( 01 ) ryomen sukuna.

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Kaito se encontraba caminando junto a Megumi, era de noche y ambos estaban buscando un objeto maldito, era una misión que Gojo les había dado a ambos.
Kaito no pudo evitar sentirse algo fastidiado ante eso, ese hombre había dejado descansar a Asuka, se notaba que ella era la favorita.

—¿Mantienen un objeto maldito en un sitio como este?—preguntó el pelinegro acercándose al lugar del que emanaba la energía maldita—¿Podrían ser más idiotas?

—Así son los humanos—respondió Kaito bostezando y Megumi lo miró de reojo.

—No fueron los humanos quienes lo guardaron aquí.

Kaito parpadeó varias veces al oír eso, el sueño le estaba afectando.

—Ah.

Megumi abrió la pequeña caseta, pero no había ningún objeto maldito ahí. Lo buscó por cada rincón del lugar y aún así no lo encontró, por lo que terminó por llamar a Gojo.

—No hay nada—dijo él cuando Satoru atendió su llamada.

Kaito hizo una mueca cuando sintió su cuerpo cansado, por lo que se apoyó en la caseta, pero un gritito escapó de su garganta cuando ésta se fue hacia atrás y ambos cayeron al suelo. Megumi volteó a verlo por el sonido y suspiró cuando se encontró a su compañero en el suelo.

—Adivino, Kaito-chan se cayó—se escuchó la voz de Gojo al otro lado de la línea.

—Eso no es lo importante ahora—le respondió Megumi regresando su vista hacia el frente.

—Gracias por tu ayuda, Gumi chan—ironizó el de cabellos celestes y el mencionado rodó los ojos cuando escuchó ese apodo.

Miyazaki se levantó del suelo, limpiando las rodillas de su uniforme y luego se acercó con precaución a Megumi, quien estaba discutiendo con Gojo ya que el adulto se estaba burlando de la situación, así que le arrebató el teléfono de forma rápida.

—Gojo-sensei, debería haber enviado a Asuka, seguramente ella habría encontrado el objeto—habló ubicando el teléfono en su oído. Megumi no reclamó nada, él estaba de acuerdo con sus palabras.

—Asuka-chan debe tener sus horas de sueño adecuadas, ustedes ya saben como se pone cuando no duerme lo suficiente—respondió Gojo—Hasta yo tiemblo de miedo por su mal genio.

Kaito puso los ojos en blanco y Megumi se cruzó de brazos.

—Excusas, excusas.

—Bueno, nada de irse hasta recuperar el objeto maldito, ¿vale?—y la llamada se cortó.

Los dos adolescentes se quedaron observando, tratando de procesar lo que había pasado.

—De verdad que le voy a dar una paliza—murmuró Megumi y el contrario lo apoyó.

Algunas personas que los conocieran a ambos de pasada pensarían que son muy parecidos, aunque en realidad no lo eran. Kaito era estúpido, pero su fachada misteriosa lo cubría, mientras que Megumi era serio y a la vez inteligente, pero también tenía su lado alegre, y el que fuera serio no significaba que no fuera considerado ni amable.

Kaito aún tenía mucho que aprender sobre la vida, al igual que Megumi, ya que ambos aún eran muy jóvenes, pero el pasado del chico Miyazaki le hizo no estar para nada preparado para la vida. Estuvo encerrado en una casa, en una jaula, como si fuera un animal y apenas lo alimentaban, pero había podido escapar de ese infierno.

Megumi no tenía ni idea de que había pasado por eso, simplemente lo veía como su compañero misterioso que varias veces hacía cosas estúpidas, aunque sabía que le tenía miedo a los humanos, más no sabía la razón de eso. Gojo, el principal Yaga y los peces gordos lo sabían, pero lo mantenían en secreto. Había alguien más que lo sabía, pero ya no estaba entre ellos.

—Kaito—el pelinegro lo sacó de sus pensamientos—Sigamos buscando el objeto, y si no lo encontramos en ocho minutos, simplemente regresemos a la escuela y ya.

El contrario asintió con la cabeza y ambos siguieron con su camino.

—¿Tan temprano y ya van a salir?

Los dos chicos se detuvieron ante el llamado de una voz femenina y voltearon a ver. Asuka estaba comiéndose un helado, sentada en uno de los sofás de la sala.

—¿Tan temprano y ya estás comiendo helado?—le devolvió Kaito y la chica sonrió.

—Sabes que amo el helado—respondió ella—Igual, ¿por qué están saliendo otra vez? Anoche igual los escuché salir bastante tarde... No me digan que se van a un lado especial a besuquearse.

Kaito se atragantó con su propia saliva y Megumi abrió sus ojos de par en par.

