8| Una fiesta mas

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Omnisciente:

Todos los jóvenes de sociedad se preparan para el primer impacto del año, la primera fiesta a cargo de los chicos del concejo, era el recibimiento al nuevo consejo estudiantil. Cada cierto tiempo fiestas como esas destacaban entre los estudiantes, y por algún motivo tienden a volverse inolvidables.

La vanidad que se manejaba era increíble, simple arrogancia y caras largas por todas partes. Daban demasiadas expectativas, producto de su costosa inversión.  

¿Cuánto dinero podían tener para organizar algo de gran magnitud como eso?

Tienen todo lo que atraería la atención de cualquier adolescente en esta época; vicios y adicciones en exceso, todo estaba listo para su consumo efectivo, dando de que hablar por todas partes, en sí el simple hecho de estar presentes en ese lugar era algo para comentar.

A lo largo de los meses su popularidad a alcanzado un nivel superior, ya que para muchos no son simples estudiantes los que asisten, algunos son famosos por llegar a millones de seguidores en instagram, otros son astutos; aquellos que pueden tener todo lo que se proponen cuando quieren y como lo deseen incluida su popularidad, luego tenemos a los entusiastas con las mujeres, los que solo juegan e ilusionan a las chicas, aquellos que solo van para calmar su calentura, cínicos. Hay que admitir que todo entusiasta tiene una maña que lo hacen más débil, y esa es el rechazo.

Se dice que la mayoría del equipo de basquetbol son aquellos que más corazones se roban para destrozar, así se mancha la reputación de algunos, sin embargo siguen siendo amados por las chicas. Por eso es que no importa que tan nefasto seas, mientras tengas dinero y millones de seguidores estarán siempre para ti, solo en las buenas.

De eso se rodean los alumnos en los corredores; rumores y habladurías sin ser verídicas, páginas y perfiles llenos de mentiras.

En la cima de estas paginas se encuentra la fuente principal  y más conocida de rumores... Collapsed, creada específicamente para hacer honor a su nombre; derrumbar los estatus sociales de los estudiantes a toda costa. Aun con todo el dinero que tienen no pueden evitar cometer errores, errores los cuales se filtraran al momento en que suceden, tan pronto como abren la boca ya son públicos. Es la página que persigue a los estudiantes más cotizados, relevantes y populares de todo el colegio.

Tantos líos y problemas gracias a esa página, pero nunca es suficiente, aún quedan muchos por descubrir. Lo más probable es que la fiesta que se llevará a cabo se haga viral en cuestión de minutos y centenas de personas inundan la mansión, no se sabía que esperar y mucho menos proviniendo de Gilian, una de las principales organizadoras, cada fiesta que hace cumple la promesa de ser mejor que la anterior, sin duda tiene un don para atraer personas.

•🌈•

Mientras tanto un chico bajo la regadera se prepara, los destellos de agua caen con fuerza cubriendo su cuerpo por completo, ahogando sus pensamientos y limpiando sus impurezas. Limitándose a ahogarse frota sus manos contra su rostro fuertemente.

Al terminar deja escurrir las gotas de agua fría por su piel pálida. Toma una toalla y sale del cubículo de cristal, seca su cabello y procede a enrollarla alrededor de su cintura, camina hasta el espejo al lado de la puerta, se mira unos fugaces segundo; era lo mas que soportaba admirar su reflejo. Salió del baño y se dirigió a buscar una vestimenta adecuada para esa noche, no faltaba ni una hora para que su molesto hermano tocara la puerta y lo apresurara.

Estaba entre algunos atuendos, pero al final termina de vestirse y lucir bastante a su estilo; un sudadera completamente negra, debajo de esta llevaba una camiseta de botones blanca, manga corta, pantalones negros estilo cargo, de calzado los típicos Vance negros de siempre, los mismos que utiliza todos los días para el colegio.

No hacia falta verse en un espejo para saber que le gustaba lo que vestía, sin darle mucha importancia, retoca su cabello esparciéndolo por doquier, dando una apariencia más libre a sus oscuros mechones negros, era ondulado y largo.

Abre el primer cajón de la mesa de noche al lado de la cama y saca lo esencial; unos cigarrillos de menta, goma de mascar y un encendedor, los guarda en uno de los bolsillos de su holgado pantalón, todo cabía a la perfección y no era notorio.

Un ruidoso llamado repetitivo intervino, estaba atento a como su hermano golpeaban la puerta sin piedad.

-¡Ya voy! -responde en un grito ahogado por el movimiento. 

-Apresúrate, te espero abajo -menciona, para después alejare con pasos firmes.

