19- Incomodidad y... ¿flores?

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~7mo año~

Remus Lupin:

Ensayos, tareas y prácticas.

Cualquier estudiante dentro de Hogwarts parecía tener una vida imposible, sobre todo los de último año.

Los E.X.T.A.S.I.S., estaban cada vez más cerca, y con ellos, los fuertes dolores de cabeza.

—¿No creen que está muy pensativa?

Miré hacia donde Peter había señalado, observando que Natalie parecía estar en un viaje astral, pues no paraba de mover su pluma en círculos sobre el pergamino, pero sin siquiera mirarlo.

—Debe ser por lo de la otra noche...

Golpeo a Sirius con el codo, ya que ese mensaje podía mal interpretarse por cualquier estudiante y causarle problemas.

Entonces las chicas entran al salón.

Todos les dedicamos una sonrisa que solo Lily, Marlene, Dorcas y Alice nos la devolvieron.

Mary, por su parte, siguió hasta su puesto, ignorando nuestros saludos.

—Vayamos a molestarla.

James es el primero en tomar sus cosas y ubicarse al lado de Natalie, no sin antes guiñarle un ojo a Lily.

—¡Natt!

James la toma del hombro, haciendo que suelte un ligero salto del susto.

—¡Por Merlín, James...! ¿Acaso no te enseñaron a no interrumpir a la gente cuando están concentradas? —Respondió, con la respiración agitada.

—Sí, pero me gusta hacerlo.

Ella rueda los ojos y cubre el pergamino rayado.

—¿Puedo ayudarlos en algo?

—Vinimos a hacerte compañía —Opina Sirius.

—Lo que me faltaba...

Peter y yo soltamos una carcajada ante la cara de indignación de Sirius.

—Bien chicos, tomen asiento, la clase está por empezar.

Los cuatro nos sentamos en la misma mesa de Natalie y esperamos las instrucciones del nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras.

—Bien, vallan todos a la página 173.

Mientras muchos empiezan a llegar a la página, noto a Natalie tensarse en su puesto.

Y al llegar a aquella página puedo entender por qué.

—Bien, en la clase de hoy hablaremos sobre los hombres lobos.

Natalie buscó su mochila rápidamente y la ubicó sobre la mesa, con la excusa de usarla como "almohada" mientras el profesor Shelby explicaba la clase.

Los chicos también notaron su incomodidad, por lo cual James la imitó y optó por tomar su mano en señal de apoyo.

—Trata de no sobre pensar mucho el tema —James le susurra al oído—, y pase lo que pase, o digan lo que digan, no les hagas caso.

La rubia lo mira y asiente.

—Si te sientes presionada, solo dímelo y pondré una excusa para que salgas de la clase con Remus.

—No creo que sea necesario, pero gracias por todo, James.

Mi amigo deja de hablar con ella al momento de que el profesor miraba atentamente nuestra mesa.

—¿Ocurre algo, señor Potter?

—Oh, nada especial. Solo que tenía unas dudas.

—¿Sobre qué?

—Sobre el próximo partido de Quidditch, ya sabe... —James sacude sus manos en el aire—, Russo es la nueva narradora, y quería saber si tenía ya la fecha del primer juego.

—Señor Potter, le agradecía que esos temas los tocara fuera de mi clase.

Y sin más, le profesor caminó hacia el pizarrón.

—Bien, ¿Diferencias entre un animago y un hombre lobo? —Empieza a hacer preguntas al azar.

Varios levantan la mano, pero elige a Evans para esto.

—Un animago tiene la opción de transformarse en el tiempo que desea y crea necesario. Un hombre lobo solo se transforma por instinto y obligación con cada luna llena.

—¡Excelente, señorita Evans! 5 puntos para Gryffindor.

El profesor vuelve a pasearse entre las mesas.

—¿Alguien aquí ha tenido la oportunidad de conocer a un hombre lobo en persona?

¡Genial! Ahora viene el típico discurso en nuestra contra.

—¿Nadie?

—Solo en los textos —Contesta Snape, al ser señalado por el docente.

—Créanme, relacionarse con un hombre lobo es lo peor que pueden hacer en su vida.

Evité a toda costa lanzarle una mirada de odio, al igual que los chicos.

