【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟹𝟸】

𝐣𝐮𝐞𝐯𝐞𝐬, 𝟏 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒

𝓓afne

𝐋𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐈𝐑𝐌É 𝐀 𝐌𝐀𝐓Í𝐀𝐒 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀 𝐀𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐀 𝐋𝐀 𝐅𝐈𝐄𝐒𝐓𝐀 𝐉𝐔𝐒𝐓𝐎 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐄𝐍 𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐈𝐒 𝐀𝐌𝐈𝐆𝐀𝐒 𝐑𝐄𝐒𝐏𝐎𝐍𝐃𝐈𝐄𝐑𝐎𝐍.

En el audio que les envié, transmití mi entusiasmo por la idea de disfrutar de una velada animada junto a nuestros amigos, a pesar de tener la entrega de los dibujos a las 10:00 de la mañana siguiente. Consideraba que sería una excelente oportunidad para desconectar y pasar un buen rato antes de sumergirnos nuevamente en nuestras responsabilidades. 

Bueno, y también tenía muchas ganas de ver a Matías. 

La respuesta de mis tres amigas no se hizo esperar. Cada una confirmó su asistencia con entusiasmo. Sabía que, con ellas a mi lado, la noche prometía ser inolvidable. Nos esperaban risas, charlas interminables y momentos compartidos que atesoraríamos para siempre. 

Mientras me encontraba inmersa en la tarea de lavar el plato, el tenedor y la olla que había utilizado para preparar mi comida, el sonido familiar de mi teléfono resonó en la tranquila atmósfera de la cocina. Con determinación, me propuse terminar rápidamente con la tarea, enjuagué cada utensilio bajo el chorro del agua y los sequé con esmero utilizando un paño suave, antes de guardarlos cuidadosamente en su lugar correspondiente en el armario.

Después de completar esa pequeña pero necesaria labor doméstica, volví a tomar el teléfono entre mis manos con un brillo de curiosidad en los ojos. Sabía que las notificaciones del grupo de chat con mis amigas podían contener algún mensaje emocionante o una divertida anécdota por compartir.

La reacción de Isadora me dejó un poco desconcertada, es como si ella estuviera experimentando una pizca de celos, pero opté por no darle demasiada importancia. Sabía que a veces podía comportarse de manera un tanto peculiar, así que preferí no darle muchas vueltas al asunto y seguir adelante con mis planes. 

Por otro lado, recibí respuestas afirmativas de todas mis amigas tras mi última pregunta. Con media hora por delante para prepararme, me sentí emocionada ante la perspectiva de lo que estaba por venir. 

Aproveché ese momento para organizar una bolsa con todos los accesorios esenciales: tabaco, dinero y cualquier otro objeto que pudiera necesitar para pasar una tarde sin preocupaciones. Quería asegurarme de tener todo lo necesario para disfrutar plenamente de la velada. 

Después de preparar mi bolsa, decidí cumplir el deseo de Juani de retratarlo a él y a algunos de sus compañeros de elenco, pero con un toque cómico y divertido. Con papel y lápiz en mano, me lancé a la tarea y, en menos de un minuto, ya los había dibujado a todos.

Para hacer las cosas aún más graciosas, decidí jugar un poco. Dibujé a Blas como el más alto del grupo y retraté a Juani con su inseparable móvil en mano, capturando así uno de sus rasgos más característicos.

La tentación de compartir mi creación en Twitter era demasiado fuerte como para resistirla. Tomé una foto del dibujo y la publiqué en la cuenta, emocionada por mostrarle a Juani cómo había hecho realidad su sueño de una manera inesperada y divertida. 

Las notificaciones comenzaron a llegar en masa, llenando mi teléfono de actividad. Mientras recogía mi bolsa y me preparaba para bajar a esperar a las chicas en la puerta, no pude evitar sentir la irresistible tentación de echar un rápido vistazo a las notificaciones que inundaban mi teléfono. 

Mis risas resonaban mientras me sumergía en las respuestas que inundaban mi pantalla, disfrutando de la animada conversación que se había desatado. 

Poco después escuché la voz de mi mejor amiga, anunciando su llegada con su característico entusiasmo. 