—¡No! ¡¿Qué te pasa, Asuka?!

—¿No es así?—ella parpadeó varias veces, inocentemente.

—¡Por supuesto que no!

—¿No quieres venir con nosotros, Asuka?—Megumi interrumpió la pequeña disputa de los otros dos.

—Claro que no—se negó la chica de inmediato—Estoy en mis días de descanso, ya que antes era yo quien hacía todo el maldito trabajo. Es su turno, bribones.

Kaito y Megumi suspiraron con cansancio y luego salieron del lugar.
Se dirigieron hacia una escuela, por lo que el de cabellos celestes se aferró al contrario de manera firme ante la presencia de los humanos.
Megumi no tuvo ninguna queja, estaba acostumbrado a la presencia del otro chico y también a su miedo por los humanos, aunque no sabía la razón, pero aún así trataba de protegerlo.

—Este campo de rugby es bastante extraño—comentó Kaito tratando de disipar su miedo.

—¿Tiene un cadáver sepultado o qué?—le siguió Megumi observando todo con atención.

—Es un nivel bastante alto, ha de ser rango dos, probablemente por la presencia del objeto maldito.

El pelinegro alzó una ceja al escucharlo.

—Oye, ¿acaso estás hablando con sentido?—le preguntó algo incrédulo y Kaito lo miró ofendido.

—¿Acaso creías que era estúpido?

Ante el silencio de Megumi, Kaito se sintió traicionado por uno de los únicos amigos que tenía.

Megumi sacó su celular para echarle un vistazo a la imagen del objeto maldito, tratando de memorizarlo, ignorando las miradas juzgonas que el contrario le enviaba por su "traición".

—¡Vengan aquí!—un repentino grito hizo que Kaito se sobresaltara y se escondiera detrás de Megumi mientras que avanzaban—¡El entrenador Takagi e Itadori están por enfrentarse!

Los dos chicos se acercaron un poco más para ver lo que estaba pasando por pura curiosidad, Kaito sin dejar de escudarse con del cuerpo de Megumi.
Ambos observaron como aquel chico llamado Itadori, como los demás decían, lanzaba con fuerza bruta una pesa redonda, dejando al entrenador petrificado y al resto de los alumnos felices.

—Vaya sujeto—comentó Kaito al verlo.

—¿Y lo logró sin energía maldita? ¿Será parecido a Zen'in senpai?—cuestionó Megumi más al aire que para su compañero.

—Eh, sabes que a Maki senpai no le gusta su apellido—le recordó el contrario—Yo pensaría lo mismo de ella, ¿a quién le gustarían los idiotas de los Zen'in?

Fushiguro hizo una mueca por su comentario, pero por dentro se encontraba totalmente de acuerdo.

De pronto, el chico llamado Itadori pasó corriendo al lado de ambos, haciéndolos sentir la presencia del objeto maldito.

—¡Oye, tú!—le gritó Megumi, pero el de cabello rosa iba tan apresurado que no lo escuchó. Trataron de seguirlo, pero desaparecieron inmediatamente de la mirada de ambos.

—¡Qué rápido!

—Recorre 50 metros en 3 segundos—escucharon que un chico de la escuela dijo, dejando sorprendidos a los dos.

Kaito se encontraba realmente cansado, en ese momento deseaba ser Asuka para poder descansar de forma tranquila y pacífica, pero en cambio, él estaba ahí cumpliendo con una misión. Lo único bueno era que podía pasar más tiempo con Megumi, pero era eso y ya.

Ambos habían ido al hospital para poder encontrarse con Itadori con intención de preguntarle sobre el objeto maldito, ya que antes no pudieron preguntárselo.

—Itadori Yuuji, ¿verdad?—habló Megumi entre las sombras, con la mirada del mencionado y de una enfermera sobre ellos—Somos Fushiguro y Miyazaki de la preparatoria de hechicería. Necesitamos hablar contigo. Ahora.

Los tres se dirigieron a una sala de espera que estaba vacía debido a la hora, Megumi hizo toda la charla ya que Kaito quería estar lo más lejos posible de Itadori.
El pelinegro le explicó sobre las maldiciones y su peligro mientras que el de cabello rosa lo escuchaba algo aburrido.

—Por cierto, ¿por qué tienes rayas en la cara?—le preguntó Itadori a Kaito, quien retrocedió y lo fulminó con la mirada.

—No es nada.

El de cabello rosa lo miró de forma sospechosa, pero no le dijo nada más.

—Habla con mis amigos—dijo Itadori lanzándole la caja del objeto maldito a Megumi, quien la abrió, pero se encontraba vacío.

