48| No todo tiene un significado

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Daniel:

Solo podía desear una sola cosa en ese momento; morir.

Desaparecer. Retroceder el tiempo. Cualquier cosa que me mantuviera alejado de él, que simplemente se esfumara de mi vida.

Despertar y que todo sea un mal sueño. Uno de los tantos que había tenido con anterioridad.

-¿Daniel? ¿Estás bien? ¿Qué sucedió?

Nada estaba bien.

No con él preguntándome si lo estaba.

Permanecí inmóvil un par de segundos, intentando asimilar lo que mis ojos veían con detenimiento. Al chico que se mostró frente a mí y me extendió su mano, como si no fuese el responsable de haber arruinado mi vida y el culpable de todas mis citas a terapia, como si nada hubiese pasado entre nosotros; Desconocidos.

¿Acaso tenía demencia?

O solo era tan cínico como para pretender que nada pasaba.

Bastardo.

Hace el amago de tomar mi brazo. Su tacto era suave, pero quemaba. Yo solo reaccione como creí correcto:

-No me toques -retrocedí. Caí en cuenta de lo que estaba haciendo-. ¡No me toques! -Esta vez fue un tono de enfado lo que hizo que se apartara.

-Perdón...

-¿Por qué? ¿Por qué tú? -llevo una mano a mis ojos para despejar mi vista borrosa, producto de las próximas lágrimas. Era tan humillante y doloroso por partes iguales.

El se percató de esto.

-Tranquilo. No quiero causarte más problemas -echa un vistazo a mi alrededor, buscando una respuesta. Evita tocarme y sobrepone sus manos en una fina línea de distancia-. ¿Qué haces aquí solo?

Mi hermano...

-No te importa.

-Claro que me importa, estás solo, y no te ves nada bien. ¿Alguien te hizo daño?

Comenzaba a especular cosas sin sentido.

Me di un largo y suspensivo respiro.

-Oliver huyó y lo estaba buscando. Pero no sé a dónde fue, ni siquiera sé donde estoy -sin querer ya le estaba parloteando mis problemas. La angustia en mi rostro lo mantuvo cautivo-. Creo que es mejor que me vaya, estaré bien -di un par de pasos en sentido contrario. No tenía que confundir las cosas, estaba más que claro.

Mi corazón se desató en sonoros latidos que retumbaron en mis oídos, eran tantas emociones juntas que no podía contenerme.

Él era consciente de todo lo que provocaba en mí, incluso de mi miedo irracional a estar perdido y que él haya sido quien me encontrara.

-Déjame ayudarte -corre tras de mí-, por favor. No es necesario involucrarnos. Me preocupa que estés solo.

Volteo a verlo, desconsolado.

-Eres tan... ¿Cómo puedes decirme eso? -examino cada ápice de él, era como ver a un completo desconocido, una persona diferente. De no ser por su suave voz y ojos marrones, no lo habría reconocido. Todo en él cambió, incluso su apariencia, era descuidada.

-Solo quiero saber que vas a estar bien. Estás temblando mucho, creo que no estás en posición de hacer esto -frunce el ceño, intranquilo.

-Lo estaré, no te preocupes. No te necesito.

Nada iba a estar bien, empezando por mí notoria ansiedad e irracional miedo. Me provocaba tanto que era incapaz de disimular. Al menos controlé un poco todo lo que tenía por decir, trague mis palabras de odio y de inmediato mi pecho comenzó a doler.

No quería verlo, nunca más.

Para él era tan fácil, que simplemente decidió ignorar mis palabras y continuar con su terquedad, la cual me inquietaba.

-¿Dónde está tu casa? Te puedo llevar.

Volteo a todos lados desorientado. Dudo al responder.

Soy un idiota.

-No lo sé.

-¿Cual es el número de Oliver?

-No lo sé.

El cielo nos advirtió sobre un próximo diluvio con un fuerte estruendo que iluminó nuestro alrededor. Los relámpagos me generaban un poco de ansiedad, eran aterradores pero hermosos. No me limite a exaltarme.

