Prólogo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¿𝐶𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑣𝑖𝑟𝑡𝑖𝑜́ 𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑎𝑚𝑜𝑟?

Era un día soleado, el cielo estaba despejado y a pesar del ligero calor que hacía desde la mañana era un buen día, por esa misma razón ese día era día de azar carne.

La familia Na habían invitado a los Lee y a los Shin para hacer un azado en casa, las tres familias siempre fueron muy unidas a pesar de no ser sanguíneas puesto que todos los padres se conocían desde la escuela y tuvieron la suerte de mantenerse en contacto aún despuéa de su graduación, de eso hacía ya 14 años. La cercanía de los padres fue tanta que sus hijos por obvias razones también entablaron una relación cercana haciendo estaa reuniones amenas y divertidas. Como una enorme familia.

De vez en cuando se reunían para pasar el rato o salían entre todos a algún lado, justo como en ese preciso momento donde los Lee tocaban el timbre de los Na siendo el padre de la casa quien abrió la puerta.

–Hey, al fin llegan. —fue lo primero que dijo el hombre al verlos— Solar ya estaba diciendo que no iban a llegar y que habíamos comprado la carne por gusto.

–No sé de que te quejas si ya nos conoces. —habló esta vez la señora Lee— Fue culpa de Donghae, no se decidía por cuales zapatos ponerse.

–En mi defensa...no la tengo, acepto que esta vez fui yo. Pero no es mi culpa tener tantos zapatos geniales, mira estas bellezas. —alzó un poco su pie mostrando unos tenis blancos con franjas negras y azules decorando los costados.

–Hae, eres un ridículo. —soltó el señor Na con una sonrisa burlona.

Todos soltaron una risa floja y cómoda por el comentario, estas cesaron cuando de pronto de entre las piernas de su padre un pequeño niño de castaños cabellos se asomó curioso ya que los adultos no se movían de la puerta y él ya estaba ansioso por entrar.

–Oh, hola Jeno. —saludó el señor Na— Jaemin está en su cuarto.

No necesitó nada más, ni siquiera se dignó a saludar bien a los dueños de la casa y solo entró como rayo corriendo por las escaleras y siendo regañado por su madre, llegando a la planta de arriba y entrando a la última habitación a la derecha sin tocar antes.

–¡Nana! —gritó alegre, sin importarle la palabra privacidad y tirándose encima de un niño de cabellos negros que estaba tranquilamente acostado en su cama jugando videojuegos.

–¡Ay, Jeno! —se quejó el chico siendo aplastado por el contrario— ¡No puedo respirar!

Soltando una risilla contagiosa y risueña el castaño se reincorporó en la cama liberando así al pelinegro y dejándolo respirar.

–¿Por qué aún estás en pijama? —le preguntó observando las ropas de este siendo un pijama celeste con estanpado de carritos.

–Me distraje jugando. —apuntó a la televisión donde se mostraba en la pantalla un mapa de Super Mario 64— No tenía muchas ganas de arreglarme. —volvió a decir mostrando un puchero, realmente quería simplemente quedarse en su cuarto todo el día con sus videojuegos.

–Tu mamá te va a regañar si te ve en pijama aún. —dijo soltando una risa— Anda, ve a bañarte yo me quedaré aquí.

–Aaagh no quiero, ¿por qué debería de hacerlo? —se quejó cruzandose de brazos haciendo una rabieta.

–Que asqueroso eres Nana, no bañarte y quedarte con toda esa suciedad puaj.

–¡No soy asqueroso! —se defendió— Ni siquiera huelo, ¿ves? —levantó su axila acercándose a la cara de su amigo para poder comprobar lo que dijo.

–¡Que asco Nana, quítate!

–¡No huele a nada, mira mira!

–¡No, eso es asqueroso!

–¡No soy asqueroso!

–¡Si lo eres!, ¡apestas, quítate de encima!

–¡No es cierto!

–¿Y a ustedes que mosca les picó?

Una tercera voz se hizo presente en la habitación haciendo que ambos niños se detuvieran de su pequeño forcejeo y voltearan a ver a la puerta donde se encontraba ahí una niña de cabellos marrones y coleta alta mirándolos como si fuesen algún tipo de extraños seres.

–Oh, hola Ryu. —saludó Jaemin con un tono más calmado.

–¡Nana no se quiere bañar! —le acusó de inmediato el castaño que se encontraba debajo del pelinegro aún intentando alejarlo.

–Iugh. —dijo la chica con cara de asco— Le diré a tu mamá Nana.

