Capítulo Cuatro

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—¡Buuu!

Lee Minho saltó en su lugar, gruñendo molesto cuando su amiga se burló de su reacción.

—¿Sabes que te odio?

—Yo también me odio, así que gracias.

Minho puso los ojos en blanco y regresó su atención a lo que estaba haciendo, mientras que la chica tomaba asiento a su lado y lo observaba atentamente.

—¿Otra vez leyendo cosas de terror y misterio?—Preguntó incrédula y el chico asintió.

—Ajá. Y no sé qué te sorprende, Minju, es mi afición.

Minju chasqueo su lengua y leyó lo que Minho estaba leyendo, frunció el ceño al percatarse de algo.

—Eso está hablando de este pueblo—Su amigo se quedó en blanco y volteó a mirarla.

—Lo sé. Se supone que solo son mitos, pero no estoy muy seguro...

—¿Cómo que no estás muy seguro?—Minju se encontraba confundida—Si no son mitos, ¿entonces qué son?

—....¿Cosas verdaderas?—Respondió Minho algo dudoso, haciendo que su amiga abra los ojos en demasía.

—¿¡Estás diciendo que en este pueblo hay fantasmas y toda esa mierda?!—Chilló, haciendo que el chico la haga callar al instante.

—¡Shhhst! ¡No estoy diciendo eso!—Medio gritó en voz baja—Y fantasmas no, otro tipo de cosas.

Minju frunció el ceño otra vez; no estaba entendiendo nada.

—Bueno, tú mejor sigue en tus cosas raritas... Aunque pensé que ibas a estar ensayando.

—¿Ensayando qué?

—Tu baile—Respondió obvia—Siempre te gustó bailar. Deberías meterte a la academia de baile.

—¿Te volviste loca?—Minho rió con ironía—Yeonjun ni en mil años me dejaría entrar, le caigo mal y lo sabes.

—¡Pero no tiene razones para odiarte!

—¡Lo sé! Pero me odia, eso es un hecho—Minju se quedó en silencio, algo pensativa.

—¿Qué pasa si te acercas a alguien que esté en la academia, se hacen amigos y le dices indirectamente que te encanta el baile?

—Wow, no sabía que usabas a la gente, Minju—Ella le miró mal—No sé, soy un asco para hacer amigos.

—Cuando me pegaste un pelotazo en la cabeza y después me invitaste a un helado como disculpa no demostrabas lo mismo—Minju se cruzó de brazos mientras Minho reía. La chica rodó los ojos con diversión y luego se puso seria—Y...¿De qué habla ese libro?—Lo señaló, haciendo que el chico se ponga serio otra vez.

—De cultos satánicos.

—No creerás que es cierto, ¿verdad?—Ella miró incrédula a su amigo cuando este no respondió nada—Vamos, Minho, este pueblo es el más aburrido de todo el jodido mundo. ¿De verdad crees que aquí hay cultos satánicos y toda esa mierda?

Minho observó el libro algo dudoso.

—No lo sé...

☠︎︎

—¡Hola, Felix! Ven, pasa.

El mencionado sonrió e hizo una reverencia antes de entrar a la casa de Haerin; se quedó sorprendido al verla por dentro.

—Y este es mi humilde hogar...

—¿Humilde? De humilde no tiene nada—Haerin soltó una gran carcajada.

—Lo sé.

Cuando la chica indicó donde podía dejar sus cosas, él las dejó ahí y de inmediato regresó a observarla.

—¿Empezamos ahora o...?

—Si quieres, o primero hacemos algo más—Felix alzó una ceja ante lo dicho—Ya sabes, comer o... hablar, sí.

El rubio hizo un gesto pensativo.

—Comemos mientras trabajamos para no perder tiempo.

Haerin asintió de acuerdo y se dirigió a la cocina, mientras que Felix sacaba la guía y unos lápices para empezar a trabajar.
El chico estaba leyendo todo de la guía atentamente, cuando Haerin volvió al comedor con snacks y algo de beber.

—¿Qué es?—Señaló el líquido. Ella sonrió.

—Es agua de limón con jengibre. Me gusta bastante—De pronto, su sonrisa cambió a una expresión algo avergonzada—¡Oh! ¡Olvidé preguntarte si a ti te gusta! Lo siento tanto...

—Sí me gusta, no te preocupes—Felix sonrió y le dio un sorbo al agua.

La chica esbozó una sonrisa ladeada y ambos se sentaron, enfocándose en el trabajo que tenían que hacer.

—Lo que yo decía es dibujar un microondas y explicar lo que ocurre con la comida que está dentro cuando está encendido—Explicó Haerin. Felix asentía con la cabeza mientras ella decía esas palabras, haciéndole saber que comprendía—Bueno, no soy la mejor dibujando, pero voy a hacer un intento.