—¿Así que seguimos el rastro que quedaba?—preguntó Kaito con el ceño fruncido y el pelinegro asintió con la cabeza, frustrado.

—¿Y el contenido?—Megumi se acercó desesperado hacia Itadori.

—Ya te lo dije, mis amigos lo tienen... Creo que dijeron que le quitarían el talismán esta noche en la escuela.

Megumi retrocedió, incrédulo por lo que había oído y Kaito mantuvo sus ojos abiertos en demasía.

—¿Es malo?—preguntó Itadori al ver las expresiones de los dos chicos.

—Es peor que malo. Van a morir.

—¿Los talismanes se quitan con facilidad?

Kaito, Megumi e Itadori corrían por las calles hacia la escuela, los tres estaban bastante apurados por el peligro que se desataría si los amigos del de cabello rosa quitaban el talismán.

—No, sería imposible para alguien sin energía maldita. Pero eso es lo normal.

—¡Por la derecha! ¡Es un atajo!

Los tres corrieron por el atajo que había dicho Itadori, hasta que llegaron a la escuela.
Itadori se vio detenido por una fuerte presión, pero Megumi y Kaito avanzaron sin problema alguno.

—Quédate aquí.

—¡Voy con ustedes!—Itadori corrió hacia ellos, quienes estaban escalando la reja—Es peligroso, ¿no? Los conocí hace unos meses, pero ya son mis amigos. ¡Debo ir!

—Tú mismo lo dijiste, es peligroso—le dijo Kaito, para luego adentrarse en el lugar junto a Megumi.

Los dos corrieron por los pasillos de la escuela, sintiendo la presencia inundando todo el lugar. La maldición se había liberado.

—¡Tú ve por allá, yo iré por acá!—le gritó Kaito a Megumi, quien obedeció y se separaron.

Kaito corrió y corrió, hasta que llegó al lugar en donde estaba la gran maldición. Tenía a dos chicos ahí, apresados, junto con el objeto maldito.

"Planea decorarlos a ellos junto con el objeto maldito" pensó el de cabello celeste apretando los dientes.

Se acercó con gran velocidad y luego de encestarle unos golpes, le quitó el objeto maldito, el cual era uno de los dedos del rey de las maldiciones, Ryomen Sukuna.
Justo en ese preciso instante llegó Megumi, quien se sorprendió al ya verlo ahí.

—¡Kaito, no olvides a las personas!

El mencionado frunció el ceño. ¿También tenía que salvar a los humanos? ¿Qué habían hecho ellos por él? ¡Absolutamente nada!

—¡No dudes ahora! ¡Nuestro trabajo es salvarlos!—escuchó que Megumi le decía, se lo pedía a él ya que estaba más cerca y perdería tiempo al acercarse.

Kaito apretó los labios, y cuando iba a salvar a los humanos, la ventana fue rota de una patada e Itadori Yuuji entró. Le dio un golpe a la maldición y salvó a sus amigos de forma rápida.
Megumi aprovechó la oportunidad para exorcizar a la maldición y luego los dos chicos se acercaron a Itadori.

—Quisiera preguntarte qué haces aquí, pero lo hiciste bien.

Kaito le entregó iba a entregar el dedo a Megumi, pero Itadori, quien había dejado a sus amigos en el suelo, se acercó a él marcando sus pasos con fuerza y lo tomó de la chaqueta con brusquedad. El dedo cayó al suelo por el movimiento.

—¡¿Por qué no salvaste a mis amigos cuando tuviste la oportunidad?!—exclamó Itadori con el ceño fruncido—¡Ellos iban a morir!

Pero al ver el rostro horrorizado de Kaito, Itadori se arrepintió de lo que estaba haciendo.

—No lo agarres de esa manera ni le grites así—le ordenó Megumi con seriedad, se veía algo molesto—Suéltalo, Itadori.

El mencionado hizo caso de inmediato, viendo como Kaito se quedaba temblando en su lugar. Megumi se le acercó y acarició su espalda para poder calmarlo, cosa que extrañó a Itadori.

¿Qué le pasaba a ese chico? Desde que se conocieron lo había estado evadiendo y ahora reaccionaba de esa forma... Extraño.

—Por cierto, ¿qué son las cosas que se comen a la maldición?

Cuando Kaito estuvo más calmado, Megumi se tomó la molestia de responderle a Itadori.

—Son mis shikigami, ¿los ves? Las maldiciones no suelen ser visibles, a menos que estés muriendo o en un sitio especial como este.

Al ver la actitud tan relajada de Itadori, Megumi no pudo evitar extrañarse.

—¿No tienes miedo?

—Sí, pasé un buen susto, pero luego pensé que hay gente que de verdad puede morir—respondió el de cabello rosa—Lo mínimo que quiero para la gente que conozco es que tengan muertes dignas.