Melanie irrumpió por la puerta de entrada con una sonrisa radiante. Vestía unos pantalones tejanos desgastados con agujeros estratégicamente colocados, dándole un toque de rebeldía y estilo. Su top de color rojo vibrante con un dibujo llamativo era el centro de atención de su atuendo. Completó su look con unas zapatillas blancas que le daban un aire casual y cómodo.

Su maquillaje estaba impecable como siempre: unos sutiles tonos cálidos resaltaban sus ojos, mientras que el toque de brillo en sus labios añadía un toque de sofisticación a su aspecto. Su cabello suelto y ligeramente ondulado enmarcaba delicadamente su rostro, realzando su belleza natural con un toque de despreocupada elegancia. 

Nos acomodamos en la entrada y comenzamos a charlar animadamente mientras esperábamos la llegada de las otras chicas.

─ Che, Mel ─comenté, sintiendo la necesidad de compartir mis pensamientos─. ¿Notaste la reacción de Isadora cuando solté lo de Matías?

Melanie me miró y asintió con una expresión reflexiva. 

─ Sí, fue re raro ─me respondió─. Parecía que tenía envidia. 

 Fruncí levemente el ceño, confundida.

─ Posta, pero no entiendo por qué. 

─ No le des tanta bola ─sugirió Melanie con un encogimiento de hombros─. Isadora se pone medio loca con esas cosas. 

Poco después, el sonido de unas voces conocidas llenó el ambiente. Isadora y Emilia aparecieron, listas para unirse a la aventura. 

Isadora desprendía una confianza arrolladora, envuelta en un aura de sensualidad con su elección de vestuario. Portaba una ajustada falda de cuero negra que abrazaba cada una de sus curvas con elegancia, combinada con un top escotado y entallado que dejaba al descubierto su piel. Con cada paso que daba sobre sus altos tacones, su figura se destacaba aún más, añadiendo un toque de provocación al ambiente. 

Por otro lado, Emilia eligió un estilo más casual, igual que Melanie y yo. Llevaba unos vaqueros desgastados que se ajustaban perfectamente a su figura, combinados con una camiseta holgada de algodón. Sus zapatillas deportivas y una mochila en el hombro completaban su atuendo informal, reflejando su actitud despreocupada y relajada ante la noche que les espera

Con un entusiasmo palpable, comenzamos a caminar hacia la estación de autobús, con un objetivo claro en mente: llegar lo más rápido posible a la casa alquilada de los chicos. 

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𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀 𝐇𝐎𝐑𝐀 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐔É𝐒, nos encontrábamos frente a la enorme casa de varios pisos, admirando su imponente estructura. Desde afuera, podíamos apreciar los detalles cuidadosamente cuidados: los setos recortados con precisión, la piscina reluciendo, las sillas y las tumbonas dispuestas estratégicamente y la mesa de ping-pong.

─ Espero que no tarden media hora a abrirnos como la última vez ─bromeó Melanie con una risa traviesa, recordando lo que había pasado dos días atrás. 

Me reí entre dientes ante sus palabras mientras me acercaba al timbre y lo presionaba. Pocos segundos después, la puerta de la casa se abrió, revelando a Pipe, quien nos recibió con una sonrisa y nos invitó a pasar con un gesto amable. 

─ ¡Bienvenidas de nuevo, chicas! ─dijo Pipe con una sonrisa pícara, fijando su atención en Melanie y en mí─. Pasen, ya adentro hacemos las presentaciones. 

Riendo por la mirada cómplice que me lanzó Pipe, nos encaminamos hacia la sala de estar, siguiéndole el paso. Al entrar, nos recibió un panorama animado y diverso: algunos chicos estaban acomodados en el sofá, entretenidos con sus teléfonos; otros se deleitaban con algún programa de televisión; mientras tanto, Juani se movía con agilidad por la habitación, ultimando los detalles finales para la fiesta, con Matías y Blas ofreciéndole su ayuda aquí y allá.

El ambiente estaba impregnado de una energía contagiosa, prometiendo una noche repleta de risas y momentos inolvidables. Todos parecían ansiosos por disfrutar de la velada y sumergirse en la atmósfera festiva que se avecinaba. 

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