¿Fiesta de Cumpleaños en la Enfermería?

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-Chicos, hola -habló Bleyck una vez que vió que entraba a la enfermería Fransheska, William, Mandy, Penelope, el director y los jefes de casa de Gryffindor y Ravenclaw-. ¿Cómo están? -su voz sonaba ronca y baja, como si esas palabras fueran sacadas a la Fuerza de su garganta, rompiéndola en el proceso.

Fransheska al oírla solo pudo romper en llanto y dirigirse hacia ella a pasó lento, cuando llegó al lado de Bleyck sintió que sus piernas se hacían de gelatina y calló arrodillada al costado de la cama de la azabache.

Se sentía tan aliviada de que su amiga aunque sea pudiera formular palabras que no podía pensar en nada más, solo pudo llorar, demostrando lo feliz que estaba de saber que su amiga estaba bien, estaba viva y podía hablar y sonreír como siempre lo hacía.

-Hey, ¿por qué lloran todas? Estoy bien. -dijo Bleyck, recibiendo gustosa los abrazos qué sus amigas le daban.

Bleyck agradecía por primera vez el estar despierta para poder presenciar la preocupación -sorprendentemente no hostigante- de sus amigos.

Hermione la abrazaba mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas, de verdad se sentía tan culpable por no haber estado para su amiga y su preocupación se desvaneció al ver que la azabache estaba bien en ciertos aspectos.

-¡Pensamos que te habías ido al otro lado! -dijo Ron de manera dramática causando la risa de algunos de los presentes, a pesar de que no lo demostrara muy seguido apreciaba bastante a Bleyck, y el echo de que no estuviera muerta era más que suficiente para él.

-¿Cómo te ocurrió esto Bleyck ? -Harry de verdad tenía la necesidad de saber qué fue tan grave como para causarle tanta magnitud de daño a la de mecha blanca.

Estaba estable si, pero nada le quita el echo de que pudo haber muerto.

-O más bien quién lo hizo...-dijo la joven asiática pensando por unos segundos en el rubio de hace rato, pues a ella no le parecía nada normal que algo tan grave haya ocurrido tan repentinamente.

Bleyck se tensó por un momento, miró a sus amigos de casa y al profesorado, la mirada que todos le dieron le dió a entender que ellos sabían la verdad, y los únicos ignorante al incidente eran sus cuatro leones favoritos.

-Bueno, amm, unas chicas de Ravenclaw en hicieron una broma y pues, aquí estamos -respondió Bleyck vagamente, sin ganas de recordar tal horrible situación.

«Después de todo, si fue eso, una cruel broma para mi». Pensaba Bleyck internamente, ese había sido, en definitiva, su peor cumpleaños.

McGonagall se tapó la boca apenada, no podía creer que en aquella institución tan respetada albergaban niñas con tanta maldad y crueldad en su corazón.

Mandy apretó sus nudillos hasta que se volvieron blancos, ¿"una broma"? ¡Eso había sido más que una simple broma! ¡Deberían estar en Azkaban por lo que le hicieron a su amiga esas psicópatas!

Fransheska miró a su amiga no muy convencida por su respuesta, e iba a preguntarle qué era lo que realmente le había pasado, pero su intención nunca pasó a una acción.

Madam Pomfrey había dicho que era hora de que todos se retiraran, ya que Bleyck aún necesitaba descansar. Internamente la azabache agradeció esto, pues no tenía ánimos de revivir el pasado.

Todos los presentes salieron de la habitación sin reclamar, pero Fransheska necesitaba saber lo que en realidad paso.

Cuando salió, una voz titubeante llamó a los Gryffindor.

-Chicos -era una voz ligeramente gruesa, pero se notaba la duda con la que había pronunciado esa simple palabra-..., se que son amigos de Bleyck y, a pesar de que lo que dice Charles, ¡ustedes merecen saber la verdad!

Mandy no quería tomar en sus manos la responsabilidad de su amiga, pues era suyo el derecho de elegir a quién contarle lo sucedido, pero no podía permitir que aquel acto de psicopatía quedara como una simple "broma".

Los cuatro jóvenes Gryffindor miraron con curiosidad a aquella chica que jamás habían visto, pero Fransheska se les adelanto a los demás.

-¿Tú sabes lo que ocurrió? -preguntó la asiática con su esperanza puesta en aquella pelirroja-. ¿Qué le pasó a Bleyck?

Harry se puso a un lado de su compañera de casa, decidido a también interrogar a la extraña y desconocida recién llegada.

