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MY OWN HEAVEN

𖤐 ¡YA LLEGUÉ!

OMNISCIENTE ᵎ𓂅

LUCIFER MORNINGSTAR SE encontraba en el Lux, disfrutando de un trago de alcohol como siempre lo solía hacer, hasta que alguien lo interrumpió.

—Señor Morningstar, hay alguien que lo busca —comentó un cantinero.

—¿Quién? ¿Es una chica? Porque de ser así dile que venga con papi —sonrió juguetón.

—No, no es una chica —negó el hombre.

—Bueno, entonces ¿quién es? —pregunto  molesto.

—Un chico, esta sentado en la barra —señaló.

Sin decir nada, Lucifer se acercó a paso rápido a la barra, la curiosidad lo comía. Cuando llegó miró al chico y sonrío burlesco.

—Pensé que tardarías más en llegar —se apoyo en la barra mientras miraba a una chica al azar.

—Que no te sorprenda, estabas muy escondido, padre —comentó el chico.

—Asmodeo, ¿qué diabl-yo haces aquí? —pregunto.

—Estoy de vacaciones —sonrió juguetón.

—No puedes estar de vacaciones, tienes que reinar el infierno —lo regaño —. El guardián del infierno no puede tomarse unas vacaciones.

—Tu eres el guardián. Yo simplemente soy el sustituto y renuncié —dijo tranquilo —. No me pagan nada, así que me puedo dar el lujo de hacer lo que quiera.

—No puedes renunciar —lo miró mal.

—Soy tu hijo, no tu asistente —sonrió.

—Regresa al infierno Asmodeo, yo llegare —le dijo —. Nunca —murmuró.

—No, me quedaré aquí. Dijiste que volverías y mira ya pasaron años. Ya hasta me volví más perfecto que tu.

—Vaya, sabes contar, usa tus habilidades, pero en el infierno —le ordenó. Luego lo miró fulminante —. Y además, nadie es más perfecto que yo, ni siquiera mi propio hijo.

Claro, porque haber sido creado por Dios le quitaba lo malditamente guapo y perfecto al propio Asmodeo, el rey de la lujuria.

—No, y ya no me llames Asmodeo. Ahora soy Max —el joven le sonrió una vez mas a su padre.

—Ah pero claro, te cambias el nombre ¿qué sigue? Aamon vestido de novia —dijo burlon.

—No, el prefiere los trajes, igual que yo —se rio.

—¿Qué? ¿Ese demonio está aquí?

—Prefiere el nombre Tyler y si, el está aquí en la tierra. Tu tienes a Mazikeen y yo a Tyler.

—¿Hace cuanto están aquí? —pregunto.

Tomo un trago de whisky y chasqueo la lengua algo desinteresado —una hora.

—No es mucho —se alivió.

—Y unos 5 meses —terminó de hablar.

—¿Meses? —abrió los ojos asombrado —. Dejaste el infierno, ¿dónde rayos estuvieron en esos meses? —pregunto molesto.

—En Las Vegas. Muy divertidas, por cierto —le guiño el ojo.

—¿Cómo demonios me encontraste?

—Verás, cuando salí del infierno aterrice allá, y durante una semana me dedique a preguntar por ti. Pero nadie te conocía. Hasta que conocí una simpática chica en un casino, que sabe hacer su trabajo muy bien.

—¿Te acostaste con la chica? De tal diablo, tal demonio —se burló —. Dime que te cuidaste, porque si dejaste un hijo por ahí, Él querrá matarme.

—No, me refiero a que es muy buena con los tragos, porque es cantinera. Allí es donde conocí este exquisito whisky —levantó el vaso —. Resultó que había un hombre que la molestaba mucho así que cuando vi que el hombre jugaría en una ronda decidí entrar e hice que apostará cada centavo que tenía.

—Si, si y eso ¿que tiene que ver conmigo? —pregunto.

—Le di el dinero a la chica para que se fuera lejos —siguió —. Una semana después regresó para decirme que una amiga le había hablado de un tal Lucifer Morningstar, que la hizo sentir de lo más viva. Así que me dijo que estabas en Los Angeles. —le sonrió.

—¿Cómo llegaste, Asmodeo? —volvió a preguntar —. Y no me digas que mataste a alguien. Porque tu abuelo querrá condenarme, más.

—Resulta que el hermano de la chica es un narco traficante y en agradecimiento por haber ayudado y encontrado a su hermana, me trajo en su jet privado y dijo que estaria en deuda por siempre conmigo —terminó su historia para tomar un trago del whisky que aún permanecia en su vaso.

