𝟬𝟬. 𝖿𝗋𝗈𝗆 𝗉𝖺𝗋𝖾𝗇𝗍𝗌 𝗍𝗈 𝗍𝗁𝖾𝗂𝗋 𝖼𝗁𝗂𝗅𝖽𝗋𝖾𝗇

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Universo: 199999
Año terrestre: 2014

❛ ¿Dónde está mi mente? ❜









































         COMO LE HUBIERA GUSTADO PODER SALIR Y ABRAZAR A ESE NIÑO mientras sus padres hacían el trato con Tivan. El menor pasaba su mirada por las diversas vitrinas del lugar dejándose llevar por la curiosidad y el miedo, ignorante de como las múltiples criaturas de la colección también lo analizan a el, la nueva pieza.

Sus brazos abrazaron sus piernas, permitiendo que su mentón reposará suavemente entre sus rodillas mientras el pequeño de piel azul y escamas en las mejillas la mirará con sus ojos inocentes y brillantes.

     — ¿Qué eres? — pregunto el menor, sus manos trazando un camino imaginario sobre el cristal de su vitrina, como si de alguna manera así pudiera sentir la piel de joven.

     — No lo se — su voz fue un susurró en el aire que por suerte logro percibirse fuera del cristal, donde el pequeño la tomo en sus manos y ladeó la cabeza, confundido.

     — ¿Estás perdida?

     — No. Creo que no tengo a donde más ir.

El niño quiso hablar pero la mano firme de su madre en el antebrazo le impidió seguir, por lo que solo dejo atrás un gesto rápido de adiós con la mano que ella imito con lentitud, saboreando el rastro de curiosidad que el niño dejo en su alma. Ella vio los gestos del padre y la sonrisa tenue de Tivan, el niño ahora sería parte de su colección.

¿Sus propios padres habrían hecho lo mismo con ella? Varias veces distintos seres de la galaxia visitaban al coleccionista para negociar con diversas criaturas, ya fueran diferentes a ellos o de su misma clase. Tivan insistía en decir que ella era la única de su especie en todo el universo, pero no sabía si creerle realmente.

Su mano derecha acarició inconscientemente esa curiosa cicatriz recta en el tobillo mientras un suspiro escapaba de sus labios.

     — ¿Qué ocurre querida? — la voz suave cual veneno de su dueño se hizo presente en sus oídos y su cabeza se vio obligada a dejar el firme respaldo del cristal a su espalda para mantener la cabeza erguida por si misma mientras su cola se movía involuntariamente de un lado al otro. No tenía ganas de nada, no había ninguna razón para ello — ¿Algo te molesta?

Todo, quiso decir. En su lugar tomo la vieja libreta a su izquierda y la abrió en una página al azar.

     — Le falta color — declaro con simpleza mostrando los dibujos tan detallados del cuaderno. Problemas simples para la mente hueca y vacía de un objeto, según Tivan.

     — ¿Te gustaría pintarlo? Puedo traerte pinturas — como siempre, el coleccionista pensaba en darle a su mejor pieza todo lo que quisiera, tenerla feliz y brillante como la joya de su gran corona siempre y cuando siguiera dentro de su colección, resguardada en Knowhere.

     — Podría arruinarlos.

Cuando Tivan se retiro de su vista ella se dispuso a admirar una vez más aquellos seres plasmados en el papel. Un caballo de cuatro patas y antenas, según la anterior sirvienta/esclava, Mónica. Ahora ella también tenía una vitrina en la colección y una fémina de su misma especie llamada Karina la había reemplazado, y era mucho más joven y temerosa.

¿Cómo sería que alguien se preocupe por ti más allá de la mera vanidad? Mónica se preocupaba por Karina, siempre le estaba diciendo a escondidas como le gustaban las cosas a Tivan para que la más joven no se metiera en problemas y complacerá lo más posible al coleccionista.

Ojalá alguien se preocupara por el niño que acababa de ser vendido por sus propios padres.

O por el cuadrúpedo de color café vestido con un extraño traje blanco que soltaba chillidos agudos de vez en cuando.

Ojalá alguien se preocupara así por ella.

Bueno, de menos no tenía grilletes como las otras piezas de la colección.












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         ¿Siete mil millones de unidades, por esto?

Una pequeña criatura café de grandes ojos negros la mira con cierta burla desde abajo mientras ella solo se concentra en los dibujos de su libreta, lo único que a mantenido vivo su interés desde que tiene memoria y está en la vitrina. Por supuesto que el sabía quien era ella. Todo aquel que fuera medianamente alguien en la galaxia sabría de la especial recompensa que se lanzó hace unos años para encontrar a un ser único en el universo.

     — Yo soy Groot — dijo un ser de gran altura a su lado con un tono ligeramente severo. Parecía ser de madera y media casi tres metros de altura.

     — ¿Sono grosero? Ay perdón — se disculpo la pequeña criatura con falso pesar y sarcasmo.

En aquel ser ella pudo ver algo de naturaleza, una cosa prácticamente inexistente en Knowhere y que de alguna manera la hizo sentir bien. Mientras se levantaba lentamente esa criatura árbol coloco una mano en la altura indicada para que ella pudiera poner la suya al otro extremo del vidrio y le sonrió, gesto que ella imito honestamente. Se sintió segura al ver ese árbol caminante, de una extraña manera como si estuviera cerca de casa.

     — ¿Qué es esa cosa de allá? — mascullo la suave y fría voz del coleccionista al posar sus ojos en la criatura que había despertado del interés de su pieza única y ahora, también tenía su atención. El tendía a cosificar a las criaturas y seres que eran de su interés.

