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Julliet, Steve y Dustin iban caminando por las vías del tren. Los dos chicos lanzaban carne al suelo, mientras que la chica iba un poco más adelante que ellos.

—Está bien, déjame entender la situación—habló Steve—¿Guardaste algo que sabias que probablemente era peligroso para impresionar a una niña que acabas de conocer?

—Muy bien, eso resume las cosas a la perfección.

—Así es la juventud, Steve—comentó Julliet y el mencionado frunció el ceño.

—Nosotros igual somos jóvenes, Julliet. No hables como una vieja... Y, ¿por qué a una niña le gustaría una asquerosa babosa?

—¿Una babosa interdimensional? ¡Porque es increíble!

—Yo no sabría si sentirme encantada, asqueada o asustada—dijo Julliet con sinceridad y Dustin suspiró.

—Bueno, aún si ella pensara que es increíble, lo que es imposible... No sé, siento que te esfuerzas demasiado.

Julliet alzó una ceja al oír eso. ¿Era ella o Steve había dicho eso con sentimiento?

—No todos pueden tener tu cabello perfecto.

—Su cabello de escoba—Julliet dijo para aligerar el ambiente y Dustin soltó una carcajada.

—Gracias, Julliet—agradeció Steve con sarcasmo—No es el cabello, amigo. La clave con las chicas es actuar como si nada te importara.

La chica se quedó en blanco al oír eso.

—¿Incluso si te importa?

—Sí, exacto. Las vuelve locas.

—¿Y luego?

—¡Espera, Steve!—exclamó Julliet deteniendo tu paso y observándolo acusatoriamente—Ese consejo es horrible. Si yo viera que un chico actúa como si no le importara, mostrando cero interés, me le alejaría y no le hablaría nunca más en mi vida.

—Es que tú eres un caso especial—respondió Steve encogiéndose de hombros y Julliet resopló—Al resto de las chicas les gusta eso.

—¿Vivimos en el mismo planeta?—cuestionó Julliet para sí misma en voz baja, volviendo a caminar.

—De acuerdo... ¿Y luego?—Dustin se mostraba interesado.

—Solo esperas hasta que... Hasta que lo sientes.

—¿Sentir qué?

—Es como antes de que caiga una tormenta. No puedes verla, pero puedes sentirla, como...

Julliet entrecerró los ojos, tratando de entender a lo que se refería Steve.

—... Electricidad, ¿comprendes?

—Ah, un campo electromagnético cuando las nubes en la atmósfera...

La chica se tuvo que aguantar la risa al ver la cara de Steve cuando escuchó eso.

—No, no, no. Es una electricidad sexual.

—Oh.

—¡Steve!—Julliet le dio un golpe en la cabeza y el chico se quejó.

—¡Con mi cabello no!

—¡No le digas esas cosas a Dustin!

—¡Pero es la verdad!—exclamó Steve de vuelta—Lo sientes, y entonces haces tu jugada.

—¿Es cuando la besas?

—No. Más despacio, Romeo.

—Lo siento.

—Si esperas demasiado, la chica se va a terminar quedando dormida—comentó Julliet con diversión y Steve la miró.

—Pero tampoco es bueno ir tan rápido, ¿no?

—No lo sé, tú dime. Querías acostarte con Nancy a los dos besos.

—¡Julliet!

—Dios mío—murmuró Dustin con los ojos muy abiertos.

—¡No digas eso frente al niño!

—¡Tú fuiste el que empezó, Harrington!

—Bueno, algunas chicas quieren que seas agresivo, fuerte, sensual y duro, no sé. Como un león.

Julliet hizo una mueca y negó con la cabeza, sin poder creer lo que estaba escuchando.

—Pero con otras debes ir lento, debe ser silencioso, como un ninja.

—¿Y cómo es Nancy?—cuestionó Dustin, había quedado con la curiosidad de lo que Julliet había dicho.

—Nancy es diferente a las otras chicas—respondió Steve, y sin comprender porqué, también dijo lo siguiente—Y al parecer, Julliet también lo es.

La mencionada lo miró sorprendida.

—Sí, ambas son especiales... Con razón son mejores amigas.

—Tienes razón.

Julliet desvió la mirada y siguió caminando, quedándose callada.

—Pero... Esta niña es especial también. Es como si algo en ella...

—Espera, espera. Oye—Steve lo detuvo al percatarse de algo.

—¿Qué?

—No te estarás enamorando, ¿o sí?

—No, no—Dustin negó de inmediato.

—Bien. No lo hagas. Solo te romperá el corazón y eres muy joven para esa mierda.

Los tres guardaron silencio, Julliet se había adelantado bastante, ya que se encontraba sumida en sus pensamientos. Los dos chicos la observaron, estando más atrás.