Daniel repasa en su mente las cosas que tenía que llevar, entre ellas su celular, el cual casi olvida dejándolo en la mesita de noche. Llega a la conclusión de que no le faltaba nada así que decidió bajar, cierra la puerta y sale directo a la sala.

•🌈•

11:30 pm

Se podría decir que iban media hora tarde, aunque en estas fiestas no importa mucho la hora de llegada, ya que lo mejor comienza después de las 12:00.

Al llegar se encuentran con una enorme mansión rodeada de autos, no cualquier tipo de autos, la mayoría tenían una pinta de ser de lujo y con la impresión de dejarte en bancarrota de por vida.

Un par de rejas abiertas les reciben a la gran entrada guiada por un camino de piedras cristalinas.

Con solo estar afuera podían sentir el ambiente intenso de adentro. Personas en el exterior, luces neon y música fuerte por los lados de la gran vivienda decoraron lo que seria una gran fiesta, entraron, y vaya que se veía todo lo prometido en redes sociales, a los alrededores se percibía la riqueza, con solo respirar el mismo aire se intoxicaban de todo ese olor a perfume caro. La mayoría portaban prendas costosas que pasaban desapercibidas en ese ambiente.

Frente a ellos grandes escaleras los recibía; personas pasaban sin rumbo, la música era escandalosa, demasiado escandalosa, llegaba a escucharse en toda la casa, reposaban tragos de alcohol en todas las superficies, luces coloridas y esculturas que parecían ser antiguas cubiertas de lazos y espuma decoraban el ambiente dandole esa elegancia peculiar, en el techo una majestuosa pintura en representación a una batalla de ángeles y demonios decoraba el área principal de la casa.

Tal y como Daniel lo imaginaba; un lugar movido, repleto de desconocidos y humo visible rondando por el aire. Las miradas curiosas estaban aferradas a los recién llegados, siguiéndoles de un lado a otro como si fuesen algo realmente importante. 

Ambos hermanos caminaron entre la manada de chicos gritando y escandalizandose en el pasillo central, sin decir una sola palabra, Daniel siguió a Oliver hasta lo que parecía ser una espaciosa cocina. Los dos entraron a la par, sin percatarse de que su hermano  mayor ya tenía un trago en mano y planes por cumplir.

Lo único en lo que pensaba Daniel era en lo extraño y exótico que era aquel lugar, podía ver a las orillas chicos comiéndose sin vergüenza, en el sentido sexual, uno muy sexual, lo que provocó un repentino escalofrío, aterrado de ver aquella comprometedora situación, por otro lado chicos llevando líneas de polvo blanco a su nariz y pastillas coloridas a sus bocas, algo que ignoro de inmediato pues no era de su interés, mejor se dedicó a seguir a Oliver.

Cerca de ellos se percató de la presencia de Gil, Emma y Henry los tres conversando y riendo sentados en una barras de la esquina, se acercaron por completo y así fueron visibles para los demás, los cuales les miraron indiferentes y sin decir una palabra el mayor de los hermanos se sentó al lado de Gil saldándolos de uno por uno; entre choques de puño para los dos mejores amigos, Henry y Gil, un abrazo con cariño para la rubia, abrazo el cual Emma correspondió de igual forma.

-Por un segundo creí que no vendrías -la pelinegra se levantó de su lugar para acercarse de inmediato al menor. Mientras le sonreía de una manera coqueta, lo que desconcertó un poco a Daniel, parecía estar ebria.

-¿Si?... Yo también lo dude por un segundo, pero al final me decidí y pensé en ti -corresponde con el mismo toque coqueto al final y mintiendo en cada palabra.

¿Qué carajos estaba haciendo?

Ella rió de manera divertida, mientras los demás se miraban entre sí. Sobrepasa su brazo al lado del chico quedando frente a frente, a centímetros de lo que parecía ser algo con doble intención, incluso la respiración de ella chocó contra la mejilla de Daniel, solo para alcanzar un vaso de vidrio con vodka, detrás de él.

-Toma esto -estira su mano, con el vaso en ella. Dudó un momento -prometiste que harías lo que yo quisiera, toma.

Sin poder negarse lo sujetó. Frunce el ceño en señal de desconcierto, nunca prometió algo así, pero se negó a rechistar enfrente de los demás.

-Creí que no te gustaba beber -menciona Oliver entre dientes. Le parecía curioso que su hermanito bebiera con alguien que recién conoció y cuando él se lo pedía se negaba rotundamente.

