DOS

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Disclaimer: la obra es completamente de mi autoría, tomando elementos de Avengers endgame y la serie falcon y el soldado del invierno. Prohibida su copia u adaptaciones.

•••

Los ojos ébano de Sam, desafiaron al gris frío. James aparentaba estar sereno, quería mentirse a sí mismo fingiendo que podía guardar la compostura cuando en realidad, estaba desesperado desde la mañana anterior y no había logrado calmarse, Wilson entendió lo complicado que era; pero ante todo, debían de guardar la compostura. Steve le confió escudo y le dijo que Natasha estaba viva. ¿Qué pruebas mayores a esa, quería? Había viajado en el tiempo, había estado en Vormir para devolver la gema, era más que evidente que se refería a ella.

Sam solo procuraba mantener todo a raya, no quería nada fuera de control ahora que su amigo no despertaría pronto. Según Bruce, lo más probable era que el proceso dure un par de semanas, y el despertar no sería sencillo; puede que también aquello afecte su memoria. Lo último que quería para Steve, era alterar su proceso de recuperación.

— Es mi última palabra, Buck. No voy a perjudicarlo. Irnos y dejarlo a estas alturas no es conveniente.

— Bruce verá por él, ¿Qué te preocupa?

La discusión entre susurros tras el laboratorio, a plena luz de la mañana, solo volvía el panorama más amargo y hostil. James estaba rojo por la impotencia y Sam, harto de escuchar el mismo tema una y otra vez.

— ¿Qué me preocupa?— preguntó irónico—.  Steve está en una cama de hospital y seguirá así hasta quien sabe cuánto tiempo, el mundo apenas está intentando volver a normalidad a pasos cortos, miles de registros se han perdido después del chasquido; quiere decir que aún pueden haber otros miles de ciudadanos esparcidos sin rumbo fijo y posiblemente, sin identidad, ¿Y me pides que a estas alturas nos sumerjamos en una búsqueda implacable por hallar a Natasha? Estás mal.

— ¡Era tu amiga!

— ¡También la echo de menos! No pongas a prueba mi lealtad porque sabes que está con ellos; pero murió... Aún si duele aceptarlo, ella murió, Tony murió y ahora Steve...Está en coma otra vez, no tienes una idea de lo que se siente.

— No puedes saberlo— rió sin gracia por lo bajo—. Haría lo que fuera por Steve, y entiendo que hubiese confiado en ti, porque incluso yo sé que no tengo el completo control sobre mi mente; pero él dijo que estaba viva, y yo le creo. ¿Comprendes? Si Steve quiere que la busquemos, pues eso haremos— gruñó, apuntando su pecho con el índice y resoplando con molestia—. No quiero que despierte y sepa que le fallamos, que ni siquiera lo intentamos; porque no lo estás haciendo, Sam.

Wilson bajó la cabeza, arrepentido. Barnes tenía razón, solo era demasiado cobarde para afrontar los hechos recientes. Bastante tenía con sus asuntos familiares ahora que su hermana trataba de sacar a flote su negocio.

— Bien. Lo haré. Pero dame tiempo de planearlo todo, necesitamos las ultimas cifras de los que regresaron, cada día aparecen en un lugar nuevo como si se hubiesen esparcido por todo el mundo...

— De acuerdo, supongo que podemos hacer eso. Iré a ver a Steve.

Sam chocó contra la puerta  una vez que James salió de allí y tomó el puente de su nariz, agobiado con el peso de la situación.

Bruce lo halló de camino al laboratorio, lo miró con compasión. Sabía lo que se sentía tener entre sus manos tanta responsabilidad y no poder hacer nada al respecto.

— Oye— lo saludó en voz baja, logrando que desviara la mirada y aclarara su garganta para disimular su fatiga, aparentando que toda esa situación era normal—. Sam, sé que no es fácil, no sabíamos lo que podría pasar allí.

— Prometiste regresarlo sano y salvo.

— Pero no soy quien controla sus movimientos. No sabemos que fue lo que hizo allá.

— Steve se refería a ella, ¿Verdad? Natasha está bien en alguna parte. Era eso lo que quiso transmitir.— lo enfrentó.

— Lo intenté, pero no funcionó por mucho que lo deseara—se refirió a ella, negándose a creer en más que la lógica del poder de las gemas—. Clint dijo que no volvería y así se ha mantenido.

— Y Thor dijo que las piedras son muy poderosas, que es complicado de entender pero siempre hay alguna clase de fórmula... ¿Crees que tal vez hubiese funcionado?

— Si Steve no nos da la respuesta, lo dudo mucho.

— ¿Y qué si al regresar la piedra se hubiese revertido el sacrificio? — frunció el ceño, pensativo.

