𝙓. 𝙈𝙚𝙖𝙣𝙩 𝙩𝙤 𝙗𝙚

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     Cuando probó cosas por primera vez nunca llegó a sentirse así de increíble, ni siquiera cuando probó la comida, no había punto de comparación. De todas las cosas que había aprendido y que le había mostrado o que había hecho por Taehyung, sin duda la mejor de ellas era esta. 

Sentir el tacto de sus manos juntas. 

Al inicio, leve como un tímido roce, después de todo todavía tenía que ser cuidadoso pues seguía sin saber lo que le podría hacer a Taehyung al tocarlo. Pero la duda se disipó al instante siguiente cuando el más joven terminó por pegar sus pieles por completo, delicado y con extremo cuidado, parecía que también tenía miedo.

Y de hecho, era así. 

El de traje oscuro no recordaba bien cuándo había sido la última vez que sintió esa clase de temor, ¿cómo describirlo? No ese sentimiento que implicaba autoprotección, para nada. Lo que experimentaba era sin duda alguna otra muestra que delataba lo mucho que le importaba el príncipe en realidad. Taehyung, a diferencia del otro, en ningún momento se detuvo a pensar en lo que sucedería al encontrarse con el tacto desconocido del ángel, si saldría disparado por los aires por la energía que debía estar dentro del ser que le permitía levitar, o si le quemarían las mismas chispas que parecían salirle de los ojos pero esta vez por las manos, no. 

Lo único que pudo ocupar su ya desubicada y atontada mente era preocupación por el ángel, si sería él quien le haría daño y rasgaría su pálida piel delicada, o lo asustaría con las nuevas sensaciones. No lo sabía.

Pero cuando juntó bien ambas manos nada de eso ocurrió. En su lugar pasó lo que ninguno había esperado.

Una corriente fuerte, Seokjin no había experimentado aquello antes. 

A decir verdad, Taehyung tampoco pero de todas formas más le estaba afectando al ángel, tenía más en qué pensar. Sin previo aviso y todavía sin haber asimilado por completo lo que estaba sucediendo, apoyó ambos pies en el suelo para erguirse por primera vez. Intentó no ser tan brusco y no apoyarse por completo en Taehyung pero falló, después de todo recién estaba aprendiendo a tener el control. Perdió el equilibrio y cerró los ojos creyendo que se le vendría encima a Taehyung, pero no sucedió. Lo siguiente que sintió fue una mano en su cintura mientras la otra lo apretaba fuerte, jalándolo para que al final sí se apoyara en Tae, a este parecía no molestarle en absoluto. De hecho, nunca había estado más feliz.

Sonrió lo más grande que pudo, aún sin perder la cabeza pero sabía que estaba cerca. Tener ambos cuerpos juntos se sentía increíble, más real que nunca y eso era maravilloso, se sentía como un segundo encuentro.

Nada se le comparaba, ninguna de sus anteriores alegrías o emociones. Por fin tenía al ángel cerca, por fin parecía que ya no era tan inalcanzable. Se sentía como varias millas de distancia acortadas, como el frío calmado por el calor de ambos cuerpos unidos un poco más. Por donde lo viera o pretendiera comparar, Taehyung llegaría a la conclusión de que era un avance.

Y quería más, muchos más.

Así que no esperó a que Seokjin comentara algo, sin titubear empezó a moverlo suavemente, dejando ir su mano con pesar que duró realmente poco, pues el toque fue puesto en la cintura del contrario al instante. Quería mantenerlo estable sobre el suelo, no caería, Taehyung lo estaba sosteniendo y aún estando concentrado y pendiente de no incomodar al ángel, se permitía pensar en que quería que fuera así para siempre. Quería sostenerlo para siempre.

Poco a poco Jin fue siguiendo los pasos del chico, usando sus manos para ayudarse a estar de pie, apoyándolas en el pecho de Taehyung. Sus ojos no se despegaban del suelo y no podía dejar de estar sorprendido por cómo se veían ahí, en la superficie finalmente. Estaba más seguro que nunca de que había reducido una buena parte de la distancia que lo dividía del humano. Pero estaba desperdiciando aquello por estar mirando el piso, tendría que estar disfrutando el momento. 

Entonces Seokjin se decidió a levantar la cabeza por fin cuando ya habían pasado algunos minutos juntos y la música había cambiado, aún lenta y tranquila, melodías que parecían adormecerlos.

Naturalmente con lo primero que se encontró fueron los ojos rasgados de Taehyung, oscuros y penetrantes, sobre todo eso último. Si antes estaba curioso por el efecto que tenían sobre él, ahora lo estaba todavía más. El encontrarse al mismo nivel le ayudaba a darse cuenta de muchas cosas, le hacía sentir distinto. Seokjin antes podía observar al par por horas y de todas maneras sentir que estaban lejos, casi como los de las personas que pasaban cerca a él pero no podían verlo. 

En cambio en aquellos instantes, llegaba a jurar que veía a través de ellos. 