-Yo también -dice, antes de llevar el sorbo de liquido amargo a su boca, lo único que persistió fue ese peculiar ardor en su garganta, ya era más que conocida pues paso más rápido de lo que pensaba.

Devolvió la atención a la pelinegra, que solo lo miro con una sonrisa de satisfacción, y levantó ligeramente el otro vaso que llevaba en mano para así ingerir el líquido de éste en un instante, la bulla de atrás era escandalosa después de ver a la Gil tomando sin cuidado, incluso Daniel soltó una risilla notoria.

Todo esto para ser interrumpidos por una tercera persona.

-¡Alex! -mencionó, el pelirrojo se dirigió encima de los dos jóvenes emocionado al verlo. Todas las miradas iban hacia él, incluso fuera del círculo, a la espera del chico apuesto, expectantes ante su repentina llegada.

Algunos le perseguían con los ojos bien atentos al incandescente chico que se acercaba con seguridad e imponencia

Daniel:

Ella y yo seguíamos luchando entre miradas sugerentes, algo confusas, cuando fuimos interrumpidos por un escándalo proveniente del ruido en la entrada de la cocina.

Y como no, si a mi derecha se encontraba el hombre de los sueños húmedos de cualquier mujer, encantador... ¿no?

Yo solo lo lo miro con cara de querer morir y pocos amigos, literalmente. Cada quien se acerca a el a su manera, de forma amigable e hipócrita, supongo.

Llega completamente a nosotros intoxicandome con su aroma fino y dejándome ciego con su potencial brillo. Confieso que niveles de poder como los de él conllevan una vida de restricciones, años de límites y responsabilidades, lo e visto crecer desde que era aquel niño que lloraba por dormir con las luces encendidas, desde que se quedaba en casa con Oliver planeando como molestarme y hacerme la vida imposible, más de lo que ya era. Se que en lo que algún día se esforzó de pequeño, está dando resultados ahora, recompuso su postura de una forma casi irreconocible, pasó de ser inmaduro e infantil a algo más serio y reservado.

No comprendo cómo es que el y mi hermano son mejores amigos si son tan opuestos, uno es un promiscuo de primera y el otro todo lo contrario, reservado hasta los pensamientos, nunca lo e visto con una chica al lado, solo las que mi hermano contaba de él cuando era más joven, algo que prefería olvidar, después de eso desapareció meses y no supe más.

Nunca le encontré el chiste, hasta yo tenia más gracia, aún así la mayoría de mi familia me ve como un irrespetuoso por su culpa y claro, después de la pelea de año nuevo quien me volvería a hablar. Una pelea complicada gracias a él.

Volviendo a la realidad, él ya había saludado a todos y se encontraba sentado delante mío, probablemente me evadió por la cara de amargo que tenia. Gil acercó uno de los sillones pequeños para que me pudiera sentar junto a ella mientras conversa con la rubia, y por momentos me incluía a la platica, pero yo no la seguía, no era de mi interés, me distraía con cosas tribales visualizando a todos lados, a donde viera había personas, haciendo de todo. Tomo un par de tragos de la mesa, los bebo  inconscientemente como si fuesen agua, tal vez fueron unos seis.

De un momento a otro Oliver se levantó de su asiento susurrándole algo desconocido a Alex y yéndose juntos. Me quedo con las chicas que no tardan en incluirme.

-¿A dónde van? -preguntó la rubia.

-No lo sé -responde Gil sin dejar de verlos alejarse- Oliver dijo que hoy conocería una chica nueva.

-¿Otra? -la rubia cuestionó sorprendida, a lo que Gil asiente.

No me interesaba saber a lo que se refiere, él podía hacer lo que quisiera con su vida mientras no me involucre en sus tonterías.

-¿Esta es tu casa? -Hablo por primera vez cambiando de tema. Una risa bastante fuerte llama la atención de los chicos.

-Sería un sueño -sigue riendo con ironía-, ya quisiera que lo fuera, si pudiera vivir en este lugar haría las fiestas que quisiera, cuando quisiera -observa con detalle los alrededores- es de... -duda un poco deteniéndose por segundos- mi tía -responde indecisa- ella me presta la casa, siempre y cuando se la regrese limpia, ahora no está aquí así que no hay problema.

-Es muy bonita.

-Lo sé, esa mujer tiene buen gusto -consume lo que quedaba del licor, deja caer el vaso de vidrio contra la mesa para después sujetar la botella de vodka y ofrecerme, a lo cual niego con la cabeza. Había bebido suficiente en los últimos minutos. No quería ponerme peor de lo que ya estaba, confundido y perdido.  

Procede a darle un trago directo de la botella.