— Esa es una buena teoría. Tal vez pueda investigar un poco al respecto— acomodó sus gafas e ingresó junto a él al laboratorio, contrario camino a donde se encontraba Steve. Bruce buscó su portátil y tecleó rápido—. La piedra busca un alma pura, alguien que no sea movido por el interés. Quizá, si lo único que él quería era traerla de vuelta sin actuar con alguna otra clase de motivo oculto, es muy probable que la piedra lo hubiese concedido.— se asombró a sí mismo por decir tal cosa. 

— Pero...

— Pero, pero...— pensó y suspiró con irritación—. Tiene el suero en sus venas. Si la persona está limpia por dentro, los efectos de este son efectivos. Lo mismo pasa con el poder de las gemas, absorben la energía. Ha causado un desequilibrio en su sistema, ha tomado la vitalidad que el suero le otorga— Sam observó sin entender—.   Es muy probable que luego de esto, Steve ya no sea un supersoldado. — explicó con pesar, palabra por palabra.

El cuerpo de Sam  se había paralizado, intentando asimilar las palabras de Bruce. Steve sin su suero, no volvería a ser el Capitán, ¿Qué era un equipo sin él?..

— Eso no puede ser, debe haber otra manera, debe despertar.—se negó a creerlo.

— Haré todo lo que esté en mis manos, Sam.

Ambos giraron la vista más allá del cristal que dividía el espacio, era un poco más pequeño que el laboratorio del complejo; pero el científico había sabido adaptarse.

No tenían la tecnología de Stark ahora que ya no estaba, por lo pronto, hacían lo que podían.



Natasha tenía el móvil entre manos, lo removía con nerviosismo. Había conseguido el número de Clint y ahora estaba esperando a sentirse lo suficientemente segura de hacer la llamada. Según Pepper había sido una enorme conmoción, su muerte era reciente. Tenía miedo de alterarlo, de causar en él más dolor que el de la última vez.

Se había ido mirando el rostro de su mejor amigo, ahora que regresó al menos no podría apreciar cómo se desfiguraba tan solo por oír su voz. Lo más probable era que estuviese enfadado con ella y consigo mismo, y triste, muy triste...

Sus dedos revoloteaban al rededor del botón; más no lo presionaban. Se dijo que debía de dejar de ser tan cobarde, ahora que empezaba de nuevo; debía de dejar los viejos hábitos.

Colocó el móvil en alta voz  mientras mordía sus uñas limpias y cortas. Apenas un par de segundos después, ahí estaba él. Toda acción emitida por ella cesó de manera radical. Su cuerpo se escarapeló del miedo a la reacción y comenzaba a sentir presión; se ahogaba.

— Hola Pepper, ¿Sucede algo?— él se oía cansado, apagado como si el nudo en la garganta aún no se disolviera.

¿Pepper? ¿Estás ahí?¿Morgan está bien?— a ella le temblaron los labios cuando estuvo a punto de hablar, y se cortó otra vez a sí misma—. ¿Hola?

— Clint...— murmuró con una voz tan fina que parecía el soplo del viento a través de la línea. Silencio otra vez. Abrumador. No quería eso, no quería que cada vez que intentara hablar con alguien solo se quedaran quietos sin mover la boca; aumentaba su ansia, la hacía sentir culpable por la causa, por dejarlos—.  Clint— repitió una vez más, intentando que su voz no se quebrara en el proceso—. Soy yo, Natasha...

Un sollozo se oyó del otro lado y luego el ruido sordo de algo cayendo, seguido de la voz preocupada de Laura que lo llamaba por su nombre estando desesperada. A lo lejos parecían correr; oía los pasos acelerados sobre la madera, Natasha podía imaginar a Cooper y Lila bajar las escaleras ante el infortunado incidente.

Ella se alteró, las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, entrando en pánico.

¿Pepper? — Laura preguntó esa vez, tomando el móvil; pero ella presionó el botón para colgar de una vez. Lo arrojó a un lado de la cama como si quemara, estaba horrorizada de sus acciones, intentando calmarse en vano. Había hecho todo mal, ¿Cómo siquiera pasaba por su cabeza alterar la paz de Clint si apenas se recuperaba? Llevó las manos a su rostro y lo restregó con fuerza. Tal vez debía de mantenerse en la sombra, sin seguir dejando aquel rastro de dolor.

La cabeza pequeña de Morgan se acercó por la puerta, tímida, observando a la mujer.

Ella sabía que no debería estar ahí, su madre se lo había dicho y apenas la había visto una sola vez, cuando llegó junto al capitán Rogers y Scott Lang para buscar a su padre; pero hasta ahora, parecía ser la única que no se sorprendía. Indiferente de que se hubiera convertido en una sombra.  Su padre le dijo alguna vez que si su madre se encerraba en su habitación porque se enfadaba, insistiera hasta que volviera a reír y la dejara entrar. Y funcionaba.  A él le funcionaba todo el tiempo.  Ahora estaba ahí, contemplando a la hermosa mujer solitaria.

