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Las cosas estaban demasiado tensas en la casa de los Jeon. Jimin no pasaba de acariciar su pancita y su madre lo miraba demasiado mal. Estaban las cosas demasiado tensas entre ellos, sabía que no podía contar con ella para nada.

Su primo y tía si les daban su apoyo, no querían dejarlo solo aún sabiendo su estado. Aun con ellos dándole todo el cariño, se sentía mal que su madre le haya dado la espada. Debía afrontarlo, si ella no quiere dárselo, él de todas maneras saldría adelante, es su vida y solo él tenía derecho sobre ella.

El rubio se pone de pie para ir a la cocina a comer algo. Los oficiales aún seguían haciendo guardia, Seokjin les daba café con algunas galletas, Jimin tomó algunas para luego ir a la habitación de su novio; su único lugar seguro.

Se acostó en la cama abrigando su cuerpo con las sábanas, abrazó la almohada la cual olía mucho a su loción de coco de su novio. Lo extrañaba, solo quería tenerlo con él para besarlo y decirle lo mucho que lo ama.

Tenía tantos sentimientos encontrados, estaba sufriendo y no tenía un amigo o alguien en quien apoyarse, la única persona con quién espero contar lo dejo aún lado solo porque tomó la decisión de tener a su hijo. Cada quien toma sus propias decisiones y el toma la suya junto a su novio.

Su móvil suena sacándolo de sus profundos y deprimentes pensamientos, lo toma solo para ver un mensaje del veterinario dónde mandaron a Bam después de la puñalada que recibió. Sonrió ante la noticia que estaba mejor y podrá llevarlo a casa mañana. Por lo menos hoy había buenas noticias.

Ahora solo esperaba que le dijeran que su novio estaba bien. Miró su anillo de mariposa el cual era la prueba de su compromiso, una lágrima se deslizó por su mejilla, quería casarse con Jungkook y ver crecer a su hijo y rogaba por qué fuese así.

Y tal vez si pasaría.


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─¿Está listo?

─Sí, hay que hacerlo.

Ambos asintieron, no podían fallar porque de lo contrario su hermano podría morir a manos de esa loca. El oficial rodeo el lugar en cuclillas, los miraba fijamente mientras le decía al menor de todo lo que le harían, era horrible para él escuchar sus estupideces psicópatas.

Jungkook no quería morir, no quería dejar solo a su Jimin y su hijo «Mierda» si le pasaba algo, no tendría la oportunidad de al menos verlo nacer, de escucharlo decirle papá, o aconsejar cuándo tuviera una novia. Se arrepentirá de todo lo que en un año hizo por la pérdida de su padre, debió ser mejor, debió darle una oportunidad a la vida y no encerrarse en ese mundo oscuro dónde se fue a meter.

Ahora podría ser demasiado tarde, si salía de esta prometía ser mejor persona, para él, para su hermano y para su rubio e hijo. Solo pedía una oportunidad para salir de esta.

«Papá, si estás escuchándome, ayúdame por favor» Pidió mentalmente, con lágrimas en los ojos.

─Sabes muchacho, hace años le quite un videojuego de terror a uno de tus compañeros. No sabes lo sádico que era, no comprendía el porqué les gustaba tanto jugar con esas cosas, hasta que lo descubrí.

─Eres un maldito enfermo, aún rogándote no me dejas ir, eres un bastardo ─Le escupe a lo que el director se limpia y le propina un golpe fuerte al pelinegro. Golpeando más su rostro lleno de hematomas.

─Jamás sentiste respeto por mí ¿Cierto?

Namjoon estaba listo para disparar al igual que el oficial, Jungkook se dio cuenta de eso y lo entretuvo lo suficiente.

─¿Cómo podría sentir respeto por alguien como tú? eres un maldito. Nunca entendí tus razones del porqué me odiaba tanto, ahora que lo sé, espero que puedas estar tranquilo terminado conmigo, pero déjame decirte una cosa ─Lo miro firmemente, el director tampoco apartó su mirada de él, esto era como una batalla de miradas, solo que la de Jungkook, era más fría─. Cuando mueras, jamás podrás volver a ver a tu hija, porque sé que ella estará en un lugar hermoso y tu esposa y tú, pudriéndose en el infierno ¡Ahora!

Ninguno de los dos esposos esperaba aquello, tanto Namjoon como el oficial les dispararon a ambos, la mujer cayó al suelo tirando el arma, el director Nicolás tenía una herida de bala en la mano, el dolor que sentían ambos era sumamente doloroso; pero se lo merecían.

Las patrullas afuera fueron rápido en su ayuda, Jungkook respiró aliviado. Todo había terminado, todo acabó.

Namjoon lo desató de aquella mesa donde ese hombre «si se le puede llamar así» lo tenía. No dudó en abrazarlo en cuanto lo desató.

─Mierda creía que te perdía, no podía soportarlo ─Jungkook lo abrazaba de la misma manera, él también había tenido miedo, miedo de perder la vida y dejar a su hermano y novio

El pelinegro lloraba en su pecho.

─Prometo ser mejor, prometo no fallarte más. Te amo, eres mi hermano ─Estaba llorando. Era de imaginarse, después de todo lo que vivió y casi perdía la vida, no evitó más esas lágrimas.

Namjoon se alejó un poco de él, él también lloraba, y como no hacerlo después de todo lo que tuvo que pasar su hermano menor con ese loco.

─Y yo prometo que mi trabajo no será más importante que tú ─Palmeo sus mejillas sonriéndole─ Solo seremos, tú y yo hermanito, y claro, con mi futuro esposo. Todo será mejor, ya verás.

