🪻┆Lo que siento por ti

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Fue una noche que me trajo fuertes dolores de cabeza. No sé qué rayos me pasa con el alcohol, que cada vez que lo pruebo termino perdiendo el control.

- Ay -estiré una pierna encontrándome con algo duro, de la impresión levanté el cabello de mi rostro, encontrándome a Jungkook durmiendo en la misma cama que yo.

Anoche había estado tomando y bailando con un desconocido que estaba igual de alegre que yo, pero luego de eso Jungkook me apartó, sacándome del lugar como un cavernícola, mas después de eso, no recuerdo nada.

Al verlo durmiendo, retrocedí en la cama hasta llegar a los cajones de la mesa de noche. Tenía que haber algo para quitarme este dolor intolerable.

- Creo que traigo unas pastillas para el. dolor en mi maleta -me dije, luego de solo encontrarme a las pastillas que Jungkook tomaba.

Logré pararme, pero conforme daba pasos, sentía que mis ojos se iban a caer y rodar como dos canicas.

- Jamás vuelvo a beber -prometí algo que seguro no cumpliría.

Suspiré de alivio, cuando alcancé mi maleta y encontré el tesoro que tanto ansiaba en este instante, busqué agua y la bebí junto a la pastilla. Esperaba pronto volver a sentirme mejor.

Caminé hasta el sillón, ahí me recosté unos minutos, lentamente mi alma volvía a mi cuerpo.

- Uff -suspiré con la mano en la cabeza, hasta que fui recordando los eventos ocurridos anoche.

Yo, bebiendo copa tras copa, bailando con coquetería, llegar al hotel y bailarle a Jungkook ¡Dios! ¿Yo había hecho todo eso? -. Eso no puede ser -me levanté, mirándome como continuaba vestido, toqué mi traje de la noche anterior ¿Qué más pasó? De pronto, llegó a mi mente una escena donde yo me subía a las piernas de Jungkook, mejor dicho a sus caderas, frotaba y meneaba mi pelvis contra su virilidad. Él pasaba sus dedos en mis muslos, estaba lleno de deseo por mí, lo sentí su mirada y calor, hasta que el sueño me venció.

- Así que ya despertaste -murmuró Jungkook levantándose de la cama, dejando que la sábana que lo cubría resbalara de su cuerpo, para hacer notar que había dormido con el torso desnudo-. Y por tu rostro, parece que aún sientes las consecuencias de haberte pasado de copas.

- No medí las consecuencias, solo espero no haber causado tanto alboroto.

- Bueno... -él se paró, acercándose a tomar asiento junto a mí -. En tu lugar permanecería el resto de nuestra estancia encerrado.

- ¿P-por qué dices eso? -pregunté preocupada.

- Después de tu show, no dudo que la prensa ya esté comentando tu actuación y de la declaración que dijiste al irnos.

- No recuerdo lo que dije ¿Fue tan malo?

- Nada alarmante, solo hablaste de que yo estaba calentón.

Cubriendo mis labios con incredulidad, me asombré de que yo hubiera sido capaz de decir semejante disparate ante tantas personas.

- Debe ser una broma, yo sería incapaz de...

Jungkook no me dejó terminar, el se levantó a encender el televisor, cambió de canal a un noticiero, donde la presentadora comentaba de las figuras y flamantes representantes de empresas en esta conferencia, para luego dar paso a mi vergonzoso espectáculo.

- Pero sin duda alguna, lo que llamó la atención, fueron estas imágenes que nos llegó del evento. El esposo de Jeon Jungkook, al parecer tomó de más, provocando que soltara un peculiar comentario sobre su marido.

- Ay, no puedo seguir viéndolo. Apagalo -le pedí, cubriendo mis ojos.

Estaba tan avergonzado que quería que la tierra se abriera y me tragara.

- Y así querías venir solo... -se burló.

- ¡Ya basta! Esto no es gracioso -bajé la mirada con tristeza-. No puedo creer que tendré que permanecer encerrado. Tenía tantas ganas de salir a conocer la ciudad.

Haciendo un silencio absoluto, Jungkook levantó un mechón de mi cabello para colocarlo detrás de mí oreja.

- Bueno, aún hay una forma de salir de aquí y que nadie te reconozca.