—Son seres repugnantes que no merecen vivir entre nosotros...

—¿Por qué?

La mirada de todos los presentes pasó rápidamente hacia la rubia que lo había interrumpido.

Oh, no...

—¿No entiendo su pregunta, señorita Russo?

—Usted... Usted habla de ellos como si fueran malas personas.

—¿Y no lo son?

—Yo no creo que sea cierto. Al menos, no todos.

La mandíbula de Sirius bajó rápidamente.

Estaba tan sorprendido como yo.

—¿Tiene usted una razón para creer en ello?

—Sí, y es que al fin y al cabo, siguen siendo humanos... Llenos de amor, valentía, magia y...

—Empiezo a creer que usted tiene algo más para decir.

El profesor eleva una ceja en señal de disgusto, y eso causa que Natalie se tense.

—¿Usted ya ha tenido contacto con un hombre lobo? —Lo desafía.

La clase entera prestaba atención a cada uno de los participantes.

—Afortunadamente no, pero...

—¿Entonces por qué alega que todos son seres repugnantes?

Sirius, quien estaba al otro lado de la rubia, trató de tirar de su mano para que dejase de hablar.

Pero Natalie no se inmutó en absoluto.

—Porque lo son.

—Russo tiene razón —Se levanta una chica de Ravenclaw, a quien reconozco rápidamente como Pandora Sailstream, su compañera de trabajo—. No puede alegar que sean malos si no ha pasado por una situación desfavorable.

El salón estalló en murmullos.

Unos a favor y otros en contra de lo dicho por las muchachas.

—Me parece que ambas saben más del tema que yo —Se excusa el profesor, cruzado de brazos.

—Claramente no, profesor —Continúa Natalie—, pero creo firmemente en que todas las criaturas mágicas deberían ser tratadas con respeto.

Muchos estudiantes asintieron, entre ellos nosotros.

—15 puntos menos para Hufflepuff...

—¡Pero por qué! —Exclamo, y para cuando me soy cuenta, ya estoy de pie—. Mis compañeras solo han dado su punto de vista.

—Porque soy el profesor, y punto.

Se acomoda las gafas y continúa.

—Como dije, 15 puntos menos para Hufflepuff por la incompetencia de la señorita Russo, 10 puntos menos para Ravenclaw por la participación de la señorita Sailstream, 10 puntos menos para Gryffindor por el joven Lupin.

—¡Injusticia! —Gritó James.

—Serán 20 si no se callan.

Sin embargo, Sirius y Peter también se pusieron de pie.

—¡Sanción para los 6 alumnos que se atreven a desobedecer mis órdenes! —Grita Shelby, rascando su ridícula barba hippie—. Russo, Lupin, Black, Potter, Sailstream y Pettigrew, los veré en la oficina del Director al finalizar el día.

—Me parece que ningún otro debe entrar en el grupo —Suelta Natalie—. Ellos solo se levantaron, fui yo quien empezó todo.

—¡He dicho que todos!

Y allí empezó una especie de batalla campal de miradas entre ambos.

—Todos, página 173...

Natalie se limitó a rodar los ojos y sentarse con enojo.

—Los hombres lobo, también llamados licántropos...

El profesor empezaba a dar su clase como si nada hubiera ocurrido.

Busqué entre mis cosas un pergamino y empecé a escribirles a los chicos para salir lo más pronto posible de aquí.

—Llegando al punto de matar despiadadamente a inocentes magos y brujas de todas las edades...

Shelby decía cada palabra de odio frente a Natalie, y ella solo se limitaba a mirar neutralmente al pizarrón, escondiendo sus manos sobre la capa.

—Su infección causa la muerte prematura de niños...

Pero yo ya no podía soportar seguir oyendo esto.

Y estoy seguro de que ella tampoco.

Porque yo fui uno de esos niños que tuvo que afrontar la muerte a edad temprana...
Y aun pagaba aquellas consecuencias.

—Y un lobo no tiene uso de la razón al momento de atacar...

De pronto, la respiración de Natalie se agita.

Ella quería gritar, llorar, tirar todas las mesas.

Yo quería hacerlo.

—Tomen una de estas —James nos entrega a ambos unas hojas, por debajo la mesa.