-¿Quién eres y cómo sabes lo que ocurrió? -preguntó Potter algo desconfiado por la repentina aparición de aquella chica.

-Soy Mandy Brlcklehurst, compañera de cuarto de Bleyck, estaba con Charles y William arreglando la sorpresa cuando... -por un momento, el nudo en la garganta de Mandy se hizo lo suficientemente grande como para impedirle a hablar.

Miles de imágenes y sensaciones pasaron por la cabeza de la pelirroja: cuando escuchó el grito de Bleyck, cuando la vió tendida en el suelo rodeada de su propia sangre, cuando goleó a las chicas que le habían hecho esto hasta romper sus propios nudillos, cuando despertó por primera vez Bleyck y el gritó que dió cuando se enteró de la muerte de su gato y cuando le habían puesto detención por hacer la justicia que el colegio no haría.

-¿Enserio las cosas fueron tan graves? -preguntó Granger al presenciar el repentino silencio de la contraria.

-¿Quién pudo tener el alma tan podrida como para hacerle eso en un chica que seguramente ni siquiera había empezado a disfrutar de su cumpleaños? -habló Ron hecho furia.

-Mira...se que puede ser difícil contarlo ya que como para que Bleyck quedara así debió ser algo terrible..., pero de verdad necesitamos que lo cuentes -suplicó Fransheska, necesitaba desesperadamente saber qué le había pasado a su amiga.

-Fransheska tiene razón, podrías ser la única testigo dispuesta a ayudarnos, y si alguien te tiene amenazada para no contarlo también debes decirlo. -Dijo Harry tratando de mantener su postura firme ante la situación y tratar de calmar a la chica.

-Nadie me tiene amenazada ¿okey? -respondió Mandy, negando tanto con sus palabras como con sus manos.

Mandy soltó un suspiro profundo y se dispuso a hablar, a contar todo de principio a fin sobre lo que ocurrió esa mañana del quince de noviembre, e incluso desde un poco antes.

Contó cada detalle, de principio a fin, desde lo que le hacían las chicas a Bleyck cada día desde que empezó el curso, hasta lo ocurrido esta mañana.

Los cuatro Gryffindor quedaron petrificados ante la terrible historia que les contaba Mandy.

En la mente de aquellos jóvenes solo se albergaba una duda: ¿Por qué las personas eran tan malas?.
Una pregunta que ni el mejor filósofo podría contestar, pero una cosa era clara, los cuatro odiaban y les tenían rencor a morir a esas infelices. Pero sobretodo nuestra amiga asiática, que su único deseo ahora era que a esas malditas de las llevaran presas o que las expulsaran de la escuela, en ese instante solo quería verlas arder.

De ahora en adelante, Fransheska se prometió a si misma proteger a su amiga así le costara su propia vida, no permitiría que Bleyck se fuera de su lado ni que volviera a pasar un mal rato como este.

Por el lado de Harry, la ira le brillaba como llamas en sus ojos azules, él no podía creer lo que le decía la de cabellos anaranjados.
No entendía por qué medio Hogwarts trataba de esa manera tan horrible a Bleyck, su amiga, sin ni siquiera tener razones.

Lo único que quería Harry en ese momento -al igual que todos los demás presentes- era ir a hablar con el profesor Dumbledore para que expulsara a esa cuatro que ni siquiera se les podría atribuir el nombre de "personas".

A pesar del incidente, las clases no se detendrían en Hogwarts, y la profesora McGonagall mandó a todos los involucrados a sus respectivas clases.

Pero a Fransheska se le hacía imposible concentrarse, estaba en clase de Herbología, compartiendo banquillo junto a Hermione, amabas estaban perdidas y completamente idas. Sus cuerpos estaban pero sus mentes no, sus mentes solo pensaban en lo que le había pasado a Bleyck.

Hermione ni siquiera respondía las preguntas que la profesora le hacia, estaban apagada y en su mundo. Fransheska a su lado estaba igual que la de cabello alborotado.

Weber realmente se sentía fatal, por no tener a su amiga a su lado, las palabras eran insuficiente para expresar lo triste que estaba por no poder festejar a su amiga...

Esperen, ¡eso era!, solo porque Bleyck estuviera en la enfermería no se significaba que no podían hacerle un buen y bonito cumpleaños, aún no era tarde.

Así Fransheska se decidió por hacerle una fiesta sorpresa a su amiga en la enfermería y apenas terminara la clase iría corriendo a buscar a sus amigos para contarles la idea para que por fin Bleyck pueda disfrutar de su cumpleaños.