- ¿De verdad? -dije con emoción. Él asintió con una sonrisa, sin quitar la mano de mi cabello, lo cual me hizo notar su cercanía y ver su torso cerca de mis manos.

- Solo confía en mí -susurró, antes de acercar su rostro y... Pararse a buscar entre su ropa.

- ¿Qué idea tienes en mente? -le pregunté dándome vuelta.

- Una muy buena, y tú única salida -fue su respuesta, sacando una camisa y pantalón.

- ¿Qué? ¿Planeas qué use eso? -señalé con mi dedo su ropa.

- Una vez engañaste a los de seguridad vistiéndote de mi, y aunque no te he visto, imagino que podrás volver a engañar al resto de personas que se crucen con nosotros.

La idea de Jungkook no era mala, pero... ¿Realmente su ropa me quedaría? Estaba de más decir que él es mucho más alto que yo, sin embargo, era mi única salida si no quería quedarme como prisionero en este lugar.

- Imagino que no tengo alternativa -suspiré, arrancándole la camisa de las manos.

Me metí al baño para sacarme el traje y ponerme la camisa, viendo como esta me quedaba como un saco, sacudí mi cabeza en negación. No podía salir usando esto.

Abrí la puerta sólo para extender mi mano y llamar la atención de Jungkook.

- Creo que esto es muy grande -comenté.

- Podemos ajustarlo -agregó.

- Me veo ridículo -respondí.

- ¿Por qué mejor no sales? Ponte el pantalón y la correa, ya con el saco, todo cubrirá bien.

- Hablo en serio -me daba vergüenza salir luciendo así-. Esto no sirve.

- ¡Hey! Mi ropa es muy fina, mucho cuidado en cómo te refieres a...

- ¡No hablo de eso! -me molestaba el hecho de que podría salir como lo esperaba-. Lo que quiero decir es que esto es enorme. Yo no tengo la culpa de que seas un gigante.

- No entiendo qué tanto problema haces -candado de tener que esperar, se metió al baño a la fuerza, sin embargo sus ojos se abrieron grandes de la impresión.

- Estas...

- ¿Luzco horrible, verdad? -pregunté.

- En realidad, no es esa la primera palabra que se me viene a la cabeza -contestó, dirigiendo su mirada a mis piernas desnudas, subiendo muy despacio y detalladamente hasta quedarse en mis pequeños botones, que sobresalían a través de la tela.

Sus pupilas dilatadas, al igual que la saliva que bajó por su garganta; me hizo dar cuenta que él me estaba mirando más tiempo de lo prudente. Luego giré mi rostro al espejo, hallándome prácticamente desnudo.

Cubriendo mi pecho con mis brazos, le di la espalda, lleno de vergüenza.

- Por favor vete, y sólo deja el pantalón -le pedí.

- Jimin.

- Te lo pido, no me siento cómodo ahora.

Sentí su calor acercarse, pero al final sus pasos retrocedieron, dejándome a solas en el baño.

Soltando un largo aliento, llevé mi mano a mi corazón, los latidos eran rápidos, como una locomotora a toda velocidad. Debo tener más cuidado con lo que hago.

Me giré a tomar el pantalón que Jungkook dejó a un lado de la puerta. Pensé en una y más formas para que esto se ajustará a mi cuerpo. Unos dobles aquí y por otro lado, más la correa y el saco, ya parecía verme mejor. No tenía pensado, pero...

- ¡Wow! -dije mirando mi apariencia en el espejo. Me veía bien. Solo faltaba mi cabello-. ¡Sé que hacer! -salí, encontrándome a Jungkook terminado de abotonarse una camisa, de este modo, ya no sentía tanta vergüenza - ¿Tienes un sombrero? -le pregunté con la esperanza de que si lo tuviera.

- Hay uno en mi maleta, pero...

- ¡Gracias! -grité, corriendo a sacar el sombrero que sería el último detalle para terminar con mi transformación.

Tras acomodar algunos mechones rebeldes para cambiar mi apariencia, asegurarme de que el sombrero no saliera volando con el viento, regresé ante Jungkook.

- Bien ¿Qué te parece Jaemin?

- ¿Jaemin?

- Es mi otro yo-sonreí.

- Eh... pareces un muchacho en adolescencia.

- ¡Oye! -reclamé indignado.

- Tranquilo -levantó sus manos con rendición-. Al menos así nadie te reconocerá.

Ya estando casi listos, él me invitó a salir primero.

- Espera -dije antes, acercándome a extender mis brazos a su cuello-. Eh... ¿Te inclinas un poco?

- ¿Vas a darme un beso en agradecimiento? -más que una broma lo dijo como retándome.

- No te hagas el gracioso, solo quiero ayudarte -expliqué algo enojado. Él obedeció a mi sugerencia, de modo que pude alcanzar a arreglar el cuello de su camisa-. Listo -sonreí victoriosa, más cuando quité la vista de su prenda, me crucé con sus ojos azules profundos. Inevitablemente me quedé paralizado, pero Jungkook acercó más su rostro, hasta lograr que nuestros labios se encontraran.

Contrario a otras veces, este era un beso dulce, bastante tierno, tan suave que no pude resistirme, dejándome llevar a ese fugaz noble sentimiento. No lo alejé, pero dentro de mí aún permanecía esa sensación de que si él hacía esto, no era por sentir emoción más bien posesión.

Al liberar mi boca, aparté mis ojos de él. Evitando que notara el efecto que su beso dejaba en mí.

- ¿Qué ocurre? -me preguntó colocando si mano en mi hombro.

- Nada, vámonos -salí primero de la habitación.

Tal como él me lo había advertido, las cámaras esperaban encontrarme afuera. La idea del disfraz me daría esa libertad momentánea, al menos hasta que tenga que regresar al trabajo.

Las calles de Madrid me fascinaban, ojalá pudiera quedarme más tiempo a conocer detalladamente de estos lugares.

- Trata de no alejarte de mí ¿De acuerdo? -me recomendó Jungkook sin separarse de mí un solo instante.

- No soy un niño para perderme -objeté.

- No, pero tampoco conoces este lugar, y si no quieres perderte en un país que no conoces, obedece a tu esposo.

- Te recuerdo que en este momento, no eres mi esposo. Soy Jaemin, un hombre libre que pasea con tranquilidad -afirmé estirando mis brazos lado a lado.

Estando a punto de contestarme, recibió un mensaje en su celular, él lo sacó y revisó solo el nombre y procedió a apagarlo.

- ¿Por qué lo haces? -pregunté-. Puede llamarte alguien importante.

Pero él no cambió de parecer, contrario a eso dijo: Importante es el ahora, y quien llama es solo cuando necesita, en todo caso prefiero vivir mi presente.

- ¿Por qué dices eso?

- Yo me entiendo perfectamente -explicó tomando mi mano sin decir nada más.

Con la nubes tapando el tenue brillo del sol, avisaba que pronto llegaría el momento de regresar, solo esperaba que no nos soprendiera estando en plena calle.

- ¡Qué lugar tan concurrido! -dije maravillada.

- Es un lugar muy visitado, se llama la Puerta del sol -comentó-. Visité este lugar cuando tenía seis años con mi madre.

- Vaya, desde pequeño viajabas mucho.

- Mamá amaba mucho la libertad -me contó mirando el reloj que se alza a en lo alto-. Supongo que por eso también amaba las flores. Estoy seguro que le hubieras caído muy bien.

- Jennie me contó de los cercanos que eran tu y ella.

- Pues no se equivoca. Mi madre era todo para mí. Ciertamente tiene un gran parecido a mi hermana, por eso cuando la veo, siento tantas ganas de protegerla y cuando las lágrimas acuden a su rostro, me lleno de tanta ira, que sin importarme quien sea el responsable, le haría pagar.

- Ojalá yo hubiera tenido un hermano como tú -dije acercándome a su brazo.

Jungkook desvío sus ojos a mi delicado y pequeño cuerpo. Parecía reflexionar de lo que él tenía y otros no habíamos tenido el privilegio de tenerlo.

- Sí hubiera tenido un hermano, creo que él me hubiera defendido cuando mi madre me vendió. Me habría consolado en las noches frías que necesitaba un abrazo, sus palabras hubieran sido mi aliento.

- Jimin...

- No eres un buen esposo, pero si un buen hermano, Jennie tiene suerte de tenerte.

Pensando que se enojaría por mí primer comentario, solo atinó a sonreír, posando su mano sobre mí cabeza.

- ¡Hey!

- Vamos, antes de que la lluvia nos sorprenda -comentó.

- Espera, quiero ver un poco más. Yo no suelo viajar como tú.

- Últimamente no he viajado a ningún lugar.

- Haz vivido seis años en Inglaterra ¿Eso no cuenta como viaje?

- Ash... -negó levantando la cabeza al cielo-. ¿Qué te parece esto? Te doy mi palabra que te llevaré a Inglaterra, exclusivamente a solo pasear.

- ¡De verdad! Digo... Debes estar bromeando.

- He dado mi palabra Jimin, no soy marcha atrás.

- ¿Lo prometes? -estiré mi mano.

- De acuerdo "tío" -ambos soltamos a reír estrechando la mano del otro.

Y pese a que intentamos llegar al hotel antes de que la lluvia nos soprendiera, terminamos empapados. Fue una magnífica tarde de paseos, supongo que valía cada gota de lluvia.

- Te dije que no perdieras tanto el tiempo en esta tienda -refunfuñaba Jungkook pasandoa tarjeta a la puerta de nuestra habitación.

- Son recuerdos que prometí llevar, no podía olvidarlos -me excusé entrando antes que él.

- Para tu querido Taehyung, supongo.

- Pues sí, son para él.

Imaginé que se enojaría, pero al darme vuelta lo encontré con la mirada caída ¿Era decepción?

- ¡Hey! Nadie se ha muerto. Esta bien, te regalo uno de los recuerdos -le estiré un llavero.

Pero él miró el objeto con desprecio, y se giró a buscar una toalla.

- Los compraste pensando en él. Incluso no te importó mojarte con la lluvia, a pesar de que te lo advertí ¿Crees que voy a aceptar sus sobras? Mejor dáselo a tu querido Taehyung.

- ¡Ay! Eres como un pequeño infante, que lo haya comprado pensando en él, no tiene importancia, y si no te gusta, dime cual te gusta y te lo doy.

Jungkook tiró la toalla al piso, acercándose a velocidad.

- Por supuesto que importa, y no es el objeto lo que me disgusta. Es la intención.

- ¿Qué?

- ¡Qué no quiero que pienses en otro hombre! -declaró mostrando todo su disgusto y enfado.

No pude responder, me había dejado sin palabras.

De pronto sentí sus ojos en mi cuerpo aún goteando por la lluvia.

- Quítate la ropa -me dijo.

- ¿¡Ah!? -retrocedí sonrojado con mis manos sosteniendo los objetos.

- No me malinterpretes. Solo te estoy recomendado que te cambies, la ropa mojada no te hará bien.

Jungkook tomó otra toalla que estaba en la gaveta para ofrecermela, pero con mis brazos ocupados, él procedió a pasar la suave tela por mi rostro, luego retiró el sombrero, dejando que mi cabello cayera.

Con mi pecho latiendo cada vez más a prisa por su cercanía, creía que me iba a desmayar, hasta que su dedo pasó por mi cuello, dándome cuenta que estaba quitando los botones de la camisa.

- E-espera... -musité, mas su boca volvió a besarme, dejando que los objetos cayeran de mis manos, hasta tenerlos vacíos-. Ah... -logré que me soltará, girando mi rostro a un lado-. No hagas eso -murmuré.

- ¿Por qué? Me gustan tus labios, estamos casados y tengo el derecho de probarlos.

- No me refiero a que no me beses, lo que quiero decir es que no lo hagas con ternura, como si sintieras algo por mi, cuando la realidad es distinta.

- Jimin -me llamó, levantando mi barbilla con sus dedos-. No me considero un hombre tierno y es poco probable que algún día lo sea, pero... No puedo negar que siento algo por ti, no sé qué demonios es, ni cuando nació, pero cuando te beso, cuando te toco, cuando te hice mío esa noche en el hotel ... Una sola cosa estuvo presente en ese momento, y era algo que ni yo puedo frenar -tomado mi mano, la pegó a su pecho, donde su corazón latía al mismo ritmo que el mío-. No puedo ser más expresivo, y seguro cuando regresemos a casa volveremos a discutir y otras cosas más, sin embargo, quiero que lo tengas presente.

Estando aún con la ropa mojada, Jungkook se inclinó lo suficiente, y está vez me aferré a su cuello, siendo cargado por sus brazos fuertes, mientras yo encerraba su cadera con mis piernas.
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