⠀⠀𝟬𝟱. ❛ THE POWER OF KNOWLEDGE ❜

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𝙴𝚇𝙿𝙴𝙳𝙸𝚃𝙴. ❜
𑁍ࠬ¸𓍢 ━━ ❪ 𝚃𝙷𝙴 𝙵𝙻𝙰𝚂𝙷 ❫ ˖ ୧ 。
˗ˏ𖥸ˎ˗⠀┊ ⠀巴里·艾伦⠀┊ ⠀⚡🏹
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capítulo núm. 005!


AL ENTRAR A TODA VELOCIDAD EN EL CORTEX, NO FUE EL RAYO PÚRPURA BRILLANTE LO QUE LLAMÓ LA ATENCIÓN DE TODOS, SINO LA SEDOSA Y ONDULADA CABELLERA LARGA DE COLOR ROJO ESCARLATA. La sala había enmudecido cuando Piper Lita se paró en medio de ellos, sus ojos escudriñando cada rostro que iba viendo.

Caitlin Snow estaba de pie junto a Cisco Ramon, con una mirada intrigada que brillaba en sus ojos mientras el chico a su derecha miraba boquiabierto a la pelirroja. Harrison Wells, o Harry, la reconoció enseguida. No había podido quitar la imagen de ella de su mente. Jay, sin embargo, se había ido y por eso, Piper estaba agradecida.

Una estela de rayos rojos se abrió paso en el Cortex y se situó frente a los tres científicos. Barry Allen era una mezcla de emociones en ese momento: confundido, intrigado y escéptico eran las tres con las que hacía malabarismo.

—Tú... —Harry habló primero, acercándose a la velocista púrpura. Piper apretó los labios mientras los ojos de la gente se movían entre los dos.

—¿La conoces? —le preguntó Barry.

—La noche que estuviste con los Snart, ella estaba allí —el doble del Reverso de Flash señaló a la mujer—. La vi cuando salió por la entrada trasera.

Todo el escenario que se desarrollaba ante Piper era abrumador. Estaba en presencia del Equipo Flash, la mayor parte de él al menos, o lo que a ella le gustaba llamar el "hermoso grupo de personas que le importaban mucho aunque no tuvieran ni puta idea de quién era".

—Así que fuiste tú. paraste el robo —dijo Barry, mirando a la velocista que tenía enfrente. Piper asintió y él sacudió la cabeza, sus pensamientos lo abrumaban.

Levantando la mano torpemente, Cisco se aclaró la garganta.

—Tengo un montón de preguntas.

—Creo que todos las tenemos —añadió Caitlin.

—Qué coincidencia, yo tengo un montón de respuestas —respondió Piper.

Una sonrisilla se dibujó en la cara de Cisco.

—Descarada. Me gusta.

Barry puso los ojos en blanco y volvió a mirarla. 

—¿Quién eres tú?

La pregunta parecía bastante sencilla y directa, pero su respuesta no lo era.

—Expedite. Soy una velocista de Tierra-Cuatro —De entrada, estaba claro que todos estaban confundidos, incluido Harry—. No vine a través de una brecha, si es lo que os estáis preguntando, así que no os preocupéis. Las brechas sólo están conectadas a Tierra-Dos. Llegué aquí por accidente —explicó Piper, balanceándose sobre sus talones.

—¿Sabes lo de las brechas? —preguntó Harry con incredulidad.

Ella se encogió de hombros.

—Lo sé todo.

Caitlin alzó las cejas considerablemente.

—¿Qué quieres decir con todo?

—Lo sé todo sobre todos vosotros. Excepto de ti —dijo Piper señalando a Harry—. Básicamente eres la versión gilipollas de Eobard —Cisco soltó una sonora carcajada—. Sé lo del Reverso de Flash/Eobard Thawne, el Acelerador de Partículas, los metahumanos, el resto del Equipo Flash, la singularidad, las brechas, Zoom y un poco de vuestras vidas personales.

—¿Por qué? ¿Por qué sabes tanto de nosotros? —Los ojos de Barry se entrecerraron.