Pero, hay un dicho que corre por las lenguas chismosas y repetitivas que aseguran que las grandes mentes piensan igual, y aquel dicho antiguo encajaba perfecta con la situación.

Harry estaba buscando la "maceta ideal" para su planta carnívora, pues la profesora Pomona Sprout le había encomendado a él y a otros estudiantes la tarea.

Mientras Harry rebuscaba entre las macetas grandes, pequeñas, coloridas y otras insípidas, una idea cruzó por su mente. Una idea que sentía que había sido la mejor que se le había ocurrido en todo el año.

Hacerle una fiesta sorpresa a Bleyck por su cumpleaños.

«¡Pero claro! Ella misma me dijo que no debería pasar mi cumpleaños solo, ella tampoco debería. Le diré a los demás, estoy seguro que les encantará la idea». Entusiasmado pensaba el joven Potter, escogió una maceta ordinaria entre el montón sin importancia y corrió a hacer sus deberes de herbología, esperaba ansiosos que la clase terminara para contar su fascinante idea.

Pero como dije, las grandes mentes piensan igual. Y a kilómetros de ellos, afuera en el patio bajo el sol brillante de la tarde, mientras estaban en clase de cuidado de criaturas mágicas los de Ravenclaw y Slytherin, Charles evitaba que William se lanzara sobre Malfoy para a golpes parar sus quejas sobre el "atentado de muerte por parte de una tailandesa"

-Ese imbécil, si tanto quiere un atentado de muerte se lo doy yo con todo gusto -decía William entre dientes, y en ese momento exacto Charles se dió cuenta de lo agresivo que podía ser su amigo-. No puedo creer que toda la atención este en él, mientras Bleyck pasa su cumpleaños sola en la enfermería.

William echaba chispas de la ira que tan solo pensar en eso le daba, y la mente de Charles comenzó a maquinar con las últimas palabras en la oración del castaño "Bleyck pasa su cumpleaños sola en la enfermería". No tendría por qué ser así, la pasaría en la enfermería si, ¿pero por qué sola? No era necesario, ellos podían llevarles comida y los regalos. Podían hacer lo que planeaban hacer en la mañana.

¿Qué era una diminuta diferencia de horario? Lo importante era que Bleyck no pasaría su cumpleaños sola. No mientras él estuviera vivo.

Al salir de la clase de herbología, el cuarteto de Gryffindor corrió por los pasillos de la escuela buscando a Charles, William y Mandy para contarles la idea que Fransheska había tenido y que, sorprendentemente, Harry había tenido igual.

Luego de unos minutos, encontraron al trío de cuervos caminando por los pasillos.

-¡Charles, Will, Mandy! -gritó agitada la joven asiática mientras se acercaba a aquel trío-. ¡Se nos ocurrió una gran idea! -dijo al frenar frente a los contrarios, soltando un jadeo cansando en busca desesperada de un poco de aire.

-Dudo que sea mejor que la nuestra. -habló William en tono presumido y con los ojos brillantes.

William, al igual que los demás, deseaba animar a Bleyck y cuando Charles le contó su idea, aceptó sin dudar y pegó un grito que le hizo a Quirrell soltar la cola de sirena que tenía en sus manos.

Will de primera mano había visto que Bleyck no era como su padre ni una purista loca, lo aceptó siendo él un "sangre sucia" y sin ningún objetivo de hacer caridad. Ella era buena, le ayudaba en las clases que no entendía, le explicaba cosas del mundo mágico, le hacia reír, fue la primera en llamarle por un diminuto no ofensivo -dejando de lado que al principio le llamó hongo-.
En resúmen, ella y Charles lo hicieron sentir más vivo en esos dos meses de amistad -al punto de creer que se conocían de toda la vida- que su familia desde que tuvo uso de razón.

-¿"Nuestra"? Se le ocurrió a Charles -respondió Mandy, con una ceja alzada y de brazos cruzados, sacando al pecoso de sus recuerdos de viernes de chisme con Bleyck.

-Detalles, detalles. -respondió William, haciendo gesto con sus manos restándole importancia, fingiendo que no le dolía que aquel 15 de noviembre era un viernes.

-¡A nadie le importa! -dijo Ron, harto de la situación y al borde del cancio por haber corrido-. ¡Escuchen la idea de Fransheska que no corrí tres pisos para nada!

-Bien, como iba diciendo..., nuestra idea era que podríamos hacerle una pequeña fiesta sorpresa a Bleyck en la enfermería y pasar un rato divertido con ella para que pase el trago amargo -dijo la castaña con una ligera sonrisa, de verdad la idea le hacía mucha ilusión y esperaba que aceptaran.

