O17. you are my life

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O17 | ERES MI VIDA

         —A veces te envidio —Edward sonrió al verlos llegar hasta su posición entre la espesa nieve que cubría la montaña. Sabiendo que el lobo se refería a la casa de campaña perfectamente acomodada a su espalda.

—Podría armar una cabaña para ustedes en un santiamén —comentó el vampiro.

—¿Tú qué dices? —dijo esta vez para Bella, quien hundió sus zapatos en la nieve apenas Ian la bajó de sus brazos.

—Una cabaña en medio del bosque, sin vecinos molestos —fingió pensarlo antes de reír—. No suena mal.

Edward se sintió aliviado de la falta de recelo que el lobo transmitía hacia él. No quería que él contrario lo viera como algún tipo de amenaza que podría interferir entre ellos.

Aunque a Ian no podría importarle menos su presencia.

—Según Alice, llegarán mañana por la mañana —Informó—. Vigilaré por la noche.

—Me iré después del amanecer —dijo esta vez Ian, ocasionando que Bella lo mirará—. No dejaré que ninguno se acerque a tan siquiera una milla, Seth me suplirá aquí.

—Ian...

—Entiendo —Edward asintió—. La cuidaré en tu ausencia.

—Gracias, amigo.





   Bella se acurrucó aún más en el pecho ajeno. El castaño se removió un poco, quedando acostado de lado, y pasando su brazo por la cintura de la fémina.

Podría haber un frío que calaba hasta los huesos, pero la temperatura corporal del chico era suficiente para no tener que preocuparse por ello.

—¿Qué ocurre? —cuestiono casi en un susurro, pues el rostro de Bella estaba hundido en su pecho—. ¿Tuviste una pesadilla? —la fémina negó con la cabeza.

Arrugó la camisa de Ian al apretar con fuerza el agarre que mantenía en él, sus brazos serían por siempre su lugar seguro.

—Solo un pensamiento tonto que cruzó por mí cabeza —musito sin muchas ganas de seguir hablando, pero Ian acuno su mejilla con su mano libre.

—No importa lo tonto que sea, todo lo que venga de ti es sumamente valioso para mi —dijo, haciendo que Bella saliera de su escondite para mirarlo a los ojos—. Tu lo eres todo para mi.

—Si algo te pasara...o si los chicos salieron lastimados —habló luego de un minuto de silencio—. Sería todo por mí culpa —soltó, con un notable nudo en su garganta.

—Bella —Ian acarició con delicadeza su pómulo, escuchando claramente como la chica hacía todo lo posible por acallar los sollozos que amenazaban con salir—. Prometí que te protegería. No puedes no pedir que te deje sola cuando pude haber hecho algo para ayudarte.

—Lo sé, lo sé —sollozó, metiendo su cabeza en el hueco que había entre el cuello y el hombro del contrario—. Pero lo único que puedo hacer por ustedes es preocuparme.

Sus comisuras se elevaron, realmente la castaña ya hacía mucho con solo sonreír para ellos. Leah la consideraba una hermana, después de que ambas relataran sus experiencias en sus desastrosas relaciones del pasado.

Para Jacob, era su mejor amiga. Sabiendo muy bien que la conexión que ambos castaños tenían era irrompible.

Y tanto para Jared, Quil y Embry, Bella era su mejor compinche a la hora de molestar a Santiago.

El alfa y su impronta la habían adoptado como una más en su familia. Todo lo que podía hacer ella por ellos, era simplemente seguir queriendo a Ian.

—Mañana le pondremos fin a todo esto —acarició su mejilla, dejando un beso en su coronilla—. Pasado mañana será un nuevo día, donde tu y yo disfrutaremos de todo el tiempo que nos resta de vida. Eres mi vida, Bella.

—Y tu la mía —masculló contra sus labios—. Te amo.

—También te amo —finalizó, juntando sus labios.

Al separarse, Ian tomó su mano, llevándola hasta sus labios para besar sus nudillos.

—El anillo de mi abuela no se vería tan mal en tu dedo —sonrió, la castaña se sonrojo al sentir su aliento rozar sus dedos.

—¿Acaso...

—Sí —la besó de nuevo—. Es una propuesta, nos casaremos cuando tu quieras y cuando te sientas lista.

—Ahora lo estoy —rio—. Compremos unos boletos directo a Las Vegas —comentó, ocasionando una sonora carcajada en el cambiaformas que podría alertar hasta a el vecino que se mantenía vigilando afuera.





     A la mañana siguiente, Bella se levantó a causa del frío. Percatándose al instante de la ausencia del lobo a su lado.

Echo un vistazo en dirección a la cremallera de la casa de campaña en cuanto escuchó unos pasos acercándose.

—¿Ian? —antes que pudiera recibir respuesta, Edward se asomó por la apertura.

—Acaba de irse, Sam lo llamó para reunirse —explico, tratando de apaciguar el semblante de inquietud en la castaña.

Bella asintió, siendo recibida por el invierno mañanero al pasar aun lado del cobrizo para salir. Se abrazó a sí misma en busca de calor, notando que Seth se hallaba a la sombra de un abeto de copa ancha, con la cabeza recargada entre las patas.

—Buenos días, Seth —saludo, recibiendo un breve resoplido de su parte.

—Es por tu bien —dijo Edward, haciéndole saber a la chica que tal vez el menor se encontraba inconforme con su posición fuera de la pelea—. Aquí estaremos seguros.

—Ni se te ocurra escabullirte —reprendió la castaña, tomando el papel de madre. Seth por su parte lanzó un aullido de rendición y se puso alerta, asustando a la fémina—. ¿Qué pasa? —preguntó claramente preocupada, mirando al vampiro.

—Ya empezó.

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