Natalie mira con mucha curiosidad la pequeña hoja que había sido depositada en la palma de su mano.

—No está listo aun... —Trato de decir.

—Necesito que la saques ahora de aquí —Continúa James—. Mira disimuladamente la mesa de las chicas.

Levanto la mirada con la excusa de mirar al profesor, y puedo notar como todas estaban escribiendo, menos Mary.

Ella miraba atentamente a Natalie, como si la estuviera estudiando...

—Dale una a Peter —Susurro—. Puede ser un poco arriesgado que solo nosotros estemos mal.

Peter tomó la hoja y esperó las órdenes.

De pronto Shelby sacó de su maleta una especie de poción.

—A partir de los últimos años hemos podido presenciar grandes avances en el mundo Muggle —Continúa—. Pero nosotros los magos también hemos estado ocupados.

Arrugué mi frente en señal de confusión, sin saber aun lo que era aquello.

—Esta poción es un prototipo de "Poción Mata lobos"...

Mierda, mierda, mierda.

Con el pie trato de golpear a Natt y Peter para que se traguen la hoja y poder salir de una vez por todas.

Disimuladamente nos dejamos la hoja en la boca, y esperamos el efecto.

—Señor Potter —El profesor llama a mi amigo.

—¿En qué puedo ayudarle?

—Su abuelo... Es el inventor de la poción "Crece huesos". ¿No es cierto?

Pude notar que James quería hacer una burla, pero con la mirada le advertí que por ahora no lo hiciera.

—Así es, profesor Shelby.

—¿Sabe usted la gran revolución que causó?

—Totalmente. Ayudó, y sigue ayudando, a muchas personas incompetentes que decidan romperse un brazo, o una pierna —Suelta, con sarcasmo.

El resto pareció seguirle el juego, y mi estómago empezó a arder.

Ya empezó.

—Pues se piensa que esta poción mágica que tengo en mis manos tiene la capacidad de dejar al descubierto a un hombre lobo.

—¿Cómo? —Preguntaron, varios a la vez.

—Aquel que beba de esa poción, y que sea hombre lobo, presentará unos síntomas que lo delatarán, que incluyen desmayos y mal humor a lo largo del día sin causa exacta...

De pronto Peter es el primero en ponerse pálido, luego Natalie, y por último yo.

Los tres nos llevamos las manos al estómago, y al sentir que íbamos a vomitar, las ubicamos en nuestra boca.

—¿Profesor?

—¿Dígame, señor Black? —Decía sin mirar a nuestra mesa, pues estaba distraído mostrando la poción a las chicas.

—Ellos necesitan ir a la enfermería...

Al momento de que Shelby voltea, Peter es quien vomita en el suelo.

La cara de horror de los presentes no se hizo esperar, y el profesor saco su varita para limpiar el líquido.

—¡Te dije que no le pusieras mango al...!

Intenté gritarle a James como excusa, pero seguí imitando que iba a vomitar.

—Vayan a la enfermería —Demanda el profesor, con seriedad—. Aunque igual los estaré esperando para su castigo.

Los tres salimos rápidamente hacia los baños, pero era Peter quien seguía vomitando.

—Ten —Le doy una tableta—. Con esto se supone que debes dejar de vomitar.

Peter asiente y se traga la pastilla que habíamos creado para esta ocasión.

Lo mismo hago con Natalie, y su mirada de asombro llega cuando deja de sentir dolor.

—¿Cómo...?

—Hojas de vómito —Sonrío—. James y Sirius las inventaron hace poco... Ya sabes... Para salir de clases si la situación lo amerita. Aunque solo son un prototipo.

—Y las pastillas son para quitar los síntomas —Peter sacude otra—. Se debe sentir dolor real para que se vea creíble.

—Lamento tanto haberlos metido en esto...

—Natalie, hiciste lo correcto —Se suma Peter—, yo no habría tenido el coraje para desafiarlo.

—Pero esto nos va a causar muchos problemas.

—¿Por qué lo dices?

—Snape nunca dejó de mirarnos —Natalie se ubica frente a mí—. Debemos tener mucho cuidado...

—Y no solo él...

—¿Quién más? —Preguntan a la vez.

—Mary McDonald.

—¿La viste...?