Y si no lo hacían pues, serían tres personas menos en su plan. Pero nadie iba a detenerla para hacerle la fiesta sorpresa a Bleyck, le sacaría una sonrisa lo suficientemente grande y genuina como para que olvidara todo, sin importar quién se metiera en su camino.

Por otro lado, la cara de Charles, Mandy y William fue todo un poema, se miraron con los ojos abiertos y abrieron ligeramente la boca. ¿Qué tan probable era de que Charles había tenido la misma idea que Fransheska?

-E-ese era mi plan, por eso los buscábamos. -respondió Charles tan claramente como su estado de sorpresa le permitía.

-¿Hablas enserio? -preguntó Potter igual de sorprendido que los cuervos, no parecía casualidad que los tres hubieran tenido la misma idea, era como si alguien los insitara.

-¡Que alegría! -dijo Fransheska emocionada sin pensar mucho en tal extraña coincidencia; y se acercó a Charles  tomando sus hombros-. No perdamos tiempo entonces, tenemos hasta la noche para organizar la reunión. ¿Dime qué ideas tienen?

Charles sacudió su cabeza de lado a lado, volviendo a tomar la compostura. No quedaba mucho tiempo para planificar todo.

-Nosotros habíamos cuadrado de que Mandy iría a las cocinas para pedirle que hiciera una torta y demás bocadillos para Bleyck. -explicó Charles, haciendo memoria de la charla que había tenido con sus amigos horas antes.

-Ellos aman cuando les piden que preparen algo, y además les caigo increíble -dijo Mandy, recordando las numerosas veces que se había coleado en la cocina-. Pero recuerda que William viene conmigo, para así poder llevar todo.

-¿Pero por qué yo? -protestó William, él tenía pensado distraer a la enfermera, era más emocionante.

-Porque no te estoy preguntando, te estoy avisando -respondió Mandy firme-. Además, Charles tenía que hablar con la enfermera, usaremos eso como distracción.

-Pero que ridiculez. -murmuró Ron a lo bajo.

William bufó molesto pero no puso alguna otra objeción, hacer feliz a Bleyck era más importante.

-Siguiendo con lo que decía antes -dijo Charles, retomando el curso original de la conversación-..., hasta ahí llegamos, necesitamos a alguien que lleve decoración (los regalos los lleva cada quien el suyo) y una forma de salir por los pasillos sin que nos vean.

-En eso puedo ayudarles yo -habló una nueva voz, uniéndose a la conversación repentinamente, sobre-saltando a los de primer año-. Si van a planear una fiesta "secreta" deberían hablar en voz baja, ¿no creen?

Todos voltearon en dirección a donde provenía la voz, encontrándose con alguien desconocido para los Gryffindor, pero conocido para los Ravenclaw.

-¡Atlas! -dijo Mandy cuando reconoció al azabache que se encontraba reposando relajadamente en un muro de piedra.

Atlas miró a los contrarios con una expresión confusa, delatada por su ceja izquierda que estaba más alzada que la otra. Los contrarios solo se encogieron de hombros ante eso, restándole importancia.

-Bueno, ya puedes ponerte recta de nuevo -dijo Atlas, tratando de deshacer el pequeño momento incómodo que se había formado-. Yo me encargo de los prefectos de otras casas, estoy seguro que Penelope no tendrá problemas en ayudar.

Atlas recordaba la vez que se presentó con aquella niña el primer día, le pareció tierna pero en su mirada se notaba su determinación y ganas de luchar. Estaba emocionado por verla haciendo las pruebas de Quidditch el próximo año, pero ahora la habían atacado por su apellido, sus heridas eran productos de perjuicios y de imposibilidad, no de la razón y la sensatez, las que atacaron era una deshonra para Ravenclaw.

Alguien de su propia casa había sido atacado por alguien más de su misma cada, no lo iba a permitir.

Los cuervos se cuidan entre sí, no se sacan los ojos como vulgarmente han hecho creer lo muggles.

-Bueno volviendo a la preparación de la fiesta -interrumpió Hermione, para centrar a los presentes en el tema principal-. Debemos ponernos con eso desde ya, todo debe estar muy bien ejecutado para que nadie nos acuse con los profesores.

Ron le dedicó una mirada rápida Harry, la cual el azabache pudo interpretar como un: "La única aquí qué pudiera delatarnos sería ella".

-Si, dividamos lo trabajos para que todo sea más rápido y tener todo listo a las nueve o diez de la noche -sugirió Harry, ignorando la mirada de Ron.