–Gran historia, ya me encontraste ya hablamos, ahora vuelve al infierno —le ordenó.

—Padre por más que ame tu forma de querer mandarme, me quedaré —tomó trago de su whisky —. El hermano de esa chica, como parte de su agradecimiento me dijo que si me hacía cargo de su hotel aquí en Los Angeles, tendría donde quedarme —el joven le sonrió.

—¿Te quedarás solo por un hotel? —se burló.

—No, ese solo será un pasatiempo, es divertido este lugar, y voy a quedarme para molestarte. Me dejaste solo en el infierno y ahora, pagarás —sonrió cínicamente —. Espero estés preparado, papi.

—Soy el diablo, no le temo a nada —se burló nuevamente.

—La excepción soy yo, el hijo que nunca pediste —comentó —. La venganza de Dios.

El hombre se quedó sin palabras y el chico simplemente le sonrió con descaro, se paro, palmeo su hombro y salió de ahí, caminando tranquilamente. Asmodeo, ahora Max camino hacia la salida, donde espero a que le dieran su auto. Se trataba de un Camaro Zl1 de color negro, después de que se lo entregarán, subió y condujo hasta su hotel. Al llegar le sonrió al botones de la puerta y camina/bailaba, de manera normal mientras tarareaba una canción con una sonrisa plasmada en su cara, entró al elevador y se rio ante lo que él estaba haciendo. Estaba feliz de poder molestar al diablo, era la única cosa en el mundo a la que le temía.

El chico entró a la suit del hotel, que compartía con su amigo. Dejó sus llaves en un mueble que se encontraba en la entrada y camino hacia la sala, donde se encuentraba su amigo, con unas chicas al rededor; sentados en el sofá, riendo.

—¡Max! —grito este al verlo —. Que bueno que llegaste.

El chico le sonrió y se sento en el sofá junto con ellos.

—¿Cómo te fue? —pregunto mientras le servía whisky en un vaso.

—Trató de enviarme al infierno —se rio y sentó junto con una chica, quien le sonrió coqueta.

—Eso es triste, porque no lo logró. Pero tengo buenas noticias, se donde tu padre trabaja o bueno pasa la mayoria de su tiempo.

—¿Dónde?

—¿Puedes tener la carrera de médico forense en una noche?

—No, pero mis escantos si.

LUCIFER SE ENCONTRABA tranquilo en las oficinas de la policía, conversando con una policía animadamente cuando de repente vio al jefe de policías salir de su oficina riendo junto con alguien. Ya sabrán quien.

—Muy bien Max, me alegra tenerte de nuevo asistente de médico forense —lo felicito —. También que sigas los pasos de tu padre.

—Me gusta mas el término aprendiz, pero le agradezco, señor —estrecho su mano con el capitán —. No se arrepentira.

—Bien, nuestra nueva forense llega mañana, espero se lleven muy bien.

—Eso espero —le sonrió.

Lucifer camino en dirección a su hijo y cuando estuvo enfrente, el chico le sonrió burlon.

—Saluda a tu nuevo compañero de trabajo —comentó.

—¿Eso vas a hacer? Estar en el mismo lugar que tu no me molesta —se rio.

—Estaré todo el tiempo, en todas las escenas del crimen, estaré en las investigaciones, y en lo más importante... cerca de la detective, para poder observarla y tal vez ser un boca floja. Pero no te preocupes se que no te molesta —comunicó al ver como su padre se tensaba.

El hombre quito su sonrisa de a poco y comenzó a pensar tantas maneras de enviar a su hijo de nuevo al infierno.

—Escuche también de una linda doctora con la que hablas todo el tiempo, hice una cita con ella, quiero saber que tan buena es para ayudarme con el problema de mi padre el irresponsable y ausente.

—Bien Asmodeo, ganaste. Pero más te vale no meterte en problemas.

—No prometo nada, ahora si me disculpas hay unas cosas que debo de hacer antes de comenzar, mañana es mi primer día —camino hacia su padre — ¡yupi! —susurro riendo.

Obviamente no le emocionaba el echo de estar cerca de su padre, pero el era muy rencoroso y le encantaba molestar a la gente. En especial a Lucifer. Sabía que tenía aquella suerte de ser el hijo que nunca pidió y eso le daba puntos extras.
















Este capítulo es un piloto, solo para saber si les gusta, y así continuar esta historia.

Gracias por leer, también por sus votos y comentarios ❤

Nos leemos luego. Les quiere,

-T3DDYB34R | 2022

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