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Una amenaza sin fin.

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Aclare mi vista bajo el sol, la calor estaba que me consumía poco a poco en este lugar. Agarre mi cabello, mi corto que cabello que ahora me llegaba a los hombros y hice una coleta con mi mismo cabello sin tener que usar un elástico. Mire a mi alrededor, estaba ahí nuevamente y como de costumbre, delante de las rejas viendo a aquellos prisioneros están en aquel juego normal contra los caminantes que los acorralaban. Tenía mi mano en mi arma la cual estaba en mi muslo con aquel cinturón viejo que siempre llevo puesto, estaba algo preocupada que algo sucediera allá adentro. Escuche los camiones, el motor de ellos apagarse y pude ver cómo se estacionaban delante de mi, delante de las rejas.

Hice una cara de incomodidad, me alejé un poco y pude ver algunos salvadores mirarme. Los ignore, me mantuve en silencio dejando la cortesía aún lado, escuchando una puerta abrirse detrás de mí y pude ver a Negan salir; con Dwight y Arath detrás de él, incluso Eugene. Me miraron cada uno, pasando por mi lado mientras que mantuve mi vista en Negan; mirándome con un rostro de burla como siempre hacia al verme, para luego sonreírme con total hipocresía. Observe como pasaron por mi lado, hablaban pero ninguno dirigió una sola palabra hacia mí y lo agradecí suficiente. Dirigí mi vista a los camiones, no podía ver las rejas pero estaba escuchando el ruido de los metales resonar fuertemente. No podía ser el viento, no hacía tanto aquí afuera. Intenté caminar lejos de los camiones para encontrar una mejor vista a las rejas, a los prisioneros y caminantes que estaban dentro de ellas.

Escuchaba a Negan a lo lejos, su risa y a la vez, sus órdenes de bajar toda las cosas del camión. Mi mente se fue en blanco mientras intentaba visualizar lo que mis ojos miraban, el sonido de las rejas no era por el viento, eran aquellos dos prisioneros que estaban intentando brincar las rejas. Pude ver cómo temblaban e incluso sudaban, ¿que hacían? Seguramente buscando la muerte que su error de escapar provocará, no dije nada pero sentía esos nervios dentro de mi, y eso que no soy yo quien quiere escapar. Me quede sin habla mientras los veía, tenían tanta desesperación y se podía ver en la forma que sus manos agarraban las rejas para poder brincar. Sonaba tanto y a cada segundo como una melodía que pude sentir pasos detrás míos, la presencia de alguien que también los vio. Pero había sido algo tarde, aunque el grito de Arath fue suficiente para avisarle a Negan.

—Aliana, que estás... —la voz de Arath se quedó en silencio por segundos, descifrando que era lo que yo había o, miraba.—¡Señor dos peones se escapan por las rejas!—grito, pude ver cómo ella con rapidez se movió de mi lado. Suspiré con molestia y cerré los ojos por un instante al escuchar la risa sarcástica de Negan, pero al girarme y ver su rostro, vi el miedo que él creaba con una mirada.

—Eugene.—llamo Negan a mi amigo, quien le pasó su bate con púas mientras que aquel hombre reía con sarcasmo. Vi el reflejo de mi miedo en él, me quede en blanco al ver como cruzó su vista conmigo y me sonrió.—Tú vienes conmigo, Nathan, Jayden Arath, ustedes también.—dijo, en una forma de orden.

—Me quedare aquí.—susurre en voz baja, baje la cabeza al escuchar los pasos de Negan acercarse a mí haciéndome tensar.

—No fue una pregunta, es una orden.—dijo y no tardó en poner su mano en mi hombro para obligarme a caminar hasta el camión. Sentí como apretó mi hombro y no dije nada, ni siquiera me queje ante eso; era una marioneta.

Camine hasta el camión por orden de él, subí después de que Arath subiera. Mire por la ventana y pude ver a Eugene mirarme, vi como bajo la cabeza mientras el portón se abría y el camión arrancaba por Dwight quien guiaba. Sentía como me quedaba sin saliva, no sabía que me estaba pasando, sentía temor o quizás era la curiosidad por saber qué pasaría con aquellos hombres que rompieron las reglas de Negan al salir por aquellas rejas. Por aquel instante todo fue como una adrenalina de yo estar ahí viéndolos y no hacer nada en lo absoluto por intentar detenerlos. Mire por la ventana delante, escuchaba como Negan hablaba, estaba más emocionado por encontrar a aquellos hombres y no entendía porque la actitud de estar emocionado por tal cosa.

Negan era un misterio que nadie podía resolver, su mirada me empezaba a causar más miedo que la primera vez que lo vi, la vez que acabó con mis amigos... con Abraham, con Glenn. Suspiré, llevando mi mano a mi arma y sacándola del estuche al detenernos en medio bosque, no tan lejos del santuario. Me baje del camión y cerré la puerta con fuerza, mientras que Jayden bajo con prisa sacando su arma de su estuche, apunto a la nada pero pude ver lo que él exactamente apuntaba. Identifique a aquellos dos prisioneros correr, pero la amenazante voz de Negan los atemorizó y ellos mismos cayeron. Me coloqué aún lado de Arath, baje mi arma y me quede observando cada movimiento que ellos hicieron. Sus rostros sudados, miedo y suplicaban para que Negan no les hiciera daño. Pero sería una petición que no se les cumpliría ante Negan, mucho menos con la influencia de Nathan ahí quien golpeó el rostro de uno con brusquedad, tan fuerte que le había roto el labio.

—Señor, lo sentimos tanto, señor.—sollozaba uno, temblando mientras estaba cabizbajo y incluso se arrodilló ante Negan. Él otro solo se quedo callado, lo mire, note cómo lucía cansado y lo sucio que estaba. Mire a Negan, como su risa no cesaba mientras que Dwight y Arath apuntaban a ambos hombres.

—Las reglas nos mantienen vivos, y ustedes acaban de romperlas, así que ya no los mantiene vivos; no más.—hablo, creando un rostro de furia; un rostro de un verdadero monstruo al que muchos le temían. Él mismo hombre que le suplico a Negan, volvía a suplicarle, humillandose ante tal humano que no tenía corazón o sensibilidad por nadie. Mire atrás, vi camiones y como más salvadores llegaban e incluso, desde aquí en las rejas se podían ver personas provenientes del santuario mirando la escena que los prisioneros crearon.

—¿Quiere que los mate señor?—pregunto Jayden y él rápidamente llevo su pistola a la frente del hombre quien cerró los ojos temblando, él no le tenía miedo a asesinar, eso era él, igual que los presentes; igual que yo.

—No.—negó Negan, llevando su mano a su barbilla y acariciándola mientras río en un tono bajo. Mi aliento se había ido al ver cómo sus ojos conectaron con los míos, ni siquiera parpadee o pensé, sabía lo que pasaría.—Nathan, ¿qué sugieres?—observe el rostro de mi hermano, en cómo él me miraba con esa sonrisa malévola.

—Aliana, mátalos.—quede aturdida ante lo que Nathan me había pedido, ante ver cómo Negan parecía acceder ante la petición de mi hermano, todos me observaban esperaban que actuara y eso me atemorizaba.

—Nathan, no hagas esto, solo llévenlos otra vez a donde estaban.—pedí, estaba en negación al cumplir esa petición, no podía hacerlos. Por más que haya matado en un pasado, estos hombres sólo querían ser libres de los abusos de Negan, de los salvadores.

—¿Y que se escapen otra vez?—pregunto Nathan observándome, notando como Negan tan solo se mantenía en silencio.—Los mataras, a ambos.—susurró en mi oído, creando un juego mental que ya conocía. Negué rápidamente, pero me mantuve firme sin bajar la cabeza y pude ver en aquellos prisioneros como negaban con la cabeza y me miraban en busca de la inocencia que perdí.—Si no los matas, yo los mataré y será peor, morirán como Abraham y Glenn murieron.—sentí mi estómago dar vueltas, sentí una tristeza invadirme y es que esos nombres duelen al ser mencionados por él.—Vamos, lo has hecho antes.—observaba con horror a mi hermano, en lo que me pedía.

—Para defenderme, no por gusto como tú.—conteste con actitud, mientras que este agarro mi mano con fuerza, mi mano la cual tenía mi arma y la alzó al aire, apuntando a esos hombres.

—Yo no pierdo nada, tú tampoco. No los conoces ni ellos a ti, no tienen a nadie, solo los salvas de esta vida. Piensa que eres tú queriendo morir.—susurra en mi oído, erizándome la piel del temor que sus palabras me hacían sentir, apuntaba a esos hombres, unos hombres inocentes que temblaban.

