Capítulo único

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

[Taehyung]

Me pregunto si aún recuerdas el primer día en que nos conocimos, yo lo recuerdo muy bien.
No sabía que a partir de aquella sonrisa brillante que me dedicaste aquel primer día de clases cuando te presentaste en frente de todo el salón iba a ser mi caída.

A mis 17 años no me consideraba una persona sociable, me gustaba estar la mayor parte metido entre libros, solía comer solo en el jardín en lugar de la cafetería, no me gustaban muchos los deportes así que siempre estaba en las bancas tan sólo mirando a todos divertirse. Yo no era como tú, a ti te gustaba ser el ruidoso del salón, tan alegre y bromista, a veces no prestabas mucha atención a clases, te gustaba estar encerrado en el salón de danzas y a veces salir con tus amigos.

No estaba triste, no me molestaba la soledad, estaba a gusto con mi propia compañía. Pero tú pensaste que era una buena idea invitarme a sentar contigo y tus amigos aquel día en la cafetería cuando yo me dirigía hacia el tranquilo jardín.

Por ti me di cuenta que compartir mi tiempo con alguien que no fuera yo mismo podría ser divertido, cada momento que pasé contigo y con los chicos que te rodeaban que eventualmente se convirtieron también en mis amigos los atesoro en mi corazón, aún recuerdo lo feliz que fui cuando supe que pude reír junto a alguien más, que tenía amigos en lo que podía confiar. Si no fuera por ti Hoseok, tal vez nunca podría haber disfrutado de aquellas experiencias, de haber conocido a personas tan especiales que aún permanecen en mi vida y a las que puedo llamar familia.

Me sentía tan bien a tu lado, estaba feliz de tener a un amigo, tal vez no eras el único, pero en mi corazón tú te sentías especial. Pero entonces tuve miedo la primera vez que mi corazón empezó a latir sólo al sentir tu presencia, me asusté cuando fui consciente que la mayoría de mis pensamientos iban dirigidos sólo a ti.

Mi cuerpo se congeló cuando escuché tus sentimientos hacia a mí por primera vez, pude sentir tus manos temblar cuando uniste nuestros labios, y aunque tal vez estuviera más aterrado que tú por aquellos sentimientos que en ese momento albergaban en mi pecho correspondí sin titubear aquél beso, tan suave, tan sincero, tan cálido que por un momento sentí que mi alma había abandonado mi cuerpo.

Aquellos primeros días me observabas como si fuera un ámbar o alguna otra clase de joya preciosa, se sentía tan bien ver como tus ojos brillaban sólo cuando nuestras miradas se encontraban, como podía compartir mis más sinceras sonrisas junto a ti, saber que tus labios sólo pertenecían a los míos y que nuestras manos encajaban a la perfección como si fueran sido destinadas desde siempre a estar juntas.

La primera vez que fuimos uno solo, Hoseok...no sabes lo amado que me sentí, nosotros no necesitábamos palabras, cada beso, cada caricia, la manera en que nos entregamos el uno al otro con tanta devoción fue sólo una pequeña parte del inmenso amor que nos teníamos.

En nuestro primer aniversario iluminados por las luces de los árboles y decoraciones en el centro de la ciudad de aquella fría temporada de invierno no dejaste de recordarme lo especial que era, lo mucho que me amabas, decías que querías permanecer de esta manera junto a mí muchos años más, pero en ese entonces aquello que se escuchó como una promesa de amor para mí, para ti tal vez sólo fueron unas de tantas palabras lindas que me sacarían una sonrisa.

Con el tiempo tu mano entrelazada con la mía empezó a perder fuerza, cuando caminábamos juntos tus hombros empezaron a encogerse, tu rostro se tornaba triste y sombrío cuando aquellas miradas que nos juzgaban se posaban sobre nosotros, empezaste a separar más rápido nuestros labios cuando escuchabas a las personas a tu alrededor murmurar.

Me pregunté porqué de repente empezaste a tomar distancia cuando estábamos en público, a ti nunca te importó el que hablaran de nosotros, mis padres te amaban, tú me presentaste a tu madre; entonces no sé porqué me alejabas, no sé a qué le temias Hobi. Intenté hablar contigo, pero siempre me respondías que no pasaba nada que ya se te pasaría, pero no fue así.

Yo no dude ni por un momento del amor que te tenía y creí que tampoco nunca dudaría del que tú me demostrabas, pero por qué de repente me sentía tan inseguro de aquello que sentías por mí. Tenía tanto miedo de perderte, porque tú ya no eras el mismo de siempre, no eras aquél chico que me miraba con adoración, que me sonreía con ternura, que afianzaba su mano con la mía cada vez que caminábamos, tú ya no eras así.

Me empecé a preguntar porqué seguías junto a mí, ya no parecías feliz...al menos no cuando estabas a mi lado, escuchaba algunas veces cuando llorabas a escondidas. No querías decirme que sucedía, que te estaba lastimando, yo tan sólo quería ayudarte, pero no me lo permitiste.

Tal vez deberíamos darnos un tiempo, me dijiste suavemente y con una mirada melancólica. Acaso hice algo mal, me pregunté mientras las lágrimas empezaban caer sin piedad sobre mis mejillas.

Olvidé cuántas veces te supliqué que no te fueras, que no importaba cuál fuera el problema hallaríamos la manera de resolverlo juntos, pero algo dentro de mí sabía que había más de una razón por la que decidiste irte, aún así me dolía que tú mismo no me dijeras los motivos.

