⠀⠀𝟬𝟰. ❛ TALK FAST ❜

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𝙴𝚇𝙿𝙴𝙳𝙸𝚃𝙴. ❜
𑁍ࠬ¸𓍢 ━━ ❪ 𝚃𝙷𝙴 𝙵𝙻𝙰𝚂𝙷 ❫ ˖ ୧ 。
˗ˏ𖥸ˎ˗⠀┊ ⠀巴里·艾伦⠀┊ ⠀⚡🏹
◟ ✦ 𝗧𝗔𝗟𝗞 𝗙𝗔𝗦𝗧.

capítulo núm. 004!


DOS SEMANAS MÁS TARDE. . .


LOS BRILLANTES TONOS DORADOS Y ANARANJADOS SE DESPRENDÍAN COMO EL FUEGO EN EL ESTE SOBRE LOS RÍOS Y MÁS ALLÁ DE LA CIUDAD. El primer resquicio de luz solar se asomó por encima de la línea del horizonte de forma radiante y blanca. Poco a poco se fue elevando, un círculo vibrante en un telón de fondo monótono. Los ríos frente al complejo de apartamentos eran de oro y plata líquidos, dejando la magnífica Central City sin brillo en comparación. Cuando el sol se reveló por completo, pareció hincharse, perdiendo su enfoque y extendiéndose en contraste con las pupilas contraídas de Piper.

Una suave brisa se levantó y se coló por la ventana abierta, acariciando sus mejillas y agitando los mechones sueltos de su pelo. Sus pensamientos estaban muy lejos, pues se perdía en el asombro de todo. Por esta razón, Piper venía cada mañana a este asiento junto a la ventana, para perderse en la resplandeciente belleza.

Al apartar la vista del amanecer, sus ojos se posaron en Erin, que tarareaba para sí misma, meciéndose de un lado a otro sobre las puntas de los pies. Todas las mañanas, las dos se repartían la tarea de preparar el desayuno. Hoy le tocaba cocinar a Erin.

Piper vio cómo su compañera de piso arrugaba la nariz con desagrado mientras miraba la sartén. Levantando la vista, la mujer de piel oscura suspiró derrotada al establecer contacto visual con la chica del asiento de la ventana.

—Piper... He fallado a esta tortita —habló poniendo una voz grave, imitando a Arrow.

La pelirroja estalló en una carcajada ante la horrible imitación, tapándose la boca con la mano mientras Erin la miraba mal juguetonamente. Piper se levantó de un salto y en un parpadeo apareció junto a la estufa, observando la tortita de color carbón. Arrugando la nariz de forma similar, miró hacia ella.

—Erin, has fallado al cocinar este desayuno —dijo con una voz grave, y ésta puso los ojos en blanco.

—El universo me odia, Pipes. No importa cuántas veces prepare una tortita, siempre termina así. Lo juro, el mundo es verdaderamente homofóbico —Erin resopló, apagando la estufa.

—E, podría, literalmente, estar lloviendo fuera, y tú le echarías la culpa, que lo hizo porque eres gay —Piper recogió la sartén y se acercó a la papelera, tirando la tortita dura como una roca en ella.

—¡Oye! La madre naturaleza podría ser homofóbica, ¡nunca se sabe!

Piper se limitó a reír mientras colocaba la sartén y la espátula en el fregadero, sonriendo a la chica de piel oscura.

—Cereales suena bien, ¿no? —sugirió, y Erin asintió, resoplando de nuevo.

Tras coger una caja de Captain Crunch y leche de almendras, la pelirroja se sentó a la mesa, cruzando las piernas en su silla. Cogiendo una cucharada de cereales, se la metió en la boca y masticó tranquilamente.

—¿Qué has escrito en él? —preguntó Piper, refiriéndose al diario encuadernado en cuero negro que estaba sobre la mesa.

Erin se dirigió a la página que había escrito esa misma mañana y deslizó el diario por la mesa. Los ojos de Piper, de color marrón chocolate, leyeron por encima de la pulcra escritura.

