━━ 𝟑𝟓

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟹𝟻】


𝐣𝐮𝐞𝐯𝐞𝐬, 𝟏 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐋𝐀 𝐌Ú𝐒𝐈𝐂𝐀 𝐕𝐈𝐁𝐑𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐋𝐋𝐄𝐍𝐀𝐁𝐀 𝐄𝐋 𝐀𝐈𝐑𝐄, creando una atmósfera de fiesta y alegría que nos envolvía a todos. Desde el momento en que las primeras notas de reguetón comenzaron a sonar, el ritmo nos atrapó, instándonos a dejar de lado cualquier inhibición y sumergirnos por completo en la diversión.

Melanie y yo nos miramos con una sonrisa traviesa y, sin necesidad de palabras, supimos que era hora de unirnos al frenesí. Nuestras risas se mezclaron con el ritmo pegajoso de la música mientras nos movíamos al compás, contagiándonos mutuamente con nuestra energía y entusiasmo. Juntas, nos sumergimos en el baile, entregándonos por completo al momento presente y disfrutando de cada instante como si fuera el último. 

A medida que nos dejábamos llevar por el ritmo de la música, percibí cómo las miradas de los chicos se posaban sobre nosotras. Era como si estuviéramos bajo un foco de atención, y aunque no podía ver sus rostros claramente porque ya comenzaba a oscurecer, sí que podía percibir la intensidad de sus miradas. 

Cada movimiento y cada risa parecía captar su interés. Aunque inicialmente me sentí un poco cohibida por la atención que estábamos recibiendo, pronto esa sensación se transformó en una especie de impulso. En lugar de intimidarme, me sentí desafiada a disfrutar aún más del momento, haciéndome sentir más segura y decidida.

Quizás fue el efecto del alcohol que había tomado, o simplemente el ambiente festivo y la buena compañía, pero en ese momento me sentía completamente libre de preocupaciones y llena de energía positiva.

Después de la intensa sesión de baile, nos encontramos acomodados en las tumbonas y las sillas, formando un círculo. Casi media hora de movimientos frenéticos habían dejado su huella, y el cansancio empezaba a hacerse notar, pero la diversión aún se mantenía viva entre nosotros. Era evidente que todos estábamos disfrutando al máximo de la noche.

─ Che, ¿qué les parece si ahora jugamos a verdad o reto? ─propuso Juani, con ese brillo travieso en los ojos que siempre acompañaba sus ideas.

La propuesta de Juani para jugar a ese juego rompió el breve silencio que se había instalado entre nosotros. 

─ Ay, boludo, no tenemos 15 años como para estar jugando a eso ─respondió Esteban entre risas, desestimando la idea con un gesto divertido.

La respuesta del chico provocó una ola de risas y comentarios entre el grupo, algunos expresando acuerdo con él, mientras que otros mostraban interés por revivir la emoción de ese juego adolescente. 

─ Venga, no sean amargos. Podemos hacerlo más interesante ─insistió Juani, con esa habilidad suya que contagiaba entusiasmo. 

Después de unos minutos de debate sobre si jugar o no, Juani finalmente logró convencer a todos. El ambiente estaba cargado de emoción y anticipación mientras nos preparábamos para los desafíos que nos esperaban. Cada uno de nosotros estaba ansioso por ver qué giros y revelaciones depararía el juego. 

El primer reto cayó en manos de Juani, quien aceptó con cierto nerviosismo la tarea de dejar su teléfono móvil a un lado durante al menos una hora. A juzgar por la expresión en su rostro, parecía un verdadero desafío para él.

El siguiente desafío recayó en Enzo, quién optó por responder a una pregunta. Con una sonrisa pícara, reveló abiertamente que sentía atracción por alguien presente, lo que desató risas y algunas miradas curiosas, provocando un aire de complicidad en el ambiente.

Después, el turno fue para Fran, quien asumió con determinación el reto de imitar a un hada. Con ingenio y humor se lanzó a la tarea, deleitándonos con una interpretación que nos arrancó sonrisas y aplausos, demostrando su capacidad para improvisar con gracia. 

Fran volvió a su posición en una de las sillas y giró la botella que, para sorpresa de muchos, apuntó directamente hacia Matías. 

─ Matías, ¿verdad o reto? ─preguntó Juani a su lado, con una sonrisa traviesa que insinuaba las emocionantes posibilidades que podrían surgir de su elección.

Matías se sumergió en una breve reflexión, tomándose unos largos segundos para considerar su respuesta; con la mirada perdida en algún punto en la distancia mientras sopesaba las opciones.

─ Dale, reto ─declaró finalmente, desviando su mirada hacia Juani, quien ya parecía tener algo en mente.

─ Bien ahí, entonces tenés que crearte Twitter ─respondió Juani con una pequeña risa.