-Mierda -musitó, rebuscaba algo en su celular-. Ven conmigo.

Sujeta mi muñeca de forma descuidada, evado el agarre disconforme.

¿Qué se creía?

-No... ¿Por qué iría contigo? -me detengo, dejo que camine solo.

Ni loco. Prefería mil veces morir que estar un minuto más cerca de ese desconocido.

-Daniel, por favor.

-No. Yo no tengo porque acompañarte a ningún lado -me impongo firme en mi decisión, lo que me hace doler. Ver a Alex tan desconcertado y algo afligido me provoca tristeza.

-Alexander, ya nos vamos -una voz masculina interfiere-. El idiota de Jackson se partió la cabeza con el pasa manos y se está desangrado.

-¿Vincent? -el nombrado se queda estático, con la boca abierta-. ¿Tú lo conoces? -miro a ambos, confundido. Me sentía extrañamente fuera de lugar.

No pasó mucho tiempo cuando gruesas gotas de agua cayeron con frecuencia sobre mi rostro. Cada impacto me generaba picazón.

-¿Daniel? -voltea con seriedad-. Es una larga historia -el más alto cambia de expresión y sonríe divertido-, ¿nos acompañas?

-No.

-Si, él viene con nosotros -Alex refuta.

-Claro que no -reniego con la cara empapada y la ropa terriblemente húmeda.

La lluvia se soltó con una tempestad incontrolable, las personas que anteriormente estaban ahí solo desaparecen, como fantasmas.

-Te vas a resfriar, ven con nosotros -propone el de cabello largo-. Yo puedo contactar a Oliver -grita sobre el agua cayendo. Sin señal de qué finalizara pronto.

-¡Dije que no! -me aferro, si era posible de un árbol.

-Tú le cubres la boca, yo lo agarro de las piernas -"susurra" para que supuestamente solo Alex escuchara.

¿Querían secuestrarme?

Volteo a verlos asustado y muy confundido. En qué momento se convirtieron en secuestradores.

-Ven con nosotros, te prometo que no haré nada para incomodarte, permaneceré callado. En cuanto llegue contactaré a Oliver -propone Alex.

Ya no creía en sus promesas.

-Yo me encargo de que no diga ni una sola palabra -informa Vincent, ya estaba igual de mojado que yo.

No tenía opción.

-Solo lo hago porque está lloviendo.

Y de verdad no tenía a donde ir.

🌈

Al llegar la calidez del interior de su departamento me acogió, era antiguo, pero bien amueblado. Un tanto exótico y sucio, pero bonito. Todo daba un parentesco a Vincent y su banda.

-Suban al cuarto de invitados, ahí están las toallas limpias -dice, Vincent. Se dirige a la cocina dejando un rastro de agua, abre el refri, toma una lata de Red Bull y no conforme le adhiere un sorbo de licor. Una combinación mortal.

No le di importancia y subí las escaleras detrás de Alex.

-El cuarto de invitados es su estudio de música personal. Y bueno, yo también lo utilizo para guardar algunas cosas -abre la puerta de este, dejando a la vista algo impresionante.

Una habitación insonorizada con instrumentos de todos los tipos y una enorme barra que hacía sonidos y bits, desconocía el nombre, pero me parecía genial, guitarras eléctricas y por supuesto una batería muy a su estética, con unas enormes letras que decían "Death".

Todo estaba oscuro, iluminado con grandes letreros neon y luces leds de color morado y azul.

Detrás de mí se encontraba un sofá de agua, no iba a mentir, estuve tentado a sentarme desde que lo vi, apenas entramos lo pude admirar. Era uno de mis deseos; una cama de agua.

-Aquí es donde graban sus videos. Nada de esto me pertenece.

-Es muy espacioso, me gusta -doy una vuelta en 360 grados para observar mejor.

-Me alegra que te guste -logre distinguir una sonrisa en su rostro después de verme tan ensimismado-. Iré por las toallas.

Me mantengo estático. ¿Qué carajos estaba haciendo?

Me deje llevar tan fácilmente. No podía ser tan dócil ante él. Doy un par de fuertes golpes a mis mejillas, obligándome a ser consciente de lo tonto que seguramente me veía. Puse los pies en la tierra de una buena vez.

Solo tenía que agradecer, llamar a Oliver, e irme para nunca más regresar.

Regresa con un par de toallas de color negro, ya me imaginaba quien las había comprado.

-¿Entonces este lugar es de Vincent?

-Su banda -corrige-. Son cuatro chicos, dos de ellos viven en este departamento. En total somos cinco.

-¿Cinco? ¿No dijiste que eran dos chicos? Además de Vincent -no era lógico.

-Taylor, también vive aquí.

-Ya, eso tiene más sentido -meneo los pies y miro al suelo indiferente.

Taylor.

Era uno de los principales problemas.

-Es un lugar espacioso, aunque no lo creas todos cabemos perfectamente -ríe para sí mismo-. Taylor solo está de paso, en unos días se irá. Tiene que vivir su vida en Manhattan.

-Eso suena bien -pretendo desinterés, pero me es casi imposible, tenía muchas preguntas-. ¿Y tú qué haces aquí?

-Trabajo para la banda, acompañó a Vincent a todos sus conciertos. Soy su asistente -de nuevo me sonríe-. Me paga bien.

Entonces él sí estuvo presente en ese concierto donde golpearon a Oliver.

Jamás lo vi, tal vez se estaba escondiendo de mi. O tal vez...

-Ya entiendo lo que sucedió esa noche con el -musité para mí.

-¿Qué ocurrió con quién?

-Mi hermano... ¿Ustedes pelearon?

-Una pequeña discusión, fue por orgullo -sonríe sin remedio-. Ahora sé que estoy muy por debajo de él.

-Ya no eres tan arrogante. Me sorprende -lo observo de reojo, con la cabeza en alto.

-Bueno, he cambiado mucho.

-Lo puede notar. Ahora estás... -levantó la mano en vano-, calvo -si era bastante gracioso, y muy karmatico. Una risa salió de mi boca de manera inconsciente. Oprimí todo tipo de sonidos con mi mano bruscamente.

-Si, puedes reírte, sé que me veo ridículo.

No me parecía ridículo, más bien...

-Que bueno que eres consciente. Siempre hay que tener un poco de autoestima -lo escaneo con la mirada, juzgó un poco pero no demasiado.

Ahora vestía de manera descuidada, con ropa muy holgada y de marcas desconocidas, insurgentes, utilizaba más colores e incluso joyería como cadenas y pulseras de phonk, las mismas que Vincent llevaba. Se veía como alguien; eco friendly good vibes.

Un hippie traumado.

-Tu te ves tan hermoso, como siempre. Incluso más bonito que antes -elogia con sutileza y un tono meloso.

-No empieces -le detengo con la mano en su cara-. No estoy para estas cosas, Alex.

-Claro, me detendré. Lo siento si te incomode -evade mi presencia y se da la vuelta. Termina de secarse.

No me incomodaba, al contrario... me provocaba emoción.

Era todo lo contrario.

Ignore lo sucedido y reemplace el silencio con una pregunta un poco/muy tonta;

-¿Por qué me ayudaste? -suavizo mi tono.

-¿Por qué no habría de hacerlo?

-¿Es enserio? después de... Lo que me hiciste -me detuve, cayendo en cuenta-. ¿Crees que no dudaría de ti?

Su silencio repentino me lo reveló todo.

Podía ver a través de sus ojos lo que estaba a punto de decir:

-Aún te sigo amando.

Jajaja- Que graciosos.

-No. Tu no puedes decir eso, no lo vuelvas a decir. No... algo que jamás sentiste -la voz me temblaba. Retrocedo sin permitirle siquiera dar un paso.

Estaba tan asustado de por fin enfrentarme a todo esa tormenta de emociones prolongadas que nublaban mi juicio, cuando creí que no volvería a todo ese dolor apareció el.

