Definitivamente, el embarazo de un omega fue más difícil de lo que creyó. Minho no consideró que los antojos fueran un tema tan complicado, no debería de serlo, pero Jisung supo exactamente como hacerlo enloquecer solo con eso, obligándolo a conseguir todo lo que quisiera comer a cualquier hora, incluso en las madrugadas.

—Min...—susurró, moviendo al alfa para despertarlo—Min, despierta.

—Mmm—frunció levemente el ceño antes de abrir los ojos, encontrándose con los ojos suplicantes de su omega—Dime qué necesitas.

—Tengo hambre—hizo un puchero—No puedo dormir tampoco.

—¿Quieres algo en especial?—hizo las sábanas a un lado y tomó asiento junto a Jisung, tomando sus manos.

—Si—asintió varias veces, sonriendo—Quiero comer helado—Minho suspiró aliviado al escucharlo pedir algo normal para comer—Helado de fresa con atún y papas fritas—el alfa se detuvo, haciendo una mueca.

—¿Seguro que quieres eso, cariño?

—Muy seguro—sonrió emocionado.

El alfa volvió a suspirar y asintió, besó la frente de su omega y salió de la habitación, dispuesto a complacerlo con sus antojos.

Minho nunca se quejó, sabía que si lo hacía podría enfrentarse a uno de sus cambios de humor; tal vez habría llorado, muy posiblemente se habría enojado, o también, lo habría ignorado. Jisung era demasiado impredecible cuando se trataba de sus cambios de humor por el embarazo, pero aún así, nunca le negó nada, lo cuidó con mucha dedicación y le dio todas las atenciones necesarias. Él haría siempre lo mejor por su omega.

Cuando el día del parto llegó, ambos estaban preparados para ese largo proceso, especialmente, Jisung. No iba a negar que estaba asustado, sin embargo, sentía mucha felicidad porque por fin tendría en sus brazos a su pequeño cachorro, había esperado demasiado tiempo por ese momento. Le temía un poco a lo mucho que su estilo de vida cambiaría, pero era normal, iba a enfrentarse a lo desconocido, y agradecía tener a alguien como Minho a su lado, sabía que con él podría sobrellevar cualquier situación.

En el hospital, Minho realmente creyó que sería lo suficientemente fuerte para soportar todo el parto, pero durante ese momento, se sintió desesperado al no podes hacer nada por su omega que sufría. Se mentalizó que era parte del proceso, que pronto terminaría, y cuando menos se lo imaginó, todo había finalizado. Si para él habían sido una tortura, no quería ni imaginar cómo fue para Jisung; su omega era admirable.

—Es un niño muy sano—dijo el doctor, acercando al cachorro hacia Jisung.

Jisung sonrió débilmente, tomándolo en su brazos.

—Mira, Min, es el niño más lindo del mundo—dijo apenas el omega, acariciando delicadamente la mejilla del recién nacido.

Minho asintió de acuerdo, jugueteando con la pequeña mano de su hijo quién lo miraba con curiosidad.

—Voy a cuidarte con mi vida, te lo prometo—le susurró al pequeño cachorro con una sonrisa, importándole poco que lo vieran llorar; a esas alturas no podía evitar que lágrimas de felicidad y alivio mojaran sus mejillas—Se parece a mi.

—¿De qué hablas? Acaba de nacer—rió, recostándose sobre el hombro del alfa a su lado—No se parece a ninguno de nosotros todavía.

—Lo presiento, tú solo hazme caso.

Jisung sonrió y cerró los ojos, escuchando la dulce voz de Minho hablándole a su hijo con mucho cariño, relajándose con ese sentimiento de amor que lo rodeaba.

Su familia era su nuevo lugar seguro.

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Cuando Jisung fue capaz de mantener las cosas bajo control en cuanto a su cachorro, Minho decidió que era un buen momento para empezar a trabajar sin preocuparse por dejar a su omega con su hijo solos.

No fue nada sencillo al principio, pero de una u otra forma, debía conseguir algo lo suficientemente bueno para obtener ingresos, sus ahorros no podrían cubrir todos los gastos durante tanto tiempo, así que cuando tuvo la oportunidad, tomó el primer trabajo en el que fue aceptado, haciéndolo sentir aliviado porque al menos ya tendría algo que aportar. Por su parte, Jisung trataba de manejar todo lo que conllevaba el cuidado de su hijo, y a veces, incluso su mejor amigo le hacía compañía y lo ayudaba, muchas veces creyó que se volvería loco de tantas cosas que debía hacer.

Ninguno de los dos se quejaba, tal vez podría ser complicado y cansado para ambos, sin embargo, eran felices de esa manera. Por la tarde, Minho llegaba con cierto cansancio, y aún así hacía lo posible por ser atento con su cachorro, no quería crear ningún tipo de desapego debido a sus ocupaciones, quería estar en cada etapa de crecimiento de su hijo. Ese era su mayor deseo.

—Sung.

—¿Si?

—¿Crees que estamos bien?

Jisung se sorprendió un poco con la pregunta, girándose hacía el otro lado de la cama para estar frente al alfa.

—¿Por qué no lo estaríamos?

Minho suspiró, abrazándose al cuerpo del omega, llenándose de su aroma, aspirando profundamente sobre el débil rastro de su marca.

—No lo sé—susurró—Creo que no he sido muy atento contigo. Paso todo el día fuera de casa, cuando vengo voy directamente con Hyunsoo y cuando me doy cuenta, ya es hora de dormir... No quiero que sientas que no me preocupo por ti o que estoy siendo desinteresado contigo.

Jisung rodeó con sus brazos a Minho, sonriendo por esas palabras que lograron llegar directamente a su corazón, sintiendo a través del enlace su preocupación al mismo tiempo que su honestidad. ¿Cómo podría no estar a gusto con un alfa como él?

—Alfa tonto.

Minho frunció el ceño, elevando la mirada hacia el menor.

—¿Ahora por qué?

Jisung rió suavemente y rompió la distancia entre los dos, besando sus labios con suavidad y dedicación; puso una de sus manos en la parte trasera de su cabeza y lo acercó aún más, logrando profundizar el beso, volviéndolo apasionado. Ágilmente se posicionó sobre él sin dejar de besarlo, sintiendo las inquietas manos del alfa tocar todo su cuerpo con urgencia, dejando escapar roncos gruñidos que solo lograron calentarlo.

Minho amaba mucho a Jisung, amaba besarlo, amaba tocarlo, amaba estar con él en silencio o hablando sobre cualquier cosa; desde que lo conoció supo que era diferente, supo que no querría a nadie más que a él, y todavía le resultaba increíble pensar la conexión existente entre ambos, porque muchas veces no necesitaron hablar para saber qué querían decirse, justo como en ese momento en el que Minho no necesitaba que Jisung le confirmara con palabras lo mucho que lo amaba, simplemente lo sabía.

Cuando Minho intentó meter sus manos bajo la camisa de dormir del omega, el llanto de su cachorro los interrumpió. Jisung sonrió en medio del beso y se apartó levemente sin dejar de mirarlo.

—Eres un alfa y un padre maravilloso, Minho, aprecio lo que haces todos los días, no te preocupes por esas cosas—dejó un último beso en sus labios antes de apartarse totalmente para salir hacia la habitación del pequeño Hyunsoo.

Minho no podía controlar los latidos de su corazón, estaba agitado y lleno de emociones. Sonrió automáticamente cuando el llanto se detuvo, y varios minutos después, Jisung apareció nuevamente. Cuando lo vio entrar, se hizo a un lado y se acomodó para darle espacio al omega, Jisung simplemente se recostó a su lado y se dejó envolver por los fuertes brazos del alfa, quedándose dormido rápidamente de esa manera.

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—¡Papá!

—Dime.

—Me—el pequeño empezó a reír por la broma hacia su padre.

—Siempre caigo—renegó, negando con la cabeza—¿Necesitas algo más o tienes más bromas?

—Nop, solo eso—sin decir nada más, el cachorro corrió hacia la sala principal, tomando de nuevo sus juguetes.

Minho suspiró una vez más, sintiendo el cansancio de una larga jornada laboral, pero no se quejaba, lo hacía con gusto por su hijo y su omega, porque no deseaba nada más que darles lo mejor. Cambió su ropa de trabajo por algo más cómodo y se sentó en el suelo, a un lado del menor.

—¿Vas a jugar conmigo?

El alfa asintió, siguiéndole el juego a su cachorro, gritando y corriendo alrededor de la sala, riendo a carcajadas y creando mucho desorden, algo que a Minho definitivamente le encantaba hacer.

Jisung observaba la escena con mucha diversión, ver a Minho juguetear por todos lados con su hijo era algo que realmente lo conmovía, toda esa atención, amor y comprensión que le daba, lo hacía pensar en que no se había equivocado con él, en que su lobo había elegido correctamente a ese alfa cuando lo conoció en el cine hace algunos años atrás, convencido de que los destinados todavía existían, y ellos eran la prueba viviente de eso, no tenía dudas a pesar de que nunca lo hablaron entre ellos.

Porque después de todo, en esta vida, como en las pasadas, y en las futuras, Han Jisung y Lee Minho, estaban destinados a ser. 

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Ahora si, esta historia llegó oficialmente a su fin💔 recuerden que esta sería una historia cortita. Les agradezco el apoyo que me han dado desde meant to be, lo aprecio muchísimo. Espero que esta segunda parte haya sido de su agrado, yo me sentí muy bien escribiéndola :3

Los amo mucho, cuídense y nos leemos en próximas historias. ¡Gracias!