━━ 𝟒𝟓

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟺𝟻】


𝐬á𝐛𝐚𝐝𝐨, 𝟑 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐏𝐀𝐒É 𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐒𝐓𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀Ñ𝐀𝐍𝐀 𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐀 𝐌𝐀𝐓Í𝐀𝐒, una compañía que me brindó consuelo y apoyo incondicional.

Después de nuestra emotiva visita al cementerio, ambos decidimos aprovechar al máximo el tiempo que nos quedaba antes de que yo partiera hacia el Teatro Colón para prepararme para el desfile, el cual se llevaría a cabo en unas horas.

La simple idea de compartir la mañana con Matías, explorando rincones de la ciudad y compartiendo conversaciones íntimas, me reconfortaba enormemente y llenaba mi corazón de gratitud.

Caminamos juntos por las calles adoquinadas, dejándonos llevar por el encanto de la ciudad en la mañana. El sol se filtraba entre los edificios, pintando las fachadas con tonos cálidos mientras el bullicio de la vida cotidiana nos envolvía.

Al llegar a una acogedora cafetería, apenas concurrida a esa hora temprana, nos sumergimos en un mar de risas y recuerdos mientras compartíamos anécdotas de nuestra infancia. Entre sorbos de café caliente y bocados de cruasanes, Matías y yo reíamos juntos al recordar las travesuras que habíamos realizado de niños, descubriendo nuevas facetas de nuestra personalidad que nunca antes habíamos compartido.

Una de las historias más destacadas de Matías nos remontaba a cuando tenía apenas 6 años. El pequeño Matías se encontraba en un supermercado con sus padres, quienes estaban inmersos en la tarea de tachar elementos de la lista de la compra. No notaron su partida mientras él se deslizaba sigilosamente hacia la sección de las chucherías.

─ Ni mis viejos se avivaron de que me había marchado ─exclamó Matías, soltando una carcajada.

Continuó su relato, revelando que se dejó llevar por la tentación y comenzó a llenar sus bolsillos con golosinas de todo tipo. Sin embargo, su diversión pronto se vio interrumpida cuando una atenta empleada del supermercado lo descubrió en plena acción y, con una mezcla de sorpresa y diversión, anunció por megafonía la búsqueda de sus padres.

Yo, con una sonrisa traviesa en los labios, le narré la vez que visité la casa de mi abuela y me aventuré a explorar su misterioso ático. Le expliqué a Matías cómo la pequeña Dafne de 10 años se encontró rodeada de viejas cajas y objetos polvorientos que destaparon mi curiosidad. Mi atención fue capturada por un antiguo baúl cerrado con llave. Pasé casi una hora revisando cada rincón del ático hasta dar con ella.

Cuando finalmente logré abrir el baúl, mis ojos se iluminaron al ver un montón de objetos antiguos que emanaban historias del pasado. Entre ellos, destacaba un viejo sombrero de copa y unas elegantes gafas de sol, quizás de los años 70.

Sin pensarlo dos veces, le conté como me apropié de esos accesorios y me sumergí en un juego donde me transformaba en una famosa estrella. Le expliqué entre risas como comencé a desfilar por toda la casa con gracia y estilo, deteniéndome frente a cada espejo para posar como si estuviera en una pasarela.

─ Cuando mis viejos y mi abuela me vieron, no se aguantaron y se cagaron de risa ─solté entre carcajadas─. ¡Tenía el sombrero re chueco!

Después de disfrutar de un delicioso desayuno, nos sumergimos en las bulliciosas calles de Buenos Aires, dejándonos llevar por la energía vibrante de la ciudad. Cada paso que dábamos nos llevaba a descubrir nuevos y encantadores rincones, la ciudad nos recibió con los brazos abiertos, ofreciéndonos una sinfonía de sonidos, aromas y colores que nos cautivaba en cada esquina.

Pronto, la conversación giró hacia nuestros planes futuros, y fue entonces cundo Matías desplegó una confianza radiante que me envolvió por completo. Cada palabra que salía de sus labios resonaba con convicción, y yo me encontraba escuchando con atención, absorbida por la energía positiva que irradiaba.

Con un brillo emocionado en los ojos, Matías compartió la emocionante noticia de su próximo viaje a España para asistir a los prestigiosos Premios Goya en Valladolid. La mención de su nominación como "Mejor Actor Revelación" llenó las calles de un aura de orgullo.

Pero no se detuvo ahí. Con una determinación palpable, Matías compartió sus sueños y aspiraciones en el mundo del cine, revelando su deseo ferviente de seguir persiguiendo su pasión. Sus palabras me inspiraron profundamente, recordándome la importancia de seguir mis propios sueños con valentía y determinación.

Por mi parte, le hablé sobre mi ambición de terminar la carrera que había comenzado recientemente. Le hablé apasionadamente sobre mi deseo de convertirme en una diseñadora de moda reconocida, capaz de crear prendas únicas que transmitieran mi visión y creatividad al mundo.

Sin embargo, también mencioné que no descartaba la posibilidad de regresar al mundo de la actuación. Le conté sobre las veces que había tenido la oportunidad de participar en grabaciones de anuncios y en la creación de series cortas, unos momentos que atesoraba con cariño en mi memoria.

Después de abrir nuestros corazones sobre nuestros sueños y aspiraciones, la conversación tomó un giro hacia el futuro familiar. La conexión que habíamos forjado y la atmósfera de confianza que nos rodeaba nos impulsaron a explorar temas más íntimos y significativos.

─ Me re coparía tener una casita en la costa, escuchando las olas todo el tiempo, con un perro y tres hijos ─expresé con sinceridad, permitiendo que mis anhelos más íntimos salieran a la luz.

Matías recibió mis palabras con una sonrisa cálida y sincera que iluminaba su rostro.

─ Re banco lo del perro y lo de tener hijos ─respondió con entusiasmo, su voz llena de emoción─. Siempre quise ser papá, aunque no sé si tres son muchos ─agregó con una risa.

─ Siempre me pintó tener una familia re grande ─le dije a Matías, dejándole ver un cachito de mi lado más profundo─. Ser hija única a veces te deja esa sensación de estar un toque solita, ¿viste? Y la posta es que no quiero que mis hijos sientan eso. Quiero que crezcan con amor, risas y esa alegría de tener hermanos para compartir cada paso ─solté con franqueza, esperando que él entendiera lo que significaba para mí.

Matías se tomó un momento para procesar mis palabras. Su mirada reflejaba una mezcla de ternura y emoción, como si estuviera visualizando nuestro futuro juntos. Finalmente, una sonrisa tierna se formó en sus labios, iluminando su rostro con una calidez reconfortante.

─ Bue... armar una familia re grande y llena de amor con vos en el futuro... me la re banco ─soltó Matías mientras sus ojos brillaban con ilusión y complicidad.

Cada paso que compartíamos parecía reforzar la conexión especial que existía entre nosotros. Era como si estuviéramos en perfecta armonía, sincronizados en cada movimiento, como dos piezas de un rompecabezas que encajaban a la perfección.

En esos momentos, me invadía una profunda sensación de gratitud por tener a Matías a mi lado. Era como si hubiera encontrado mi lugar en el mundo, y estaba justo ahí, junto a él.

Cada mirada, cada sonrisa compartida, solo reafirmaba la certeza de que estábamos destinados a estar juntos, compartiendo sueños y construyendo un futuro lleno de promesas y posibilidades. Era un sentimiento abrumador pero reconfortante al mismo tiempo.






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