─También con mi futuro esposo, le pedí matrimonio a Jimin, quien está embarazado, voy a ser papá.

La expresión de Namjoon fue de una muy fuerte sorpresa, no supo cómo reaccionar, su hermano menor ¿cuándo dejó de ser su hermanito menor? ¿tanto se perdió? Joder, va a hacer padre y él creyendo que era un niño aún. Sin embargo, ya era todo un hombre, uno que sería padre.

No era más su hermanito pequeño.

─Mi hermanito, ¿un hombre? Vaya, sí que me perdí de mucho, pero sabes que cuentas conmigo para todo. Felicitaciones.

─Gracias.

─Eres mi orgullo, jamás lo olvides.

─Y tu mi mas grande inspiración ─Lo vuelve abrazar, porque aunque tenían sus diferencias, su hermano mayor siempre sería su ejemplo a seguir.

─Hay que irnos para que te curen, hay dos personas esperando verte, y me refiero a tu prometido e hijo ─Lo abraza por los hombros saliendo de aquel lugar con una gran sonrisa.

El director fue arrestado, pero en la ambulancia bajo muy buena vigilancia, al igual que la mujer quien iba gritando como maniática. La paramédica revisó a Jungkook y le puso algunas gasas y vendas en sus heridas, después ambos fueron a declarar lo que pasó con el detective.

Toda una puta locura por una venganza estúpida.

Después ambos subieron al auto de patrulla para ir a casa. El infierno terminó, miró por la ventanilla las calles de Seúl, mirando a las familias compartir un helado con sus hijos y otros disfrutando de sus noviazgos. Eso quería con su novio, eso y más. Y con ello un nuevo comienzo, uno sano, a lado de la persona correcta.

Jimin aún dormía, abrazado a esa almohada que olía a su novio, hacía gestos de tener una pesadilla, se movía de un lado al otro hasta que se sobresaltó abriendo sus ojos abruptamente. Entonces alguien lo abrazó, alguien le acarició la espalda, Jimin se alejó un poco, su labio temblaba, su corazón latía con fuerza cuando noto quien lo abrazaba era nada más y nada menos que su amado novio.

─¿E-estás aquí?, ¿Eres real o solo un sueño? ─Con sus manitas temblorosas acaricio su rostro «Era real»

─Estoy aquí, nene, estoy bien. Volví por los dos. Jamás te dejaría solo. Te amo mi amor.

Aún en estado de shock, se abalanzó contra su novio quien se quejó bajito por sus heridas. Jimin no podía creer que lo tenía aquí con él, no era un sueño, al fin estaba aquí.

─C-creí que te perdía. No soportaría eso. Que bueno que estás bien.

Acunó sus mejillas regordetas, solo para al fin darle ese beso que tanto anhelaba sentir, no imagino volverlos a besar otra vez. Llorando entre el beso, su felicidad alumbraba sus corazones, su paz los cubrió.

─Y Aquí estoy mi amor, no me pasó nada. Todo salió bien gracias a mi hermano y el oficial que me siguió, si no fuera por ellos estaría muerto.

Le dice al separarse.

─No digas eso, no lo digas, tenía mucho miedo.

─Ya no lo tengas, estoy aquí con los dos. Contigo y con mi pequeño frijol. Jamás los dejaría, incluso si hubiese muerto, mi alma estaría con los dos.

Se aferró más a su pequeño cuerpo, los dos tenían sentimientos encontrados uno con el otro, la pesadilla terminó, al fin los dos tenían esa hermosa paz.

─¿Al fin terminó? ─pregunta Jimin.

─Si, mi amor. Al fin terminó.

Volvieron a unir sus labios con esa sensación en sus corazones. Todo había terminado al fin. Los dos podían dar comienzo a sus nuevos retos en su futuro Juntos, como la pareja que son.

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Las noticias estaban llenas de entrevistas, reportes sobre lo que había sucedido en el tranquilo vecindario Paraíso. Todo Seúl se enteró sobre la gravedad del asunto sobre el director Nicolás y su esposa; quienes le querían hacer daño a Jeon Jungkook y su novio Park Jimin, al igual que a su familia y amigos.

La cosa fue más allá de lo que pudieron imaginar, los asesinatos de tres menores de edad encontrados en el sótano de la casa de los esposos Lewis: su identidad real fue descubierta. Los padres de las niñas demandaron pena de muerte para ambos, lo que muchos coreanos y neoyorkinos también exigían.

El caso contra ambos se dio a cabo en Corea, la pareja no decía nada, Jungkook los miraba con rencor, ellos prácticamente quisieron matarlo por una venganza que no tenía sentido. Él también perdió a su padre y no por eso estaba planeando algo contra ellos. Al final la ley les cayó encima, pena de muerte para los dos por el asesinato de las tres niñas y de su propio padre: al cual asesinaron, solo para quedarse su fortuna. Incluído de los delitos graves que le causó a Jeon Jungkook y Park Jimin.

Al escuchar su pena de muerte, ambos se pudieron a rogarle al juez por algo menos que eso, ellos no querían morir, pero era demasiado tarde, sus acciones no tenían consideración para perdonarles lo que hicieron. Se los llevaron a prisión, gritando que odiaban a Jungkook y que se vengaría de él, cosa que no pasará pues ellos muertos van a estar.

A Jungkook por supuesto le devolvieron el monitor de tobillo, a pesar de lo que pasó aún no se libra de sus once meses de arresto domiciliario. Pero le dijeron que por buena conducta se lo reducirían.

Todo se había terminado. Los malos siempre obtenían su merecido.

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