—Me pediste que, en silencio, te siguiera por el campo. Así que lo hice. Te perseguí en un campo interminable de flores que crecían con el tiempo. Te perseguí, cegada por el amor. Te perseguí porque quería que fueras mía. Me pediste que me quedara. Así que lo hice —arrugando las cejas, levantó la vista—. ¿Talia?

Erin asintió y se acercó, cogiendo su libro mientras la velocista la miraba con atención.

—Creía que ya la habías superado —preguntó, ligeramente confundida. Erin suspiró en respuesta.

—Así es, pero anoche soñé con ella —se metió una cucharada de cereales en la boca, hablando mientras masticaba—, y era raro. Como... Marty y la Polaroid rara. Como dice el poema, yo la seguía por un campo de flores. Cada veinte pasos, las flores crecían medio metro más, bloqueando la luz del sol. Hacia el final del sueño, ella me pidió que me quedara, así que lo hice, o al menos creo que lo hice. Me desperté justo antes de que fuera a responder.

Piper asintió en señal de comprensión y siguió comiendo.

—Tal vez el sueño estaba tratando de decirte algo —sugirió.

—Supongo, pero no tengo ni idea de lo que significa. No he hablado con Talia en siete meses, y va a seguir siendo así. Confía en mí, hermana.

—Por favor, no me llames así.

—¿Por qué no? ¡Es una cucada!

—No, no lo es.

GIMIENDO, PIPER SE GOLPEÓ LA CABEZA CONTRA LA MESA DE LA COCINA; ERIN APLAUDÍA CON ENTUSIASMO EN EL FONDO.

—¡Tenía toda la jodida razón! Por una vez, ¡tenía razón! —para alguien que rara vez tenía razón en algo, en realidad, Erin estaba extática.

La pelirroja volvió a golpear la cabeza contra la mesa.

—Yeehaw —refunfuñó.

Hace ocho horas, Piper fue informada, gracias a las cámaras, de que el Harrison Wells con el que se encontró hace dos semanas era efectivamente de Tierra-Dos. No fue hasta que Erin llegó a casa del trabajo, hace tres minutos, que se enteró y se organizó una mini fiesta para ella sola.

Hace cinco horas, Piper descubrió la verdadera identidad de la Doctora Luz y se quedó atónita.

Linda Park.

Era Linda Park y no la de esta Tierra sino la de Tierra-Dos. La Linda que conoció en el trabajo.

Al pensar en lo ocurrido hace dos semanas, la velocista llegó a otra conclusión: no se fiaba de Jay Garrick. Siempre le había dado una sensación extraña. Como si hubiera algo más en él de lo que decía, y no sabía cuánta razón tenía.

Jay sabía que la Doctora Luz estaba en la ciudad y cenó con ella. Llamó a Linda "Luz" delante de Piper. Sin embargo, al "enterarse" de que ella estaba aquí, actuó sorprendido cuando Caitlin llamó y se lo dijo.

¿Por qué iba a mentir Jay acerca de saber que la Doctora Luz estaba aquí? ¿Especialmente, teniendo en cuenta que Zoom fue el que la trajo aquí?

Espera sólo un maldito segundo...

—Hostia puta —susurró Piper, levantando la vista de la mesa con expresión de horror. Erin dejó de celebrarlo y palideció, pues nunca había visto a Piper con cara de susto. Y mucho menos horrorizada—. Jay... él sólo... no puedo creer que no lo haya visto antes–

—Oye, loca, ¿qué pasa?

—Creo que ya sé quién es Zoom.

El apartamento rebosaba de un silencio que se extendía sobre la piel de Piper como un veneno. Se filtraba en sus venas y paralizaba su cerebro, haciendo que sus pupilas se contrajeran mientras sus manos se enfriaban. No sabía por qué no lo había sospechado antes. La identidad del hombre que estaba detrás de todo esto se paseaba a plena luz del día, en su trabajo, engañando a todo el mundo con esa carismática sonrisa suya.

—Harry me pone de los nervios —dijo la voz de Cisco, y ambas chicas dirigieron sus miradas hacia el portátil abierto sobre la mesa.

Barry soltó una carcajada y, en medio de una de las revelaciones más rompedoras de todos los tiempos, las comisuras de los labios de Piper se curvaron hacia arriba.

