🍒 » 009

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A las afueras de Hawkins High School, el auto de Steve se encontraba estacionado. El chico estaba junto con Nancy dentro de él.

—Te amo.

—También te amo.

De pronto, Steve giró.—¿Julliet está siguiendo el dicho ese del jefe de policía... Hopper, cómo era?

—¿Las mañanas son para el café y contemplación? Creo que es así, ella siempre lo repetía—Nancy rió—¿Por qué?

Los dos miraron por la ventana. Julliet estaba sentada sobre el capó de un auto tomando café y mordisqueando una donna.
Steve bajó el vidrio.

—¿Al menos sabes de quién es ese auto?—Preguntó divertido alzando la voz para que la chica lo escuchara.

Julliet volteó a verlo, luego miró el auto en el que estaba, y volvió a mirar al chico.

—¡No!—Respondió. Nancy y Steve rieron.

Un rugido de motor sonó por todo el lugar. Julliet miró de donde venía con curiosidad, mientras que la pareja se bajaba del auto igual para ver.
Un vehículo azul venía entrando al lugar. Cuando estacionaron, un chico medio rubio bajó del auto, y de copiloto una pelirroja bajó y se fue en su skate.

El chico se encontró con la mirada de Julliet y le guiñó el ojo, haciendo que la chica frunciera el ceño.
Se volteó con una sonrisa arrojando el cigarrillo al suelo y se alejó caminando, dejando a Julliet desconcertada.

Julliet abrió su casillero guardando sus libros.

—¡Julliet! ¡Acá estás!—Tina se acercó corriendo a ella y al llegar a su lado le extendió una invitación—Espero que vayas.

La chica tomó la invitación, era para una fiesta de Halloween.

—Uhm, no estoy segura...

—Vamos, ¡será divertido!—Sonrió ella—Te veo ahí—No esperó ni una respuesta y se alejó.

Julliet resopló mirando la invitación dudosa, hasta que un fuerte estruendo en uno de los casilleros a su lado la asustó.

—¡Mierda!—Exclamó y observó a ver quien era. Era el mismo chico del estacionamiento. Julliet suspiró y volvió su vista a su casillero, guardando ahí la invitación. El chico la observó.

—¿Irás a la fiesta?—Preguntó él, la chica frunció el ceño.

—¿Por qué tan interesado?

—Solo pregunto, ya sabes... curiosidad—Sonrió.

—No lo sé.

—¿Por qué? ¿Las fiestas son aburridas aquí?

—No, es solo que no tengo muchos ánimos.

—Qué lástima. Había escuchado que antes hasta estabas en el equipo de animadoras.

Julliet se congeló en su lugar y lo miró otra vez, el chico fingía estar viendo su propio casillero.

Ella tomó una bocada de aire y fingió una sonrisa—Las cosas corren rápido aquí, ¿no crees?

—Claro que lo creo—Sonrió burlón, cerrando su casillero con fuerza y girandose por completo hacia ella—Billy Hargrove, encantado—Extendió su mano hacia ella.

—Julliet Park, o Park Julliet, como suene mejor—Se presentó también, pero no tomó su mano y cerró su casillero cuando había sacado otros libros.

Billy rió por lo bajo y bajó su mano, observando a la chica con curiosidad.

—Já, me resulta gracioso.

—¿Qué cosa?

—Cualquiera habría aceptado mi mano y hasta se habría lanzado sobre mí.

—Que egocéntrico—Frunció el ceño y se alejó de ahí. Billy vio como se iba con una sonrisa.

Julliet caminaba por los pasillos, hasta que alguien se plantó a su lado.

—Hola Julli.

—Jonathan. ¿Irás a la fiesta?

—Voy a salir a pedir dulce o truco con mi hermano.

—¿Toda la noche?—Jonathan rió—¿Qué es tan gracioso para todos hoy?

—Nancy me hizo la misma pregunta.

—¿Y cuál fue tu respuesta?

Byers pensó unos segundos.—La verdad, las fiestas no son lo mío.