Si se esforzaba, Jin llegaría a conocer los pensamientos de Taehyung a través de sus orbes. Brillaban demasiado como para no saber identificar lo que expresaban, lo malo era que Jin no podía descifrar aquello todavía.

Por más de que estuviera sintiendo exactamente lo mismo.

¿La prueba de ello? Tenía el fuerte presentimiento de que algo quería salirse de su pecho con cada centímetro acortado entre sus rostros.

Seokjin estaba abrumado, se sentía tan extraño, como si una verdad le estuviera siendo revelada muda y le abriera los ojos poco a poco. Se veía reflejado en los mismos ojos que creía poder leer momentos antes, pero estaba equivocado. No podría en ese estado de adormecimiento, se sentía volar aunque estuviera pegado al suelo.

Entonces la música cambió bruscamente, Taehyung dio un saltito en su lugar para luego soltar todo tipo de maldiciones en su cabeza, en la lista de reproducción que había preparado tenía que haberse colado una canción Trot por accidente, una de sus favoritas que sin duda dejaría de serlo a partir de ahora. Había roto el momento que estaba compartiendo con el ángel.

Soltó su agarre para separarse con intención de cambiar la música desde su teléfono pero notó que el príncipe había comenzado a moverse acorde al ritmo nuevo, se mecía con soltura pero al mismo tiempo torpeza, una sonrisa gigante en sus labios mirando a Taehyung divertido, mostrándole lo que estaba haciendo. Y aunque se hubieran separado un poco Taehyung se permitió reír y seguirle el juego al ángel juguetón, comenzaba a bailar con movimientos graciosos, despegando las manos de su pecho para agitar los brazos y la cabeza, contento por hacer carcajear al otro chico.

Reía por todo, reía por la sorpresa de que el ángel ya pudiera estar de pie por sí mismo cuando apenas un rato antes aquello era algo imposible de concebir. Reía porque se sentía como el chico más afortunado del mundo por tener a alguien tan increíble consigo. No lo merecía y estaría siempre seguro de ello. Reía porque la emoción lo estaba embriagando, ¿o era el ángel quien lo hacía con su dulzura? No lo sabía, pero no estaría nada mal, solo sería un efecto más que sumar a la lista de cosas que provocaba aquel ser precioso en Taehyung.

Y siguieron así hasta que la canción llegó a su fin, con risitas y sin rastro de la anterior atmósfera tranquila y hasta romántica. Ambas le habían gustado de igual forma a Taehyung.

Ángel. —Inhaló profundamente para regular su respiración, agitada por la anterior risa—. Eres como el rey de la disco, ¿sabes?

Jin logró encontrarle la gracia al comentario y se animó a volver a reír, apretó inconscientemente la mano de Taehyung, se habrían unido durante la canción y no se había dado cuenta. Bajó la cabeza para ver ambas pegadas por lo que parecieron minutos enteros cuando solo habían sido cortos segundos, suficientes para hacerle pensar en qué decir y romper el silencio.

Tenía que romperlo, de otra forma estaría ansiando volver a acercar su rostro al del humano como había sucedido antes de que la canción movida les interrumpiera, y no estaba seguro de si aquella acción estaba permitida o no.

—Taehyung, ¿te confieso algo?

Sin remedio, su corazón se volvió loco, sentía que hasta le subía por la garganta y le dejaba sin habla, motivo por el cual tuvo que limitarse a asentir en silencio y rogar porque la cercanía no delatara su emoción, todo el cuerpo de Taehyung parecía temblar y el ángel tuvo que empeorar todo relamiéndose los labios justo antes de hablar. ¿Era a propósito?

—No te había tocado antes porque tenía miedo.

No era lo que esperaba oír. Abrió la boca un par de veces para cerrarla de nuevo, hasta que finalmente pudo expresar un par de palabras simples, no quería no decir nada al respecto cuando el ángel lo estaba viendo tan expectante de una respuesta, pero Taehyung se creía incapaz de esconder la decepción en su voz.

—¿De qué?

Irremediablemente su vista descendió en picada hasta el suelo de nuevo, Jin también era incapaz de esconder algunas cosas, sobre todo aquella que sin saber había sentido durante casi toda su existencia, pero disfrazada con indiferencia y neutralidad porque de todas formas, nunca había tenido a quién mostrarle que estaba triste. 

Ahora lo estaba también. 

Terriblemente apagado por no saber nada de sí mismo, por ser tan desconocido hasta para su propia persona, por no poder mostrarle todo a Taehyung. Sus alegrías, sus miedos, sus sueños, en caso de que se le permitiera tenerlos, claro estaba. Porque para aspirar a algo tendría que al menos ser consciente de lo que era capaz y Seokjin no tenía ni idea. Había tenido miedo por eso. ¿Qué le podría hacer a Taehyung? No sólo físicamente, pensaba que él era todo tipo de influencia negativa para el humano.

Poco sabía el ángel que no había nadie más brillante que él, jamás llevaría a la penumbra al otro. Había traído luz a su vida.

Y Taehyung lo había notado. 

