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Dedicado a rjinysus
Soulmate gracias por llegar a mi vida 💜. 

Kim Taehyung

Le gruño a Yeontan cuando lo veo llevarse la lata de aromatizante en la boca hasta su cama. No entiende que odio el olor a membrillo y debo ocultarlo con el aromatizante, por eso se lo lleva el muy pulgoso.

—¡Taehyung! ¿De qué color era el tuyo?

Ruedo los ojos y me agacho para quitarle la lata al perro. Cuando lo consigo me reincorporo y asomo medio cuerpo por la puerta del estudio vacío para responder. Ya está todo empacado por aquí.

—Jihoon, sabes que mi traje es el más grande, no te quedará a tí— hablo levantando la voz para que el omega me escuche desde la habitación.

Sé que no le gusta el que compramos para él hace unos días, pero ya no es mi culpa, él escogió. Había olvidado que al ser tan joven eres caprichoso y pareces no pensar bien las cosas.

Bien, tal vez siendo adulto como yo todavía seas así pero para cosas más serias, no para elegir un traje para un compromiso al que ni siquiera fuiste invitado pero al que de todas maneras piensas ir.

—Es que no me gusta el mío— dice caminando hasta donde me encuentro, también descalzo.

Se me prende el foco y sonrío inocente.

—Entonces ya no me acompañes a la boda, lindo— acaricio su cabello desordenándolo un poco —puedo ir solo.

Quiero ir solo. ¿Para qué llevarlo a él? No, de ninguna manera.

Jihoon hace un puchero y se cruza de brazos. Por alguna razón me dan ganas de alejarlo o decirle que el gesto no es adorable, quiero ser brusco, ser malvado.

Pero no, es mi lobo el que quiere portarse mal y no puedo dejar que se desfogue en gente que no tiene la culpa de su sufrimiento. Respiro hondo.

—¿Es por eso que escondías la invitación? ¿Te doy vergüenza? ¿Es porque...?

—No no— interrumpo antes de que siga. No me gusta para nada cuando intenta hacerse el ofendido —no es nada de eso, solo creo que puedo ir solo. Todos mis amigos de la infancia estarán ahí y...

—Ya entiendo— el omega arruga la nariz y veo sus bonitos ojos cristalizarse. No otra vez —no quieres que conozca a tus amigos. Lo nuestro no es lo suficientemente serio todavía para...

Lo tomo de los hombros por más de que mi alfa ruja y trate de hacerme trizas por haber tocado al chico. A veces siento que lo odia tanto que ni soporta mirarlo.

—Jihoon— suspiro —es serio, vives conmigo hace un tiempo y te estoy ayudando, ¿lo olvidas? No te hagas ideas raras, ¿sí?

Es terriblemente sensible, no tenía otra opción que calmarlo o se pondría a llorar. Es lo que me repito como excusa para calmar el enojo de mi alfa. Le recuerdo las condiciones en las que encontramos a Jihoon hace tiempo, el bonito omega que buscaba alfa para su celo aquella noche en el bar cuando yo estaba deprimido después de haberme encontrado con Jin por primera vez después de cinco años.

El omega había sido expulsado de su hogar, no tenía a dónde ir. Yo estaba algo culpable, aquella vez solo lo usé. Así que le ofrecí quedarse conmigo, también me sentía muy solo.

Y terminamos en una clase de relación algo extraña, fue bastante rápido en realidad. El chico es muy intenso con sus emociones, supongo en parte por ser joven. No lo sé.

—Bésame, Taehyung.

Sonrío empezando a sacar un pie para irme a otro lado. Extraña relación en la que sí, hay todo lo que podría existir entre un alfa y omega viviendo juntos excepto besos.

Mi lobo no da tregua a eso. Se siente ofendido, furioso. No lo puedo controlar, sería terrible que terminara haciéndole daño a Jihoon, estaría muy mal.

—Bésame, ¿sí?— se aferra a mi camiseta todavía observándome con esos ojos de cachorro y el labio inferior salido.

Sigo sonriendo pero debe verse como un gesto forzado y feo. Agradezco que él todavía no me conozca lo suficiente como para notarlo.

—Ah... tengo que decirle a mi amigo que iremos los dos a la boda, s-sí, eso.

Solo gracias a la excusa el omega me suelta y regresa a lo suyo. Grita que está emocionado, es el primer matrimonio al que asistirá.

Bufo cerrando los dos ojos. No quiero hacer lo que dije que haría. No.

Yeontan se para apoyando sus diminutas patitas en mis piernas. Me da ánimos, eso debe ser.

Camino hasta la ventana del estudio que da hacia la calle sacando el celular de mi bolsillo. De todas formas debo confirmar mi asistencia, ¿no? Hoseok-hyung me dijo que debía hacerlo.

¡Pero no quiero!

Ni siquiera quiero ir a la boda, ¿qué clase de idiota sería si fuera? Uno que quiere hacerse mucho daño, muchísimo daño. Sinceramente desde que leí la invitación solo quería decirle a Jin que lo olvidara, yo no estaría ahí. Nunca, por nada del mundo iría.

Desde el día en que supe que Jin y Jungkook estaban comprometidos me dije que si llegaba ese día por nada iría, estuviera donde estuviera, sucediera lo que sucediera. ¿Quién en mi lugar iría? Estás enamorado de alguien que conoces desde los cinco años, cuando al fin tienes oportunidad de estar con esta persona te dicen que debe casarse. ¿Irías a la boda?

—¡Claro que no!— grito mirando a Yeontan, sentándome en el frío suelo del estudio. El perro mueve la cabeza y tal vez sea porque estoy alterado pero siento que ha asentido, solo él me entiende.

Y... y cuando se suponía que debía decir exactamente eso ví los ojos de Jin.

Supe que no podía decirle que no. No sé si él esperaba mi respuesta, no tengo forma de saberlo pero no podría dejarlo solo, ¿no? Antes de ser mi amor platónico de la infancia y adolescencia fue mi mejor amigo. Lo es todavía.

Solo agradezco que no me haya pedido que sea el puto padrino porque entonces sí que hubiera...

—¡Taehyung! ¡¿Ya llamaste a tu amigo?!

—¡Acabo de encontrar su número!— grito en respuesta.

Claro, como si no lo tuviera en marcado rápido a pesar de que nunca lo llamo.

Pero podría esta vez, ¿por qué no? Tengo una excusa aceptable y para el estado de mi alfa sería muy bueno escuchar la voz de Jin. Lograría calmarlo.

Me muerdo el labio mientras el teléfono timbra. Ruedo los ojos incómodo por el acelerado latir de mi corazón como si...

—¿Taehyung?

Se detiene de pronto.

—¿Hola? ¿Estás ahí?

—Ah, hola Jin— esta vez la sonrisa es genuina.

La línea se queda en silencio y realmente no importa, escucho la respiración del omega del otro lado. Mi alfa se hincha, quiere ronronear, quiere aullar.

Como si le hubieran dado justo lo que necesitaba. Entonces cierro los ojos, en décimas de segundo mi mente es bombardeada por imágenes de Jin, recuerdos, hasta me parece sentir su aroma. Me pierdo agudizando todos mis sentidos, todo se enfoca en él.

—¿Sigues ahí?

Abro los ojos al oír su voz real, no en mi cabeza.

—¡Sí! Perdón— me apresuro en contestar. Me reiría de mí mismo.

Pero no tengo tiempo. Mi alfa se pone en alerta al ver aparecer a Jihoon. Se apoya en el marco de la puerta del estudio, sonríe y gesticula con los labios un: "Sigue".

Gruño molesto por la interrupción, tal vez más que eso porque simplemente apareció en el momento que más estaba a gusto. El olor a miel que hasta me parecía poder percibir desaparece. El vacío en mi pecho regresa pero se llena al instante cuando la voz suena de nuevo a través del aparato.

—¿Taehyung?

—Perdón Jin— suspiro resignado. Tendré que hablar frente al otro omega. Pero al menos me siento bien.

—¿Para qué llamabas?

—Ah, esto— rasco mi nuca, nervioso. Con un par de segundos de oír su voz se me quedó la mente en blanco —te iba a decir que sí iré a la boda.

Jihoon alza las cejas y hace un gesto con las manos. Siento mis colmillos asomarse.

—Iré con...— Jihoon vuelve a hacer el mismo gesto, señalándose.

No termino de hablar, como si me diera vergüenza completar la frase. Mi lobo baja las orejas y se esconde. Sigue molesto conmigo, ha estado molesto por un largo tiempo.

—¿Tu omega?— completa Jin sonando diferente, no con el mismo ánimo con el que había contestado en un inicio. Aunque tampoco sonaba como si estuviera muy contento —No era necesario que llamaras para confirmar, Taehyung.