—Eso lo tengo claro, pero a veces está bien probar cosas nuevas—Julliet le sonrió abrazando sus libros y se alejó de él.

Julliet se acercó al salón en el que le tocaba clases, pero alguien se estampó contra ella haciendo que sus cosas cayeran al suelo.

—¿Qué mierda...?

Su habla se cortó cuando vio de quien se trataba.

—Hola, y lo siento, Julliet—El culpable le sonrió recogiendo sus cosas.

—¿Dominic...?

—Odio ese nombre.

Julliet no daba crédito, su boca estaba abierta y las palabras no salían.

—¿Qué haces...? ¿Cómo?

—Volví a Hawkins. Intenté hacer mi vida en otro lugar por como dos años y no funcionó.

La chica seguía paralizada, sin saber que decir.

—¿Julliet? ¿Te comieron la lengua los ratones?—Preguntó divertido—¿Acaso no te alegras de verme?

—No es eso... Es...—Se quedó en blanco. De pronto le quitó sus libros—Voy tarde a la clase.

Y se adentró en el salón, dejando a Dominic desconcertado.

¿Por qué había reaccionado así?

Ya de noche, Steve, Nancy y Julliet llegaron a casa de los padres de Barb para hacerles una visita.

—Okey. ¿Listas?

—Sí—Respondieron ambas.

—Okey—Tocó el timbre.

—Perdón por no haber cocinado nada—Dijo Marsha, la madre de Barb—Iba a hacerles la pasta ziti horneada que tanto les gusta, pero se me fue el tiempo, y cuando me di cuenta... Dios mío, ya eran las cinco.

—Está bien.

—Sí, es perfecto—Asintió Julliet.

—Sí. Amo el pollo Kentucky.

—Noté que pusieron un letrero de "En venta" afuera en el jardín. ¿Es de los vecinos o...?

Los dos adultos compartieron una mirada ante aquellas palabras de Nancy.

—¿Quieres decirles?

—Adelante.

—Contratamos a Murray Bauman. ¿Han oído de él?

—No—Nancy negó.

—No, no lo creo—Respondió Steve.

—Me suena, pero no estoy muy segura—respondió Julliet.

—¿En serio? Era periodista de investigación para el Chicago SunTimes.

—Es muy conocido—El señor Holland entregándole la identificación del hombre a Steve, quien se las enseñó a las dos chicas.

—En fin, ahora trabaja por su cuenta y aceptó tomar el caso.

—Oh, eso... es estupendo—Los dos adultos sonrieron—En realidad, sí. Está bien, ¿no?

—¿Eso qué significa exactamente?—Preguntó Julliet, dejando la identificación sobre la mesa.

—Significa que hará lo que ese flojo hijo de punta Jim Hop...—Su esposa lo detuvo. Julliet le miró desconcertada—Lo siento—Tomó una bocada de aire—Hará lo que la policía de Hawkins ha sido incapaz de hacer. Significa que tenemos a un verdadero detective.

—Significa... que encontraremos a nuestra Barb—Nancy y Julliet se miraron de reojo.

—Si alguien puede encontrarla, es él. Ya tienen pistas. Juro que vale cada centavo.

—¿Por eso están vendiendo la casa?

—No te preocupes, cariño. Estamos bien. Más que bien—Ambos sonrieron—Por primera vez en mucho tiempo, tenemos esperanzas.

Nancy sonrió tristemente desviando la mirada.—Disculpen. Ahora regreso.

Wheeler se levantó de la mesa y se dirigió al baño. Steve le dio un mordisco al poco.

—Esto está realmente bueno—Dijo el chico. Los dos adultos asintieron con una sonrisa y Julliet miraba su plato decaída.

—¿No vas a seguir comiendo, cariño?—Le preguntó Marsha.

—Oh, sí, sí, perdón... Estaba pensando—Respondió esbozando una sonrisa y sacó un pedazo de pollo para comerlo.

—¿Te parece tan bueno cómo a mí?—Le preguntó Steve. Julliet rió y asintió.

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