— Yeonjun, ¿qué fue eso? —
No, no, no, que no sea lo que estoy pensando. Por favor, que no lo sea.
— Yo... bu-bueno... —
— Jun, ¿es el gato de tu vecina? Por favor, dime que no. — No puedo creer que fuera capaz, nos iban a demandar.
«Sí, sus problemas son míos. Debía protegerlo.»
— ¡Binnie, te dije que el gatito era infeliz! No podía permitirlo. —
Ay, Dios mío.
— ¡Yeonjun no puedes hacer eso! ¡Es secuestro animal... o no sé! Pero está mal, niño. — No me quiero ni imaginar la riña que le espera en su casa, seguro la vecina ya había reportado la pérdida de su mascota, y por cómo era Yeonjun, seguro su mamá ya sospechaba que él era el posible culpable.
— No es mi culpa, la señora es la culpable. —
— No puedo creer que estés diciendo eso, ¡tú eres el culpable Yeonjun! ¡Eres un ladrón! —
Ahg, debo de dejar de hablar sin pensar. Sus ojitos poco a poco habían comenzado a llenarse de finas lágrimas. No quería que llorara, aparte, qué iba a saber yo que podía ser tan sensible, aunque bueno, tampoco ha de ser lindo que te digan ladrón.
Ash, que absurdo.
— No soy un ladrón... yo solo quería... es que... —
«Que no llore. Que no llore. Que no llore.»
— Jun no, por favor, no llores, no era mi intención. Anda vamos a regresar a Doni, ¿sí? —
Sequé con cuidado sus lágrimas e inconscientemente besé sus mejillitas. Abofeteándome mentalmente por esto segundos después de hacerlo. Nos pusimos de pie y nos encaminamos hacía su casa.
Su mamá, tal y como me imaginaba, le estaba esperando junto a su malvada vecina (como ahora le llamaba), pero para asombro mío, nunca lo regaño.
— Señora, lamento ser entrometido, pero ¿por qué es tan suave con Yeonjun? Digo, lo que hizo no es especialmente bueno. — Estaba confundido, mi mamá por lo menos me habría quitado el celular, la PC y el Wifi por un mes entero.
— Oh, Soobin, querido...— La oí suspirar.
No me gustaba como sonaba.
— Verás, Yeonjun es un poquito diferente a ti y a mi, es un poco más especial. —
— ¿Qué? ¿A qué se refiere? —
— Yeonjun tiene como un pequeño retraso, no es muy grave, sólo asimila diferente las cosas. —
No. Puede. Ser.
«Maldición, ahora lo entiendo.»
— Oh~, ya veo. ¿Ha sido así siempre? —
— Sí~, nos dimos cuenta cuando tenía tres años, aún no caminaba correctamente, no podía hacer del baño sin pañal y se le dificultaba un poco hablar. Pero con el paso de los años ha ido mejorando bastante, aún está presente ese pequeño desnivel, pero ahora se ha vuelto un niño bastante inteligente y mucho más independiente. —
Debió ser difícil.
— Fue un poco diferente a lo que imaginamos que sería tener un hijo, pero siempre lo tratamos como un niño normal. Lo amamos, y nada cambiará eso, porque es nuestro pequeño. —
Lo amamos, claro que sí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro