𝙋𝙍𝙊́𝙇𝙊𝙂𝙊

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San Francisco

El día estaba levemente soleado, el viento soplaba, dejando a los árboles caer sus hojas. La familia Parker se encontraba en la corte, esperando algún veredicto por parte de la Juez.

—Abogados, ¿llegaron a un acuerdo? —preguntó aquella mujer de tez morena.

El abogado del estado se paro de su asiento y asinto con la cabeza diciendo un leve "si"

—Bueno y ¿cuál es?

—El señor Parker debe declararse culpable por los delitos de los cuales es acusado. Ira al reformatorio hasta cumplir los 18 y ahí volverá nuevamente aquí para ser sentenciado con 10 años por lo menos en la prisión estatal.

La Juez lo miró y asinto para luego mirar a la abogada de Dylan.

—Como bien lo dijo el abogado, mi cliente se declara culpable, ira al reformatorio y volverá al cumplir los 18 pero, su sentencia será juzgada en base a su comportamiento.

—Me parece bien —comenzó a hablar la Juez —De pie por favor.

Todos lo presentes le hicieron caso y la miraron atenta.

—Sr. Parker, se le acusa de venta de sustancias narcotraficas, venta de armas de fuego de manera ilegal y atacar a un cuerpo policial. ¿Cómo se declara?

Y por primera vez en todo el caso Dylan hablo —Culpable.

—Dylan Ross Green Parker Matthews, cumplira una condena en el reformatorio para menores estatal hasta cumplir la mayoría de edad para ser juzgado como adulto y en base a su comportamiento se decidirá el resto de su condena. Caso cerrado. Siguiente caso.

Aquel maso de madera sonó por toda la habitación. Un guardia camino hasta Dylan y lo esposo. Sus padres lo miraron con dolor. El sentimiento de que encerraran a su hijo hacia que su pecho ardiera. Pero no podían hacer nada, simplemente esperar.

5 meses después

El aire fresco choco contra la cara de Dylan, aquella sensación de ser libre estaba por todo su cuerpo y no podía ser más feliz. Aquellos 5 meses en el reformatorio le habían enseñado tanto y una de esas era que, nunca más volvería a tomar una idea de su hermana. Jane Parker era la causante de que Dylan creará uno de los carteles de drogas más importantes y buscados del país.

El castaño camino hacia el auto que se encontraba estacionado al principio de el estacionamiento. Allí se encontraban sus padres y su hermana. Cuando estuvo frente a ellos, les sonrió y los abrazo. Una lágrima salio de su ojo pero la quito rápidamente.

—Hola, campeón —saludo Luke Parker.

—Papá —le sonrió y luego miró a su madre —Mamá.

—Mi bebé —sonrió Sam, su madre. Para luego llenarlo de besos por toda la cara —Mira que guapo estas, hasta tienes músculos —lo alago —Digno de ser un Parker Matthews —comentó —No Green —dijo con una mueca.

—Sam —la regaño Luke.

—Es que ¿Era tan necesario ese apellido? —le preguntó mientras aún le sonreía a su hijo.

—Luego hablamos de eso, ahora dales un poco de espacio —Dijo refierendose a los hermanos.

Dylan miro a Jane sin ninguna expresión. Por parte de la chica, espero que la ignorará, la odiara y no quisiera hablar con ella nunca más. Pero paso lo contrario. Los brazos de Dylan rodearon su cintura, abrazándola con cariño. Aquel chico nunca podría odiar a su hermana.

—Te Extrañe —susurro Dylan

—Y yo a ti —respondió Jane.

Luego de unos segundos Dylan se separo y decidió hacer la pregunta qué tanto quería hacer.

—¿Cómo me sacaron? —preguntó.

Sus padres se miraron entre sí y luego miraron a su hija, esperando a que ella hablara.

—¿Recuerdas a aquel político que te compraba las drogas y armas?

—Si, el hombre que me debía un favor.

—Ya no mas, lo cobre por ti.

Dylan la miró con una sonrisa orgullosa. Verán, Jane había sido la causa de que Dylan entrará a aquel mundo ilegal. Pero fue por una buena causa. Era poder, todo se trataba de poder y respeto. Y era algo que Dylan había ganado con aquel negocio que creo de la noche a la mañana con un solo propósito; dejar de ser un blanco fácil, literalmente. La hermana mayor había visto, vivido y conocido tanto en su vida, que conocía a tantas personas, y los favores le ayudaron a sobrevivir y ayudar a su hermano.

—Lo amenace, su carrera o tu libertad —comenzó a hablar —Oh bueno más bien, su carrera y vida pero esa es otra historia.

—En este momento eres mi hermana favorita —dijo el pelinegro con una sonrisa.

—Soy tu única hermana —río y Dylan susurro un "como sea".

—¿Sin libertad condicional? ¿Cómo lo lograste? —volvió a preguntar.

—Te enseñe todos mis secretos, pero solo algunos siguen siendo, secretos.

Dylan sonrió y camino hacia el auto, en donde su familia subió luego y su padre condujo a su hogar.

—Bien, ¿Qué haremos ahora?

—Nos iremos lejos de aquí —comunicó su madre.

—Una mudanza ¡yei! —comentó para luego tomar la cartera de su hermana y sacar un cigarrillo y comenzar a fumar —Tanto buen comportamiento para que al final tenga que empacar cosas en cajas.

—Relájate, no es como si tuvieras muchas cosas.

—Muy graciosa Jane, muy graciosa.

|🚬|

—¿Qué tal estuvo el reformatorio? —se atrevió a preguntar Jane.

—Mh... algo claustrofobico, ya sabes —respondió desinteresado —aunque hice contactos y nadie me golpeó —le guiño el ojo.

—Espero nunca debas de usar esos contactos —advirtió su padre.

—Solo si es necesario —lo miró serio.

—Escucha hijo, nos vamos de aquí porque debemos alejarnos de todo lo que arruino a nuestra familia —comenzó a hablar su padre.

—¿Los vergüenzo?

—No —negó su madre volteando a verlo —solo queremos lo mejor, para ambos. Jane conseguirá trabajo en el hospital al lugar al que vallamos y tu iras a la escuela, nadie sabrá quien eres, de donde vienes y que es lo que tienes.

—¿Hablas de una maldita enfermedad mental que herede de ti? —preguntó con ironía —Si, ¿por qué no? Suena tentador.

Su padre suspiro, cada conversación con Dylan era así. Digamos que cuando se dejo en claro que Dylan no era un adolescente normal no hacía mención a ser la cabeza de un negoció ilegal, no. Dylan Parker estaba enfermo, literalmente. Cuando cumplió 7 presentó síntomas de depresión, iguales a los de su madre. Diagnosticado a los 8 con depresión mayor, todos en su escuela se enteraron y todo se fue hacia abajo, pero luego todo cambió. El respeto de todos hacia el castaño fue sorprendente. De repente el echo de que tuviera una enfermedad mental se fue al carajo, y la noticia de Dylan Parker ahora tenía poder y respeto, se corrió. Y así fue como llegamos hacia aquí.

Dos días después la familia estaba bajando cosas del camión de mudanza y frente a ellos, los Gallagher miraban como una familia nueva se mudaba a aquella calle. Sin duda era raro que una familia quisiera mudarse ahí, pero simplemente pensaron que eran una familia loca que creía que haría la diferencia en aquel vecindario. Pobres idiotas.

Aunque ellos no tenía planes de llamar la atención, no pudieron pasar desapercibidos. Ahora todos sabía que la familia Parker se mudaba enfrente de los Gallaghers.

Editado: 02/06/22

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