Luego de decir eso, la mirada de Itadori cayó sobre el suelo, en donde se encontraba el dedo. Se acercó para recogerlo y lo observó con curiosidad.

—¿Es esto?

—Sí, es el objeto maldito especial, el dedo de Ryomen Sukuna—respondió Megumi mirando de reojo a Kaito, quien estaba más tranquilo, pero no decía nada—Es un milagro que no se lo devorara.

—¿Y esto se come? ¿Sabe bien?—la pregunta que salió de los labios de Itadori hizo que Kaito frunciera el ceño.

Ni él era tan tonto como para comerse un dedo que era un objeto maldito especial.

—No seas tonto, se hace para obtener energía maldita. Es peligroso, dámelo.

Y cuando Itadori se lo estaba extendiendo, una maldición apareció por el techo. Kaito fue el primero en darse cuenta y se escandalizó.

—¡Megumi!—gritó empujándolo y haciéndolo chocar contra la pared, sus shikigami desapareciendo, entonces la maldición agarró a Kaito y lo lanzó estrelló contra otra pared, la cual se rompió y pasó hacia las afueras de la escuela.

—¡No! ¡Kaito!—exclamó Megumi al verlo ser lanzado hacia afuera.

Itadori se quedó con los ojos bien abiertos al ver esa escena y al ver la desesperación y preocupación de Fushiguro.

Kaito cayó sobre el suelo, su cabeza sangrando por el gran golpe y se quejó, tratando de levantarse y luchar, pero se encontraba bastante débil. Además eso incluía el cansancio físico que tenía, ya que no había estado durmiendo bien y eso no le favorecía en nada.

—No puedo pensar con claridad...—murmuró para sí mismo pesadamente.

De pronto, Itadori apareció por arriba de la maldición y comenzó a darle unos fuertes golpes.

—¡Perdón por asustarte, Miyazaki! ¡Espero que con esto me perdones!—gritó el de cabello rosa para que el contrario pudiera escucharlo.

Kaito respiró con dificultad al ver aquello. Solo una maldición podía exorcizar a otra maldición, así que Itadori no podía hacer nada.
Megumi apareció corriendo hacia él y trató de ayudarlo a levantarse.

—A-Ayuda a Itadori—le dijo Kaito adolorido, mientras que Megumi lo ayudaba.

—No puedo, mis shikigami desaparecieron—respondió él con los dientes apretados.

Ambos observaron como Itadori trataba de luchar contra la maldición, hasta que ésta lo atrapó y el chico tuvo que agarrar el dedo con los dientes.

—¡Idiota! ¡Dame eso o te va a comer!—dijo Megumi alzando la voz, desesperado.

Y entonces, Itadori se comió el dedo, dejando a los otros dos chicos congelados en su lugar.

—No puede ser...—murmuró Kaito incrédulo.

Itadori se liberó de las garras de la maldición y cuando ésta corrió hacia él, le dio un fuerte golpe que la destruyó. Kaito y Megumi se percataron de que ya no se trataba de Itadori, se trataba de Sukuna, quien estaba en el cuerpo del chiquillo.

El rey de las maldiciones comenzó a reír de forma escandalosa.

—¡Lo sabía! ¡Qué bien se siente la luz contra la piel!—exclamó Sukuna rompiendo el hoodie que tenía puesto Itadori.

Kaito y Megumi lo observaban con los ojos abiertos en demasía, ese era el peor de los casos que podrían haber ocurrido. La encarnación de un objeto maldito especial.

—La carne de un espectro no tiene gracia—siguió diciendo Sukuna—¿Dónde está la gente? ¿Y las mujeres?—se subió sobre una barandilla que había en la orilla, con vista hacia todo el lugar—Mujeres y niños se arrastran por doquier como gusanos. ¡Qué maravilla! ¡Será una masacre!

Megumi ubicó a Kaito detrás de él de forma protectora, sin desviar su mirada de Sukuna.

—¿Qué haces con mi cuerpo? Devuélvemelo—al parecer, Itadori estaba luchando con volver a la normalidad.

—¿Cómo puedes moverte?—Sukuna parecía bastante sorprendido.

—Es mi cuerpo, ¿no?

—¡No te muevas! Ya no eres humano—la voz de Megumi llamó la atención de Itadori, o Sukuna... Quien sea que era en ese momento—Itadori Yuuji, conforme a las normas de la hechicería, ¡te exorcizaré como una maldición!

¡Hola! Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia.
Les prometo que Asuka comenzará a salir más en los próximos capítulos, este era para mostrar más las interacciones entre Kaito y Megumi.

Voten y comenten, por favor.

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