Antes de que te fueras te pregunté si ya no me amabas, pero no fuiste capaz de responderme, tan sólo me dirigiste una débil sonrisa y besaste mi frente antes de susurrar un gracias. Aún no entiendo porque me agradeciste ese día, no sé si fue por el hecho de que te amé demasiado o porque paré de rogarte y dejé que te fueras.

No voy a mentir diciendo que no me dolió, porque fue un dolor tan insoportable que no creí llegar a sentirme así algún día, mi pecho pesaba y mi corazón sentía quemarse. Estaba consciente de que mi felicidad no podía depender de nadie, pero joder, no sabes cuánto te amaba, cómo se supone que pueda seguir sin la luz que irradiabas incluso cuando me sentía triste, como seguir sin que me regales una sonrisa diaria, extraño que me envuelvas en tus brazos, echo de menos tus labios, tus caricias. No quería olvidar aquella calidez que sentía junto a ti, pero cada día aquella sensación era más borrosa conforme los días sin ti avanzaban.

Aunque suene algo irónico, agradezco que aunque me hayas causado un inmenso dolor en tu despedida me hayas dejado a Jimin, quién sabe fuera hecho sin este chico, fue el único que soportó mis llantos diarios, cuando despertaba sin apetito me obligaba a comer, si no tenía ganas de salir de mi cama por semanas el se encargaban de idear alguna manera de que saliera aunque sea al jardín de mi casa. A veces me pregunto si sabías que romperías mi corazón en tal magnitud tanto así como para dejarme un ángel que ahora llamo mejor amigo, quién no me ha dejado sólo ni un momento desde aquel día.

¿Odiarte? Jamás podría. ¿Rencor? Sería absurdo. Hoseok, tú fuiste más que mi pareja, fuiste mi compañero, mi amigo, mi rayito de sol, mi primer amor. El conocerte hizo cambiar mi percepción de la vida, hiciste que viera colores donde antes no veía más que sólo gamas de colores grises, que apreciara pequeñas cosas que antes veía de manera monótona, me enseñaste a amar, hiciste que me atreviera a cosas que jamás imaginé, me diste valor tal vez más que el que tú tuviste cuando te fuiste sin darme una razón, a pesar de ello me hiciste una persona genuinamente más feliz. Tal vez ahora no esté contigo, pero lo que soy ahora es debido a ti, y no podría estar más agradecido.

Hoy hacia frío y pequeños copos de nieve cayeron en mis pestañas al mantener mi ojos fijos en el nublado cielo. Cerré mis ojos lentamente disfrutando del viento rozando mis mejillas, las cuales pude reconocer como húmedas al sentir como ligeras lágrimas se deslizaban por ellas. Sonreí tristemente, me pregunto si acaso era un tonto por seguir llorando, habían transcurrido dos años, pero aún dolía, no tanto como el primer día, pues había aprendido a sanar mi corazón poco a poco, a dejarte como un recuerdo de mi pasado, un recuerdo maravilloso. Ya no estoy triste como aquellos días en los cuáles no quería salir de mi habitación, pero aún dolía tu recuerdo, aunque lo intentara ese sentimiento de nostalgia que dejaste en mi corazón aún se negaba a desaparecer.

Fijé mi mirada al frente y suspiré lentamente dejando que un ligero vaho saliera de mis labios debido al frío. Y ahí estabas tú, hace muchos meses que no veía tu rostro, pero aún permanecías tan resplandeciente como siempre, en este momento tomabas con tanta seguridad la mano de aquella chica de cabello castaño y figura delgada, parecían felices, tu mirada y brillante sonrisa me lo afirmaba, porque conocía la sinceridad detrás de ellas, lo sé porque algún día esa mirada y brillante sonrisa también me las dedicaste a mí.

Guardé la respiración cuando tu cabeza giró en mi dirección, por primera vez en mucho tiempo nuestras miradas se cruzaron de nuevo, tu expresión de sorpresa fue reemplazada por una ahora más delicada y con una pequeña sonrisa formada en tus labios; por unos segundos a pesar de la distancia pude notar como tus ojos brillaron, pero este era un brillo diferente, uno que sabía que eran debido a las lágrimas que se empezaban a acumular en ellos. Era una mirada nostálgica, como si en este momento fueras extrañado todo lo que alguna vez fuimos, pero sé que no es así, tú ahora estas con alguien más, y de corazón espero que le puedas demostrar todo el amor que me diste alguna vez a mí.

En este momento toda la fuerza que había acumulado hasta este momento, todo lo que hice para intentar olvidarte se desvaneció, tus recuerdos volvieron como una tormenta y sentí que iba a romperme en ese momento, quise apartar mi mirada, pero me negué, no quiero que después de tanto tiempo lo primero que veas sea una imagen débil de mí, no. Con un gran esfuerzo guardé mis lágrimas y te sonreí de la manera más sincera que mi corazón me lo permitió.

Después de unos segundos que parecieron una eternidad tú fuiste el primero en bajar la mirada y seguir su camino. Supe en aquel instante que era momento de dejarte ir, no había nada que me diera más tranquilidad que saber que te encuentras bien. Y si ella ahora es tu felicidad, yo estoy feliz por ti.

Tal vez de lo único que me arrepiento el día en que cruzaste la puerta de mi apartamento y me susurraste gracias antes de irte, fue no haberte dado las gracias yo a ti también, porque en mi corazón no desaparecería jamás la eterna gratitud que siento de que hayas entrado a mi vida Jung Hoseok.

Fin

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro