━━ 𝟎𝟓

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟶𝟻】


𝐬á𝐛𝐚𝐝𝐨, 𝟐𝟕 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐌𝐄 𝐒𝐔𝐌𝐄𝐑𝐆Í 𝐂𝐎𝐍 𝐃𝐄𝐋𝐄𝐈𝐓𝐄 𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐋𝐀 𝐂Á𝐋𝐈𝐃𝐀 𝐂𝐀𝐒𝐂𝐀𝐃𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐆𝐔𝐀, permitiendo que sus gotas acariciaran mi cuerpo como suaves caricias. El vapor llenaba el baño, creando un ambiente reconfortante que envolvía mis pensamientos, invitándolos a danzar. Al cerrar los ojos, me entregué al susurro constante del agua que caía, convirtiéndose en una melodía relajante que deshacía las tensiones acumuladas a lo largo del día.

Las gotas se deslizaban por mi piel, llevándose consigo cualquier rastro de preocupación. Mientras disfrutaba de la indulgencia del reconfortante calor, mi mente divagaba por las emociones de la noche que se avecinaba. 

Melanie había llegado a mi hogar hacía casi media hora, llenando el ambiente con su palabrerío. La ocasión merecía una celebración especial, ya que mi mejor amiga había alcanzado la edad de 19 años a principios de semana. A pesar de la vorágine de proyectos escolares que nos había mantenido ocupadas, decidimos que era imperativo dedicar tiempo para celebrarlo. 

Después de la ducha rejuvenecedora que pareció despejar cualquier rastro de fatiga, salí del baño envuelta en una suave toalla. Con paso decidido y la emoción burbujeando en mi interior, me encaminé hacia mi habitación, donde Melanie aguardaba con ansias el inicio de nuestra noche de celebración. 

Mis ojos se posaron en ella con admiración, mostrándome atenta a cada detalle que conformaba su impecable presencia. Vestía un deslumbrante vestido rojo que abrazaba su figura, resaltando la suavidad de su piel y aportando un toque de sensualidad a su elegancia innata. Cada paso que daba con esos tacones altos no solo añadía centímetros a su estatura, sino también un palpable toque de sofisticación que elevaba su presencia a un nivel extraordinario. 

El maquillaje, sutil, pero astutamente aplicado, resaltaba sus rasgos de manera magistral, contribuyendo a un brillo adicional que iluminaba su radiante sonrisa. Su cabello, suelto y rizado, confería un aire natural y vibrante en su apariencia, como si cada rizo fuera una expresión de su energía contagiosa y desenfadada. 

En definitiva, Melanie emanaba confianza y estilo, mostrándose completamente preparada para disfrutar de la noche con un encanto que irradiaba desde su interior. No solo su vestimenta, también su actitud indicaba que estaba lista para sumergirse en la diversión y la celebración que la noche prometía. 

Deslicé las puertas del armario, confrontándome con un abanico de opciones para la velada que se avecinaba. Mis ojos recorrieron las prendas colgadas, cada una contando una historia diferente de estilo y ocasiones pasadas. Un silencioso desfile de opciones se presentaba ante mí, y mientras mi mano se deslizaba entre las telas, me vi inmersa en una paleta de colores y texturas que prometían transformar mi noche.

La contemplación se apoderó de mí, dejándome envuelta en el mundo de la moda que colgaba de mis perchas. En medio de este fugaz momento, un anhelo acelerado surgió mi mente: anhelaba con fuerza que, en unos años, pudiera abrir este mismo armario y encontrarme con mis propias creaciones de ropa. Imaginé telas meticulosamente seleccionadas, diseños que brotaban de mi creatividad y piezas que contaban historias únicas, todas llevando mi firma artística.

Aunque las risas y las palabras de Melanie resonaban en el fondo, parecían provenir de un lugar distante, como si estuvieran a kilómetros de distancia. Mi mente se hallaba completamente absorbida en estos pensamientos. 

Fue entonces cuando Melanie, con su característica vitalidad, se acercó, rompiendo la burbuja de mi ensimismamiento. 