—Pude notar que se daba cuenta de tu enojo y terror cada vez que Shelby te desafiaba.

La rubia se pasa las manos en el cabello con frustración.

—Sabía que tarde o temprano pasaría, pero...

—Deben tener mucho cuidado —Nos dice Peter—. Ambos.

—Solo espero que nada más ocurra.

El castigo impuesto por el profesor no fue más que limpieza sin magia.

Algo bueno y malo a la vez.

Bueno, porque sería algo rápido siendo más de 4 personas.

Malo, porque nos quitaría tiempo para estudiar.

Aunque no pude evitar reír por las cosas que decía Pandora.
Unas cosas más extrañas que otras, pero que sin duda alguna fueron muy entretenidas.

James y Sirius corrían por toda la habitación en busca de su uniforme de Quidditch.

Hoy sería el primer juego del año.

Gryffindor contra Hufflepuff.

Las expectativas estaban muy altas, sobre todo con la capitana del equipo contrincante, quien había hecho grandes cambios en su equipo este año.

—¿Qué hora es, Lunático?

—Las 8:30.

—¡Canuto, date prisa! —Gritaba James, con su escoba en mano—. Llegaremos tarde...

—Espera... Mi cabello debe lucir genial todo el tiempo.

James se limitó a pasarse una mano sobre su cuero cabelludo y volvió a gritar.

—¡Ya voy Cornamenta, ya voy!

Ambos salieron casi volando hacia el campo, mientras Peter y yo acomodamos en desorden causado.

—¿Ya pensante en tu respuesta? —Suelta de la nada.

—¿Sobre qué?

—Vamos Lunático... Yo sé que esa pregunta aún ronda por tu cabeza.

—¿Eres legeremante?

—No...

—¿Entonces cómo crees que aun recuerdo esa pregunta?

—Porque nunca dejas de mirarla.

Detengo mi varita antes de girar mi cuerpo y encontrarme a un Peter Pettigrew sonriente.

—Es mentira...

—¡Lo sabía! —Casi salta de alegría—. La negación es el primer paso...

—¿De qué hablas? —Pregunto, con una carcajada.

—Te gusta Natalie.

—No...

—¡Lo dudaste! —Me señala—. ¡Lo dudaste, Remus!

—Peter...

—¿Por qué simplemente no lo aceptas y ya?

—Porque no es fácil —Suelto un bufido.

Dejo de lado el perfume de James para volver a mirar a mi mejor amigo.

—Es muy complicado, Peter... Más de lo que crees.

—¿Por qué?

—Es... No lo sé...

—¿Temor?

—Creo que eso y más.

—Pues creo que deberías arriesgarte.

Levanto una ceja.

—¿Qué? —Exclama.

—Es que... Pensé que... Te gustaba Natalie desde el inicio... Y yo...

—¿Gustarme? —Me mira—. Natalie es una chica increíble, pero la aprecio por ser mi primera amiga... Fue con ella quien pasé el primer viaje hacia acá en bote, y fue una amistad un poco lejana... Pero única.

—Oh...

—Espera... —Se levanta—. No te acercaste a ella porque pensabas que yo...

—Siempre reían cuando los veía juntos por los pasillos... —Siento mis mejillas arder, pero de vergüenza.

—Remus, eso era porque ella no paraba de recordarme cuando caí del bote —Se burla—. No sé cpmo lo recuerda a detalle...

—¿Y qué me dices de Sirius? —Me atrevo a preguntar—. Él...

—Sirius y James lo saben.

—¿Saber qué?

—Ay Remus... A veces era un poco despistado.

—¡Peter!

—James y Sirius saben que te gusta Natalie.

Me quedo en silencio.

—¿Por qué crees que ambos te dejan pasar muchas horas en la biblioteca? ¿Por qué siempre sacan excusas para estar con ella? ¿Por qué crees que Sirius fue el primero en "hablar" con ella? ¿Por qué crees que pasábamos cada dos por tres frente al Salón de Té de Madame Tudipié cada vez que salíamos a Hogsmade?

—No lo sé...

—¡Querían llamar tu atención!

—Pero pude haberlo hecho solo...

—Remus, no te ofendas pero... Ellos no creían que te acercarías a Natalie.

—No me ofendo, pero...

—¿Pero qué? Lo hecho, hecho está. Ahora, vamos a bajar juntos, buscarás un ramo de flores y la invitarás a una cita.

—¿Una cita?

—A veces creo que yo soy el más despistado... Hoy me doy cuenta de que es por ocasiones.

Le tiro una almohada a Peter en señal de indignación.

—Puedes tomar los Lirios de James —Señala una maceta—. O las Margaritas de Sirius...

—¿Desde cuándo recolectan flores?

—Desde que esos dos andan igual de perdidos que tú —Me tiende otro ramo de flores amarillas—. James con Lily, Sirius con Marlene...

—¿Marlene? —Mi amigo asiente—. Pobre Mar...

Ambos soltamos unas carcajadas antes de salir.

—Tal vez debas aprender a saber realmente cuando tus mejores amigos duermen en realidad...

—No me digas que esa noche estaban escuchando...

—¿Quién crees que me alentó a preguntarte?

Y justo cuando llegamos a la sala común, saltamos del susto al ver a Mary frente a nosotros.

—Natalie pasó a buscarlos hace unos minutos y... ¿Flores?

La morena se atreve a mirarme por primera vez en semanas.

—Sí...

—¿Y quién es la afortunada?

—Natalie —Suelta Peter de la nada.

—Oh, vaya... Eso es... Un gesto muy lindo de tu parte, Remus.

Me siento incómodo en este momento, y gracias a Merlín, Peter se da cuenta.

—Es por agradecimiento...

Ambos empezamos a caminar hacia el retrato.

—Remus, quería pedirte un favor.

—¿En qué puedo ayudarte?

—Hace unos momentos le pedí a Natalie un favor, pero me dijo que estaba ocupada para ese día, y me preguntaba si podrías dejarme hacer una cena con las chicas.

—¿Cuándo?

—Una semana antes de Diciembre... Específicamente el 28 de noviembre.

Repaso mentalmente las fechas.
Falta casi un mes para ello...

Un momento... Ese día hay luna llena...

—Lo siento Mary... Creo que tampoco podré ese día.

—Oh, entiendo —Dice, con un poco de duda—. ¿No estarás en el colegio?

—Sí, pero...

Rápido Remus, inventa una excusa creíble...

—Ese día estaremos con Natalie... Por eso ella te dijo que no podría asistir ese día.

Las palabras de Peter generaron un cambio de humor notable en Mary.

—Bueno... Saben... Debo irme... O llegaré tarde al juego...

Ambos asentimos, y eso causa... ¿Más enojo?

¿Qué le ocurre?

¿No te parece raro?

—¿Qué cosa, Peter?

—De pronto Mary se decide hablar contigo...

—Yo no le veo algo malo.

—Es obvio que está buscando algo...

El bullicio de estudiantes nos hace dar cuenta de que estamos muy cerca del estadio.

—¡Está celosa!

—No digas tonterías, Peter.

—Hizo lo mismo que todas las chicas que se acercan a Canuto...

—Mejor vayamos a tomar asiento.

Mi amigo me hace caso y nos ubicamos en las tribunas de Gryffindor, no sin antes hacer desaparecer el ramo de flores y evitar que se estropeen.

La banda de Hogwarts empezó a entonar una melodía muy llamativa, y los demás estudiantes empezaron a gritar.

—¡Sean bienvenidos al nuevo torneo de la Copa de Quidditch!

La voz de Natalie retumbó por todo el lugar, y a ella se unieron varios gritos eufóricos.

—Demos la bienvenida al primer equipo de la mañana, Gryffindor.

De un costado de la cancha salieron todos los jugadores de mi casa, quienes se elevaron al aire con sus escobas, mientras nosotros gritábamos.

—Y su contrincante, Hufflepuff.

Del otro costado salieron los otros jugadores, quienes deslumbraban con su atuendo amarillo y negro.

Me atreví a mirar a Natalie, quien pareció mirarnos al mismo tiempo y elevó sus manos en señal de saludo.

—Capitanes, dense la mano.

Emily y James se dieron un apretón de manos, y pude notar un gran asombro en el rostro de Cornamenta.

—Madame —Natalie señala al árbitro—. Cuando usted desee.