Tivan miro a la joven azul haciendo que alejara su mano del cristal y volviera a su posición fetal, con su cola moviéndose de un lado al otro gracias a la curiosidad.

     — Yo soy Groot — le respondió el árbol gigante dejando de lado a la joven azul y mirando de frente a Tivan.

     — No creí que conocería a un Groot, señor — el coleccionista analizo de pies a cabeza al ser de madera — Permíteme pagarte ahora para adueñarme de tu corteza. Al momento de tu deceso, claro.

Si acepta seguramente lo matará, pensó ella mirando ese brillo peculiar en los ojos de Tivan. Tenía los recursos para hacer lo que le diera la gana.

     — Yo soy Groot.

     — Si, para que te convierta en una aburrida silla — parecía ser que el único capaz de comunicarse con Groot era el pequeño ser de color café y grandes ojos.

     — ¿Es, tu mascota?

     — No puede ser — mascullo ella por lo bajo ahogando una risa con sus cuatro dedos, atrayendo el interés del terrano en la habitación mientras la mujer de piel verdosa obtenía la atención de Tivan con la que se suponía, sería la nueva pieza de su colección.

Por alguna razón Tivan había guiado al grupo a una mesa con un extraño aparato integrado que estaba a solo unos metros de su vitrina, por lo que obedeciendo a la voz suave y gentil de su curiosidad ella se acercó al cristal que daba mejor visita del orbe en manos de su dueño.

     — Oh mis nuevos amigos, antes de la creación misma, existieron seis singularidades — la máquina de la mesa abrió la primera capa el orbe, liberando así lo que parecía ser la historia misma que Tivan estaba contando — Luego el universo apareció de un estallido y los restos de sus sistemas fueron moldeados en unos lingotes concentrados — cada capa del orbe estaba poniendola nerviosa por alguna extraña razón. La voz del coleccionista y los rostros inertes del grupo en la habitación no ayudaban mucho — Las gemas del infinito. Estás gemas al parecer solo pueden ser empuñadas por seres de extraordinaria fuerza, observen.

En una de las imágenes se podía ver como un ser de gran tamaño e imponente presencia erradicaba la vida de todo un planeta con solo una de las gemas en la punta de su imponente cetro. Un escalofrío recorrió su columna, incluyendo a su frenética cola. ¿Eso le habría pasado a su planeta?

     — Estos portadores pueden usar la gema para arrasar civilizaciones enteras como trigo, en un campo. Solo por un momento un grupo fue capaz de compartir la energía entre ellos, pero incluso ellos fueron destruidos por ella — la joven azul se removió en su sitio con sus repentinas ganas de salir corriendo de ahí. Tenía un mal presentimiento de todo eso.

Sus sospechas solo crecieron más al ver la pequeña gema ser liberada del orbe. Sus tintes morados y aura misteriosa hicieron que sus orejas se movieran inquietas, atentas a cada cosa que pudiera pasar. Sus ojos viajaron inconscientemente a Karina, quién solo veía aquella piedra totalmente hipnotizada.

     — Bellísima — murmuró Tivan con un éxtasis que la joven no había visto en mucho tiempo, no en el. Al menos desde que ella recuerda — No hay comparación.

     — Bla, bla, bla. Tú sermón es fascinante en serio, pero ya danos la paga — exclamó el roedor del grupo a la derecha del coleccionista.

     — ¿Cómo desean que les pague? — una vez que las imágenes de la historia de la gema desaparecieron, ellos se alejaron de la mesa bajo la atenta mirada de la joven azul, ignorando como otra presencia se acercaba a esa fuente de gran poder.

     — ¿Tú cómo crees, payaso? En unidades.

Ella dirigió su vista a la gema mientras Tivan sacaba algo de su cajón, seguramente su chequera.

     — ¡Tivan! — grito la joven azul golpeando el cristal de su vitrina al ver como la esclava de piel rosada se acercaba a la gema con un brillo de decisión en los ojos, cegada por el poder de ese fragmento puro del universo.

     — Karina, apartarte — ordenó el coleccionista al ver aquello que su joya le señalaba.

     — ¡No seré nunca más tu esclava! — grito la mujer en respuesta. Monica golpeaba el cristal de su propia vitrina en un intento inútil de distraer o llamar la atención de su antecesora. Ella abrazo la libreta a su pecho mientras se resguardada en la esquinaas alejada de la dirección de la mesa.

     — ¡Karina, no!

Pero era tarde. La esclava había tomado la gema entre sus manos, canalizando así un poder que su mundano cuerpo no pudo soportar y termino por generar una onda de poder que en unos segundos haría estallar la sala de la colección misma. Varias de las vitrinas fueron alcanzadas por las fugas del poder liberado por Karina, entre ellas, la suya.

La joven cerro sus ojos fuertemente al escuchar el cristal romperse, presa del miedo y la ignorancia, no lucho ni puso resistencia cuando la mano izquierda de la criatura de madera se colocó alrededor de su brazo, mientras que en la derecha su amigo mapache no llegaba a entender del todo su acción.

En ese fragmento de segundo antes de la explocion, Rocket pudo pensar en como un día de estos la piedad ciega de Groot haría que los maten.




























AUTHOR'S NOTE 🌌

Honestamente, medio me mate escribiendo está chingadera. Mi teléfono casi se buguea entre la pantalla flotante de la película, el Wattpad y la pestañina del WhatsApp.

¿Les gusto?

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