━━ 𝟐𝟔

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟸𝟼】


𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞𝐬, 𝟑𝟎 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓜atías

𝐄𝐋 𝐁𝐄𝐒𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐃𝐀𝐅𝐍𝐄 𝐅𝐔𝐄 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐔𝐍 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐀𝐕𝐈𝐕Ó 𝐌𝐈 𝐃𝐄𝐒𝐄𝐎 𝐘 𝐌𝐈 𝐀𝐍𝐒𝐈𝐀, sacudiendo cada fibra de mi ser con una intensidad electrizante. En ese instante, mientras nuestros labios se encontraban en un encuentro íntimo y ardiente, me sumergí en un océano de sensaciones que me dejó sin aliento.

Me preguntaba de dónde había sacado la idea de que tenía novia, pero luego recordé las fotos que tenía en Instagram con mi ex. Todo cobró sentido en ese momento. Aunque fuera mi ex, no veía razón para eliminar esos recuerdos de mi vida. Después de todo, nuestra relación concluyó en buenos términos y conservábamos una buena amistad. 

Sonreí con una chispa traviesa en los ojos mientras nuestros labios se movían en un beso cargado de intensidad. Había atrapado a Dafne entre la encimera de la cocina y mi cuerpo, reflejando la pasión que nos envolvía a ambos. En ese instante, el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse, dejándonos solos en una burbuja llena de deseo y complicidad. 

Cada roce y cada suspiro compartido era como una descarga de electricidad que recorría mi cuerpo, despertando cada fibra de mi ser. Nunca antes había experimentado una conexión tan profunda con alguien. Era como si nuestros cuerpos estuvieran sintonizados, como si nuestros movimientos estuvieran en perfecta armonía, danzando al ritmo de una melodía ardiente y seductora. 

Aquel momento se convirtió en un tesoro preciado en mi mente, un recuerdo que atesoraría para siempre en el cofre secreto de mis experiencias más apasionadas. Era un instante de pura pasión y éxtasis, un destello de lo que podría ser si nos permitiéramos explorar más allá de los límites de la razón y la contención. 

Me sumergí en el beso con una intensidad que me dejó sin aliento, liberando la urgencia que había estado acumulando desde el sábado pasado. Cada parte de mí ansiaba este momento, como si hubiera estado esperando durante años por este encuentro tan ardiente. 

Cuando Dafne deslizó sus manos por mi cabello, sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, aumentando la conexión entre nosotros a niveles que nunca antes había experimentado. Era como si cada caricia de sus dedos encendiera una llama dentro de mí, avivando el fuego de la pasión que ardía entre nosotros.

Nuestras lenguas se encontraron en un baile íntimo y apasionado, explorando cada rincón de nuestras bocas con un deseo insaciable. Cada roce, cada movimiento era una promesa de algo más, una invitación a sumergirnos aún más en el abismo de la pasión compartida. 

Cuando mordí suavemente su labio inferior, sentí una oleada de calor recorrerme, como si el mundo entero se desvaneciera y solo existiéramos ella y yo en ese momento mágico. Era un éxtasis indescriptible, una experiencia que deseaba que nunca terminara. 

Me separé de ella lentamente, contrastando con la intensidad del momento. Mis movimientos estaban cuidadosamente pensados para mantener el misterio y la intriga. Mis ojos se encontraron con los suyos, brillando con una chispa de complicidad que dejaba claro que esto era solo el comienzo de algo mucho más emocionante. 

Nunca imaginé que un simple beso pudiera desencadenar una tormenta tan poderosa de emociones. Esa conexión que sentía desde el principio ahora se manifestaba en una explosión de sentimientos que me dejaban aturdido, pero al mismo tiempo, más vivo que nunca. 

Lo más impactante fue la intensa tensión sexual que siempre había estado presente entre nosotros, pero que solo ahora podía reconocer plenamente. Puedo afirmar que, nuestro primer encuentro, cuando fuimos a fumar, estaba cargado de una energía diferente, una que iba más allá de la simple amistad. Y ahora, con cada beso compartido, esa tensión se volvía aún más palpable, como un fuego que amenazaba con consumirnos a ambos. 

Por un lado, estaba emocionado por la posibilidad de explorar esta nueva dinámica entre nosotros, de descubrir lo que podría surgir de este inesperado giro de los acontecimientos. Por otro lado, me invadía el miedo a arruinar lo que teníamos, no quería perder esta conexión si las cosas no salían como esperábamos.

Aun así, a pesar de mis dudas y temores, una cosa estaba clara: aquel beso había avivado una llama en mi interior, una que había permanecido latente durante demasiado tiempo. Y ahora tenía que encontrar la manera de entenderla y enfrentarla, sin importar las consecuencias que pudieran surgir.

─ Me parece que lo mejor sería... ─comencé a decir, tratando de mantener la calma a pesar del torbellino de emociones que me invadía. Recordé rápidamente nuestra razón original para estar en la cocina: el cenicero. Era la excusa perfecta para desviar la intensidad del momento. Con una sonrisa traviesa, continué hablando─, llevar el cenicero afuera, ¿qué decís?

Dafne asintió con una mezcla de timidez y complicidad, sus mejillas estaban coloreadas con un rubor encantador. Sus ojos, brillantes y llenos de misterio, revelaban la misma chispa de deseo que ardía en lo más profundo de mi ser. 

─ Sí, obvio ─murmuró con una voz suave y melodiosa que me hizo desear perderme en ella una vez más. 

Extendí mi mano hacia el cenicero que reposaba en la mesa, el único testigo silencioso de nuestra complicidad. Me acerqué a Dafne para decirle que ya podíamos salir, pero en un giro inesperado, nuestros dedos se rozaron y se entrelazaron, como si el destino estuviera jugando con nosotros. Un cosquilleo eléctrico recorrió mi cuerpo al sentir su tacto, dejándome sin aliento. 

En silencio, nuestros pasos se sincronizaron y nos encaminamos juntos hacia la puerta de entrada. Cada movimiento estaba cargado de una tensión palpable, como si el universo entero estuviera al tanto de nuestra conexión. Al llegar a la puerta, solté su mano con delicadeza, pero la sensación de su piel aún reverberaba en la mía, alimentando el deseo latente que había despertado entre nosotros. 

Con paso firme, nos dirigimos hacia los demás, tratando de disimular la tormenta de emociones que había estallado en nuestro interior. Sin embargo, era evidente que algo había cambiado entre Dafne y yo, y aunque intentáramos ocultarlo, la intensidad del momento nos envolvía como una neblina imposible de ignorar.  

─ ¿Qué estaban haciendo dentro? ─bromeó Juani con una sonrisa pícara, desencadenando una ola de risas entre los demás─. ¿Discutir quién se iba a hacer cargo del cenicero? 

Las carcajadas se propagaron por el grupo mientras Dafne se acomodaba en una de las tumbonas libres, y yo me dirigía hacia la mesa para recoger los dos cigarros que habíamos dejado. Consciente de las miradas cómplices que se intercambiaban mis amigos, no pude evitar sonreír ante la situación. Con un gesto juguetón, me acerqué a Dafne y le ofrecí uno de los cigarros, tomando asiento a su lado y dejando el cenicero estratégicamente colocado entre nosotros. 

─ Seguro que encontraron algo más copado que hacer que discutir sobre eso ─respondió Pipe con una mirada traviesa y una mueca juguetona, desatando nuevas risas entre los presentes.

Me pregunto cuánto tiempo más iban a estar jodiéndome.






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