🪻┆Soy un asesino

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— Cada día está más grande —comentó Jennie, acariciando su vientre algo más notorio.

Estaba en mi día libre, y aprovechando este momento tan hermoso. Jennie y yo pasábamos un rato en su habitación. Aunque claro más que una plática normal, era una platica sobre la maternidad, y debo admitir que en cierta manera me agradaba escucharla y mirar esa ilusión en sus ojos.

— Lamento que pases tu día conmigo, el sol afuera está brillante —dijo, mirando por la ventana desde su asiento, mientras intentaba deshacer un nudo que se había hecho con la lana que tejía.

— ¡Bah! Por eso no te preocupes, de qué sirve un día precioso, si no tengo una grata compañía con quien charlar.

— ¿Estás seguro? —posó la mirada en mí, dejando escapar una casi imperceptible sonrisa.

— Sí, por supuesto —aclaré, volviendo a fijar mi vista en los palitos que estoy usando para tejer.

— ¿Y Jungkook?

— Ah… ¿Q-qué ocurre con él? —pregunté con nerviosismo, fingiendo no saber nada.

— Por el amor a Dios Jimin, he visto las miradas que se dan, y lo atento y detallista que es contigo.

— ¿De verdad? Yo… yo no me he dado cuenta.

— Jimin. Ya son semanas en las que él está más que atento contigo ¿Vas a decirme que no lo has notado?

— Bueno he estado ocupado con mucho trabajo y…

Jennie me interrumpió señalando mis orejas.

— A ver, señor Jeon Jimin, si no se ha dado cuenta ¿Qué hace con esos aretes?

Al verme descubierto, solté los palitos con vergüenza, llevándome las manos a cubrir mis orejas.

— Yo… yo…

— Ja, ja, ja —ella estalló en carcajadas—. Mirate, pareces ese chiquillo risueño que llegó una vez a esta casa.

— Solo lo estoy usando por agradecimiento —me excusé—. Jungkook se tomó la molestia de comprarlos y no podía rechazarlo.

— Me da gusto que tú y él se lleven mejor. Después de todo ya llevan casi cuatro meses de estar viviendo juntos.

— Bueno, nos ha costado, pero al menos no discutimos cada vez que nos vemos —confirmé, volviendo a los palitos de tejer— ¡Uh! Esto es algo complicado –me quejé al ver que mi tejido no estaba quedando tan bien como el de Jennie.

*¡Wof! * Bam entró corriendo, tomando con su boca la pelota de lana que yo tenía en mis rodillas, al confundirla con un juguete.

— No amigo, eso no es un juguete —me levanté para quitárselo, pero Bam estaba con tantas ganas de jugar, que corrió con la pelota de lana por toda la habitación, hasta salir al pasillo—. Amigo no. Lo necesito para tejer —iba detrás suyo, pero cuando lo alcancé, noté que el hilo se había extendido por el camino que recorrió.

Fui regresando por todo el trayecto, hasta hallar a mi intento de suéter, completamente deshecho.

— Ay… no —murmuré con decepción al. ver mi trabajo de dos horas convertido en solo un montón de lana estirada.

Cómo si comprendiera, Bam agachó la cabeza soltando un chillido.

— No pasa nada amigo —le mostré una diminuta sonrisa, acariciando su cabeza con mis dedos.

— ¡Oh! Ahí está —apareció Hyejin al encontrar a mi pequeño destructor —. Disculpe la molestia, pero me llevaré al can para darle de comer.

— ¿Oíste eso amigo? —me dirigí a mi compañero de cuatro patas—. Es comida.

Prácticamente fue como decir una palabra mágica, pues el juguetón compañero desapareció, perdiéndose por las escaleras.

— Tiene mucha energía, si me necesita estaré en la cocina, señor.

— Lo tendré en cuenta.

Con los restos de mi creación, regresé a la habitación de Jennie, ella ya iba terminando el suéter rosa que ella tejía, mas su mirada fue de compasión al ver mi tristeza.

— Oh… No pasa nada. Podemos iniciar otra vez —la amabilidad de Jennie era demasiada para este mundo.

— Yo creo que no soy bueno en esto.

— Eso no es verdad, apenas estás aprendiendo —me contestó—. Además el mío quedó un poco grande.