—Ha saltado la alarma en el Banco de Central City —anunció Caitlin, señalando la pantalla que tenía delante de ella en el Cortex.

Los ojos marrón chocolate de Piper miraron enfadados a Jay mientras éste se apoyaba en la barandilla que rodeaba el conjunto de ordenadores, con la mirada fija en la castaña.

—Debe ser la Doctora Luz —declaró Barry.

Erin miró por encima de su hombro a su compañera de piso.

—Podemos hablar más tarde, tienes que ir al banco.

—Puede ser una trampa —mencionó Cisco, y los ojos de Piper permanecieron entrecerrados, asintiendo a las palabras de su mejor amiga.

—Barry, créeme, la Doctora Luz no es una asesina —Jay siguió a Barry hasta donde estaba su traje en el maniquí—. Habla con ella.

Levantándose de la mesa de la cocina, la pelirroja presionó el amuleto en forma de corazón de plata en su collar y saltó al traje púrpura que salió disparado de él. Sin vacilar, salió a toda velocidad hacia el banco.

—¿Tú quién eres? —preguntó ella mientras los orbes de sus guantes se iluminaban, cegando ligeramente a Piper.

—Expedite.

—Pensé que el único velocista del que debía preocuparme era Flash —las luces cesaron mientras la guardia de Linda bajaba.

—Lamento decepcionarte —Piper se encogió de hombros y dio un paso adelante—. No tienes que hacer esto: trabajar para Zoom. Matar a Flash. Yo puedo ayudarte.

La mujer se rió con humor.

—Nadie puede protegerme de él. La única manera de estar a salvo es si tomo ese dinero y salgo de la ciudad. Lejos de donde Zoom pueda llegar hasta mí.

Un flash rojo apareció detrás de la Doctora Luz y a Piper se le revolvió el estómago.

«Ahora mismo, no tienes forma de volver a casa y te estás impidiendo ayudar a la gente, y hacer amigos. Es hora de que el mundo y Barry Allen conozcan a Expedite». Las palabras de Erin resonaron en su mente cuando los dos velocistas hicieron contacto visual por primera vez. Tenía razón. Era la hora.

Para evitar dejarse llevar por el momento, Piper volvió a centrar su atención en la döppleganger de Tierra-Dos.

—Zoom podrá llegar hasta ti dondequiera que vayas. Tú lo sabes. Yo lo sé. No hay ningún lugar al que puedas huir donde no te encuentren.

El velocista escarlata se acercó despacio, con los ojos todavía mirando a la chica que vio hace unas semanas.

—Déjanos ayudarte —dijo Barry, haciendo que la Doctora Luz se girara—. Podemos mantenerte a salvo.

Tío, ojalá hubiera ahí un "nos".

—No —los orbes circulares de los guantes brillaron, casi cegando a los dos velocistas en la caja fuerte.

Aprovechando que ella estaba de espaldas, Piper corrió hacia delante y arrebató los guantes de sus manos. Su movimiento fue tan rápido, como o más que un rayo, que Barry ni siquiera se había dado cuenta de que se había movido, sólo de que ahora tenía los guantes de Luz.

Flash se quedó pasmado durante unos segundos antes de que Expedite pusiera los ojos en blanco, corriendo y sacando las esposas antipoderes de su bolsillo trasero y poniéndoselas a Linda.

—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —protestó la Doctora Luz mientras la velocista púrpura la agarraba por la parte superior del brazo, mirando hacia el velocista que la miraba boquiabierto.

—Parece que mi trabajo aquí ha terminado. Aquí tienes —Piper le pasó a Barry una Linda cabreada—. Siento haberte cogido las esposas pero estabas tardando demasiado.

¿En serio? ¿"Aquí tienes"? ¿Esa es una de las primeras cosas que le dices al chico más lindo que has visto en tu vida?

La pelirroja se dispuso a salir antes de sentir que algo tiraba de su brazo. Al darse la vuelta, miró la mano cubierta de cuero escarlata que tenía sobre ella.

—Espera... —empezó Barry—. ¿Quién eres?

Enarcando las cejas, Piper decidió decir algo impulsivo y potencialmente estúpido a la larga.

—Te veré en Laboratorios S.T.A.R., Flash.


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