—¿A-Ah no?

Oigo una pequeña y casi silenciosa risita de Jin.

Bien, después llamaré a Hoseok para insultarlo. Me mintió dos veces, una para ir a ese sitio sin saber que era para las invitaciones de la boda de Jin y otra diciéndome que era importante que le confirmara mi asistencia por teléfono.

¿Le gusta dejarme en ridículo hasta ahora?

—Está bien— habla de nuevo —también quería llamarte.

Parpadeo y el teléfono resbala de mis manos. Lo agarro en el aire y cuando observo el rostro confundido de Jihoon sostengo mejor el celular.

Es que fue muy sorpresivo. No pensé que querría hacerlo. ¿Por qué razón? Debe estar feliz y ocupado, sobre todo ocupado estando feliz. Está a dos días de casarse, ¿no?

Pero en serio ha dicho que también quería llamarme.

—¿De verdad?

¿Por qué no sé disimular la emoción en mi voz?

—Sí, yo quería verte antes de...— deja de hablar y la oración la deja en el vacío. Cómo si de verdad quisiera evitar mencionar lo que faltaba.

No es necesario, de todas formas he entendido, para mi desgracia. No, ¿por qué desgracia? Debería estar feliz por él, está a punto de tener un gran paso en su vida y...

No me importa nada de eso. Lo único que se proyecta en mi mente ahora mismo es que ha dicho que quiere verme. ¿Ahora? ¿Cuándo?

Si es ahora no tendría ningún problema. Podría sólo salir y buscarlo.

—Está bien, me dices donde y a qué hora— suelto después de pensar bien.

Jin se despide justo después.

Al día siguiente me ducho a primera hora, me alisto poniendo esfuerzo en cada mínimo detalle. Antes de salir le pido a Jihoon que se encargue de lo último que falta empacar, asiente no muy convencido pero no le doy tiempo de decir nada. Ya he cerrado la puerta del departamento.

Nunca más volveré a dejarme llevar por decisiones precipitadas o impulsos. Por culpa de eso estoy yendo de un lado a otro, cargándome de problemas y situaciones que hubiera podido evitar. Como una nueva mudanza, de regreso a Japón y ahora con alguien más.

Me conozco, sé por la manera en la que late mi corazón como si fuera a darme un ataque mientras conduzco al encuentro de Jin que nada terminará bien después de su boda. No para mí.

No estaré bien si me quedo en Corea y tengo que forzarme a ver a Jin con Jungkook, ya tengo mi pareja pero nada avanzará con Jihoon así. Con mi lobo rechazándolo solo porque no puede superar a un omega que no volverá a ser suyo.

Joder, la única manera en la que puedo tocar a Jihoon es cerrando los ojos imaginando que es otra persona. Así mi lobo puede distraerse lo suficiente para no quejarse. ¡No está bien! No es justo para nadie. Tal vez lejos pueda concentrarme y llegar a quererlo como debería, es bueno, me hace compañía. Creo que podría llegar a estar en paz.

Al llegar al lago mi buen humor regresa. Es la última vez aquí. Cuando llega Jin abro los brazos listo para verlo correr y fundirnos en un abrazo.

No sucede, el omega se toma su tiempo para llegar. De cualquier forma lo admiro en cada paso que da, sin embargo a medida que se acerca noto más la diferencia en su aspecto y semblante.

Siento un nudo crecer en mi garganta. Mi alfa gime triste pero puedo ocultarlo con éxito. No sé si me atreva a preguntarle directamente el porqué de su estado.

Nunca esperaría ver a alguien que está a un día de casarse con la persona que ama todo ojeroso y delgado, cabizbajo y sin sonrisa. Sobre todo alguien que puede iluminar lo que sea con su sonrisa y dulzura como Kim Seokjin.

Me intento convencer de que no es una mala señal para no alarmar más a mi alfa.

•°•

Kim Seokjin

Siento que podría llorar en los brazos del alfa por horas. Mi omega quiere desahogarse, quejarse, derretirse frente a Taehyung. Decirle todo y huir.

Era el plan. No tenía nada más en la cabeza cuando le dije que quería verlo. Cancelé todos los planes para hoy sin importar lo que cualquiera de las dos familias tuviera que decir, ni la mía ni la de Jeon.

Cuando cancelar la boda no funcionó y después la velada que tenía Jungkook planeada para ambos tampoco, decidí que esta sería la última medida. Huir un día antes no estaría mal. Era lo que planeábamos de jóvenes, ¿no? Y lo que me propuso Taehyung hace meses.

