o. El inicio de una nueva etapa

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KAORI ISHIKAWA apreciaba el silencio. Apreciaba cuando todo estaba en calma y su mente no tenía que darle vueltas a qué iban a comer o qué nueva factura habría que pagar. Apreciaba el silencio porque eso significaba que ningún loco perseguía a otro con un hacha por la calle, o que nadie resultó herido en una pelea o simplemente que no había borrachos en el bar de abajo. Apreciaba el silencio, pero vivir a las afueras de Mustafu, donde la ley no era algo conocido, le pasaba factura.

Se había acostumbrado a la sangre en las paredes, los brazos con jeringuillas de heroína y los hombres acercándose a algunas de las muchachas jóvenes que tenían que ejercer para poder sobrevivir. Había escuchado propuestas indecentes desde que había entrado en la adolescencia, le habían robado más veces de las que podía acordarse, pero aún así se había acostumbrado. No conocía otra realidad, sus padres no podían permitirse nada mejor.

Su vida se centraba en ir a la escuela, pasar sus horas allí con su mejor amiga, Kimiko, y volver apresuradamente a su hogar. Cuanto menos tiempo pasase en las calles, menos probabilidades había de que el siguiente cuerpo que sus padres viesen en las noticias fuese él de su hija, o que la siguiente sangre que les mandasen limpiar fuese la suya.

Tenko y Rin Ishikawa no eran malos padres, siempre habían tratado de darle la mejor vida posible a su hija, pero el hecho de que no pudieran completar sus estudios por haberla concebido, no les daba grandes oportunidades. Rin trabajaba más horas de las que debía limpiando los desastres que ocasionaban los delincuentes por un salario mínimo y Tenko era vigilante de seguridad en uno de los locales de apuestas ilegales que había en la zona. Kaori amaba a sus padres, pero sabía que no siempre podían estar cerca, que no siempre debían por el peligro del trabajo de su padre.

Desde siempre había sido consciente de que sus condiciones de vida eran precarias, de que necesitaba salir adelante y ser la número uno para poder ayudar a su familia, un sentimiento que se fortaleció con el nacimiento de su hermano menor. Hiroshi Ishikawa era un niño muy inocente y muy feliz, ella misma se había encargado de que nunca tuviese que ver el desastre que era su vida. A diferencia de ella, Hiroshi tenía que tener un buen futuro, ir a una buena escuela, tener buenos amigos… Por eso, cuando el plazo del examen de ingreso a la Academia U.A se abrió, no dudó en solicitar una plaza.

Kaori era consciente de que aunque le faltaba autocontrol, su quirk era poderoso. Podía crear tornados y tormentas de la nada, hacer que un día soleado se volviese lluvioso o viceversa, pero solo en una pequeña región, lo cual había heredado de su padre. Por desgracia también había heredado la débil resistencia de su madre al uso de sus poderes, lo que le causaba migrañas.

— Riri, Riri…— el pequeño peliazul tiró de su brazo— Otra vez… Otra vez…

— La última, Hiro.

Con un giro de sus manos y un poco de concentración, un pequeño torbellino surgió de los pies de su hermano haciéndolo soltar una risa mientras lo hacía recorrer la habitación. Hiroshi siempre le pedía que usase su quirk con él. Si no era para hacerlo girar, era para mostrarle pequeñas nubes o para tener un sol en miniatura en su cuarto para no quedarse solo en la oscuridad.

— Eres la mejor hermana del mundo.— le había dicho aquella noche, antes de quedarse dormido en su regazo.

Pero Kaori no se sentía la mejor siempre, a veces solo creía ser mediocre. Si no lo fuera, ¿no habría llegado ya la carta de la U.A? Definitivamente, que no tuviera noticias de la escuela solo le aseguraba lo que ya sabía, que era un fraude.

Todas sus expectativas habían estado puestas en el examen teórico, había estudiado a fondo para él y quizás el único inconveniente había sido hacerlo con apenas dos horas de sueño la noche anterior. El examen práctico había sido otra historia. Aunque se había manejado para poder destruir varios robots, la combinación de sus tormentas con un quirk de agua habían llevado a electrocutar sin querer a otros participantes, por no mencionar el tornado gigante que se le había ido de las manos.

Antes de que pudiese volver a recordar su incompetencia, su móvil comenzó a vibrar en su bolsillo.

— ¿Sí?

—¡Dime que ya te llegó la carta!

La emoción en la voz de su mejor amiga era perceptible a través de la línea. Podía imaginársela dando saltitos, o caminando de un lado a otro de su diminuta habitación.

— ¿Kimi?— frunció su ceño— ¿La carta? ¿De qué carta estamos hablando específicamente? Y no grites tanto, conseguí ahora que Hiro tome una siesta.