─ ¿En serio? ─preguntó Matías, levantando una ceja con sorpresa y confusión, mientras el resto del grupo estallábamos en una risa ante la peculiaridad del reto.  

La incredulidad aún se reflejaba en el rostro de Matías mientras procesaba la idea. Sin embargo, luego de algunos comentarios burlones y persuasivos por parte de sus amigos, Matías finalmente accedió a tomar el desafío. Tras algunos minutos de configuración y preguntas sobre cómo funcionaba la plataforma, Matías ya tenía creada la cuenta de Twitter.

─ ¿Y ahora qué? ─preguntó Matías, mirando la pantalla con curiosidad, como si la aplicación fuera como un enorme territorio desconocido. 

─ Ahora mandá tu primer tuit ─dijo Juani con una sonrisa juguetona.

Mientras la botella giraba de nuevo en el suelo, una corriente de nerviosismo recorrió mi cuerpo, temiendo que Matías decidiera husmear mi perfil y descubriera las indirectas que había dejado allí, apuntando directamente hacia él.

La botella finalmente señaló a Emilia, quien optó por la verdad y compartió un dato íntimo: había tenido solamente una pareja en toda su vida. Las risas y los murmullos de sorpresa se mezclaron en el aire mientras el juego continuaba su curso. 

Luego llegó el turno de Esteban, quien aceptó el reto con gracia y se levantó para ejecutar un baile improvisado que nos dejó a todos riendo y aplaudiendo. 

La botella giró nuevamente y esta vez señaló a Isadora, quien aceptó el reto con una expresión decidida en su rostro. Todos quedamos expectantes, observando como Juani, con una sonrisa traviesa en sus labios, formulaba el desafío con un toque de picardía. 

─ Vamos a ver ─musitó, tocándose los rizos mientras pensaba─. Tenés que darle un beso a la persona que te parezca más fachera de acá ─añadió, desatando una oleada de murmullos entre todos los presentes. 

Noté cómo una extraña sensación se apoderaba del aire mientras Isadora sopesaba su decisión. La observaba con atención, preguntándome en silencio a quién elegiría. Sabía que Isadora no tenía inclinaciones hacia las chicas; era la personificación de la heterosexualidad. 

Aunque Isadora había compartido risas y bailes tanto con Pipe como con Fran, en un juego como este todo podía suceder. La incertidumbre flotaba en el ambiente, como si todos estuvieran conteniendo el aliento, ansiosos por descubrir quién sería el afortunado destinatario del beso de Isadora. 

Desde mi posición, observaba con curiosidad y expectación cómo Isadora, con una expresión de determinación en el rostro, comenzaba a gatear hacia adelante. Sus movimientos eran decididos, y cada avance era seguido por la expectativa silenciosa de todos los presentes. Mis ojos seguían cada uno de sus movimientos mientras avanzaba lentamente, acercándose cada vez más a Pipe. 

Pero justo cuando parecía que Isadora estaba a punto de llegar a su destino, noté con sorpresa como desviaba ligeramente su trayectoria hacia la derecha. Fue un cambio sutil, pero significativo, como si una fuerza magnética invisible la estuviera atrayendo hacia otro punto. 

Mi corazón dio un brinco mientras seguía con la mirada su movimiento, y entonces me di cuenta de que, quien estaba sentado al lado de Pipe, era nada más y nada menos que Matías. 

Entonces, como si el tiempo se hubiera detenido, cada movimiento se volvió más perceptible, más intenso. Isadora se detuvo frente a Matías, quien la miraba con una ceja alzada, claramente sorprendido por lo que estaba sucediendo. Sus ojos reflejaban una mezcla de confusión y curiosidad, sin comprender del todo las intenciones de Isadora.

Matías intentó deslizarse hacia atrás, visiblemente incómodo ante la inminente situación. Sus gestos delataban su incomodidad mientras buscaba una salida discreta. 

Sin embargo, Isadora, con una determinación inquebrantable en su mirada, se inclinó hacia adelante, como si nada pudiera detenerla, y cerró la distancia entre ella y Matías. Sus movimientos eran firmes y decididos, como si estuviera en una misión que no podía fallar. Era evidente que estaba decidida a cumplir con el reto, sin importar las consecuencias o las reacciones de los presentes.

Un beso.

Un simple gesto que cambió la dinámica de la noche, dejándome boquiabierta, al igual que al resto de los presentes. 

Durante unos eternos 10 segundos, sus labios se encontraron en un beso apasionado que parecía detener el tiempo, sumergiéndolos en un mundo aparte, ajeno a todo lo demás. 

Sentí una mezcla abrumadora de emociones: sorpresa, incredulidad y un toque de dolor. Me sentí traicionada, como si una puñalada invisible hubiera perforado mi confianza, dejando una herida profunda en mi corazón. 






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