Lamentablemente, no se puede. El alfa tiene otros planes y ninguno me incluye. Sonrío de lado mientras seguimos caminando por el borde del lago, ¿por qué tendría que incluirme en primer lugar? Dijo que no me amaba desde que nos reencontramos y ya tiene una pareja.

Con la que al parecer se irá a Japón justo después de la boda.

—¿Estás nervioso?

Las preguntas siguen. No hemos dejado de preguntarnos de todo mientras continuamos caminando, no es una salida como las que solíamos tener. De hecho se siente como una despedida, la definitiva. Por lo tanto ningún detalle debe ser omitido, Taehyung no duda en responder a cada cosa que le pido que me cuente.

No lo hace con gusto, pero agradezco que no me niegue nada. Ni siquiera aunque me lastime visiblemente, como lo de que se irá de nuevo.

—No— respondo sincero. Como queriendo contradecirme siento mi estómago dar vueltas, lo hace demasiado últimamente. Un malestar terrible. Antes de terminar de contestar a su pregunta siento que el desayuno regresa, sube por mi garganta. Corro antes de vomitar frente a Taehyung.

Oigo sus pasos siguiéndome. Al agacharme para vaciar mi estómago en los matorrales nada sale. Suspiro aliviado, no hubiera sido agradable.

Después de días así debería empezar a dudar responder que no estoy nervioso. Por más que sea forzado estoy nervioso. Siento como si mi vida acabara mañana.

Dramático Jin hasta el final.

—¿Estás bien?— Taehyung pregunta mientras frota mi espalda con su mano. De arriba a abajo y en círculos, intentando reconfortarme. Solo me hará llorar si sigue con esas caricias, al menos yo las tomo así.

Me levanto asintiendo.

—Sí, sí— sonrío —supongo que sí estoy nervioso.

Taehyung no me devuelve el gesto. Frunce el ceño y empieza a quitarse el abrigo.

—¿Qué haces?

Pasa la prenda por encima de mis hombros sin responder todavía. Estira las mangas y me las coloca bien, luego abrocha él mismo botón por botón. Es considerablemente más grande que yo, su ropa me queda enorme y era un abrigo largo de por sí. Taehyung se agacha hasta abrochar el último botón, más abajo de mis rodillas. Solo entonces se levanta de nuevo.

Me mira aún serio y quiero chillarle que no lo haga. Solo me hace querer lanzarme a él y llorarle, frotar mi cara en su pecho para cubrirme de su olor y terminar de dejar que mi omega se llene de su esencia como tanto ha querido hacer desde que recibimos su llamada y escuchamos su profunda voz ayer.

—Estás enfermo.

—¿Qué?

—Estás muy enfermo, Jin— se cruza de brazos. El sweater beige de inmediato se le pega como una segunda piel. ¿Se viste así siempre o lo ha hecho a propósito para esta salida? Lo dudo pero podría ilusionarme, al menos una de las últimas imágenes de Taehyung en mi cabeza será una muy buena.

Entonces recién proceso sus palabras.

—No estoy enfermo— ofendido vuelvo a caminar.

Ofendido y sobre todo avergonzado de haber hecho que él llegara a esa conclusión. Mi apariencia debe dejar mucho que desear, suspiro tirando la cabeza hacia atrás. Eso solo significa que tardarán mucho en arreglarme para la boda mañana.

Pero no tengo porqué verme bien. ¿Verme bien para quién? Familia, nunca. ¿Jungkook? Después de esa noche en el hotel ha perdido todo el interés, no he vuelto a saber nada de él. Ha desaparecido, quizá está igual que yo. Sin darle importancia al gran día y solo resignado a que este llegue.

—Si estás así deberías postergar la boda— volteo de inmediato haciendo crujir mi cuello cuando escucho eso de su boca —d-digo, por el bien de tu salud. Podrías desmayarte en el altar.

—Sería bueno— murmuro. Desmayarme no estaría mal, no había pensado en esa posibilidad. Solo en cancelar el matrimonio, huir con el amor de mi vida... el desmayo es una solución creativa. Debería darle puntos a Taehyung.

—¿Dijiste algo?

—Oh no, nada— sonrío. Es increíble que sea capaz, otra razón para darle puntos a Taehyung. Me está haciendo sonreír mucho ahora más de lo que he hecho en las últimas semanas.