—¿Es un chiste, verdad?— preguntó, levemente molesta— La carta de la UA, me llegó esta mañana, dime que al menos sí revisas tu correo una vez a la semana.

— Lo saqué del buzón, pero no me detuve a mirarlo.— acarició el cabello del menor— Había demasiadas cartas… Las facturas y el alquiler cada vez llegan con más frecuencia…

— Ni me lo recuerdes, mi madre suele poner esa expresión deprimente cada vez que otra deuda llega al buzón. Como sea, ¡¿podrías ver si alguna dice Academia UA?

Lentamente, temiendo despertar al pequeño, estiró su mano, agarrando los sobres que minutos atrás había dejado en la mesa. Facturas del agua, la luz, el alquiler… Lo mismo de cada mes, salvo que esta vez había un sobre blanco y rojo con las palabras Academia U.A inscritas en la parte central.

— Hay un sobre.— sonrió— Oh… El mío tiene una pegatina de All Might. Seguro que Hiro quiere pegarla después en su cuaderno junto a las que le regalaste de Endeavor.

—Esperaba que mi sobre también trajera una pero de Endeavor, como sea, ¡tenemos la misma carta entonces! Bueno, eso creo. ¿Quieres que las abramos a la vez? Ya no me quedan uñas para morder.

— ¿A la de tres?

—A tus órdenes.

— Uno…— abrió delicadamente el sobre.

—Dos…

— Tres.

—Tres.

Había creído que en el interior habría un documento que específicamente sí estaba aceptada o rechazada, pero en su lugar había un pequeño círculo de color negro. Con un poco de duda, llevó su mano al dispositivo, echándose hacia atrás instintivamente cuando una proyección holograma se manifestó delante suya.

El All Might holográfico, con una sonrisa en su rostro, abrió su boca.

— Hola, joven Ishikawa. ¡Estoy aquí como una proyección!— rió— Llegué a esta ciudad no solo para luchar contra los villanos, sino para trabajar en la U.A. como profesor. Si has recibido esta carta sabes lo que significa.— escuchó como al otro lado de la línea como All Might le hablaba a su amiga—  Sobresaliste en el examen escrito e incluso cuando tuviste unas pequeñas complicaciones con tu quirk, lograste obtener muchos puntos de villano y de rescate.— la imagen del héroe se disipó, dejando ver un resumen de su actuación en el examen— Tienes un quirk muy poderoso y mucho potencial.

Su respiración se entrecortó mientras escuchaba como el héroe n°1 le repetía las mismas palabras a su amiga.

— ¡Felicitaciones, has ingresado a la academia de héroes! ¡Bienvenida!— sonrió ampliamente— Ven, joven Ishikawa, esta es tu academia de héroes.

No era capaz de procesar aquellas palabras, ni siquiera cuando la proyección desapareció tan rápido como apareció.

— Kimi… ¿Tú…?

—Y tú…— balbuceó— Nosotras…

— Vamos a salir…— mordió su labio, tratando de aguantar su llanto— Vamos a salir de aquí

—¡FINALMENTE IREMOS A LA U.A!

— ¡Iremos a la U.A!— su tono de voz se apagó— Hiro… No puedo dejar a Hiro aquí solo. Kimi no puedo dejarlo. Mamá y papá están siempre trabajando y apenas tiene control sobre su quirk.

Toda la emoción del momento, toda su alegría se desmoronó al recordarlo. Ya no era ella sola, ahora también tenía otra responsabilidad, una más importante.

—Tampoco puedes llevarlo a la U.A, Ri. Estoy segura de que tus padres podrán arreglárselas mientras tomamos nuestras clases.— suspiró— Lo logramos, ¿puedes creerlo? Si vamos a la academia podremos salvar a nuestras familias, si Hiro es el sacrificio que debes hacer para lograrlo, ¿vale la pena para ti? Lo compensarás cuando trabajemos de héroes por la ciudad, Ri. Podremos salvarlos.

—  Es mi hermano, Kimi… Yo…— mordió su labio— Las peleas están siendo cada vez peores, más cuerpos se acumulan en las calles. No quiero que vea eso. En verdad quiero ir a la U.A, pero no quiero dejarlo aquí, menos en la escuela a la que va. Creo que… Creo que se están metiendo con él porque su quirk no es poderoso.

Hiroshi había manifestado tarde su quirk y era una versión muy diluida del suyo. Solo era capaz de hacer que lloviera, o hubiera nubes, o sol, sobre sí mismo y dependía mucho de su estado de ánimo. Eso junto con que siempre trataba de ser amable era lo que usaban aquellos mini villanos para hacerlo llorar.