—Llevo en Central City desde la noche en que te encontraste por primera vez con el Reverso de Flash. Estuve allí cuando hablaste con él en el estadio. La única razón por la que te seguí es él. En mi Tierra, tenemos un hombre de amarillo. No tiene nombre, pero es la razón por la que estoy aquí. De todos modos, después de veros pelear a los dos, decidí echarte un ojo. No había ninguna razón en particular por la que... —Eres una pedazo de mentirosa. La razón es porque crees que es lindo Pero quería saber qué pasaba en la ciudad, y tú parecías ser una buena persona. Eso, y que también eres un velocista.

En definitiva, nadie parecía comprar lo que vendía, y ella no los culpaba. Con todo lo ocurrido el año pasado, era natural que la percibieran como sospechosa. En cuanto a Harry, no la conocía, así que no tenía ninguna razón para creer o confiar en ella.

—Así que... ¿nos has estado vigilando? —preguntó lentamente Caitlin.

Piper asintió.

—Sé que es espeluznante, pero con el tiempo me he encariñado de todos vosotros. Aunque no tengáis ni idea de quién soy, quería estar pendiente de cada uno de vosotros.

—Creo que entiendo tu punto de vista —dijo Cisco, vacilante e inseguro.

—¿Cómo podemos confiar en algo de lo que nos estás diciendo? —Harry dio un paso adelante, con un tono acusador—. ¿Cómo sabemos que no estás trabajando para Zoom?

Piper puso los ojos en blanco y dio un paso adelante, descruzando los brazos.

—Zoom quiere ser el hombre más rápido del mundo. Se apoderará de la velocidad de todos los velocistas, no sólo de la de Barry. Estoy muerta si sabe que existo y que puedo correr más rápido que él. En cuanto a si puedes confiar en algo de lo que digo, eso depende de ti. Puedes ignorar todo lo que digo o elegir creerme. No me importa.

Sí, sí te importa.

—Eso no es posible. Zoom es el velocista más rápido que existe —Harry se puso de brazos cruzados.

Es posible, profesor Frink —Mientras hablaba, parecía que no se había movido en absoluto, pero lo había hecho. En cuestión de milisegundos, Piper había corrido hasta Big Belly Burger, había comprado comida para el equipo y había regresado—. Ahí está la cena, por cierto —señaló la pila de comida que estaba sobre el escritorio alargado en la parte delantera de la sala.

—Hostia puta... —murmuró Cisco.

—Tú... —Barry se quedó sin palabras. Todo este tiempo pensó que era el más rápido, y luego apareció el Reverso de Flash, Zoom y ahora Expedite. Que verdaderamente era la más rápida de todos ellos.

La sala se llenó de un espeso silencio que contenía decenas de preguntas que aún no se habían formulado.

—Estoy convencido —dijo Cisco con seriedad y hurgó en una de las bolsas.

Piper observó cómo se repartía la comida, con los ojos fijos en Barry la mayor parte del tiempo.

—¿Cuál es tu verdadero nombre? Aparte de Expedite —preguntó Caitlin, intrigada por la única otra chica en la habitación.

La pelirroja se movió torpemente.

—Piper. Piper Lita —Apretando el auricular que llevaba, lo apagó y se quitó la máscara negra de los ojos. Barry se quitó también la máscara. No tenía sentido llevarla puesta; la velocista púrpura ya conocía su identidad.

—Vaya... —murmuró Cisco, con los ojos de él y de Barry clavados en Piper.

Parpadeando, ella ladeó la cabeza.

—¿Qué? —La piel pálida de Piper destacaba, al igual que su pelo rojo escarlata. Unas tenues pecas adornaban sus mejillas y su nariz, mientras que sus ojos eran de un marrón chocolate en el que cualquiera podría derretirse. Tanto Barry como Cisco se quedaron sin palabras, con los ojos muy abiertos clavados en ella mientras se empapaban de su presencia.

—Eres preciosa —afirmó Cisco sin rodeos, y Caitlin le dio un golpe en el brazo.

Piper se aclaró la garganta y apretó los labios torpemente, con las mejillas sonrosadas.

—Oh, eh, gracias.

Barry permaneció en silencio. Nunca se le había dado bien hablar con las chicas, y mucho menos con las más guapas. El velocista creía que solo la encontraba atractiva con su traje de velocista, pero vaya si se equivocaba.

—¿Cómo es que estabas allí cuando yo estaba con los Snart y hoy en el banco? —preguntó Barry rápidamente, queriendo hablar con ella pero sin saber qué decir.

—Hackeé vuestras comunicaciones y vuestro sistema —respondió Piper, jugando con sus dedos mientras hablaba.

Los ojos de Cisco se abrieron de par en par mientras masticaba, antes de tragar todo de golpe y hablar.

—¿Qué? ¿Cuándo? ¡¿Cómo?!

—Tu sistema no es tan difícil de hackear, para serte completamente honesta. Lo hackeé hace meses —Piper se balanceó de nuevo sobre sus talones, y Cisco cerró la boca, frunciendo el ceño.

Se hizo el silencio mientras el equipo intentaba pensar en qué preguntas querían hacer a continuación.

—Sé quién es la Doctora Luz —soltó Piper, cansada de verse envuelta en un incómodo silencio. Todas las miradas se dirigieron a ella—. Es la Linda Park de Tierra-Dos. La conocí hace un par de semanas, así que puedo hablar con ella para tratar de obtener respuestas si lo deseáis. Puede que me responda mejor que cualquiera de vosotros. Soy la doppelgänger de la Piper Lita de Tierra-Dos, y ella conoció a mi contraparte. Puedo usar eso para obtener respuestas.

—¿Linda? —Barry se quedó estupefacto. ¿La doppelgänger de su ex novia era la mujer que tenía la misión de matarlo?

Piper asintió.

Todos estaban sumidos en sus pensamientos, tratando de decidir si querían dejar que una completa desconocida hablara con una metahumana que quería ver muerto a su mejor amigo.

Harry sacudió la cabeza ante el ofrecimiento.

—¿Cómo sabemos que no la dejarás escapar? —No se fiaba de una sola palabra que salía de la boca de Expedite.

—Linda trabaja para el velocista que quiere a Barry muerto. No haría algo imprudente y estúpido para arriesgar su seguridad —Las palabras salieron de la boca de Piper antes de que pudiera pararlas.

El velocista escarlata volvió a mirar a la mujer y la observó, seducido por sus palabras y su comportamiento protector hacia él.

—Te dejaremos hablar con ella con una condición —habló, y ella lo miró—, que yo voy contigo.

¿Un trato en el que pueda pasar más tiempo con Barry? Fírmame de una maldita vez.

Piper asintió, la comisura de los labios tentada de elevarse hacia arriba. Sus ojos bañados en chocolate observaron cómo se alejaba con su velocidad. Agarrando su máscara, lo siguió, adelantándose al pasillo donde Linda estaba encerrada en la celda contra metahumanos. Al detenerse, miró a la mujer que la miraba con desprecio.

—Expedite —la Doctora Luz refunfuñó amargamente, dando una patada a la pared de su izquierda.

—Linda.

—¿Cómo sabes quién soy?

Un rayo púrpura se desprendía del cuerpo de Piper sin esfuerzo, mientras Barry estaba de pie junto a ella, con los brazos cruzados mientras miraba. El único velocista que conocía que irradiara rayos era el Reverso de Flash, pero éste había utilizado taquiones para aumentar su velocidad. Entonces, ¿qué usaba esta velocista para hacer que su rayo irradiara? ¿O era tan rápida que era algo natural?

—Nos conocimos hace unas semanas —la heroína se adelantó, saliendo a la luz para que la chica de pelo oscuro pudiera verla—. Tomé tu pedido y el de tu amigo en el Streetwise Bay —Piper omitió intencionadamente el detalle de que el amigo de Linda era Jay Garrick. No estaba del todo segura de si era Zoom o no, y no iba a lanzar una acusación así a la luz. Tenía que tener cuidado con lo que decía antes de contárselo a alguien.

Linda se acercó a la puerta de cristal y se quitó el casco para ver bien la figura púrpura que tenía ante ella.

—Quítate la máscara —le susurró, y ésta obedeció, deslizando el ocular.

—¿C-Cómo...? Creí que no me habías reconocido —tartamudeó la Doctora Luz, con los ojos muy abiertos—. ¿Cómo es que estás aquí? P-Pensé que habías vuelto a Tierra-Dos...

Piper frunció el ceño.

—No soy tu Piper Lita, Linda.

—No-No lo entiendo —La döppleganger parecía confundida mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla.

Barry se movió un poco hacia adelante, observando el intercambio.

—Soy de Tierra-Cuatro, no de Tierra-Dos —Una mirada de desesperación cruzó la cara de Linda, mientras sus ojos se desviaban hacia un lado y se cubrían de lágrimas resplandecientes.

—¿Para qué te envió Zoom aquí? —preguntó Piper, yendo directamente al grano.

Secándose las lágrimas, Linda se recompuso antes de levantar la vista.

—Zoom me envió para matar a Flash, pero yo no quería.

A la mención de su alias, Barry enarcó una ceja.

—Pero no te importaba la idea de matar a alguien más con tal de alejarte de Zoom —dijo él. Linda puso los ojos en blanco, cruzando los brazos—. ¿Cómo podría sabe dónde encontrar mi cuerpo después de que me mataras? —preguntó Barry, y Piper lo miró, observando cómo sus ojos se entrecerraban ligeramente mientras hablaba.

—Dejad que me vaya. Dejad que desaparezca —Linda suspiró y ambos velocistas negaron con la cabeza.

—Pasarías el resto de la vida mirando por encima de tu hombro, sin saber cuándo aparecerá Zoom.

La Doctora Luz se apartó de la pared en la que se había apoyado y volvió a la puerta.

—Vale. ¿Y cuál es vuestra gran idea?

—¿Cómo tenías que contactar con él después de matarme?

Piper dirigió de nuevo la mirada a la chica de pelo oscuro, que suspiró.

—Yo debía conseguir algo, que sólo podría tomar si te mataba, y lanzarlo por la brecha como prueba.

—¿Y luego qué?

—Zoom vendría, confirmaría tu muerte, y me llevaría a casa. ¿Por qué quieres saberlo?

—Porque quiero encontrarle —Barry se encogió de hombros.

Sus ojos se abrieron de par en par.

—No debes hacerlo.

Piper volvió a mirar al velocista escarlata y vio el enfado reflejado en su rostro.

—Seguirá viniendo a por mí —asintió ligeramente con la cabeza mientras hablaba—. Seguirá secuestrando a personas como tú, para obligarlas a hacer lo que él quiera. Tengo que pararle antes de que muera más gente.

Linda sacudió la cabeza.

—No puedes parar a Zoom.

—Sí que puedo. Y lo haré, necesito tu ayuda —respondió Barry, y Piper observó atentamente cómo Linda miraba entre los dos, debatiendo cuál sería su siguiente movimiento. Finalmente, descruzó los brazos.

—Tu emblema. Eso es lo que tengo que lanzar por la brecha como prueba.


AL DÍA SIGUIENTE. . .


DESPUÉS DE PONERSE LOS VAQUEROS Y LA CAMISETA BLANCA DE MANGA LARGA, PIPER LITA SE ENCOGIÓ DE HOMBROS Y SE PUSO EL ABRIGO. Cogió un coletero y se recogió el pelo en una coleta desordenada antes de salir, cerrando la puerta del apartamento tras ella. Mirando a ambos lados para ver si había alguien a la vista, se dirigió a toda velocidad hacia los Laboratorios S.T.A.R., donde prometió al Equipo Flash que se reuniría con ellos esa mañana temprano.

El mundo se movía a su lado en un borrón mientras corría hacia el interior del enorme establecimiento, subiendo las escaleras y entrando en el Cortex. Tras detenerse, se paró junto a uno de los monitores de televisión.

Mientras sus ojos recorrían la habitación, vio a Joe West apoyado en el marco de la puerta.

—¿Quién eres tú? —preguntó él de inmediato, enderezando su postura mientras observaba a la desconocida.

Piper lo saludó con torpeza y Barry se levantó de donde estaba apoyado en la barandilla que rodeaba varias pantallas de ordenador.

—Joe, esta es Piper Lita. Es una velocista de Tierra-Cuatro —anunció él, señalando a la pelirroja que se balanceaba sobre sus pies.

—¿Tierra-Cuatro? ¡¿Hay más de dos?! —preguntó Joe con incredulidad, y Piper contuvo la risa ante el tono de su voz.

Barry asintió, y el detective volvió a mirar a la mujer de pelo rojo escarlata.

—¿Cuál es tu nombre de superheroína? Casi todo el mundo por aquí tiene uno.

Piper resopló.

—Expedite. Así es como me conoce la gente de mi Tierra.

Frunciendo las cejas, Joe negó con la cabeza.

—¿Cómo has llegado aquí?

—Es una historia muy larga. Básicamente, estaba siguiendo a otro velocista en mi Tierra— no tiene nombre, pero me refiero a él como el hombre de amarillo. Mientras lo perseguía, corrí tan rápido que atravesé la barrera que separa mi mundo del tuyo. He estado aquí atrapada desde diciembre del año pasado. Eh, supongo que no era tan larga —respondió Piper, murmurando la última parte para sí misma.

Los ojos de Joe se abrieron de par en par y miró a Barry.

—¿El hombre de amarillo? ¿Como el Reverso de Flash?

La nueva velocista sacudió rápidamente la cabeza, dando un paso adelante.

—Hay algunas similitudes entre mi velocista amarillo y el vuestro, pero son personas diferentes. Ninguno de vosotros, incluidos los villanos de aquí, existe en mi Tierra, hasta donde yo sé. El Reverso de Flash sólo pertenece a vuestro mundo.

El detective frunció el ceño, su mente se ahogaba en todas las preguntas que tenía ahora.

—Chicos, podemos conocerla mejor más tarde. Ahora mismo, tenemos que idear un plan para acabar con Zoom —Barry se aclaró la garganta, queriendo empezar cuanto antes.

—Muy bien, ¿Zoom quiere que la Doctora Luz le envíe tu nuevo emblema? —Caitlin inició la conversación, con una taza de café entre las manos.

—Sí, será nuestro cebo. Si hacemos que la Doctora Luz coja mi símbolo, y lo lance por la brecha, Zoom vendrá a llevarse mi cuerpo y podremos atraparlo —respondió Barry.

—Sabes que me costó mucho hacerlo, ¿verdad? —preguntó Cisco, con las manos detrás de la cabeza.

De pronto, Caitlin frunció las cejas. 

—Esa mujer estaba dispuesta a matar a Linda para escapar de Zoom, ¿y ahora quiere ayudaros a atraparle? —intervino con escepticismo.

El velocista escarlata se encogió de hombros mientras se pasaba una mano por el pelo.

—Sabe que es la única manera.

Asintiendo en silencio, los ojos de Piper se fijaron en Harry, que se encaminaba hacia el grupo.

—Antes de salir de Tierra-Dos, trabajé en un suero para limitar la velocidad de Zoom. Necesitaríamos que el señor Ramón desarrolle un arma para administrarlo.

Cisco puso los ojos en blanco molesto, y Caitlin suspiró exasperada.

—¡Qué bien! Sería la nueva pistola de frío. Otro criminal podría robarla, ¡y tendríamos al Sargento Lento!

Joe miró al ya irritado doctor.

—Jamás permitiría eso. "Sargento Lento" es un nombre horrible —comentó Cisco, girando en su silla, y Piper resopló.

—¿Nos estamos olvidando de que Zoom parece ser mucho más poderoso que Barry? —preguntó Caitlin, y Harry cerró los ojos, frotándose las sienes—. Es decir, si Barry puede atrapar balas, quién sabe lo que podrá atrapar Zoom.

La castaña tenía un punto, y todos lo sabían.

—Sorpresa —intervino Harry, abriendo los ojos de golpe—. El elemento sorpresa. Sólo habría que preparar el proyectil para que se disparase justo cuando Zoom cruce la brecha. No podrá detener lo que no ve venir.

—Es genial —lo felicitó Barry.

—Gracias.

Caitlin resopló y se volvió hacia el silencioso detective, lanzándole una mirada suplicante.

—Joe, diles algo.

—Es un plan —contestó con simpleza—. Y no está mal. Siempre que ese cumpla —El detective hizo un gesto con la cabeza hacia Harry, que giró su cuerpo hacia él.

—No me subestime, detective —dijo Harry, alejándose, y Caitlin se dirigió a Piper, que había permanecido en silencio todo el tiempo.

—¿Tú qué opinas? —le preguntó ella.

La pelirroja levantó la vista, alzando las cejas.

—¿Yo? —preguntó, Caitlin asintió, y Piper se encogió de hombros, sacando las manos de la comodidad de sus bolsillos—. El plan es sólido. Entiendo por qué todos queréis hacerlo. Queréis parar a Zoom, y este es vuestro primer plan real. ¿Por qué íbais a dejar pasar la oportunidad? Sobre todo ahora que tenéis a la Doctora Luz.

¿Pero?

Pero tened cuidado. No sabéis quién es Zoom, ni qué aspecto tiene, ni qué clase de poderes tiene. Todos vosotros podríais estar caminando hacia los brazos de algo de lo que no podréis escapar. Nunca está de más ser precavidos —advirtió Piper, y Barry la miró fijamente, asimilando sus palabras. Tenía un punto— al igual que Caitlin.

Joe se dirigió hacia donde estaban Cisco y Caitlin, echando un vistazo a la pelirroja.

—Yo haría caso a Piper si fuera tú. Tiene un buen punto —El detective apenas sabía nada de ella y aún no confiaba en ella, pero sus palabras tenían algo de verdad para ellos. No podía negarlo.

La sala permaneció en silencio durante unos minutos; todos estaban perdidos en sus propios pensamientos. 

—Cisco, Caitlin, ¿puedo hablar con vosotros dos en privado? —preguntó Joe, rompiendo el silencio. Los dos asintieron y lo siguieron fuera de la habitación, dejando atrás a Barry y Piper.

Piper dirigió la mirada hacia el guapo velocista y vio que él ya la estaba mirando. Cuando sus ojos se cruzaron, las mejillas de Piper se enrojecieron.

—Así que, ¿me has estado vigilando desde diciembre? —preguntó Barry, queriendo hablar con la hermosa mujer que tenía delante de cualquier cosa menos de Zoom.

—Eh, sí, sí, así es —se rió torpemente—. Lo siento si es súper espeluznante. Te vi con el Reverso de Flash, y me intrigó y quise saber más de ti. Al decir esa frase en voz alta me doy cuenta de lo loca que parezco, pero te prometo que no lo estoy —Barry se rió, con una sonrisa en la cara, mientras escuchaba sus divagaciones nerviosas—. La verdad es que se me da fatal esto— hablar con la gente. Y lo que lo hace aún más difícil es que eres muy lindo.

¿Acabo de...?

No ha habido un solo momento en el que Piper Lita haya querido desaparecer y borrar todo rastro de su existencia, hasta ahora.

Barry levantó la vista al oír sus palabras y enarcó las cejas mientras las mejillas de la pelirroja se teñían de un rojo intenso.

—Lo he dicho en voz alta, ¿no? —preguntó, confirmando que no estaba soñando.

Él asintió, con una sonrisa que amenazaba con extenderse por su rostro.

—Sí, pero no me importa.


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