-Daniel, siempre te ame -mi nombre en su boca se sentía abrumador-. Nunca te mentí. Incluso estando lejos jamas deje de pensar en ti, día y noche.

¿Por qué era así?

Me abofeteé internamente, cansado de la situación que no me llevaba a ningún rumbo. Al final uno de los iba a terminar perdiendo y más herido de lo que empezó.

-¿Y qué? ¿Crees que con eso has solucionado algo? -mi expresión pasaba de la confusión al desagrado-. No puedes hacerme esto, no es justo.

No podía controlar todo lo que sentía, era demasiado para procesar y mi corazón aun estaba débil.

Mi vulnerabilidad era mi más grande debilidad.

-Solo quiero que lo sepas, siempre estuviste en mi cabeza. Me preocupé tanto por ti, cuando me enteré de lo sucedió no tienes idea de lo que estuve a punto de hacer.

-No quiero escucharte -interrumpo con imprudencia-. Reserva lo que tengas que decirme -cruzo mis brazos y evitó su mirada.

Respiro profundo.

En el fondo anhelaba saber qué fue lo que pasó por su mente en ese momento, saber cómo fue que llegó hasta ese lugar, y el porque me abandonó. Pero también entendía que si me quedaba un minuto más cerca de él sería mi fin.

-La carta, ¿Taylor te la entrego?

-Si.

-¿La leíste? -una débil sonrisa se dibujó en su rostro. Él ya había dado por hecho que sí leí la carta.

-¿Por qué la iba a leer? -Me indigno aún más con su arrogante confianza.

-Porque sé que no ibas a resistirte -va directo a un escritorio y abre el cajón superior-. Por simple curiosidad o porque había algo que te motivó a hacerlo.

Siempre hubo un motivo: El.

-Curiosidad, lo hice por curiosidad y nada más -volteo la mirada-. Pésima redacción -murmuro con indiscreción.

-La escribí diez minutos antes de partir. Fue improvisada -responde indirectamente- pero todo lo que decía era verdadero, no exagere en ninguna sola palabra.

Remueve algunas hojas dentro del cajón para al final terminar con algo completamente inesperado.

-¿Qué haces? -inquiero, aun mirando a la puerta.

-Todas estas cartas son tuyas.

Volteo confundido. Observo la pequeña caja que llevaba en las manos, sobresalen un par de papeles

-¿Qué es eso? ¿Cuando lo hiciste? -permanezco en mi lugar, pero con el semblante más débil y susceptible a sus encantos.

Como siempre; Daniel, eres un idiota.

-Cuando estuve en Grecia -Deja la cajita rosa en el sillón de agua. Me acerque con disimulo-. Cada día escribía una carta para ti.

-¿Grecia? ¿Qué hacía en un lugar como ese? -La incertidumbre me carcomía.

Sabía que no tenía que involucrarme más en sus asuntos.

Pero yo era un idiota, y no me importaba.

-Digamos que estuve recluido, como un prisionero. La única diferencia es que yo sí era inocente -antes de que yo dijera una sola palabra el se adelantó-: Papá me envió a un internado para chicos problemáticos, después de enterarse sobre lo nuestro él no dudó en alejarme de todos, incluso de ti.

Pero si él era la persona más buena, no mataba ni a una mosca.

Reí irónicamente.

-Eso es... ¿Por qué no me dijiste lo que tu papá planeaba hacer? -lo miro con desconcierto y algo afligido-. Pudimos haber pensado algo para evitarlo juntos, los dos, como pareja. Éramos todo lo que teníamos.

Éramos. Ahora solo quedaba un desconocido que un día fue mucho más que eso.

Irreconocible. Mi ex novio.

-Porque tenía miedo.

-¿Miedo? ¿Miedo a qué? -sonreí sin un ápice de gracia-. Alexander Walker le teme a algo que no sea el compromiso y a ser fiel? ¿A la monogamia? -por primera vez conecte con algo profundo.