— ¿No lo ves, Ri? Las peleas estarán siempre, con o sin ti cerca, ¿no te consuela saber que entrenarás para poder combatirlas? ¡Seremos héroes, maldita sea! En menos de lo que pensemos, Hiro podrá ver lo increíble que eres, no sólo lo protegerás a él sino a todo el país, esos niños son un desastre pero puedes ayudarlo a defenderse, podemos hacerlo. Limpiaremos este mugroso pueblo de esa escoria en menos de lo que canta un gallo.

Sonaba tan maravilloso, tan idealista… Casi difícil de creer.

— ¿Crees que vamos a lograrlo?

— ¡Claro que sí! Les derretirás el trasero con uno de tus rayos. Vamos a lograrlo, Ri.

Quizás, si tan solo le diese una oportunidad… Quizás podría demostrar que no era una mediocre.

— Pero no me hagas ver como si fuese Pikachu.— bromeó, con una sonrisa diminuta en sus facciones— Son nubes de tormenta.

—Lo siento, me es imposible.— rió—. Pero les harás caer un diluvio antes de que lo noten y con eso yo estaré contenta.

— Eso si no pasa como en el examen de ingreso y vuelvo a perder el control y acabo en un tornado de nuevo.

—No pienses en eso, nuestros profesores nos van a enseñar a controlarlo… Eso sí, no me niego a que Hawks regrese al rescate, pero confío en que todo saldrá bien a fin de cuentas.

— Hawks…— sonrió.

—¿Ya te convencí?

No era un secreto para Kimiko el gran crush que tenía su mejor amiga por él héroe alado. Para Kaori era simplemente divino, una gran mezcla entre belleza y amabilidad.

— Quizás… Que haya una posibilidad de conocerlo inclina la balanza.

—Ya lo has conocido, pero podrías presentarlo. Como sea, prometeme que vas a pensarlo y me llamarás en cuanto tengas una respuesta, ¿está bien? Estamos en esto juntas.

— Está bien.— asintió— Juntas.

—Debo colgar ahora, mamá ya volvió de su guardia en el hospital. Te escribo luego.

Kimiko dejó el teléfono junto al dispositivo en la mesa, alzando a su hermano para llevarlo hacia su futón. Hiro se merecía una noche de descanso tranquilo y se la daría.

No sabía cuánto tiempo se había quedado mirando el sobre de la Academia U.A cuando una mano se apoyó sobre su hombro, haciéndola activar su quirk de inmediato. Pequeños relámpagos azules empezaron a recorrer su piel hasta que una sensación de calma se apoderó de ella.

— Ri, tranquila…— la suave voz de su madre susurró— ¿Qué pasó, cariño? ¿No me escuchaste entrar?

— No…— negó— Lo siento, estaba distraída.

— ¿Qué es eso, Ri? Llevas mirando fijamente ese sobre desde que llegué.

— Mamá…— alzó su mirada, con lágrimas en sus ojos— Me han,,, Me han aceptado en la U.A…

— ¿Te han…?— una sonrisa se apoderó de sus facciones— ¡Oh, Ri, estoy tan orgullosa!

Entre los brazos de su madre se permitió soltar alguna lágrima. Finalmente había logrado su sueño, pero todo era tan complicado… Rápidamente, las lágrimas se convirtieron en un llanto desconsolado, haciendo que la mujer se preocupase.

— ¿Ri?— apoyó sus manos en sus mejillas— ¿Ri, qué sucede? ¿Por qué lloras? ¿No era lo que querías?

— Si… Pero yo… Hiro… No puedo… Mamá, no puedo dejarlo…

— Oh, cariño…— la estrechó entre sus brazos— Siento que te hiciéramos creer que tu hermano era solo tu responsabilidad, pero lo estabas haciendo tan bien… Ri, tú también eres nuestra hija y queremos que cumplas tus sueños. Tu padre y yo no pudimos continuar nuestros estudios y acabamos aquí, no pudimos darte— la miró—, daros, la vida que quisimos, pero contigo no tiene que ser así. Tú puedes hacerlo mejor, puedes salir de aquí. No tienes por qué retenerte por nosotros, vamos a estar bien.

— Pero Hiro…

— Hiro también va a estar bien, mi amor.— acarició su mejilla— Hemos estado ahorrando desde hace tiempo algo de dinero para los dos, dinero que no hemos usado para las facturas. Si te deja más tranquila, lo cambiaremos más cerca de ti para que sigas acompañándolo.

— Mamá…

— Vas a ir a esa academia, Ri.— apoyó su frente contra la suya— Demuéstrale a todos cuánto puedes brillar, estrellita.

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