— Pero es algo usable, no como el mío que tenía un montón de nudos.

— ¿Todo bien aquí? —intervino Jungkook, asomando su rostro por la puerta —Escuché unos ruidos y salí a ver si había ocurrido algo.

— No fue nada grave, bueno. A menos que quieras mirar el tejido de Jimin.

— ¿Qué ocurrió? —quiso saber, dirigiendo toda su atención en mí.

— Nada —escondí mis manos con el objeto detrás de mí.

Pero para Jungkook esto no era ningún trabajo, solo estiró su brazo detrás de mí cintura, llevándose dos descubrimientos que provocaron una sonrisa en sus labios.

— ¿Estás usando los aretes que te regalé?

— Bueno, ya los viste, ahora dame mi suéter —le pedí extendiendo mi mano para recibir lo que él sostenía en sus manos.

— ¿Suéter? —preguntó curioso.

— Lo era antes de que Bam jugará con él.

— No intentes echarle la culpa al animal —se burló—. Se ve que hay muchas partes enredadas. La lana está muy mal estirada.

— ¡Suficiente! —lo quité de sus manos—. No voy a dejar que te rías de mis desgracias.

Cuando intenté recuperar mi brazo, fui sujetada por sus varoniles manos.

— ¿Q-qué haces? —dije nervioso. La mano de Jungkook subió lentamente por mi brazo descubierto.

— No es lo que pretendo —cubrió mi mano con la suya—. Puedo enseñarte, si lo deseas —me susurró.

— ¡Oh Jackson! —haciendo un esfuerzo por levantarse, Jackson corrió a los brazos de su esposo, al verlo entrar a la habitación.

Aquello fue suficiente para que nosotros nos separemos.

— Mi reina —dijo, aceptándola en su pecho.

— Que bueno que regresaste, estaba esperándote desde la última vez que dijiste que iríamos a comprar las cosas faltantes para la bebé.

— Lo lamento, mi reina. El trabajo llega sin avisar, pero hoy tengo todo mi día para ti.

— Lo sé cariño, pero es inevitable extrañarte. Aunque tengo la compañía de Bamban, no puedo do evitar pensarte, nuestra bebé también anhelaba oirte.

— Por supuesto, como olvidarme de mi princesa —él se hincó de rodillas acariciando el vientre de su esposa—. Papá ya está aquí, para mi reina y mi princesa.

Mirando esa escena, me atreví a creer que Jackson empezaba a cambiar. No es santo de mi devoción, sin embargo, quiero imaginar que por su bebé, dejaría de ser ese ser tan horrible que tengo en mi cabeza.

— Dejemoslos solos —aconsejó Jungkook, estando a mi lado, a lo que yo asentí.

Caminando por el largo pasillo, me atreví a preguntarle eso que me estaba carcomiendo como interrogante al cerebro.

— ¿Confías en él?

— Sí te refieres a Jackson, no. Pero es el marido de mi hermana, y la hace feliz.

— Se ven muy enamorados —suspiré, pegando sin darme cuenta mi cabeza en su hombro—. ¡Oh! perdona, no lo hice a propósito —estando con toda la intención de alejarme, él me sostuvo de los hombros.

— Jungkook…

— Me hice una promesa de no apresurar las cosas, pero cuando estás cerca, creo que estoy a punto de romper todo eso.

— Yo…

Fui interrumpido por mi celular en el bolsillo, debía contestar. Él lo aceptó, soltando mi delicada piel para que yo tuviera la libertad de hablar.

— Diga —contesté— ¡Tae!

Apenas lo nombré, el ambiente se llenó de tensión. Miré de reojo a Jungkook que todavía estaba de pie cerca a mi. Su expresión era totalmente llena de seriedad, sus puños apretados y con su mandíbula tensa eran el reflejo de todo lo que él se esforzaba por ocultar.

— Lo entiendo, pero… —En realidad Tae me estaba invitando a salir, pero suponía que aceptarlo, desencadenaría un gran problema entre mi esposo y yo—. Estoy algo ocupado, prometo compensarlo otro día.

— ¿Y qué quería el inoportuno? —preguntó sin ocultar su enojo.

— ¿Por qué hablas así de él? taehyung sólo es mi amigo.

— ¡Claro! Tu lo verás como amigo, pero ¿Qué hay de él? Ese sujeto no me agrada, no me gusta que esté interrumpiendo los momentos en que estamos a solas, pero tú… —apretó los dientes controlando su sangre hirviente—. Siempre estás de lado de él, y cuando lo tienes cerca, toda tu atención se va en ese estúpido.

— ¿Qué te ocurre? ¿Te molesta que sea mi amigo? A  Taehyung lo conozco desde que estábamos en la escuela, jamás lo vería con otros ojos. Es algo que simplemente no puede ocurrir.

— ¿Me lo aseguras? ¿Me das tu palabra de que nunca te fijarás en él?

— Así lo intentara, no podría enamorarme de él… —di un paso, tirando de su corbata—¿Y sabes la razón? —nuestros labios estaban a centímetros de tocarse —. Porque lo quiera o no, tengo a un dictador ocupando mi cabeza.

Lo solté, alejándome de su cercanía, mientras los dejaba meditando con mis palabras.

—————

Pov Bamban

No puedo continuar así. Mi cerebro me dice que esto está mal, que no debo tan siquiera pensar o imaginar que esto algún día sea correspondido.

Mi deber es uno, y no puedo olvidarlo. Estas manos sucias solo traerán pesar en ella. Mi larga cadena me está apretando y siento que me ahogo, cada vez creo estar a punto de borrar lo que ocupa en mi pecho, pero… Solo verla, con tal solo unos segundos de que mis ojos la vean, olvido la miserable vida de la que no puedo apartarme. Jennie, gracias a ti olvido para lo que estoy en este mundo, y vuelvo a ser un hombre común, mas estás prohibida para mí. Alguien como yo, no puede aspirar a ser feliz.

Pienso que todo se pudo haber evitado, si tan solo a esa persona la hubiera escuhado y no huir como un cobarde, todo porque me temblaron las manos.

Levantando mi cabeza al cielo, me lleno de culpa. Mi mala elección hizo que ella se fuera, y ahora tengo la oportunidad de reivindicarme, sin embargo, aún cuando tengo a mi objetivo al frente, algo muy en el fondo me detiene.

— Perdóname Madre —susurro al viento, dejando que mis mejillas se mojen con las lágrimas calientes que caen de mis ojos—. Es mi culpa que tu no estés con vida, yo te llevé a eso. Perdona al cobarde de tu hijo, y por no haber tenido la valentía de cumplir tu voluntad.

Cayendo de rodillas ante la lápida donde descansa eternamente, no puedo evitar recordar sus palabras.

« Cobarde, eres igual a él. No pudiste cumplir con lo único que te pedí» «Tú también me has traicionado»

Dejando las flores que le traje, regresé a mi postura inicial.

— Cada día tus palabras cavan más profundo en mi, querida madre. Lamento no haber sido el hijo que esperabas.

Caminando en medio de la gente, me sentía mejor. Podía pasar desapercibido, eso era lo bueno de ser alguien común.

Y mientras caminaba, observé una tienda con muchos objetos de bebé. Una singular sonrisa que sólo ponía cuando estaba con la señora Jennie, se apropió de mis labios.

Ella está tan ilusionada con su bebé, su mejor regalo en la vida la espera pacientemente.

Pero no puedo evitar sentir algo de culpa, por callar aquello que el señor Jackson le oculta a su esposa. Soy el menos indicado para decirlo, mas sé que él no la merece. Tarde o temprano ella sabrá lo que él oculta y sufrirá mucho. Lamentablemente, yo estoy atado de manos.

Agitando mi cabeza de un lado a otro, apartó mis ojos de la tienda.

— No debo dejar que mis emociones me traicionen. Una vez fallé, no puedo volver a…

Que dichosos eran mis ojos, cuando la veía. Podía convertir mi oscuridad en luz, mas está vez solo observé una gigante nube que se acercó a mí, para mojarme con la lluvia de la realidad.

Besando sus labios, la señora Jennie, era muy feliz con su esposo, y por muy dura que fuera esa imagen proyectándose en mi vista. Hay que aceptar que un asesino como yo nunca tendría una oportunidad con ella.

Escondiendo el arma en mi abrigo, seguí mi camino de largo. Mi siguiente trabajo estaba esperando lejos de aquí.

— No puedo distraerme con cosas inalcanzables.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro