━━ 𝟐𝟖

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟸𝟾】


𝐦𝐢é𝐫𝐜𝐨𝐥𝐞𝐬, 𝟑𝟏 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐄𝐋 𝐒𝐔𝐀𝐕𝐄 𝐑𝐎𝐍𝐑𝐎𝐍𝐄𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐌𝐎𝐓𝐎𝐑 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐔𝐓𝐎𝐌Ó𝐕𝐈𝐋 𝐍𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐕𝐎𝐋𝐕Í𝐀 𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐀𝐕𝐀𝐍𝐙Á𝐁𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐀𝐒 𝐂𝐀𝐋𝐋𝐄𝐒, siguiendo la ruta hacia el restaurante italiano que habíamos elegido para compartir una comida juntas. Observaba por la ventana, dejando que los edificios pasaran frente a mí, sus fachadas iluminadas por el cálido resplandor del sol de la tarde.

Dentro del coche, reinaba una atmósfera relajada. La música suave se filtraba desde la radio. Mamá manejaba con habilidad, sus manos seguras en el volante, mientras cantábamos las canciones que se reproducían, sumergiéndonos en la melodía y el momento. 

Cada curva del camino nos acercaba más al restaurante, y mi estómago empezaba a gruñir ante la perspectiva de disfrutar de una deliciosa comida. Mientras avanzábamos, sentí el impulso de sacar mi móvil del bolsillo y revisar las notificaciones, algo que no hacía desde el día anterior. Desbloqueé la pantalla y vi que tenía un montón de notificaciones pendientes, pero una en particular captó mi atención: tenía un mensaje de Matías en Instagram. 

Un cosquilleo de anticipación recorrió mi cuerpo cuando abrí el mensaje, y mi corazón comenzó a latir con más fuerza. Me pregunté qué podría querer decirme después de nuestro primer beso, y una mezcla de emoción y nerviosismo se apoderó de mí mientras leía su mensaje.

Cerré la aplicación de Instagram con una sonrisa juguetona bailando en mis labios. La breve, pero emocionante conversación con Matías había dejado un agradable cosquilleo en mi interior. Si estaba proponiendo volver a encontrarnos, eso significaba que las cosas entre nosotros estaban realmente bien. 

Con esa dulce sensación aún palpable, me aventuré a abrir Twitter, ansiosa por ver qué nuevas interacciones aguardaban en esa plataforma. Con cada desliz de mi dedo por la pantalla, me sumergí en el flujo constante de memes, chistes y mensajes que inundaban mi timeline. 

Inspirada por la emoción del momento, decidí compartir mis pensamientos en un nuevo tuit. Mis dedos volaron sobre el teclado mientras expresaba esa mezcla de emoción y nerviosismo que se agitaba en mi pecho, haciéndolo de una manera graciosa.

Las interacciones llegaron casi al instante, como una avalancha de respuestas y reacciones. La incógnita sobre a quien me refería parecía haber picado la curiosidad de mis seguidores. Y, como era de esperar, Juani no tardó en unirse a la diversión, desatando su característico sentido del humor en su respuesta.

Mi risa resonó en el aire, contagiada por la astucia de Juani, quien nunca fallaba en hacerme sonreír con su agudeza. Las tres letras "M" al final de su mensaje insinuaban una especie de reflexión, como si estuviera jugando a descifrar un enigma, aunque en realidad estaba lanzando una pista codificada sobre quién podría ser el sujeto de mi interés, insinuando sutilmente que su nombre comenzaba con esa letra. Y así era. 

Con el motor del coche aun zumbando suavemente, nos detuvimos frente al restaurante, y una oleada de anticipación me invadió al contemplar el encantador edificio de ladrillos rojos que se alzaba majestuoso ante nosotras. Sus grandes ventanas adornadas con cortinas blancas denotaban un ambiente cálido y acogedor en su interior, mientras que las luces que se filtraban desde dentro otorgaban al lugar un halo de magia y confort. 

Mis ojos se posaron en el distintivo letrero del restaurante, con su caligrafía italiana, elegante y sugerente, evocando un mundo de delicias culinarias auténticas. El aroma tentador de la cocina italiana se entrelazaba en el aire, invitándonos a adentrarnos en un mundo de sabores exquisitos y aromas reconfortantes.

Al cruzar el umbral, fui recibida por el cálido murmullo de voces y el aroma embriagador de la comida recién preparada. Un camarero nos recibió con una sonrisa amable y nos guió con amabilidad hacia una mesa estratégicamente ubicada junto a la ventana, ofreciéndonos una vista privilegiada del ajetreo en la calle.

Unos minutos después, el camarero se acercó a nuestra mesa con una bandeja en la mano, llevando dos menús encuadernados en cuero, repletos de tentadoras opciones culinarias. Mi madre y yo nos sumergimos en la lectura de las opciones, explorando desde las clásicas pastas hasta las exquisitas pizzas y las tradicionales entradas.  

Después de sopesar las diversas opciones en el menú, mis ojos se posaron en un plato que me llamó la atención: los fetuccini alla puttanesca. Me encantaba la combinación de sabores y texturas en ese plato clásico italiano, y no pude resistir la tentación de pedirlo. 

─ Creo que voy a tirar por los fetuccini alla puttanesca ─anuncié con una sonrisa, cerrando el menú con satisfacción. 

Mi madre, tras intercambiar una mirada cómplice conmigo, asintió con aprobación y, con seguridad, optó por la lasagna alla bolognese. Con nuestras decisiones tomadas, llamamos al camarero para hacer nuestros pedidos, ansiosas por saborear los deliciosos platos.

 ─ Bueno hija, contáme sobre el evento de moda del sábado ─dijo mamá, llamando mi atención con su tono cálido y lleno de interés.

─ ¿Te acordás de Roxana, la profesora? ─pregunté a mamá, quien asintió con un gesto de recuerdo. Claro que la recordaba, Roxana había sido la profesora que nos dio la bienvenida en nuestro primer día de clase, y yo les conté todo a mis padres─. Nos dijo que teníamos que presentar unos diseños de ropa en clase. Ella y algunos diseñadores van a seleccionar a los que participarán en el evento, basándose en los dibujos que más se parezcan a sus creaciones.

─ Qué bueno, suena re emocionante ─respondió mamá con una sonrisa que reflejaba su genuino entusiasmo. Sus ojos brillaban con curiosidad mientras esperaba escuchar más detalles sobre el evento─. ¿Y qué pasá con los elegidos?

─ Sí, es una oportunidad re copada ─respondí con emoción─. Los ganadores van a poder desfilar en un evento re importante que se hace en el Teatro Colón el sábado por la tarde ─expliqué con una emoción palpable. Mis palabras salían con ilusión al tener la oportunidad de participar en un evento tan destacado─. Va a ser un desfile genial, con la presencia de actores re reconocidos y otras personalidades del mundo del espectáculo. 

─ ¡Qué oportunidad tan increíble! ¿Cómo lo tomás? ─preguntó mamá, con un brillo de orgullo en sus ojos. 

─ Estoy re emocionada y algo nerviosa, pero re motivada, ¿viste? ─confesé con una sonrisa─. Es una chance re copada para mostrar lo que hacés y aprender un montón.

─ Sé que la vas a romper ─me aseguró mamá con una expresión que denotaba confianza─. Dale, si sos una de las elegidas, hago lo posible por estar ahí para verte. Tu éxito lo es todo para mí. Tu pasión y tu esfuerzo siempre me llenaron de orgullo, Dafne. 

Un nudo se formó en mi garganta y sentí cómo mis ojos se humedecían ante esas últimas palabras de mamá. Eran las mismas palabras que papá solía decirme, palabras que resonaban en mi corazón como un eco reconfortante de su amor y apoyo incondicional. 

Minutos después, el camarero nos trae los platos de pasta humeantes y el delicioso aroma se extendió por toda la mesa, desatando un hambre voraz en mi estómago. Mis ojos brillan con anticipación al ver mi plato, adornado con una generosa porción de fetuccini alla puttanesca que parece irresistible. 

Al tomar el primer bocado, siento una explosión de sabores en mi boca. La pasta está en su punto exacto de cocción, y la salsa es simplemente divina. 

Después de terminar nuestros platos, el camarero regresa con una sonrisa amable para retirar nuestros platos. Nos deja la tentadora carta de postres sobre la mesa, pero yo decido resistirme, sintiéndome completamente satisfecha con la exquisita pasta que acababa de disfrutar. Mi madre, en cambio, sucumbe al irresistible llamado del tiramisú, su postre favorito.

Con mi madre deleitándose con el postre, decido sacar otro tema de conversación: lo que sucedió con Matías. Inhalo profundamente, sintiendo la necesidad de encontrar las palabras adecuadas para compartir mis sentimientos y experiencias recientes.

─ ¿Te acordás que te conté del cumpleaños de Mel y de que me crucé con un pibe? ─pregunto, tratando de sonar casual, pero sintiendo el nerviosismo burbujeando en mi interior. 

─ Sí, ¿y? ─pregunta con una sonrisa intrigada, deteniendo por un momento su cuchara sobre el plato de tiramisú. 

─ Bueno, pasa que... tuve un momento con él. Ayer nos dimos un beso, ¿viste? ─confieso finalmente, notando como el rubor sube a mis mejillas ante la revelación. 

─ ¿Y qué onda, cómo te sentís? ─me pregunta, mirándome con una expresión comprensiva y cálida, esperando que abra mi corazón. 

Mi madre me mira con atención, sus ojos reflejan una mezcla de curiosidad y preocupación mientras espera mi respuesta. Trago saliva antes de hablar, sintiendo un nudo en la garganta ante la posibilidad de su reacción. 

─ Es... medio confuso, pero me re gustó ─confieso con sinceridad, tratando de expresar mis emociones lo mejor posible en medio de la ansiedad. 

─ Es normal que te sientas así, mi vida ─responde con ternura, con su voz suave y reconfortante─. Lo importante es seguir lo que dicte tu corazón y ser honesta con vos misma.  

Asentí lentamente, permitiendo que las palabras de mamá se hundieran en lo más profundo de mi ser. Hablamos un poco más sobre el tema mientras esperábamos en la fila para pagar la cuenta, pero sus últimas palabras seguían resonando en mi mente como un eco persistente. 

Todavía sos muy joven, Dafne. Ese pibe podría ser simplemente uno más en tu vida. O capaz algo más, ¿quién sabe? Tal vez sea el amor de tu vida.

Siempre he admirado la sabiduría de mamá, su capacidad para encontrar las palabras precisas en cada situación. Me siento profundamente agradecida por tenerla a mi lado, especialmente en momentos como este, porque sé que puedo contarle lo que sea y ella siempre estará ahí para escucharme. 

Sus palabras resonaron de nuevo en mi interior, provocando una mezcla de emociones que me dejaron reflexionando en silencio. 

¿Qué sería Matías para mí? ¿Un chico pasajero o el amor de mi vida?






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(MARATÓN 2/3)

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