𝗗𝗘𝖴𝖷

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Los días pasaban y parecía que ambos chicos estaban más pensativos y solitarios de lo normal. JooYeon intentaba comprender lo que se suponía estaba intentando hacer, mientras que JunHan continuaba pensando que si quizás cambiaba podría no sentirse tan mal consigo mismo.

JooYeon estaba cansado, y no sólo físicamente. Su cabeza no dejaba de dar vueltas y de buscar todas las posibles opciones ante lo que deseaba hacer, quizás luego su corazón quedase más herido de lo que ya lo estaba, pero más que perder su corazón no perdería gran cosa.

JunHan estaba escribiendo en un cuaderno todas las cosas malas que tenía ser él, todos los daños que eso le había causado y las veces que había sufrido, quizás, por su culpa. Sentirse la peor persona del mundo ya era algo habitual y él era consciente de que necesitaba cambiar pronto si es que no quería seguir así de solitario. Por alguna razón su pecho dolía, su corazón igual y sus manos temblaban mientras escribía sobre la hoja, odiaba sentirse así, era como si tuviese un ataque de ansiedad —o pánico— y eso no era bueno para él, de igual modo a nadie más le afectaría su estado. Oía todo el tiempo a personas decir "nadie debe cambiar lo que es simplemente para encajar", pero cuando ser tú mismo te hace tanto daño daba igual cambiar para encajar. JunHan lanzó su bolígrafo con fuerza a un lado de donde estaba sentado y empujó con su brazo el cuaderno, haciendo que esta cayera al suelo. Odiaba sentirse así, no le gustaba, le asustaba y eso sólo lo enfermaba aún más. ¿Realmente estaba pensando que cambiar era la mejor opción de todas? ¿Estaba seguro de perderse a sí mismo sólo para que lo acepten? Suspiró y cerró sus ojos. No debía pensar así de sí mismo, pero la presión que se colocaba a sí mismo era demasiada.

La puerta de su departamento sonó, haciendo que se sobresaltara y frunciera el ceño, ¿Quién se supone que iría a verlo? Se levantó del suelo y se dirigió a la puerta, estaba aún más confundido al ver allí a JooYeon. Creyó haberlo tratado lo suficientemente mal como para que no quisiera volver a verle la cara, o acercarse a él. Abrió la puerta y el menor lo miró, dándole una pequeña sonrisa, haciendo que él también le sonriera un poco.

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