-Miedo de que te hiciera algo malo -frunce el ceño-. No lo conoces como yo, él es capaz de todo...

-¿Algo peor a lo que tú me hiciste? No creo que sea posible -sonrió cínicamente-. Tu sabías cuales eran mis inseguridades y miedos, y corrompiste a todos y cada uno de ellos sin querer mirarme, cuando yo estaba mal... muy mal, tú solo fingiste que no existía y me pisoteaste como si no te importara. Incluso me convencí de yo haber sido el culpable, todos los días me preguntaba qué había hecho mal. Porque solo dejaste de amarme...

-Daniel...

-No, Alex. No es justo. Nada de esto lo es -mi pecho se oprimió y la respiración errática me advirtió de lo próximo-. No me siento bien -mi voz se entrecortaba. Mis manos comenzaron a temblar y mis piernas flaquearon.

-¿Tu podrás perdonarme algún día? -se detiene frente a mí. A un paso se romper la distancia.

Los latidos se desataron, mi cara ardía hasta las orejas, llegué a pensar que estaba a punto de darme un paro cardiaco.

Empuñe mis manos con fuerza. Cerré los ojos un par de segundos y tomé un largo respiro.

Había pasado por tanto para esto. No era justo... pero tampoco lo fue para él.

Negué cualquier idea que fuera en contra de mi voluntad.

-Te odio... No te quiero cerca de mí -mi corazón se hundía en lo más profundo-. Eres... eres el causante de la mayoría de mis problemas. No tengo idea de cómo debería sentirme.

Tocan a la puerta un par de veces suavemente y lentamente la abren.

-Perdón, no quería interrumpir -Vincent asoma la cabeza por la rendija, su cabello sobresalió.

-Mejor me voy, no tiene caso seguir aquí. Con permiso -si continuaba un minuto más cerca de él no dudaría en entregarme.

Aproveche la oportunidad y escape de sus garras, antes de que fuera demasiado tarde y ocurriera lo inevitable.

-Daniel...

Escucho mi nombre un par de veces acompañándome en mi caminar, como una grabadora, el mismo tono preocupante, Alex lo estaba.

Pero yo no. Ya no más, había pasado tanto tiempo sufriendo por él, ya no podía hacerlo.

-Daniel -Vincent me llama antes de abrir la puerta.

Fue demasiado tarde cuando la imagen de Oliver evidentemente enfadado me hizo retroceder.

-Yo le hablé -confiesa Vincent. Lo cual provoca que Alex soltara gruñido molesto-. El no lucía bien -musita. A lo cual Oliver carraspea.

-Nos vamos, Daniel. Creo que ya has tenido suficiente -lo fulmina con tanto odio. Incluso más del que yo guardaba-. Espero no volver a verte.

-¿Estás seguro de que no nos volveremos a ver? -Alex le reta, entrando en un juego de miradas.

-Oliver -lo sujeto del brazo para prevenir que hiciera alguna estupidez. Conocía a mi hermano y lo impulsivo que podía llegar a ser cuando estaba enojado.

-Yo me encargaré de que no suceda -asegura sin dudar. Lo cual me provoca un escalofrío que me recorre de pies a cabeza-. Y tampoco a Daniel.

-Supongo que no podrías ocultarlo para siempre -sonríe sarcásticamente.

Mi peso no fue obstáculo para que sobresaliera y con desprecio señalará a Alex.

-Estoy hablando en serio Alexander, no te vuelvas a acercar a el. No te conviene, y tampoco a tu padre -era una amenaza que hizo que el mayor se eriza- . Y tú, vienes conmigo -tira de mi mano y jalonea con prisa hasta la salida.

Por un segundo desconocí completamente a mi hermano, estaba tan alterado que ni siquiera escuchaba los alaridos y súplicas para que me soltara. Incluso la vena de su cuello se sobresaltó. Era mi culpa, yo lo hice enojar.

Alex no intento nada para detenerlo, solo dejo que me llevara con una gran incertidumbre. Él se quedó en silencio y vio cómo me alejaba en contra de mi voluntad.