Quedo atónito, no creí que hiciera algo tan repentino. Puedo sentir como una persona se acerca detrás de mí. Volteo por completo, me encuentro a la chica del bar "Agnes", venía hacia nosotros.

-¿Nena, qué haces aquí? -baja la botella discretamente, lejos de la vista de la recién llegada, con la intención de que no la descubra. 

-Ben, quería venir -después de eso se sienta al lado de Gil sacándole la botella de la mano, sin quejarse accedió y la dejó en la mesa.

-¿Por qué no me dijiste?

-Ben, insistió a última hora, ya sabes como es de indeciso es cuándo hay una fiesta.  

De la nada Gil se acerca más a la joven y la rodeó con sus brazos obligándola a quedar cara a cara.

-¿Bebió demasiado? -pregunta. Corresponde el abrazo de la chica con una sonrisa forzada.

-No -interrumpe Gil antes de que pudiera responder- ni un poco.

-No lo sé, recién llegue. 

-¿Henry? -esta vez voltea a ver a Emma en busca de respuesta- ¿no estaba con ustedes?

-Estaba, porque se fue con los chicos -sin dejarla pronunciar una sola palabra Gil se adelanta nuevamente -nena, tal vez no fue buena idea que vinieras -escurre su voz de forma coqueta.

-¿Y Ben? -pregunta Emma.

-Creo que está afuera, él y Alex... -Sus palabras se distorsionaron entre más hablaba, mi mente no lo procesaba, busco aire con un respiro profundo pero me marie apenas gire. Y sin pensarlo mucho me levante, voy rumbo a la parte de afuera, tal vez necesitaba despejarme un poco.

-¿A dónde vas? -me detiene Gil-. Tu no te puedes ir -reclama encima de Agnes.

-Afuera, necesito tomar aire. Vuelvo pronto -no volvería pronto, eso estaba claro.

Asiente conforme y vuelve a los brazos de la castaña.

El piso daba vueltas y las personas se distorsionan, nada tenía sentido en ese momento, más que mi caminar entorpecido por el alcohol y el malestar punzante de mi cabeza. 

Después de salir por un camino inundado de personas y humos desconocidos pude respirar aire fresco y sentir la calma de golpe, el ruido de adentro es callado por el silencio ensordecedor de la noche. En el exterior no hay más que personas ebrias, algunas conversan y otras se encontraban dentro de la piscina, al centro del patio, salpicando agua por todas partes.

Intente alejarme lo más que puede yendo a una orilla solitaria pero no oculta, divisaba todo el panorama desde ahí, estaba bastante iluminado de las luces rosas de adentro.

Del bolsillo de mi pantalón saco la cajetilla de cigarros y el encendedor, elevo uno de los cigarros de la cajetilla para poder tomarlo con mi boca y encenderlo, en busca de fuego me acerco al encendedor lo cual obtengo de inmediato provocando aquel humo característico que surge de mi boca, con una sola calada todos mis sentidos se encienden. 

Me relajo.

Era lo único bueno que tenía, lo único que aligeraba los malos momentos de mis días. Miraba a las personas conversar entre sí, uno que otro se empujaba a la piscina y salía empapado. Tres chicos besándose, una escena bastante lamentable para mis ojos, no era solo una chica, eran 2 en conjunto con 1 chico en medio de estas, podía ver las intenciones del chico tomando a las dos de ambos lados, sin embargo hay una en especial a la que le presta más atención mientras la otra esperaba a su espalda, puedo apostar a que la chica detrás de él es su pareja, siempre es así, los hombres buscan la manera más convincente de cumplir sus necesidades, en este caso la necesidad es tener un encuentro con otra chica ignorando a su posible novia. Río bajo y paso esa lamentable escena.

Me fijo en dos chicas sentadas a la orilla de la piscina, mirándose como si ambas desearan besarse, en una eterna mirada y risillas ingenuas. Se acercan y se alejan despistadamente, queriendo y a la vez no, sus manos se juntaban poco a poco, los nervios en ambas eran notorios, en especial por el evidente sonrojo. 

¡Dios! no es tan difícil solo tiene que acercarse más a ella. Unas ganas de empujar a una de las dos para que quedara frente a la otra y así se besen como mínimo, al menos incentivarlas a que lo hagan. Eran demasiado tiernas y tímidas, la manera en que actuaban juntas denotaba amor en todas las maneras posibles, a como yo las veía hacían una pareja muy linda, esperaba que no desaprovecharan esa oportunidad que tenían frente a sus ojos. Continúan hablando y ocultando sus sentimientos.

Soy un entrometido de mierda.