...

El ganador del día fue Hufflepuff, con una ventaja mínima de 25 puntos.

Todos hicieron bien su trabajo, aunque eso a James no le agradaba mucho.

Sin embargo, como el buen capitán que era, felicitó a su equipo por el gran esfuerzo que hicieron, causando sus risas cuando Sirius se abalanzó en sus brazos.

—Allá está —Peter señala a Natalie—. Es ahora o nunca.

—No lo sé... ¿Y qué se supone que le diga?

—Cualquier cosa que no dirían Sirius ni James —Se burla—. A menos que quieras su mala suerte.

Niego divertido antes de caminar en contra de la ubicación los chicos.

Evito a toda costa mirarlos, sobre todo al saber que ellos lo estaban planeando todo.

—¡Natt!

La rubia dejó de caminar al oír mi voz.

—Remus, ¿Qué tal?

Llego a su lado y la acompaño.

—¿A dónde vas?

—Pensaba en dormir un poco, ya sabes, aprovechar al máximo antes de que lleguen los E.X.T.A.S.I.S. ¿Y tú?

—Nada...

—Pensé que irías con los chicos.

—Después de su derrota, dudo mucho que quieran festejar.

Ambos seguimos caminando entre los estudiantes, y recuerdo a lo que venía.

—Quería darte algo.

—Sorpréndeme.

Con mi varita hago aparecer el ramo de flores en mi mano y se las doy.

—¡Son muy lindas, Remus! —Exclama al tomarlas.

Natt se dedica a suspirar el aroma de ellas, y suelta una sonrisa.

—¿A qué se debe este detalle? —Pregunta, inocentemente.

—Yo...

Rasco mi cuello en señal de nerviosismo, pero me arrepiento al notar que Sirius estaba detrás de ella.

James levanta los pulgares, y Peter susurra un "Tú puedes" antes de alejarse nuevamente.

—Yo... Quería invitarte a salir... Claro, si es que quieres...

De pronto sus mejillas se tornaron carmesí.

—¿Me estás invitando a una cita? —Pregunta, con una sonrisa.

—Podría decirse que sí.

Ella parece meditarlo, y eso causa más nervios en mí.

—¿Sabes que puedo sentir tu nerviosismo, verdad?

—Lo sé —Sonrío, coquetamente.

¿Por qué lo hice?

—Tú me dices el día, y yo abriré mi agenda —Suelta de la nada.

—Veo que estás muy ocupada... —Suelto, en todo burlón.

—Muchísimo, a decir verdad —Me sigue el juego—. Pero en serio, Remus, al menos trata de decirme con unos días de anterioridad, ya sabes...

—¿Qué te parece el sábado de la siguiente semana?

—Mmmm, ¿Estás seguro?

—¿Por qué?

—Está muy cercano a la siguiente luna llena... —Susurra.

—Como dice Sirius cada vez que va a hacer una tontería... ¿Qué es la vida sin algo de riesgo?

Natalie suelta una carcajada que me contagia.

—Está bien, te veo el siguiente sábado.

—¿Te parece si paso por ti a tu sala común?

—Claro, no hay problema.

Ambos nos detenemos en un pasillo, notando que éramos los únicos en el lugar.

—Te veo luego, Remus.

Ella se acerca rápidamente a mí y me da un beso fugaz en la mejilla, dejando impregnado el aroma de su labial de cereza.

Me dedica una última sonrisa y camina hacia otro lado, y soy yo quien se contiene por correr hacia ella.

Sin darme cuenta detengo mi mano derecha en mi mejilla, justamente donde ella me había besado, y una sonrisa estúpida se formó en rostro.

Una sonrisa que luego es borrada por la llegada de los chicos bajo la capa invisible.

—¿Acaso no se cansan de espiar? —Expreso, cuando todos quedan a mi vista.

—Teníamos que ver si valió la pena darte nuestras flores —Me interrumpe Sirius—. Pero lo ha sido totalmente.

—Cierra la boca, Canuto.

N/A: Soy una fiel creyente de que Remus y Peter eran grandes amigos, tal cual lo fueron James y Sirius en su momento.

Remus es todo lo hermoso que hay en la vida❤️

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Lxs amo mucho


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