Notó que para el ángel había sido duro estar solo y encima no ser consciente, haber tenido que enseñarle tanto por ser todo lo que tenía. Y el ángel no siempre mostraba lo que podía llegar a atormentarle por dentro, era como un niño que parecía distraerse y olvidar las cosas, pero nunca llegaba a hacerlo del todo. 

Le dolía, le dolía no poder hacer tanto por el ángel como este había hecho por él. Y aún así, Taehyung se atrevió a apretar la mano que estaba bajo la propia para que aquellos ojitos oscuros y hermosos le buscaran. Sentía que podía sanar con sólo verlos. Pero, tenía que sanar al ángel primero. Quería que supiera que estaba seguro, no había nada más porqué temer.

De alguna forma, logró expresarlo antes de poder soltar aquellas palabras. Las chispas volvieron a los orbes del ser pero esta vez provocaron algo distinto dentro de Taehyung, ya no eran solo motivo de sorpresa y razón para que se le cortara el aliento, ahora tenían un trasfondo más dulce. Como si de alguna forma, el ángel le dijera que lo comprendía. Comprendía todo aunque Taehyung no hubiera dicho nada. 

Una conexión.

—Yo te protejo, ángel.

La sonrisa que le mostró fue más allá que de agradecimiento. Era un mensaje de vuelta, casi recíproco con los sentimientos que invadían el pecho del humano. Le estaban mareando poco a poco, tenía que ser eso.

O era que se estaba elevando del suelo, centímetro a centímetro.

Al salir por los ventanales abiertos ninguno de los dos reparó en que era demasiado tarde como para que alguna persona viera lo que estaba pasando, no. Al salir y chocar con el aire helado de la noche Taehyung solo tomó las manos de Jin con fuerza sin saber porqué lo hacía, qué quería. No tenía miedo por lo que estaba ocurriendo, porque estaba más preocupado en ver que el ángel se encontrara bien. 

Y vaya que este lo estaba, sonreía y se dejaba llevar libre por el viento, sosteniendo a Taehyung pero sin que pareciera que estaba llevando su peso. No. Era como una energía que les envolvía y los elevaba juntos, salía del ángel, le contagiaba y le cedía un poco pero era más que suficiente. El humano no se preocupaba por cada metro que se separaban de la superficie, ni pensaba cómo aquello era posible.

Él estaba en los ojos de Seokjin.

En aquel momento pudo conseguir el valor para murmurar palabras que, al final, se perdieron en el viento y la brisa nocturna que los transportaba, sin llegar hasta los oídos del ángel.

¿O sí?

     Para abrir sus ojos sintió como si llevara todo el peso del mundo en los párpados. No tenía la costumbre de beber pero esto debía ser lo más cercano a sufrir de resaca. Quiso llevar los brazos a su rostro para cubrirse de la luz porque maldición, dolía y quemaba como si estuviera desnudo sobre la arena en alguna playa bajo el peor calor existente y su piel estuviera quemándose. Taehyung era amante del frío, así que esto apestaba por muchas razones.

Si no se hubiera encontrado con otra sombra justo a su lado, se hubiera permitido soltar un quejido a modo de bostezo sin reparar en el volumen y lo molesto que debía ser para cualquier otra persona el tener que escucharle. Pero no, no había nadie a quién irritar con el ruido. Solo que, sí había.

Levantó la cabeza estirando el cuello tan repentinamente que este soltó un crujido sonoro, al menos lo suficiente para hacer que el bulto del costado se moviera. ¿Pero qué oídos eran esos? Taehyung supo de inmediato de quién se trataba y aún así aquello no disipó ninguna duda, mas al contrario, generó otras adicionales.

Como que por fin estaba dándose cuenta de que había dormido sobre el cubrecamas y la ventana del dormitorio estaba abierta pero no se sentía congelado porque había pasado la noche expuesto. Mas bien que la cama se sintiera caliente hasta ahora. No tenía explicación y, Dios, tendría que ser realmente estúpido para estar sentado por fin, apoyado en la cabecera mirando el cobertor intacto y las ventanas abiertas en lugar de estar apreciando la figura y el apenas visible rostro del ángel que no había vuelto a moverse, extraño claro porque Taehyung nunca lo había visto tan quieto y...

Y tal vez debería quedarse en silencio también y permitirse apreciar de manera más detallada los cabellos oscuros de Jin que brillaban bajo la luz del sol matutino dándole destellos castaños, por fin veía las hebras fuera de su lugar y no dejaba de repetirse que le daban un aspecto más real al hermoso chico, aunque de todas formas la magia y la apariencia angelical siguieran ahí. Permitirse apreciar la piel brillante expuesta de sus sienes, cuello y orejas, únicas partes que le eran mostradas porque Jin se había dormido de costado dándole la espalda. Y, si bajaba más la vista, llegaba a encontrarse sus ropas arrugadas acentuando la, había aprendido la noche anterior, pequeñísima cintura y anchos hombros que poseía Jin.

Pero...

¿Por qué estaba pensando en el ángel como "Jin"?

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