-Yo puedo ayudar a Mandy y a William con lo de la comida si así quieren -intervino Weasley aunque a veces le diera pereza participar en las cosas, pero está ocasión era especial.

-¿Estamos todos concientes que literalmente haremos una fiesta de cumpleaños en la enfermería, no? -preguntó Atlas al ver la decisión en la mirada de los menores, era claro que nadie podría detenerlos en su plan.

-Claro que estamos consientes, pero nada de eso nos va a detener -dijo Harry con decisión mientras miraba a sus amigos.

Así pusieron el plan en marcha, cada uno se fue por su lado ejecutando su parte del trabajo con su máxima concentración sin dejar que nada ni nadie interrumpiera en su objetivo.

Para cuándo cayó la noche ya todo estaba preparado, los jóvenes simularon ir a la cama después de la cena y cuando llegó la hora todos se alistaron con sus regalos para que los dos grupos se reunieran en el lugar acordado.

-¿Dónde dijimos que nos veríamos? -Dijo Weber mirando a sus tres amigos apunto de salir de su sala común.

-En el cuarto piso al lado del retrato de Melinda Warren -dijo Hermione, su voz estaba firme pero no podía evitar mover sus ojos de un lado a otro inquieta, temía que los atraparan y no confiaba del todo ese tal Atlas.

-Bien entonces vamos -culminó Fransheska, para luego salir con su grupo de amigos de la Sala Común de su casa y emprender su camino hacia el lugar de encuentro.

Fransheska sintió un pequeño Deja Vu esa noche, de cuando fueron a su "encuentro" con Malfoy para luchar y terminó siendo una trampa. Pero, la diferencia entre aquella y esta noche, no era solo que esta vez las causas y el ambiente eran distintos sino, que faltaban dos integrantes que la noche pasada estuvieron.

Del otro lado del castillo, en la Sala Común de Ravenclaw, estaban Charles, William y Mandy ya estaban listos para ir al lugar de encuentro, llevaban la comida y sus regalos en mano, no fue un trabajo fácil pero valdría la pena.

-Jamás había sido tan complicado organizar un cumpleaños. -dijo William en susurros sentando en uno de los tantos sofás azules y cómodos de la Sala Común.

Resulta, que todos los Ravenclaw tenían cierto gusto con leer de noche, así que la hora de dormir era diferente en aquella casa azul, a las once, para ser exactos. Aunque claro, era un hecho que nadie fuera de la casa de Ravenclaw conocía.

Ese secreto a voces era útil en ocasiones, pero hoy, no lo era, Charles, William y Mandy tenían la comida y regalos debajo de los sofás en los que estaban y esperaban pacientemente a que todos se fueran para poder iniciar su plan.

-Pero estoy seguro que a Bleyck le gustará, estaré feliz de verla feliz después de todo. -dijo Charles en respuesta al comentario del castaño.

Charles no podía evitar pensar que, en otras circunstancias, estarían rogando que la hora de dormir no llegara, pues estarían animadamente celebrando el cumpleaños de Bleyck en donde las únicas lágrimas serían de felicidad.

-Por Merlín, ¿cuándo se irá toda esta gente? -preguntó Mandy ansiosa, llevaban dos horas con sus posaderas pegadas a las muebles y la Sala Común seguía tan llena como siempre.

Ninguno contestó a la pregunta hecha por la pelirroja, por el contrario siguieron esperando pacientemente que todos se fueran, fingiendo conversar o leer, y cuando alguien pasada William decían: "¿los perros sabrán que son perros?"

Pero por suerte, pasado unas horas -a las once y media para ser exactos- y la Sala Común había quedado vacía cual iglesia un lunes después del Domingo de Pascua y, aunque era muy probable que muchos decidieron seguir su lectura en sus cuartos, era la oportunidad perfecta para escapar.

-Vamos. -dijo Charles tomando sus cosas y siendo imitado por los dos contrarios.

-¡Al fin! -dijo Mandy con euforia, pero de repente los tres quedaron petrificados en sus lugares.

-¿A dónde creen que van ustedes tres? -habló una voz desde las sombras, los tres Ravenclaw reconocieron la voz, pero tenían aún así voltearse y confirmar sus sospechas.

¡Hola! 💗

Bienvenidos al especial 2×1!
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¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué creen que pase ahora?

Si, lo se, el cumpleaños de Bleyck a durado mucho pero, ¡qué es la vida sin un poco de relleno que será importante en un futuro!

No se qué pasa con Wattpat, no me deja colocar imágenes mil disculpas por eso.

¡Recuerden votar y comentar!

Bay! 💗

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