—Sí, ella es bastante especial...—murmuró Dustin refiriéndose a Julliet. Desde pequeño que ella le agradaba mucho.

—Supongo—respondió Steve para luego volver a guardar silencio—Fabergé—dijo después.

—¿Qué?

Steve señaló su cabello.

—Es Fabergé Organics. Usa el shampoo y el acondicionador, y cuando tu cabello esté húmedo, no mojado, cuando está húmedo...

—Húmedo.

—... Usas cuatro ráfagas del spray de Farrah Fawcett.

—¿Spray de Farrah Fawcett?

—Sí, Farrah Fawcett—Steve se detuvo y lo señaló con el dedo, de forma amenazadora—Si le cuentas a alguien que yo te dije esto, te mando bajo tierra. Estás muerto, Henderson. ¿Me escuchaste?

—Sí.

—Muy bien.

Los dos siguieron caminado.

—Farrah Fawcett, ¿en serio?

—Digo, es sensual.

Los dos observaron confundidos a Julliet, quien de pronto se quedó quieta, mirando algo.

—¿Sucede algo?

La chica de acercó a un árbol y se agachó al lado de una bandera amarilla.

—Parece estar señalando algo. Conozco estas banderas, las veía en la oficina de Hopper—comentó ella y observó el árbol con el ceño fruncido—Esto se ve raro... Algo pasa.

Ambos chicos compartieron una mirada.

Minutos después, los tres llegaron a un lugar donde habían vehículos antiguos y chatarra.

—Oh, sí. Esto funcionará. Esto es perfecto.

—¡Buena idea, Dus!—le dijo Julliet al menor con una sonrisa, quien sonrió por los halagos de sus dos mayores.

Los chicos siguieron poniendo carne en el suelo, hasta que un grito llamó su atención.

—¡Les dije que terminó medio!

Los tres llevaron su mirada hacia Lucas, quien venía acompañado de una chica pelirroja.

—¿Quién es esa?

—Me encanta su cabello—añadió Julliet con ojos brillantes.

Steve y Julliet se percataron de como Dustin se quedó sin palabras al verla.
Después de eso, el chico de rulos se llevó a su amigo a hablar a solas detrás de un auto.

—¿Será ella la chica de la que Dustin hablaba?—cuestionó Julliet mientras que acarreaba unas latas hacia el autobús.

—Por la expresión que tenía Henderson, puede ser—respondió Steve haciendo lo mismo que ella.

Julliet observó de reojo a la chica pelirroja y decidió acercarse a ella.

—Hola, un gusto, soy Julliet—se presentó con una sonrisa y la menor volteó a verla.

—Max—respondió ella de forma breve—¿Eres Julliet Park?

—Eh, sí. ¿Cómo sabes?

—Creo que oí a mi hermano hablar sobre ti—la respuesta de Max la dejó desconcertada.

—¿Quién es tu hermano?

—Es un idiota—bufó—Billy.

Julliet hizo memoria y recordó haberlos visto a ambos juntos. Vio a Max bajando del auto de Billy cuando lo vio por primera vez.

—Oh, vaya...

Max le sonrió un poco mientras que sujetaba una lata.

—Me agradas por no prestarle atención—dijo ella con diversión y Julliet también sonrió.

—Gracias, también me agradas.

Después de asegurar bien el autobús, todos los presentes se adentraron en él. Lucas se dirigió a la parte de arriba para vigilar con sus binoculares y el resto se quedó abajo.

—Entonces, ¿ya pelearon con una de estas cosas antes?—cuestionó Max y Steve asintió—¿Y están totalmente seguros de que no era un oso?

—Mierda. No seas tonta, ¿sí? No era un oso—le respondió Dustin algo irritado y Julliet frunció el ceño—¿Por qué estás aquí si no nos crees? Vete a casa.

¿Acaso estaba siguiendo el consejo de Steve?

Max se quedó perpleja por sus palabras.

—Cielos, alguien está de malas—la pelirroja se levantó del asiento y comenzó a subir por las escaleras—¿Ya pasó tu hora de dormir?

—Estuvo bien—Steve lo aprobó una vez que Max subió—Demuéstrale que no te importa.

—No me importa.

El mayor le guiñó un ojo.

—¿Por qué me guiñas, Steve? Para.

Julliet soltó una risita ahogada al ver la expresión de Steve, quien siguió jugando con el encendedor.

Unos pocos minutos después, un gran gruñido se escuchó a lo lejos. Los tres corrieron hacia unas rejillas que permitían ver hacia afuera.
Estaba todo oscuro y con neblina, así que trataron de buscar a la criatura con la mirada.

