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Bufo una y otra y otra vez.

¿Que acaso a todos en la preparatoria les encantaban los partidos de baloncesto?, Era más que obvio. Sobretodo en los omegas y betas, bueno,  probablemente el causante o los causantes de que fuesen muy queridos, eran los alfas y alguno que otro beta, que conformaban  el equipo, y es que para que mentir. El equipo de baloncesto estaba bien integrado por atractivos alumnos. Ahí si, todos quieren ser sus fans número uno, para llamar la atención aún que sea de un jugador. 

Era realmente molesto tener que caminar y escuchar a cada segundo un, "¿Emocionado por el partido de hoy?", ¿Que acaso no le veían la cara de mierda que se cargaba en estos momentos? Como para andarle preguntando aquello. Era muy obvio que no estaba ni un poquito emocionado.

Solo esperaba la hora final de clase para irse a encerrar a un baño y dormir en lo que aquel partido terminaba. Bueno, ese era su plan. Ya que no esperaba que Seonghwa le llamara y le diera una orden clara de "te quiero ver en las gradas apoyándome a mi y al equipo", ganas , muchas ganas de querer golpear a alguien.


Sus nervios iban a punta de pie. La hora tan ansiada por todos había llegado. Tanto como los alumnos y profesores iban al salón de gimnasia, dónde bien estaba la cancha de básquet, algunos llevaban carpas grandes con el nombre del equipo escritas en ella con brillos. Pronto, autos y autobuses llegaban estacionándose a las afueras de la preparatoria. Alumnos de universidades llegaban con muchos ánimos de ver el partido.

JiMin veía con temor las afueras desde las ventanas de su aula, seguido de sus compañeros que veían con admiración a quienes bajaban de los autos. JiMin visualizo a su hermano bajando del coche que su padre les había regalado a ambos, pero parcialmente Seonghwa tenía más uso de el, que JiMin. Sintió un poco de tranquilidad. Ciertamente su hermano le podía poner tranquilo. Suspiro en alivio al no ver a cierto alfa. Pero adelanto su tranquilidad, ya que segundos después, unas manos palmearon los hombros de su hermano, entonces tras el salía la pesadilla de Park JiMin y el padre de su cachorro. Min YoonGi.

Su corazón se aceleró, juraría que saldría de su pecho y moriría. La idea era agradable, pero lastimosamente no se le cumpliría.

Ahí mismo lo veía, sonriendo con alegría a todo aquel que estaba en su camino, portaba el uniforme del equipo y le hacía ver tan..... Sexy. No supo en que momento comenzó a recrear aquel día donde YoonGi le había tomado, sintió sus piernas temblar y a alguien despertando de su zona de confort. Bufo mentalmente y salió a toda costa del salón, yendo directo al baño, dónde empañó su cara del agua fría que el grifo le daba.

-— Todo está bien, todo estará bien -— Se dice a si mismo. -— yo estoy bien , tú estás bien -— Señala su vientre. -— todo está bien -— Vuelve a decir con nervios. Su voz temblaba y cualquiera podía darse cuenta de eso.

Calmo sus instintos de chico llorón y salió del baño. Topandose al salir a Hongjoong quien tenía su móvil a la mano.

-— Estaba a punto de llamarte para saber dónde estabas -— Comento regresando su móvil al bolsillo. -— Los profesores ya han comenzado a mandar a todos a la cancha, y Seonghwa llamo diciéndome que ya te quiere ver en las gradas ... -— Dice con una sonrisa. - — ¿En qué momento Park Sabroso Seonghwa tenía mi número telefónico?, Ah qué emoción -— Sonríe abrazando a su compañero. -— ¡Ya vamos a la cancha que el sabroso de tu hermano nos espera! -—.

Y así fue como marchó camino a su perdición.

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El ruido que escuchaba era tanto que le era difícil el comunicarse con Hongjoong,  ambos llegaron a unos lugares libres, dónde era la cima, para Hongjoong eran buenos lugares ya que verían bien todo el juego, pero también era un tormento ya que no podría ver bien de cercas a su Park Sabroso Seonghwa.

Y el juego comenzó.

Hongjoong llevaba en manos una carpa enorme con brillos en ella, dónde claramente se podía leer un "¡Vamos Seonghwa!" y un poco más abajo el nombre del equipo, ayudo a sostener la carpa y trato de ignorar tanto bullicio hacía el equipo contrario.

Sin querer amargar más su día, la mala suerte le seguía, Hizo un contacto visual con Min YoonGi, este le miro un par de segundos, guiñándole de forma coqueta antes de volver su mirada al juego. Sus mejillas se tornaron carmesís por qué aunque pese a todo, Min Yoongi era querido por su omega, ciertamente le desagradaba pero no podía hacer que esa sensación se fuera.

Sin esperarlo una vez más, durante cada encestó de canasta, sus ojos siempre conectaban con los de Yoongi. Destino, casualidad, no lo sabrá.

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