te sucede?—captó la atención de Jimin, quien le sonrió, pero estaba como apagado.

Park lo miró a los ojos. Quería contarle por qué el y Seokjin solo se toleraban, por qué a veces quería golpearlo cuando solo abría la boca para decir algo tan estúpido como si mismo, o el que Jin fue el detonante para comenzar terapia (de las que Kim ni sabía, obvio). Pero fue un cobarde, y solo le pellizcó las mejillas hasta que comenzo a quejarse para que le soltara.

—¡Taehyungue y Jiminie, vengan por acá!

Fueron donde SanA los llamaba, ambos empujando el carrito. Encontraron al resto, todos estaban contentos. Nunca habian salido de compras juntos, y a pesar de algunas pequeñas diferencias, era una salida emocionante.

Ahora solo faltaba decorar el living de la casa de los Jeon, pero eso sería al día siguiente.

—Hola bebé.

Jeongguk sonrió al oírle. Había creído que su novio no le llamaría –ya que era una costumbre que tomaron– y si eso pasaba, él no lo haría para darle su lugar por que quizá estaba muy cansado.

Pero Kim Taehyung nunca estaba cansado para Jeon Jeongguk.

¿Cómo te fue con los chicos? ¿La peli estuvo buena?—claramente le habían mentido. Diciendo que Seokjin queria ir a ver la nueva película de Sonic, y que había acabado en una salida de hermanos (sumando a Jimin, obvio).

A Taehyung no le hacía gracia mentirle al menor, fuere cual fuere la circunstancia; pero era una mentirita piadosa que tenía un propósito bueno.

Sip. Sana se divirtió mucho, me gusta verla asi; y no miró a Jimin en ningún momento.

Lo evitaba, en lo más literal de la palabra. Taehyung había presenciado el como su mejor amigo le comentaba sobre algo que vió en una vidriera, e incluso le preguntó a su hermana si quería que se lo comprase, y ella simplemente se alejó dando saltos sin decir nada.

—¿Eso es bueno o malo?

—Quiero suponer que es bueno, ya sabes...—hizo una mueca, y miró la hora en su celular. Era extraño que Jeon no se encontrara dormido ya—, ¿no tienes sueño?

No aún. Es temprano, son las...—el mayor vió el momento exacto en el que su novio desvió los ojos al reloj en su pantalla y cuando en su rostro demostró el horror que le produjo—,¡¿las dos de la madrugada?! ¡Kim, mañana tienes escuela!

Ignorandolo, cambió la llamada a videollamada e integró a su mejor amigo Jimin. El chico no tardó en unirse.

—Hola, putas—sacó la lengua imitando un stiker de un perrito que vio en WhatsApp—, ¿ustedes tampoco se pueden dormir?

—Chicos, mañana van a la escuela—se quejó en un suspiro, pero al parexer nadie le prestó la atención que él quería. Hizo un puchero con los labios, resignandose.

Juguemos a algo—propuso Park minutos después, y no le dió tiempo a nadie para negarse antes de seguir hablando—; Hay tres personajes, el pobre, el rico y nadie. Taetae es nadie, yo el pobre y Jeongguk el rico.

¿Y yo por qué soy nadie?—fingió llorar, más nadie le prestó atención.

Todos se ignoraban. Era el día de la ignoración, si es que si quiera la palabra existiera.

Bueno—Park retomó la palabra—, yo tengo dos preguntas para el rico.

—Hm... Te escucho.

Si tienes una media, ¿se la regalarias al pobre?—el menor asintió, confundido—, y también le darías la otra media, ¿verdad? Para conformar el par.

—Claro.

—Pero medias limpias, con olor a tus pies no gracias—bromeó—. ¿Y  a quién le regalarias la cola?—preguntó por sobre las voces de sus dos amigos, aguantandose esa risa que ellos dejaban escapar—, la cola literal, ya sabes...

—¡No lo puedo cre... a nadie!, ¡¿cómo preguntas eso, tonto?!—ante su alteración y la repuesta que dió,  Kim y Park se carcajearon—. ¿De qué se rien ahora?

—¡Ay, Jeonggukie!—Jimin no podia parar de reírse; qué divertida idea hacer aquél chiste. Gracias a las ocurrencias de su novio y la ayuda de un detonante violáceo.

Bebé, yo soy nadie.

Oh. Cierto.

El celular del menor vibró entre sus manos en cuanto cortó la videollamada. Entró al chat sin ver de quien se trataba, pensando en su novio. Pero no tenía ese número en sus contactos.


Número desconocido.

- Hola Jungkook... han pasado meses desde que nos vimos.

- Siento mucho todo lo que te hice y les hice.

- ¿Podríamos juntarnos a merendar en la cafetería que está cerca de la escuela mañana por la tarde?  Por favor.


Lo de "Jungkook" al final, fue adrede, no por error xD)


©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5


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