—¿Pueden verlo?

—No—respondieron Steve y Julliet al unísono.

—Lucas, ¿qué está pasando?—Dustin alzó la voz para que el mencionado lo escuchara desde arriba.

—¡Esperen!—segundos después, volvió a gritar—¡Tengo contacto visual! ¡Diez en punto!

Julliet siguió buscando a la criatura con la mirada, hasta que la encontró.

—Ahí está—lo señaló y a su lado, Steve y Dustin también observaron.

—¿Qué hace?

—No lo sé.... No está tomando la carnada—respondio Julliet con preocupación.

—¿Por qué no tomó la carnada?

—Tal vez no tiene hambre.

—Tal vez se hartó de la res.

Luego de decir eso, Steve retrocedió unos cuantos pasos y se quedó pensando, para después dirigirse hacia la entrada del autobús.

—¡Steve!—lo llamó Dustin con preocupación.

—Steve, ¿qué estás haciendo?—Julliet igual se veía preocupada y trató de seguirlo, pero el chico la detuvo.

—Solo prepárate—le dijo lanzándole el encendedor y Julliet se lo lanzó a Dustin.

—¿Qué? No, no voy a dejar que salgas solo.

—Julliet, está bien—Steve trató de tranquilizarla, pero la chica negó con la cabeza, haciendo que el contrario soltara un suspiro—De acuerdo... Si las cosas se ponen feas, puedes salir.

Steve abrió la puerta del autobús, salió y luego la cerró detrás de sí, caminando lentamente. Comenzó a silbar, tratando de llamar la atención de la criatura.

—Vamos, amigo—llamó preparándose con el bate con clavos.

—¿Qué está haciendo?—cuestionó Max bajando por las escaleras y acercándose a Julliet y a Dustin.

—Más opciones para el menú.

Julliet no estaba de humor como para reclamarle a Dustin por su respuesta.

—Está loco.

—Es asombroso.

De pronto, se escuchó el grito de Lucas desde arriba del autobús.

—¡Steve, cuidado!

—¡Estoy ocupado!

—¡Tres en punto! ¡Tres en punto!

Julliet y Dustin corrieron hacia la puerta y la abrieron.

—¡Steve! ¡Aborta! ¡Aborta!

La chica Park salió del autobús y corrió hacia Steve, viendo como aquellas criaturas comenzaban a acercarse a ellos de prisa.

—¡Julliet!—exclamó Steve al verla.

—¡Cuidado!

Steve logró esquivar a uno que se lanzó y con el bate golpeó a otro.
Julliet se quedó con los ojos bien abiertos cuando uno de ellos se lanzó hacia ella.

—¡Julliet, cuidado!

—¡Ah!

Julliet gritó mientras que lanzaba una de las patadas de Taekwondo que había aprendido, tirando lejos a la criatura que se le había lanzado.
Luego de hacer eso, sintió que Steve le tomaba la mano y ambos corrieron hacia el autobús, adentrándose en él y cerrando la puerta de inmediato.

—¡Mierda!

—¿Están rabiosos o algo?

—¡No puede entrar! ¡No pueden!

Las criaturas trataron de entrar en el autobús, haciendo que éste se moviera y que los presentes gritaran por el miedo. Una de sus patas apareció entre las latas, los menores corrieron de ahí mientras que los dos mayores la golpeaban para que se fuera.

Julliet logró que se fuera al golpearlo con fuerza, pero unos pasos se escucharon en la parte de arriba del autobús. Casi al instante, Max comenzó a gritar observando hacia arriba y Steve se acercó corriendo hacia ella.

—¡Fuera del camino! ¡Fuera del camino!—exclamó y amenazó a la criatura con el bate—¿Quieres más? ¡Ven por esto!

La criatura le rugió, pero luego se quedó viendo hacia otro lado mientras que habían más rugidos lejanos y se fue, persiguiéndolos.

Los presentes se quedaron algo confundidos y se asomaron hacia afuera, Steve saliendo primero por seguridad.

—¿Qué pasó?

—No lo sé.

—¿Steve los asustó?

—No lo creo.

—Yo creo que van a alguna parte—dijo Julliet algo pensativa y Steve asintió de acuerdo.

—Sí, van a alguna parte.

Los chicos se observaron con miradas dudosas y Steve se acercó a Julliet.

—Oye, tú estás loca—le dijo a la chica—Saliste sin ningún arma a enfrentarte a esas cosas... Menos mal que sabes artes marciales.

—Tú eres el loco—contraatacó Julliet—Saliste solo, esas criaturas podrían haberte devorado.

Steve soltó un largo suspiro y luego sonrió un poco.

—Bueno, da lo mismo... Ambos somos los locos.

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