O16. victoria

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  O16 | VICTORIA


   Lo primero en sus planes tras volver a Forks fue buscar a Isabella para informarle sobre la visión de su hermana, aunque al principio no fue fácil pues la humana se la pasaba evitandolo a él y a sus hermanos.

Entendía sus razones para no querer verlos pero si las cosas seguían así, sería imposible para él regresar junto a Liam lo más rápido que pudiera. Por lo que se decidió a entregarle las noticias en la primera oportunidad que se le presentó ese día.

—Bella —se acercó, robándole un pequeño susto a la fémina, volteando a verlo y soltando un bufido.

Había bajado la guardia.

—¿Sí? —Bella regreso la mirada hacia su elaborado almuerzo antes de avanzar hacía alguna mesa vacía.

—Planeamos cazarla en dos noches, Alice tuvo una visión de su paradero —explicó sabiendo muy bien que la humana entendería de quién hablaba—, Es lo mínimo que podemos hacer después de ocasionar todo esto —dijo casi pisandole los talones al verla moverse sin siquiera esperarlo.

—Tienes razón, es lo mínimo —soltó sin mirarlo—. Te fuiste, pero los problemas se quedaron conmigo. Victoria quiere matarme por algo que tú familia le hizo.

—Fue para salvarte —la chica se sentó.

—Jamás te lo pedí. Sí, fui una estúpida por caer en la trampa de James, pero fue por que tu no tenías confianza en mí —alzó la mirada de la bandeja para encararlo—. Ustedes me trataron como una tonta que no podía hacer o decir algo para ayudar, todo se hubiera solucionado si simplemente te alejabas como hacías en el principio. ¿Fue demasiado divertido jugar con la humana, Edward Cullen?

—Bella.

—Intentaré hablar con los chicos de que ustedes quieren ayudar, pero ellos tienen la última palabra —finalizó la charla, levantándose de la mesa y tirando la comida en la basura en su camino a la salida.

Edward observó su espalda perderse entre la multitud de estudiantes, llevándose una mano a sus cabellos cobrizos ante el estrés.

Se cuestiono que fue lo que lo hizo enamorarse de ella, ahora que la tenía nuevamente cerca no le apetecía ni siquiera voltear a verla.

Curiosidad, capricho, la sed por su sangre o una combinación de las tres.

—Bueno, al menos lo tomara en cuenta —Alice se acercó, llamando su atención.

—No esperaré su respuesta —sentencio—. Solo le pediré que use el boleto de avión para que no corra peligro cuando cazemos a Victoria. Estará lejos y a salvó si las cosas no resultan según lo planeado.

—¿Tienes prisa por volver con Liam?

Edward sonrió ante la simple mención de su nombre. La pelinegra lo miró con ternura al darse cuenta.

—Si —susurro—. Entre menos tardemos, mejor....

—Nos esforzaremos —animo la vidente, palmeando la espalda del cobrizo—. La graduación está cerca, estoy segura que Liam estaría encantado de celebrar con nosotros.

—Lo pensaré —suspiro, teniendo en cuenta que Alice no dejaría pasar la oportunidad de hacer una fiesta—. Enfoquemonos en Victoria, luego celebramos.

—Está bien —tarareo la fémina alejándose mientras la campana sonaba.



  
    Un par de días transcurrieron sin mucho avancé, con todos manteniendo su distancia con la humana y con Edward. Que, había dejado en claro que todo estaba bien y que no deseaba consuelo, ya que su mal humor se debía a otra cosa.

Cómo no ver a Liam.

Y tal como Alice había previsto, toda la familia se encontraba ahora dándole caza a la vampiresa pelirroja.

A su persecución no tardaron en sumarse los lobos Quileute, que de igual manera trataban de atrapar a la escurridiza vampira que no dejaba de pasearse entre las dos fronteras que dividían sus territorios. Los Cullen no tomarían represalias si alguno de ellos saltaba a su lado del tratado, al contrario de los cambiaformas que apesar de tener como objetivo a Victoria, seguían concentrados en que ninguno pasará a su lado.

Bien hecho. Escuchó del lobo que identificó como Ian, el novio de Bella.

Victoria había logrado burlarse de ellos aunque la superarán en número. Cosa que hirió el ego de algunos presentes.

—Maldición —solto al aire.

No solo Victoria se había escapado, si no que también Emmet y Paul habían caído en una pequeña disputa. Agregando que los días no dejaban de pasar y las cosas seguían igual, a este paso volvería a romper su promesa con su lobo.

Su frustración iba en aumento y Alice lo notó, mirándolo preocupada. Estar lejos del muchacho empezaba a afectarle.

—¿Haz tenido noticias de Misuk? —pregunto, temiendo alterar al cobrizo con su cercanía cuando lo más que quería era estar solo—. Ya pasaron tres días desde que se fue con sus compañeras.

—No.

—¿Qué hay de la conexión?

—No quiero molestarlo.

—Dudo que él piense así —todos se encontraban de regreso hacia su hogar, algunos caminando a paso humano y otros, como Emmet y Rosalie, usando su habilidad vampírica—. Necesitas hablar con Liam, antes de que te vuelvas loco.

—Necesito matar a Victoria.

—Lo harás, pero estando así no lograrás nada —trato de razonar—. Pasado mañana es la graduación, tómate ese tiempo para contactarlo, él entenderá.

El lector de mentes asintió, con sus ojos fijos en el cielo que empezaba a tornarse de un color azulado. Amanecía y lo único que anhelaba era estar en los cálidos brazos de Liam.



    —¿Qué se te ofrece, Jade?

La susodicha bajo la cabeza al estar frente al pelinegro, estaba avergonzada con su actitud pero no arrepentida.

Sus sentimientos por Liam no iban a cambiar de la noche a la mañana y no descansaría hasta que él volviera a permitirle estar a su lado.

—Solo vine a ver qué estuvieras bien —mascullo, empezando a jugar con un mechón de su cabello—. Algunos dicen que estar cerca de tu Aqmar puede ser muy doloroso.

Liam suspiró, recargandose de la pared que daba hacia su patio, antes de la visita inesperada de la fémina, él se encontraba regando el pequeño jardín que cultivaba.

—Estoy bien —se cruzó de brazos—. Agradezco tu preocupación.

—¿Seguro? —Jade levantó la mirada con lentitud, dejando que sus ojos se pasearan por el torso desnudo del cambiaformas hasta acabar en su rostro—. Los lobos suelen acumular mucho estrés, cuando están en abstinencia.

—Oh, ¿Enserio? —rodó los ojos—. Parece que sabes muchas cosas sobre como tratar a un lobo, Jade

La fémina le sonrió, avanzando unos cuantos pasos hasta rozar su pecho con el de él.

—Quiero ayudarte —musitó coqueta, queriendo acercar sus manos a su rostro pero Liam la detuvo. Tomando sus brazos al aire e impidiéndole continuar.

—¿Por qué sigues con esto? —frunció el ceño—. ¿De verdad no lo entiendes?

Jade sollozó, mordiéndose el labio ante el rechazo.

—No, no lo entiendo —negó, bajando de nuevo la cabeza—. ¡No quiero entenderlo!

—Ese es tu problema —la soltó, apartándose lejos de ella—. Te apreció, pero no me pidas que te ame. No puedo y aunque Edward me dejará, jamás podría amarte por qué ya dejé mi huella en él y ahora soy incapaz de amar a alguien más.

—Liam... —llamo, mirándolo entrar a su hogar y dejándola ahí, con las lágrimas bañando sus mejillas.

Había fracasado. De nuevo.

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