─ ¿Estás bien? ─preguntó Melanie, acercándose con una expresión de preocupación que se reflejaba en sus ojos─. Vengo chamuyándote hace como cinco minutos y parecía que estabas en la luna.

─ Sí, sí. Estoy bien ─afirmé, volviendo mi atención al presente─. ¿Qué decías?

─ Ese pibe, el que te contesta en los tuits, respondió ─murmuró Melanie, mostrando un gesto que rozaba el enfado mientras me mostraba la respuesta en su teléfono. 

No pude evitar soltar una risa ante la respuesta. El sentido del humor de Juani, siempre afilado, lograba sacarme una sonrisa incluso en los momentos menos esperados.

Mientras tanto, Melanie, visiblemente molesta, se dejó caer en mi cama, murmurando alguna queja en voz baja. 

Yo, en cambio, me sumergí en la tarea de elegir mi atuendo para la noche. Después de examinar diversas opciones, finalmente me decidí por un elegante vestido negro ceñido con mangas transparentes, combinado con unas botas que le daban el toque perfecto al conjunto. 

De vuelta al baño, me enfoqué en los toques finales de mi preparación. Comencé peinándome con esmero, creando varias trenzas pequeñas que hábilmente apartaron mi cabello de la cara, aportando un toque desenfadado a mi estilo. 

Después, con una destreza meticulosa, delineé mis ojos, aplicando rímel con cuidado para acentuar mi mirada. Un sutil juego de sombras resaltó la forma natural de mis ojos, añadiendo un toque de misterio y encanto. El broche final fue un toque de pintalabios rojo oscuro, contrastando con el tono oscuro de mi vestido. Me gustaba resaltar mi rostro de manera sutil, permitiendo que mis pecas, esas adorables marcas que valoro y que me hacen sentir genuina y única, ocuparan el lugar central. 

Al ingresar a mi habitación, mi teléfono no dejaba de vibrar, así que me acerqué con curiosidad para revisar las notificaciones entrantes. Me fijé en Melanie, quien tenía una sonrisa amplia en su rostro, incluso parecía llevar consigo un toque de sarcasmo que no me pasó desapercibido. 

─ ¿Qué hiciste ahora, Mel? ─inquirí con una mezcla de curiosidad y diversión. 

Antes de que la nombrada pudiera responderme, ya había visto su interacción con Juani.

Un gesto de asombro se dibujó en mi rostro ante el tono directo e insultante de las palabras de mi mejor amiga. La respuesta de Melanie me dejó completamente pasmada. Aunque reconocí que se había pasado un poco, no pude evitar soltar una risa al notar el emoticono de un demonio al final de la oración. 

─ Estás re linda, amiga ─dijo Melanie de la nada, tratando de suavizar cualquier atisbo de reprimenda que pudiera surgir.

A pesar de sus palabras amables, no pude evitar expresar mi desaprobación. 

─ ¿Cómo te animás a decirle eso? ─pregunté, frunciendo el ceño─. Pobre Juani.

Melanie soltó una risa nerviosa, intentando restarle importancia al asunto.

─ Mirá, Dafne, ni siquiera son amigos. Fue solo una respuesta, ya me conocés. 

Antes de que pudiera reprender a Melanie de nuevo, me di cuenta de que Juani había respondido de manera contundente.

La respuesta destilaba sarcasmo y humor, dejando en claro que Juani se estaba tomando las cosas con ligereza y respondiendo con ingenio a las palabras pronunciadas por Mel anteriormente. 

Sin perder tiempo, me zambullí rápidamente en el teclado para maquinar una respuesta igual de ingeniosa y graciosa. Mi objetivo era aligerar la situación entre ese par.

Antes de que pudiera guardar el móvil en mi bolso, noté que sonó nuevamente, rompiendo la calma que comenzaba a instalarse en la habitación.

Sin titubear y sin comentarle nada a Melanie, le devolví el follow a Juani con un simple toque en la pantalla del teléfono.






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💌nota de la autora:
así es cómo yo me imagino que dafne se arregló para la fiesta de cumpleaños de melanie, aunque pueden visualizarlo de la manera que prefieran en su imaginación <3

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