—Deberías entrar en la academia de dibujo—Sugirió, haciendo que ella le mire con atención.

—Uh, ya estoy en una academia. Sería mucho para mí estar en dos...

—¿En qué academia estás?—Se interesó.

—De baile—Haerin sonrió y regresó su atención a la guía, comenzando a dibujar un microondas.

Felix miró atento lo que ella hacía.

—Eso parece una caja.

—Se supone que es un microondas.

El rubio trató de no reírse y miró a su alrededor para distraerse.

—Entonces... ¿Cuando llegan tus padres?

Volvió a mirarla y pudo notar como la expresión de Haerin cambió. Se ensombreció.

—Más tarde—Respondió algo cortante.

Felix se extrañó, pero prefirió no preguntar nada.

☠︎︎

Una media hora después, cuando ya habían finalizado el trabajo, ambos se encontraban recostados sobre la cama de Haerin.

—El silencio...—La chica hizo una pausa—... Se siente bien.

—Si que lo hace.

Haerin sonrió y miró a Felix de reojo. El chico estaba observando fijamente el techo.

—¿Sabes? La gente habla mucho de ti—El rubio volteó a mirar a la castaña ante lo dicho, haciendo que sus miradas choquen—Y gracias a eso pude enterarme de que tienes pecas—Ella sonrió, pero esa sonrisa desapareció casi al instante—Pero ahora no las tienes... ¿Por qué las cubriste?

—Oh, por nada—Se tocó las mejillas algo avergonzado—Es por el maquillaje que uso. Nada importante.

Felix pestañeo varias veces seguidas cuando la chica no respondió, y en cambio, se quedó observándolo en silencio.

—Eres bastante interesante, Lee Felix.

—Tú también, Bae Haerin.

Haerin iba a decir algo más, pero un fuerte estruendo la interrumpió y asustó. Se levantó de golpe de la cama bajo la confundida mirada de Felix.

—Espera aquí.

La castaña salió de la habitación y observó por el pasillo que se extendía, para poder ver si había algo que no estaba en su lugar. Otro estruendo la sobresaltó.
Caminó a paso lento, con la mirada fija al frente algo asustada. Su piel se erizó cuando se dio cuenta que el ruido venía del cuarto en el que ya nadie entraba.

Se armó de valor y trató de abrir la puerta, pero no pudo. Había olvidado por completo que ese cuarto se mantenía cerrado bajo llave.
Su mirada se dirigió al jarrón con flores que estaba sobre una mesita justo al lado de la puerta, entonces lo agarró y lo levantó.

Bingo, ahí abajo estaba la llave.

La agarró y se apresuró en abrir la puerta, escuchando otro estruendo desde dentro. Cuando la abrió por fin, estaba todo oscuro y la luz del pasillo apenas llegaba; intentó encender la luz del cuarto, pero esta no encendía.
Sacó su celular de su bolsillo y puso la linterna de este, iluminando a su alrededor.

Frunció el ceño al percatarse que todo se encontraba en orden, es decir, todo estaba lleno de cajas y estaba muy desordenado, pero no se veía nada que pudiera haber causado el estruendo.
Se adentró un poco más en el cuarto con pasos inseguros, y su atención se dirigió a un cuadro que estaba colgando más al fondo.

Caminó hasta este más apresurada. Era la pintura de una mujer, pero no sabía quién era.

Haerin soltó un jadeo cuando juró haberla visto parpadear.

Retrocedió unos cuantos pasos, procurando no perderlo de vista ya que sentía que en cualquier momento aquella mujer iba a salir del cuadro.
Cuando la vio moverse por segunda vez, retrocedió con más prisa pero chocó contra algo duro.

Haerin gritó cuando alguien le puso la mano en el hombro y la volteó.

—¡Haerin!—Era Felix—¿Estás bien?

La chica lo miró aturdida con la respiración agitada.
Felix se encontraba con una expresión desconcertada y su rostro se veía algo tétrico gracias a la iluminación del cuarto.

—S-Sí... Eso creo...—Pestañeó varias veces—¿Por qué estás aquí?

—Me preocupé cuando tardaste en regresar.

Ambos salieron del cuarto y Haerin procuró dejar cerrado con llave.

—Oye, ese grito...—Felix hizo una pausa—Ese grito fue bastante fuerte, eres buena haciendo notas altas—Bromeó.

Haerin soltó una carcajada, la tensión de antes desapareciendo. El rubio le sonrió y se dirigió de vuelta al cuarto de la chica, ella iba a hacer lo mismo, pero una notificación en su celular la detuvo.

Se quedó helada al ver el mensaje que le había llegado de un número desconocido.

"No te acerques a él, es por tu bien".

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