El tercer cigarrillo llegó a mis labios y continue el trabajo de inhalar el humo. La soledad invade mi espacio vital, sin mucho por observar, más que el oscuro cielo sin vida, supongo que está nublado, no hay estrellas en el, solo una media luna a lo lejos. Me agradaba el ambiente oscuro de las noches nubladas, son hermosas, si pudiera mi celular estaría lleno de fotos sobre esto.

Siento una extraña sensación que provoca un fuerte escalofrío en mi cuerpo, me alarmo de la reciente presencia a mi lado, suponiendo quien puede ser ese aroma inigualable lo confirma. Sin voltear doy una última calada al cigarrillo antes de tirarlo al suelo y pisarlo.

-Linda noche, ¿no lo crees? -reluce la voz del chico a mi derecha, así como siento su mirada centrada en mí.

-Eso parece -respondo a secas, aún sin voltear.

Puedo decir que no solo su físico cambió, si no su voz, esa estúpida voz chillona e irritante que tenía, sigue siendo irritante, pero ahora tiene un toque mas firme, tal vez más... gruesa, sigue siendo molesta para mi cabeza, pero debo admitir que es cautivador escudarle hablar.

Desconozco la intención por la que está aquí, sin embargo, si no me opongo no se ira por su cuenta.

-¿Qué es lo que pasa, Alex? -volteo a verlo con violencia, la única reacción que obtendrá de mí.

El corresponde con una sonrisa bastante sincera a mi parecer. Lo hacía para hacerme enfadar, mi poca tolerancia no abarcaba tipos como el. 

-¿Acaso no puedo estar aqui?

-Yo llegue primero -doy guerra, o eso intento. Era imposible tenerle como oponente en estas circunstancias.

-¿No podemos estar los dos? -pasea su mano por encima de la banca en la que me encontraba cómodamente sentado. 

-Has lo que quieras -sin intenciones de seguir, dejo de mirarle y me centro en el escándalo de enfrente. Busco otro cigarrillo en la cajetilla y lo enciendo. Mientras, él continúa observándome acompañado de esa sonrisa molesta y cínica.

Ahg... realmente quiero arrancarsela.

Imbécil.

-Tiempo sin vernos -comenta de repente. 

-Lo sé, y créeme que lo agradezco -suelto, sin sentimientos.

-Pense que me extrañarías.

-Antes muero -dejo en claro, haciéndole entender que no es y nunca fue fundamental para mí, como tiene que ser.

-¿Por qué? -susurró casi inaudible.

-¿Por qué que? -inconscientemente le respondo.

-Me odias -ríe, deja ver algo de lástima en su rostro.

¿Por qué no lo haría? -pienso. Tiro la colilla del cigarro.

-No te odio -rio un poco pues era estúpido odiar a alguien que no me a echo nada, más que sacarme de quicio-, es solo que... nunca fuiste el amigo de mi hermano preferido  -miro hacia arriba, sin entender el por qué lo preguntó, en primer lugar-. Siempre fue así, incluso en la pelea de año nuevo que tuvimos, demostraste que me sacas de quicio con solo existir, y lo que hiciste fue terrible... abriste una herida que estaba por sanar -confieso, con cierto tono de decepción.

-Me disculpe en su momento y sabes mejor que nadie que esa no era mi intención, sino... -lo interrumpo.

-Tu y él son muy diferentes, yo nunca comprendí que pretendías al ser su amigo -dudo un poco antes de seguir-, es simple, a veces encontramos personas que no son compatibles con nosotros... tú no eras compatible conmigo. Digo, nunca me caíste bien, pero aun así por más que lo intentara nunca fuiste de mi agrado -me sentía como un hijo de puta y no sabía por qué. Hasta que escuche una fuerte risa.

-Tu tampoco eras de mi agrado, pero en ese entonces quería ser bueno contigo -volteo a verlo en busca de un motivo ante todo esto; no había nada, no había respuesta-. Creía que las personas cambiaban con el tiempo, a diferencia de ti, que sigues tratandome de esa manera tan infantil, con rabietas y lloriqueos cada que me ves. 

-¿A qué te refieres? Ni siquiera te e visto por gusto, mas que por coincidencia.

Mentía.

-La poca atención que me das está envuelta es esas miradas incomodas.

-Tu eres quien me mira extraño -acuso desde la ingenuidad.

-No, es diferente. encontrarme contigo

-¿Todos los días? -pregunto con obviedad-. ¿A cada momento, Alex? parece una puta película sobre un acosador, volteo y ahí estás, todo el tiempo detrás de mí, creí que con los años este hábito cambiaría, pero veo que tus malas costumbres siguen en pie -recuerdo algo de lo que éramos hace años y no puedo evitar relacionarlo con el ahora.