Y antes de que la niña pudiese salir corriendo del cuarto en busca de la señora Na, Jaemin saltó de su cama y tacleó a la morocha ahora forcejeando con ella para evitar que escape. Sin embargo se le había olvidado un pequeño detalle.

–¡Señora Na, su hijo es un asqueroso que no se quiere bañar!

Jeno era un niño muy ruidoso y lo había dejado libre.

–¡Na Jaemin, te dije hace media hora que te fueras a bañar!, ¡no querrás que vaya y lo haga yo!

Y con esa aterradora amenaza de su madre se saco de encima de Ryujin y corrió a su habitación en busca de su toalla junto con sus sandalias para luego irse rápidamente al baño cerrando la puerta casi de un portazo, no sin antes gritarle a los dos niños que no habían parado de reír después de la amenaza que los odiaba con toda su vida.

El carro se encontraba en un silencio cómodo, solo se podía escuchar la radio donde sonaba De Música Ligera de Soda Stereo a un volumen moderado pero eso no les impedía mover sus cabezas al son de esta. Eran quizás las 3 de la tarde y hacía un calor del infierno, aún así no era tan sofocante como lo había sido la semana pasada así que les bastaba tener las ventanas abajo y un poco de aire puesto.

–¿Falta mucho? —preguntó entonces un niño de castaños cabellos oscuros desde los asientos de atrás.

–Ya casi llegamos, tranquilo. —le contestó su padre tambolireando el volante con sus dedos al compaz de la canción.

–¿Habrán muchos niños? —preguntó de vuelta demostrando un ligero atisbo de nerviosismo que su padre notó.

–Supongo que si, es la fiesta de tu primo Soobin seguramente vayan todos sus amigos. —contestó dándole un vistazo por el espejo observando cómo su hijo se removía incómodo.

—apretó sus pequeños labios sintiendose un poco más nervioso que antes— Pa, ¿y si mejor no vamos?

El hombre suspiró y al detenerse en una luz roja aprovechó para voltear a los asientos traseros para poder mirar mejoe al pequeño quien no le devolvió la mirada y se dedicaba a observar sus manos.

–Ya habíamos hablado de esto Bin.

–Lo sé. —respondió agitado— Pero papá, no quiero en serio. Es aterrador pensar en tener que estar rodeado de tantos niños, ¿qué pasa si no les agrado?

El hombre tuvo que voltear nuevaente al frente para poder avanzar cuando la luz verde volvió a aparecer, de igual forma aún manejando le lanzó una mirada de repoche a su hijo aclarando que no le había gustado ni un poco las palabras que había dicho.

–¿A quién no le agradarías?, eres el niño más simpático y dulce que conozco.

–Lo dices solo porque eres mi padre. —puchereo el infante.

–Eso es mentira, preguntale a tu abuela que diga algo lindo de mi y seguro dirá que no hay nada porque soy horrible. —bromeó intentando sacarle una sonrisa pero no resultó.

–La abuela es una amargada.

Volvieron a estar en un silencio esta vez un poco incómodo, la canción ya había pasado y ésta vez pusieron ¡Ay amor! de Ana Gabriel, sin embargo ninguno la cantó a pesar de sabérsela de memoria dejando que el ambiente cayera un poco en los nervios y tristeza de ambos.

Condujeron por 15 minutos más hasta que por fin llegaron a su destino, el padre llamó a su hermano para pedirle que abriese el portón de la casa y así poder parquear sin tener que dejar fuera el carro. Mientras éste salía y les abría su padre aprovechó el tiempo y retomó la conversación.

–Vas a estar bien Bin, sabes que Gyu no te dejará solo y siempre puedes llegar conmigo si te sientes aburrido. —volteó a verlo nuevamente— Quien sabe y quizás hagas un nuevo amigo.

Soobin realmente dudó de ello pero decidió no volver a renegarle a su padre quedándose callado mientras su tío le saludaba animado desde fuera y su padre metía el auto.

Desde la ventana pudo observar como otro niño estaba llegando montado en una motocicleta junto con un hombre mayor que supuso sería el padre del niño. Ambos se bajaron de ésta estacionando la moto al frente de la casa, el hombre le quitó el pequeño casco que el infante tenía mostrando así su rostro, Soobin por su parte no pudo dejar de verlo por más que lo intentó, ni siquiera cuando éste había sido recibido por su primo muy animadamente entrando a la casa y se había perdido de su vista. Creyó haber visto lo que suelen denominar como un "ángel".

©_prayBluesoul_

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro