━━ 𝟎𝟐

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟶𝟸】


𝐯𝐢𝐞𝐫𝐧𝐞𝐬, 𝟐𝟔 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐅𝐔𝐌𝐀𝐑 𝐒𝐄 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐂𝐎𝐍𝐕𝐄𝐑𝐓𝐈𝐃𝐎 𝐄𝐍 𝐔𝐍𝐀 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐄 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐔𝐄𝐋𝐎, aunque era plenamente consciente de los riesgos que conllevaba. Este hábito inició tras la pérdida de mi padre y, sin dar demasiada importancia a las reprimendas de mi madre, sentía siempre la imperante necesidad de encender un cigarrillo después de cada comida.

─ Dejá de fumar, Dafne... te vas a cagar la vida ─me espetó un día mi madre, aunque después de varios intentos de persuasión, terminó por comprender que esa era mi manera de buscar un escape.

Pero, en cierto modo, tenía razón. Fumar no solo aumenta significativamente el riesgo de padecer distintos tipos de cáncer, sino que también afecta de manera notoria la calidad de vida de la persona fumadora, provocando consecuencias en la salud física y emocional. 

Mi madre lo llevaba incluso peor que yo, ya que había compartido la vida con mi padre desde la adolescencia. La viudez la sorprendió a los 45 años, y una carga emocional transformó por completo su rutina. A diferencia de mí, ella eligió buscar refugio en el trabajo como una forma de afrontar el dolor que la envolvía. Sus días se llenaron de ocupaciones laborales, como un intento de llenar el vacío que la partida de mi padre había dejado en su vida. Entre informes, reuniones y responsabilidades, mi madre buscaba la distracción constante, aunque nunca lograra llenar completamente el espacio que él había ocupado.

Me di cuenta de que ambas teníamos nuestras propias maneras de lidiar con su ausencia, cada una buscando su propio escape de la cotidianidad, tratando de encontrar una especie de equilibrio entre el dolor y la necesidad de seguir adelante.

Después de publicar el tuit, me dirigí a la cocina con la firme intención de prepararme unas milanesas de ternera, aquel platillo que mi padre me había enseñado y que me encantaba. Mientras las milanesas se doraban en la sartén, el aroma familiar llenaba la cocina, inundándola de nostalgia y confort. 

Sentada en la mesa, disfruté de cada bocado con calma, saboreando no solo la deliciosa combinación de sabores, sino también la conexión emocional que esta receta establecía con mi pasado.

De fondo, la televisión murmuraba suavemente, creando una especie de armonía hogareña que, por un momento, me permitió desconectar de las preocupaciones cotidianas. 

Terminada la comida, me sumergí en la rutina tranquilizadora de lavar los platos. El sonido del agua corriendo entre mis manos me proporcionó un momento de serenidad antes de regresar a la realidad.

De vuelta en mi cuarto, me encaminé hacia la terraza de mi habitación con la firme intención de disfrutar de un breve momento de pausa. Encendí un cigarrillo, dejando que el humo se desvaneciera lentamente en el aire mientras mis pensamientos danzaban en la penumbra, como sombras efímeras que buscaban un lugar en mi mente. 

Tras unos minutos, el cigarro se consumió por completo, dejando solo la huella de su aroma suspendido en el aire. Inhalé profundamente antes de regresar al interior, donde la luz tenue de mi cuarto acogía una atmósfera de calma. 

Me aproximé a la cama y tomé el móvil con expectación, ansiosa por revisar las respuestas a mi tuit. La sorpresa se dibujó en mi rostro al ver que había llegado a mucha gente y las respuestas se acumulaban.

La primera respuesta era un mensaje de Melanie.

Sonreí al ver su respuesta y de inmediato le di a me gusta, como si fuera una especie de señal sutil que indicaba mi aceptación, un acuerdo tácito de que la invitaría a mi casa en cuanto supiera que íbamos a mirar, prometiéndonos risas compartidas, complicidad y calidez. 

La segunda respuesta que captó mi atención provenía de un chico que no conocía.

Sin tener la menor idea de qué era "La Sociedad de la Nieve" ni de qué trataba, me lancé rápidamente a buscar el tráiler. 

Con calma, visualicé las escenas que se desplegaban ante mí, dejando que la narrativa me envolviera. La trama me atrapó al instante, y supe de inmediato que esa sería la película perfecta para compartir con Melanie. 

Aunque a ella le fascinaban las películas románticas, mi inclinación se dirigía más hacia el drama y la acción. Mientras a ella le encantaba sumergirse en historias de amor, yo encontraba un atractivo especial en tramas intensas y emocionantes, repletas de giros inesperados y momentos cargados de adrenalina. 

Volviendo a Twitter, expresé mi entusiasmo dando un me gusta a la respuesta del chico. Intrigada por la película, decidí indagar más sobre el chico que la recomendó. Ingresé a su perfil y examiné con atención su foto de perfil, quedando casi hechizada por la profunda intensidad de sus ojos, tan claros como un tranquilo mar en calma, mientras sus rizos añadían un toque desenfadado y relajado a su apariencia. 

Descubrí que se trataba de Juani Caruso, uno de los actores destacados de "La Sociedad de la Nieve". Escaneé su perfil de arriba abajo, explorando tanto las fotos que compartía como las respuestas graciosas que ofrecía a sus seguidoras, emanando simpatía y autenticidad a través de sus interacciones. 

Llena de entusiasmo, opté por llamar a Melanie para compartirle la emocionante noticia de que ya había elegido una película para nuestra velada cinematográfica. 

─ ¿Mel? ─pregunté con emoción─. Espero que estés libre esta noche para ver una película, ya sabés... aprovechando que mañana es sábado y no tenemos clases.

La respuesta de Melanie fue animada y llena de alegría. 

─ Obvio, amiga. Espero que hayas elegido una película que no sea de terror, porque si es así, prepárate para mis gritos.

Anticipándome a sus quejas, me adelanté. 

─ No te hagas drama, Mel. No es de terror, pero sí bien dramática... se titula "La Sociedad de la Nieve". Vi el tráiler y parece bastante intrigante ─le respondí─. Hablando de eso, ¿podrías pegar una vuelta por el supermercado antes de venir? Necesitamos algo de picoteo para nuestra noche de cine. 

─ Obvio que sí ─respondió con entusiasmo─. ¿Traigo algo en particular?

─ ¡Haceme la sorpresa, Mel!

Y así, corté la llamada con Melanie, sumergiéndome de lleno en la tarea de preparar el espacio para la emocionante noche que se avecinaba. Con una mezcla de anticipación y energía, me dispuse a acomodar cojines y mantas en el sofá, creando un ambiente acogedor y perfecto para una sesión de películas entre amigas. 






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