-Y a ti... ¿no te gustaba que lo hiciera? -sonríe sin mas. La primera vez que lo veo de esa manera, tan falso.

-No... no lo hacía, de hecho no entiendo que te hizo pensarlo. 

-Tu actitud permisiva, tal vez... la manera en que me seguías -se dirige a mí, con astucia en cada palabra. Me tenso de pies a cabeza después de recordar- por cierto, tú fuiste quien...

-¿Qué?

-Tu le dijiste al director lo del salón... ¿cierto ?

-No -niego poco seguro, lo cual no contengo por mucho-, bien, sí fui yo.

-A eso me refiero cuando digo que me odias -deja escapar un suspiro pesado y sin prestarme atención se recarga en la banca-. Yo no acoso a nadie. ¿Sabes por qué? -agrega.

Lo miro con duda respondiendo su pregunta.

-Porque no tengo la necesidad de hacerlo, no tengo la necesidad de mirarte todos los jodidos días. Tengo cosas mejores por las que preocuparme, en especial cuando al único que acosan es a mi -comenta de manera trágica para sí mismo- al único que persiguen sin control es a mí. Sin embargo yo no busco hacerte daño, perdón si malentiendes todo.

En ese momento siento como mi cabeza da vueltas.

-Creí que eso era bueno para ti, que te prestaran atención, y mas si son chicas.

-No lo es, claro que no -niega fastidiado. Se recarga viendo hacia arriba, al cielo oscurecido- estoy seguro de que tú nunca sabrás lo que se siente. Son cosas muy diferentes y tú estas aparte de todo esto.

Me limito a responder y me acomodo en la banca con los pies hacia arriba, más tranquilo.

-Eso creo -confirmo lo que dijo. Quedamos en silencio total a excepción de los ruidos externos. 

Al bajar la vista pude ver que a las chicas de hace rato, aún seguían a la orilla de la piscina, a diferencia de que ahora no solo se miran, se estaban besando, justo de la manera en la que pensé que sería. Una risa por mi genial intuición resonó en el espacio de ambos.

No pude evitar que el chico de al lado se percatara, voltea confundido, sin decir una sola palabra se reclinó nuevamente y sonrió a la nada ante mi acción.

Tal vez creía que estoy loco.

Lo deje pasar unos minutos, en silencio, junto a mí.

-¿Y qué haces aquí?  

-Quería despejarme del ruido, además, tu hermano se fue con una chica hace un rato y me dejo solo.

Abro los ojos sorprendido, reflexiono de inmediato.

Hijo de... ¿Entonces yo estaba solo? ¿cómo me iba a ir ? ¿Era muy noche?

Las preguntas e inquietudes comenzaron a surgir, estaba en un sitio que no conocía en lo más mínimo. Al intentar encender mi celular la pantalla se apagó, no tenía pila.

Mire unos segundos a Alex, con seriedad.

-¿Qué hora es? -me resigne a hablarle con un gesto de preocupación.

-La 1:35 -dijo mostrándome la pantalla de su celular para que verificará. La luz roja dejó de iluminar mi rostro directamente, el fondo de bloqueo era completamente rojo con franjas negras

-Gracias -tenia que irme antes de que se hiciera más tarde, de todas formas no estaba haciendo nada, se suponía que estaba esperando a Oliver. Al final supe que no servía para socializar y probablemente en mi vida vuelva a salir de mi habitación después de esto, a no ser que quiera asesinar a mi hermano por dejarme a mi suerte en un lugar desconocido, lejos de casa.  

Me levante apresurado, sentía que Alex podía notar mis nervios, y sin decir nada me dirijo a la salida trasera de la casa.

-Espera... -la mano que me detuvo guiaba a un chico curioso, esperando saber la situación-. ¿Qué pasa?

-Que Oliver es un imbécil -camino molesto, zafándome de su agarre.

Entro la casa aun con Alex detrás de mí. Me sigue hasta pasar la habitación en la que se encuentran los demás amigos de Oliver, podía ver como la mayoría estaban fuera de sus cinco sentidos al igual que muchos a mi alrededor, caminando a la salida. Curioso que Alex no se encuentre en esa situación, ni siquiera olía un poco a alcohol.

-¿Qué pasa? -insiste esquivando a las personas y el ruido. 

-Pasa que no me dijo que me dejaría, ni siquiera sé donde estoy -respondo intranquilo ya afuera de todo. Pensé en mil maneras de volver y la más lógica para mi era correr el riesgo e irme caminando, en la madrugada.

-Yo puedo llevarte, solo tenias que decirme -ofrece de una manera comprensible.

Mi mente dice que no, pero mi conciencia dice que sí. En otras circunstancias rechazaría la oferta, sin embargo esto no eran esas circunstancias, eran las estupideces de mi hermano.

Asiento de buena gana, no había de otra.

-Gracias -no había más por decir. Estaba apenado de todo esto, es la segunda vez que me deja a mi maldita suerte, definitivamente no volvería a salir con Oliver. 

Y claro que iba a tener un regaño cuando lo vea, le daría su merecido al llegar a casa.

Me guíe por los pasos largos y firmes de Alex  hasta un auto negro estacionado justo al frente de la mansión, un Porsche al cual subí cabizbajo. Lo encendió, avanzando lejos del lugar, me percate de cómo se alejaban cada vez más hasta que se hizo casi imposible divisar la fiesta.

Se podría decir que el camino fue tranquilo y extrañamente no tan incómodo como pensé, no hablamos mucho y lo que hablábamos eran simples comentarios cortantes y asentamientos. Habíamos tenido suficiente por hoy, después de verlo por tanto tiempo, no era fácil, aun había cosas inconclusas que prefería dejar en el misterio.   

El lujoso auto entró a la residencia, pasó los altos portones que aseguran mi casa, se estacionó a un costado de la fuente central de esta, aproximadamente había espacio para ocho vehículos en el área de entrada de la casa.

Baje primero, seguido Alex. Vi como en ese preciso momento Eliza recién llegaba, se bajó de un auto irreconocible para mí, cosa que se me hizo extraño, no era de mi importancia, probablemente era uno de sus tantos novios.

Continué mi camino a la par de Eliza, mientras, el auto con vidrios polarizados salía de la residencia y Alex me seguía el paso para dejarme en la puerta, donde la mujer interrumpió con un chillido escandaloso.

-¡Alex! -exclamó con felicidad abalanzándole al nombrado-. Hace mucho que no te veo por aquí -salta a abrazarlo con entusiasmo.

Una cara de desagrado bien pronunciada y sin disimular se marcó en mi por delante de la escena. El mayor corresponde el abrazo con una sonrisa que casi no se distinguía entre el cabello revuelto de la mujer.

-¿Qué haces aquí? Oliver aun no llega -al parecer su segundo hijo no importaba.

-Vine a traer a Daniel.

-¡Ya que tu hijo me olvido! -interrumpo enojado.

-¿Por qué no le dijiste que te avisara? no todo es su culpa, Daniel.

Unos ojos en blanco fue lo que recibió de mi parte ante aquel comentario, para después abrir la puerta principal y quedar un rato en el marco de esta esperando que Alex se fuera y terminaran de despedirse.

-Fue un gusto verte de nuevo. ¿Seguro que no quieres quedarte y esperar a Oliver?

-No, él ya se va. Digo... es muy tarde, debe estar cansado -entrometido, interrumpo desde la puerta. Acto que es reprendido de inmediato con un pellizco y una mirada furiosa de parte de la mujer castaña.

-No te preocupes Eliza, aún tengo cosas por hacer -después de todo sigue mirándome- mañana hablo con Oliver.

Que molesto.

-Que te valla bien, nos vemos luego.

Pero aun así le doy un último agradecimiento de una manera bastante discreta. Un poco antes de entrar al auto mira por último hacia atrás, justo donde se encontraba Eliza despidiéndose con una sonrisa entusiasmada, detrás de ella estaba yo, recargado en la gran puerta de madera. Susurro, o más bien deletreo entre mis labios la palabra "Gracias" de una manera sutil y lenta para que comprendiera.

Al final muestra un pequeño asentimiento de haber entendido.

La vista del mayor fue directamente a mi, ignorando todo lo que había por enfrente o alrededor incluido a la molesta mujer que le hablaba sin parar. Al percatarme de esto una risilla salió sin duda pensar. Alex subió al auto evadiendo la despedida efusiva de Eliza.

E ignorando todo posible llamado a mi espalda de parte de la mujer, subo las escaleras y entro a mi habitación en un fuerte portazo. Me abalanzo en la cama y saco mis tenis aplastando el talón de estos, miró al techo pensativo.

Linda sonrisa -rio bajó al recordarlo, su seriedad al conducir y la dedicación que me presto al despedirse lo era todo, él expresaba infinidad de cosas con una sola mirada. 

🌈

Me levanto, desanimado y con un dolor punzante de cabeza, que creo no es resaca si no más bien por el desvelo de anoche. Me quedé despierto hasta las 4 de la madrugada jugando un tonto video juego que ni siquiera entendía, probablemente era insomnio. Eso era algo que pasaba muy frecuente en mí, y una sensación horrible cuando pasas la semana durmiendo solo cuatro horas en el día.

Suena loco pero es algo a lo que me e acostumbrado, en este caso las ojeras no se hacen solas, algo malo tenía que tener, además de ser un amargado de 17 años con cara de zombie y cuerpo de esqueleto, que odias a su hermano, el cual por cierto ahora ignoro.

No lo e visto pero estoy seguro que ni siquiera pasó la noche aquí, ese hombre no conoce los límites del ser humano promedio y hace lo que le plazca, otro punto para odiarlo, además de que me olvido.

Me arreglo lo más natural posible, un pams negro y una sudadera roja, mientras me ando en calcetines negros por todos lados de la casa, la tierra en estos se pega al caminar mientras bajo a la cocina a preparar algo de comer.

Bendito sábado no tengo compromisos más que comer y mantenerse ocupado haciendo nada. O sea el paraíso.

Llego hasta la cocina y me dirijo a la barra cubierta de mármoles color beige. Nada original, para mi gusto.

Abro la nevera en busca de un alimento útil, y lo encuentro, ahí, al fondo de todo después de la Nutella y la mermelada cubriéndolo, la encuentro, la única e inigualable crema de mini.

Estaba casi completa, era el único al que le gustaba, ya que uno es alérgico y la otra tiene gustos muy raros con aderezos de frutas desconocidas. Tomo un poco en la cuchara y la llevo a mi boca limpiándola de una lamida.

Después la unto en un pan, y lo devoró de inmediato dejando el plato limpio, solo quedan algunas migajas y orillas del pan. Lavó el plato antes de que la empleada de limpieza lo mire y quiera lavarlo ella.

Antes de salir me encuentro con nada más y nada menos que el desaparecido, al cual evado con una mirada de odio.

-Daniel -intenta llamar mi atención, e indignado sigo mi camino- Daniel, escucha -casi tocando mi brazo, lo evado.

Quien se cree para hablarme tan tranquilo, ni siquiera un; "lo siento", "perdóname por ser un idiota" mínimo, o ya como extra un; "eres el mejor hermano del mundo, haré todo lo que quieras"

Sigo subiendo las escaleras, para mi mala suerte se interpone en el camino y me retiene por completo.

-¿Qué? -volteo molesto.

-Mamá me dijo lo que pasó -se detiene para rogarme con esperanza de calmarme, pero no lo obtendrá-, lo siento, es solo que tenía algo importante que hacer y no lo pensé.

-Y no podías avisarme que me ibas a dejar, en un lugar lleno de desconocidos. ¡Tú me llevaste Oliver!

-Perdón... ¿si?

-Tienes idea de lo raro e incomodo que fue que tu amigo me trajera a casa, en especial Alex, todo porque tu de seguro te fuiste con una chica. Todos estaban mal, drogados, no podía pedir ayuda  -de alguna manera repetir la escena en voz alta me hizo enojar más-, porque fue por una chica por lo que me dejaste ¿no? Como siempre.

-Daniel, era algo importante, y lo lamento tanto, no era mi intención, no puedo justificarme -la cara de perro arrepentido nunca funciona, pero es graciosa.

Hago una mueca de disgusto antes de seguir mi camino hacia arriba.

-Da igual -digo, subiendo entre pasos apresurados.

-¿Me perdonas?

-No.

-Por favor, no me gusta estar así contigo.

-Si quieres que te perdone será con una condición.

-¿Qué? -pregunta con cautela.

-Me vas a llevar a todos los lugares que te diga, a la hora que quiera -era el único que sabía manejar, y Eliza, pero la verdad prefiero que sea el.

-No es posible, yo también tengo cosas que hacer -se impone de inmediato como si fuese lo peor que le pude haber dicho.

-Tranquilo, solo serán en las tardes, no hagas drama -continuo mi camino y lo pierdo de vista, para mi eso fue un si.

Entro a mi habitación y me aviento a la cama, me quedo pensando a que lugares podría ir esta semana para molestar a Oliver.

El resto del día es una mierda, aburrido y solitario, mientras mi hermano se la pasa en la calle yo solo... duermo. El sueño puede más en mí la mayoría de los días, por ello suelo vivir en pijama.

Justo como ahora; desmoronado en medio de la cama, dormido y sin preocupaciones, no termine de ver la película que se suponía debía de dar miedo quedando inmerso en un profundo sueño.





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