No le dio ni un poco importancia.

Su mirada perdió el brillo que obtuvo cuando me vio en ese parque, todo desde que Oliver llegó, y después de lo que dijo su semblante se transformó en uno aún más vulnerable e indefenso.

En ese momento mi hermano era lo que interfiere entre los dos.

Prácticamente Oliver me subió al auto con empujones, me abrochó el cinturón de forma descuidada y violenta, esto para que no escapara. Actuaba de una manera extraña e impulsiva, jamás lo había visto así.

No estaba pensando razonablemente.

🌈

Había temas que no me incumben, y no eran de mi interés, pero Alex, él era la excepción.

-¿El sabe lo que pasó con su papá? -pregunto con demasiada curiosidad.

-No lo se -ni quiera sé digna a mirarme. Pretende estar concentrado en el camino.

-Se miraba muy afectado cuando lo dijiste. Así que supuse que era por eso...

-No es algo que tenga que ver contigo, Daniel. No te metas -voltea rápidamente y me lanza una mirada de descontento.

-Lo siento. No era mi intención.

-Solo intento cuidarte. Ayúdame y haz el trabajo más fácil. No te entrometas.

Me quedo en silencio. No sabía qué decir.

-Alex estuvo el día del concierto

El silencio incómodo fue la respuesta.

-Fue quien te golpeó.

-Ya no importa.

-Oliver...

-El quería hablar contigo, obviamente no lo iba a permitir -lo decía como si estuviera en posición de tomar decisiones por mi-. Aún no has sanado, sabes que cualquier cosa puede denotar tu depresión. En especial el.

-Aún así debiste decírmelo. Era algo que me correspondía a mí -reclamo con pesadumbre-. Tu no tienes que tomar mis decisiones.

-Solo quería protegerte. El es una amenaza.

-Pero no lo haces si me ocultas cosas tan importantes como estas. Solo me provoca más ansiedad -confieso, descolocado-. No lo vuelvas a hacer.

Oliver voltea a verme inconforme, sus ojos se oscurecieron por un segundo, profundos y engañosos. Abre y cierra la boca, se había quedado sin palabras, hasta que encuentra las más acertadas para resolver su duda;

-¿Aún lo amas?

Entonces mis pensamientos coherentes se perdieron en mi cabeza y todo se vino abajo, su pregunta me había tomado por sorpresa.

Ni siquiera yo sabía la respuesta.

Podría decir que no, y engañarme, que era lo que había estado haciendo hasta el momento, mentirles a todos.

Negarme, negarlo a él.

-No... Creo que no -dude y mi voz se cortó a la mitad. Trague un nudo.

Guarda silencio, como si no fueran la respuesta que esperaba.

Suspiró profundamente.

-Yo le juré que jamás ibas a volver a él, que jamás te volvería a ver o tocar. Y que me encargaría de que no lo necesitarás. Pero veo que me equivoque -Aprieta el volante con fuerza, lo cual provoca que el cuero cruja entre sus manos. Podía notar su latente decepción por mi-. Tú sigues pensando en él, incluso si hoy no lo hubieras encontrado, aún había algo dentro de ti que lo necesitaba. Una dependencia a él.

-No sé qué decir -repaso mis dedos, uno por uno-. No es fácil olvidar a la persona que me enseñó tantas cosas nuevas y que me hizo sentir especial cuando todos me odiaban. El me amaba Oliver, cuando nadie más parecía quererme él estuvo ahí. Era... mío, ¿entiendes?

-Tuyo -ríe de forma sarcástica-. ¿En verdad lo era? ¿Estás seguro de que no lo compartías con otras? -tensa la mandíbula con fuerza-. O su "amor"también puede superar las infidelidades.

Contuve la respiración. Esos recuerdos vinieron a mi cabeza, cuando ya los había enterrado.

Pero también tenía presente sus ojos, la manera única en que me miraba y lo arrepentido que se veía, o cómo es que casi se arrodillaba para disculparse. Sus ojos llorosos, lo mucho que parecía extrañarme.