— Happy hace hamburguesas con queso cuando me siento triste.

Natasha levantó la mirada para ubicarla y volvió a reincorporarse y hacerle espacio; fingiendo estar bien de un momento a otro.

— Tal vez deba decirle que me haga una. — intentó recomponerse para no alejar a la niña.

— Podemos hacer una luego.

— Claro, cariño.

Nunca había sentido apego por los niños, generalmente, prefería mantenerlos lejos. Antes no estaba segura de la manera en la que podía influir en ellos; si de manera positiva o negativa dado su historial. Pero Morgan le recordaba a Tony. Mismos ojos, mismo cabello, hablaba sin parar como había podido comprobar a la hora del desayuno, también era curiosa y muy inteligente. Su amigo no estaba, pero ella sí y necesitaba con todas sus fuerzas sentir que no estaba sola, y que Stark, en donde quiera que esté, estaba bien.

En su interior, dudaba. Tuvo que dejar pasar un momento para que su corazón retomara su calidez y ritmo. Así, un pensamiento poco usual y muy repentino cruzó por su cabeza.

— Puedo... Yo podría, ¿Abrazarte? No nos hemos visto en tanto tiempo que... Solo no me he presentado como hubiese querido hacer.

La niña sonrió, su padre tenía razón. De algún modo, su insistencia, por más sutil que fuera, alegraba a los demás. Le agradeció en silencio y se acercó a la mujer que la tomó en sus delgados brazos con delicadeza; recostando su cabeza sobre su pecho y acariciando su cabello.

Se sentía familiar, para ambas.

— Te pareces mucho a tu padre. Eres igual a él.— Morgan cerró sus ojos, recibiendo el halago con ilusión.

— Gracias. Él decía que no eras tan gruñona todo el tiempo, tenía razón. Eres buena.

Por fin una sonrisa genuina apareció en los labios de Natasha.

— Bueno... Sé un par de cosas suyas que te podrían interesar.

Conversar con alguien que no la viera con tristeza, era ameno. Prefirió pasar parte del día ahí, antes de buscar a Steve.



Las calles de una ciudad olvidada por todos era el escondite perfecto para mantener un perfil bajo sin ser juzgado. Nadie la reconocería, no tendría por qué sentirse como un bicho raro, con alguien que le dijera que está completamente desquiciada. Prefería estar lejos de todo, ahora que ya no le quedaba nada en Nueva York, lo ideal siempre sería huir.

Pensó en Natasha y como ella le había enseñado a ser fuerte, que se daban grandes pasos en solitario, que no necesitaba la ayuda de nadie para poder mantenerse en pie. Que podía arreglárselas sola. Había perdido el tono de su acento gracias a ella, ya no parecía tan ajena a los demás, no estaba asustada. Para el corto tiempo que llevaba, se sabía manejar entre los escurridizos pasillos, adoptando las formas de cualquier persona del lugar.

Despreocupada, ruda... Ya no importaba que tanto hiciera por quedar bien, no era una heroína. Ahora se mezclaba con el resto, la moral ya no era algo que la dominara como en un principio cuando los vengadores la acogieron.

Posiblemente necesitara ayuda profesional de inmediato, la tomaría, cuando estuviera lista. Por lo pronto estaba falta de dinero, y lo único que tenía a su alcance eran solo los clubes cercanos.



Pepper hizo que pararan el auto y se dirigió a su amiga por última vez. Morgan le sonreía amable y le entregó el bolso con lo poco que necesitaría; ropa limpia y algo de municiones por si le hacía falta.

— ¿Segura que vas a estar bien?— preguntó su amiga—. Si aún no estás lista, puedes quedarte en casa, o venir con nosotros... Pensamos ir a Los ángeles.

La propuesta había quedado en el aire, era más que evidente que Pepper no soportaría quedarse en aquel lugar, y ella no se aprovecharía de su buena voluntad.

Negó.

— Estaré bien, me quedaré aquí, es mi hogar. Aunque no lo parezca por el momento, sabré que hacer.

— No quisiera dejarte sola.

— No lo estaré— sonrió—. Gracias por todo.

Se inclinó para fundirse en un abrazo y salió del auto.

Cuando se fueron alejando, Morgan asomó su cabeza por la ventana, y con su mano agitándose en el aire, le dijo adiós.

Natasha respiró hondo, con el corazón acelerado. Cuando enfrentó el edificio, no se sorprendió; hizo uso de toda su concentración para mantenerse firme.

Acercó una mano a la puerta y la otra sujetó con fuerza la correa del bolso con dedos resbaladizos y sudorosos.

Cuando se abrió, los ojos oscuros y sorprendidos la recibieron como si se tratara de una broma de mal gusto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro