O2O. a new beginning

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OLDER | O2O. UN NUEVO COMIENZO

     Cuando Bella observo aquel prado de maleza muerta, lo entendió.

Edward Cullen nunca regresaría, y era hora de que ella misma se resignara a la idea.

Ese amor había muerto, al igual que el prado frente a sus ojos.

Era momento de iniciar de nuevo. Dejar de reprimir las emociones que Jacob Black sacaba a relucir con solo una sonrisa. Agnes tenía razón, el corazón no eligió a quien amar, solo lo hacía.

Así que, con eso en mente, su cuerpo la guio a la reservación. Dispuesta a tener una charla con el chico y aclarar cualquier duda o sentimiento que saliera a flote.

Sus pensamientos llenaron su cabeza de ideas y distintas situaciones que podrían pasar cuando tuviera a Jacob de frente. Si quizá era muy descabellada la idea de que pudieran darse una oportunidad o si su amistad podía seguir siendo la misma luego de un par de confesiones.

Lo desconocía, habían pasado dos semanas desde la última vez que lo vio.

Cuando estuvieron a nada de besarse, guiados por los sentimientos de esa noche.

Pero cuando su camioneta aparco frente a la casa, sus orbes cafés se clavaron en la silueta de Agnes abrazando a su padre.

—Bella, no intento robarte a tu padre. Lo amo.

—El corazón realmente no elige... —susurro para ella misma.

Dejando que un suspiro escapara de entre sus labios al ver al chico de piel morena unirse a la escena romántica.

Se encontraba completamente cambiado, su cabello corto y ese tatuaje que resaltaba en su brazo, llamaban completamente la atención de cualquiera que no estuviera acostumbrado.

Charlie le sonrió al percatarse de su presencia, la castaña dedujo que había estado demasiado concentrado en Agnes como para haber pasado por alto el ruidoso motor de su camioneta al llegar.

—¡Bella! —llamo, obligando a Jacob a voltear en su dirección.

El chico se mostró nervioso al verla bajar de la cabina, sosteniéndose con ayuda de su hermana en cuanto sus ojos se encontraron con los suyos. Sus pies parecieron perder fuerza al mismo tiempo en que su gran sonrisa se esfumaba.

—¿Jake? —Agnes lo analizo, buscando cualquier signo de daño en él.

—Tenemos que irnos —le murmuro, desviando su mirada hacia cualquier otro lugar que no fuera la chica que caminaba hacia ellos.

—¿Qué ocurre, Agnes? —cuestiono preocupado Charlie, ajeno a lo que estaba pasando en ese preciso momento.

—Podrías llamar a mi padre, creo que Jacob no se siente bien.

—Bien, ya regreso —asintió el hombre, saludando a su hija brevemente antes de ingresar a la casa.

—Agnes..

—Jacob —interrumpió Bella—. ¿Podemos hablar un momento?

—Bella, no creo que sea buena idea —intervino la cobriza pero la susodicha negó. No se iría de ahí hasta hablar con él.

—Es importante, si no lo hago ahora...no sé si podré hacerlo más tarde.

Agnes la miro, entendiendo aquella lucha interna que la Swan reflejaba en sus ojos.

No sabía que era lo que pasaba por su cabeza, pero si con eso ambos podían estar tranquilos sin tantos sentimientos cruzados. Los ayudaría, aunque su hermano tuviera intensiones de huir.

—¡Agnes!, ¡Jacob! —exclamo el Alfa, llegando a la propiedad con los demás acompañándolo.

—Les diré que te den algo de tiempo.

Agnes dejo un ligero apretón en el hombro de su hermano antes de alejarse del par e ir al encuentro de la manada.

Dejándolos con un poco de privacidad.

Bella se relamió los labios, nerviosa al tenerlo de frente. Todo el discurso que había preparado de camino hacia su hogar se evaporo, al igual que todo el valor que había reunido.

Pero ya no podía seguir siendo una cobarde.

Jacob no merecía tener una persona así a su lado.

—¿De qué quieres hablar? —se animó a preguntar el muchacho después de un corto silencio por parte de Bella.

—Pensé que estabas muy enfermo como para tan siquiera levantar el teléfono —negó, reclamando.

Eso no era lo que tenía que decirle.

—Medicina milagrosa —soltó sarcástico.

—Pudiste haber llamado para decir que estabas bien, ¿Acaso no sabes lo preocupada que estaba?

—Vaya, debería sentirme feliz —escupió, receloso—. Parece ser que es el único sentimiento que obtendré de ti.

Bella negó, comenzando a sollozar.

—Te equivocas.

—¿Por qué?, lo único que recibo de ti son migajas de lo que el Cullen dejo —Bella se encogió en su lugar. Arrepentida—. Creí que algo podía cambiar si me seguía esforzando, si seguía luchando contra alguien que ya ni siquiera existe.

—Jake...

—Estaba decidido a esperar todo el tiempo que fuera necesario... pero, hay cosas que con jamás cambiaran.

—No, no te rindas —pidió, con las lágrimas empapando sus pálidas mejillas—, No ahora, no lo hagas —dio un paso hacia él, con las puntas de sus dedos ansiosos por querer tocarlo.

—¿Cuál sería la diferencia de ahora?, de mañana...

—Qué te amo —soltó casi inaudible.

Sorprendiendo al chico y a todo aquel que poseía una audición inhumana.

Agnes contuvo un jadeo de emoción, no permitiéndose parpadear ni por un milisegundo cuando Isabella Swan tomo a su hermano del cuello y lo beso.

Frente a todos, frente a ella, frente a su padre que iba saliendo junto a Billy de la casa.

—¡Tu karma!



        —Y cuando Jacob se quiso hacer el duro, macho alfa, ¡pum! —exclamo Embry—. Bella lo besa apasionadamente.

—¡Frente a su padre! —agrego Quil.

—¿El sheriff? —cuestiono Emily mientras dejaba un plato lleno de bocadillos sobre la mesa.

Agnes asintió, haciendo un esfuerzo por no soltar una carcajada.

—Esas si son agallas.

—¿Sabes quién tiene más agallas?

—¿Quién?

—Agnes.

—Los bisnietos de Ephraim Black dan miedo.

—Miedosos —se burló Agnes, incorporándose del sofá en el que estaba para tomar un panecillo.

—A todo esto, ¿Dónde está Jacob?

—Con su impronta —contesto Ateara.

—Sí que no pierde el tiempo.

—No es el único —apunto Embry, con la vista en la cobriza.

—¿Qué?, ¿Celoso?

—Si.

—Qué sincero —se rio la fémina—. Lo siento, en otra vida será —le guiño un ojo.

—No me hagas esperar mucho, Angie.

—En tus sueños —ataco Paul, haciendo reír a todos.

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