-No lo entenderías -sonreí vagamente, reconfortando ese hueco con hermosos recuerdos- Tú lo odias y estás resentido por lo que te enteraste. Alex es tu hermano y...

Detiene el auto de golpe, provocando que me sacuda con violencia. Se aparco en una orilla.

Lo miro con temor.

-El no es mi hermano, no tiene ninguna relación conmigo, ¿entiendes? Y contigo tampoco -difiere exaltado-. No te involucres, Daniel. Ya has hecho suficiente, sería decepcionante que aun después de todo lo que te hizo caigas en la misma trampa. Demuestra que eres capaz y supera a ese bastardo de una buena vez. ¿Entiendes? -su semblante se torno de una forma aterradora.

-S-Si, no hare nada tonto.

-Eso espero -pone el auto en marcha-. Solo olvídalo, cuando menos lo pienses ya lo habrás superado, continuaras con tu vida y conocerás a alguien mas, mejor que el.

Creo que eso nunca pasará.

Y mucho menos ahora que estaba tan cerca de él.

-Tal vez sí hablo de esto con la psicóloga pueda aconsejarme y encontrar una manera de no volver a sentirme así. Fue un momento de estupidez -comente, con falsa esperanza de olvidarlo. Fingiendo estar de acuerdo con él.

NI loco lo haría. Apreciaba lo que tenía ahora, me sentía bien, estable y feliz. No quería revivir lo que ya estaba muerto desde hace mucho tiempo.

Mi único recuerdo viviente era Alex y una carta.

Solo eso.

El ahora.

🌈

Leí por milésima vez las letras plasmadas en el papel rugoso, estaba pegada pedazo a pedazo en cinta rosa. Yo la destroce, pegue, arrugue, arme y al final solo la oculte de mi vista. Era un recuerdo entre otros.

Lloré, reí, me frustre, quise gritar... y a veces simplemente no sentía nada al leerla. Dejé de sentir tanto cuando él dejó de tener impacto en mi vida, porque él estaba lejos de mí, y no por elección. Jamás hubiera sido por elección.

Al final solo quedaron intactas un par de palabras sin sentido;

Eres mi mundo.

Mi vida.

Tu eres mi primer amor. Y en verdad desearía que seas el último.

Intenté arreglar las cosas y te hice un daño irreversible sin pensarlo. Jamás me lo perdonaré.

Yo soy el causante de todos tus problemas. No sabes cuánto me arrepiento.

Te amo.

Me había replanteado todo, incluso mi existencia y el motivo de mi vida.

La psicóloga me decía que tenía que encontrar una motivación para poder descubrir cuál era el sentido de mi vida. Además del dibujo, tenía que haber algo más "especial", algo duradero y verdadero.

Por eso decidí buscar la motivación por mi cuenta.

Días después.

Viernes.

Toqué un par de veces entumecido, ya que hacía frío, tanto que mi garganta estaba seca y en ese edificio se percibía aún más, pues era viejo, no tenía calefacción y los muros parecían ser bastante delgados. Podía escuchar los gritos de los vecinos, niños llorando y corriendo por todas partes.

El simple hecho de estar ahí me revolvía el estómago y hacía que mi cabeza punzara, con todo el ruido era aún más intenso.

Los nervios me estaban matando.

Corresponden a mi llamado.

-¿Daniel?

-Alex...

Oliver iba a matarme. Pero valía la pena el riesgo, era justo.

















💌 Nota:

🍪 ¿Qué les pareció?

Estamos a 2 capítulos de finalizar.

🥛 ¿Como se sienten al respecto?

Yo aún no lo asimilo, es por eso que planeé un montón de extras. Que espero y todos disfruten.

Me he demorado en estos últimos capítulos, debido a lo cruciales que son, ya que cualquier mínima cosa es esencial para el final, de importancia para darle un buen desenlace. Pido paciencia. 



Muchas gracias por leerme. Tqm 🖤

No te olvides de votar y comentar. ⭐️

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