Lo malo es que siento que el rostro se me congela cada vez que lo hago. El lago está casi helado, no fue una buena elección para salir.

Pero quería sentirme como en una de nuestras citas de adolescentes. Es como un último sueño cumplido. Hasta me hubiera atrevido a usar el abrigo blanco del cortejo de aquellos años de no ser porque ya no he vuelto a casa de mis padres y es ahí donde se encuentra.

Pero sí traje algo del cortejo. No pensé que sería útil pero en visto de que esta es una despedida, está bien.

—¿Tu traje será blanco?

Sonrío de nuevo por las cosas en las que piensa Taehyung. No me importa para nada si es blanco, verde, rosa, si tiene brillantinas o plumas.

Esa respuesta sería buena. Pero no la suelto, solo me dedico a desabrochar el seguro de la cadenita en mi cuello.

Durante aquel cortejo, el único que tuve, recibí tres regalos.

No estoy seguro de que Taehyung los recuerde, pero justo por eso le tiendo la cadenita una vez me he liberado de ella.

Así siempre recordará uno. Me devolvió a la época en la que éramos felices todo este tiempo, quizá le sirva al alfa para lo mismo.

Al inicio no la reconoce y sinceramente no me sorprende. Si Seokjin era despistado por no haber notado que su mejor amigo estaba enamorado de él desde que eran niños Taehyung está bastante cerca a ese nivel con detalles materiales.

—Joyería, centro comercial, primeras citas... ¿No te dice nada?

Los ojos del alfa se humedecen cuando recibe mi regalo cuidadosamente con los dedos, como si fuera a romperse o desvanecerse por solo ser un espejismo.

Pero es real, la tengo, ¿pensó que...?

—¿Es...?

Golpeo su nariz con mi dedo índice, ese en el que dejé colgando el collar antes de que lo recibiera.

—¡Claro que es la cadena que me regalaste cuando...!

—También lo recuerdo— dice ya teniéndome apretado contra su cuerpo —gracias Jinnie.

Niego con la cabeza escondiendo por fin la cara en su pecho como tanto deseaba hacer desde el inicio.

Espero que esta probada del aroma a especias y madera quede guardada para siempre. Para mi fortuna, parece que será así. Al anochecer todavía puedo sentir el olor del alfa impregnado en todo mi cuerpo, como si hubiera desprendido sus feromonas a propósito durante el abrazo.

No creo que llegue a verlo mañana, habrá mucha gente. Taehyung lo sabía, por eso su actitud de hoy. Nuestra actitud de hoy, como si todo estuviera bien, como si al día siguiente nada fuera a pasar. Casi se sentía como un Taehyung de diecisiete y un Seokjin de diecinueve.

Mirando por la ventana, sentado completamente erguido en la cama cierro los ojos, transportándome a aquellos años tratando de descifrar entre la páginas donde estuvo el error.

Cómo llegamos aquí.

Y tomo una decisión.

•°•

Kim Taehyung

Para mi sorpresa alcanzamos a llenar la tercera fila de asientos detrás de la familia de Seokjin. Siento que no es una coincidencia, que es parte de un siniestro plan o por el contrario para algo bueno. Una de dos.

Es que hay tanta gente abarrotando la sala que no pensé que llegaría siquiera a estar cerca del lugar principal, dónde ocurrirá todo al final. Y no me molestaba, prefería quedar atrapado entre los asientos finales antes de tener que ver a Jin ahí parado después de lo de ayer.

No sé a quién agradecer o culpar de que mi posición actual alcance justo para observar sin problemas el sitio exacto en el que estará de pie Seokjin cuando entre en un rato más. ¿Minutos? Ni idea de cuánto falte.

No he prestado atención a los comunicados que da Jimin cada que le van llegando los chismes de los asientos del fondo. Podría estar comiéndome las uñas de los nervios, nunca tuve ese hábito así que solo juego a rascar la tela del pantalón de traje costoso a juego que uso con Jihoon, al otro costado más que encantado observando a mis amigos alfas y su alboroto.

—Dicen que entrará pronto.

—Jimin dices eso desde que llegamos— Yoongi suspira y tira de su corbata —mejor hay que dormirnos por turnos y cuando aparezca nos avisan. Pido el primer turno.

Hoseok sonríe y alza los pulgares de acuerdo con la idea. Yo no, no quiero perderme el momento en el que Jin entre al salón por más de que haya dicho que quería evitar verlo.

¿Cómo podría evitar verlo?

—No, Yoongi-hyung. Jin-hyung ya no debe tardar mucho en aparecer, Jungkook está ahí desde hace rato.

Veo de reojo como mi acompañante omega se levanta del asiento para estirar el cuello cual suricato, incluso podría jurar que mueve la nariz para intentar detectar al alfa que se va a casar. Pero es fácil, Jeon está a la vista de todos con esa fastidiosa sonrisa autosuficiente y las manos unidas delante del traje negro tan elegante como seguramente costoso.

Entiendo que esté feliz. ¿Quién no lo estaría?

Oh pero nadie luce más animado que los propios padres de Jin, al inicio estaban recibiendo a los invitados ellos mismos junto a la madre de Jungkook en la entrada, enfundados en bellos trajes, las omegas en vestidos. No parecieron reconocer a ninguno de los chicos y mucho menos a mí. Lo que me sorprendió fue no ver a Kim Seokjoong ni a Jeon Junghyun pero no le tomé la debida importancia. Tal vez los ostentosos arreglos del salón me dejaron sorprendido también.

No tuve que pensarlo mucho para deducir que aquellas tardes que Seokjin gastaba en la tan famosa agencia de arreglos para bodas eran desperdicio puro de su valioso tiempo. Él no organizó nada. La decoración no dice Jin por ninguna parte. Ni en las telas blancas, ni en las flores amarillas y mucho menos en el resto de decoración llena de detalles en las paredes y hasta en el techo. Son cosas que el omega no se hubiera detenido a observar para nada.

Pero no importó, ¿de qué me servía jactarme tan orgulloso internamente de saber los gustos de Jin a la perfección? No era yo quien se iba a casar con él.

Pero sentía y hasta el momento siento que estoy terriblemente mortificado por no ser esa persona. El vacío en mi pecho crece y crece a medida que pasan los minutos, como comparándose a la distancia que toman dos piezas que deberían estar unidas mientras se separan.

—Ugh, apestas demasiado Taehyung— murmura Yoongi y extiende su mano al otro costado —Namjoon, el perfume.

—No uso perfume, hyung. Siempre se lo he dicho.

Avergonzado respiro hondo. El alfa de piel pálida y traje oscuro se ha quejado porque ha sentido las feromonas que no dejo de soltar involuntariamente. Estoy en alerta y no termino de entender el porqué.

Me siento amenazado pero no lo estoy. ¿De dónde viene esa sensación tan intensa?

—Ya se está tardando demasiado— Jimin se apoya en mi hombro despeinando su cabello a pesar de haber presumido de este desde que llegó a la ceremonia junto a Yoongi —¡Me aburro Taehyung! Sácame de aquí.

Río bajito colocando mi cabeza sobre la de mi amigo alfa. La verdad también estaría aburrido, pero tengo con qué distraerme. No es necesario que me levante del asiento como Jihoon para observar cómo según van pasando los minutos, Jungkook va cambiando su gesto contento a uno serio, sus ojos dejan de brillar para tornarse oscuros y opacos. Si me mirara directamente podría decir que hasta furiosos.

No siento que alguien lo note más que yo y se hace tan extraño. ¿Por qué la impaciencia? En minutos más, minutos menos, igual terminará por colocar un anillo en el dedo de ese maravilloso omega. Ya ha esperado cinco años y varios meses más contando lo que tardó en separarnos.

No, no. Mala dirección para dirigir tus pensamientos justo ahora, Taehyung.

—¿Qué haces, Namjoon?

Me enderezo para voltear a la izquierda y ver al hyung de cabello rubio, motivado por la pregunta de Hoseok.

—Llamaré a Jin-hyung. Es demasiado.

—No creo que le haya pasado algo— dice Yoongi —no lo llames, quizás todavía esté arreglándose.

—Yoongi-hyung, hace cuarenta minutos que su padre salió para traerlo. Algo anda mal.

Namjoon se levanta y camina algunos pasos lejos de los asientos. No llama la atención, el bullicio en el salón es suficiente para cubrirlo.

A Namjoon, no al hombre alfa que entra corriendo dejando silencio detrás de él hasta situarse frente a Jungkook. Toda la multitud se ha apagado.

El hombre sólo niega con la cabeza, reconozco al padre de Seokjin de inmediato en él.

—No...— murmura Jimin a mi costado.

Me cuesta algunos segundos procesar que Jungkook ha quedado plantado en el altar.

Seokjin no aparecerá.

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