—Negan, yo puedo hacerlo. Puedo ejecutarlos, no creo que ella esté preparada para esto.—note como Dwight interfirió en la tensa petición de Nathan, Negan tan solo miraba a Nathan con rareza como si tampoco reconociera en la forma en la que actuaba conmigo, me manipulaba.

—No.—Nathan negó la orden de Dwight, aunque este se dirigía a Negan mi hermano tan solo respondió.—Mátalos, mátalos o empezare a contar y los verás sufrir lentamente como tus amigos.—los recuerdos de esa noche en donde Negan mato a mis amigos se reproducían en mi cabeza como si fueran Abraham y Glenn a quienes apuntaba. Mi mano temblaba, incluso deseaba llorar.

—Por favor, no, no me mates.—suplicó aquel hombre que estaba arrodillado delante de mi, mirándome y llorando sin importarle humillarse con tal de salvar su vida.

—Uno...—Nathan empezó a contar, haciéndome sentir desesperación y sentí sus gritos en mis oídos como empezaba a forzarme.—Dos...

—No puedo, Negan, no puedo.—sollocé observando a Negan quien parecía estar atento pero no parecía opinar ni negarse ante lo que Nathan me pedía, con mis ojos humedecidos y pude ver aquel bate estar delante de mi, delante de las cabezas de aquellos hombres como si no tuviera opción; o los mataba, o Negan los molería golpes y ahí, vi reflejados a Abraham y Glenn arrodillados. Todo para mí se fue en blanco en ese momento.

—¡TRES!—dos tiros resonaron y dos cuerpos cayeron al ser asesinados por mi, por el impulso y miedo que sentí al escuchar la voz de Nathan. Sentí miedo y sentí como mi mundo se detuvo, escuche risas audibles ya que mis oídos estaban tapados escuchando aún el zumbido de las balas que mataron aquellos hombres. Vi sangre esparcida por el césped, y los vi con un hoyuelo en sus frentes. Los había matado tan rápido que no me dio tiempo de pensar en nada, vi todo blanco y incluso me mareé. Abraham y Glenn se reflejaron en mi mirada, los vi arrodillados delante de mí y sentí una desesperación, era un sueño, una pesadilla.

—¡Diablos! Le has volado la cabeza, demonios niña. ¿Has visto eso? La sangre exploto, ¡boom!—observe a Nathan, observe cómo se reflejo en su rostro la felicidad ante ver cómo dos personas morían delante de él, lo observaba.

Ignore aquel comentario, me había ido del mundo por un instante pero al volver mira mis manos rápidamente y veía como temblaban. ¿Cuando me convertí en esto? ¿En un monstruo? Negué con la cabeza mientras sentía un zumbido en mi tímpano sofocarme, sentía mi vista ver doblemente como si estuviera desmayándome pero no era así. Mire al bosque, viéndolo doblemente y fue un instinto de correr con suma velocidad. Escuché gritos, gritos de furia que provenían de aquel otro hombre que había permitido que cometiera tal atrocidad, la voz de Negan. Corrí con más fuerza, sentí ganas de llorar y mis deseos fueron concedidos al dejar bajar las primeras lágrimas. Sentí un dolor en el estomago, un dolor que incluso mi corazón se rompió. ¿En que me convertí? Esta no era yo, no lo decía por como estaba cambiando físicamente si no mentalmente, me estaba aferrando a un mundo desconocido; este no es mi mundo. Pensaba, y mi mente solo decía que corriera lejos; no al Santuario, no a Hilltop y mucho menos a Alexandria. Mi mente suplicaba que corriera más fuerte y me alejara de todo, tenía miedo de quedarme sola, pero prefería eso que ser esta persona; que ser una asesina.

Aunque todo se desvaneció al yo caer al suelo, mis lagrimas seguían bajando. Maldijo por lo bajo, me había tropezado con una rama y me sentía tan débil en ese momento que ni me moví. No me inmuté y mucho menos al ver a Dwight en cámara lenta correr hacia mi, me llamaba pero no lo estaba escuchando; si lo hacía, pero su voz se escuchaba como un ego y a la vez, lejos. Sostuvo mi rostro y lo movió varias veces, caí en aquellas ilusiones las cuales odiaba y me habían mucho más débil de lo que era, aquellas ilusiones donde veía a las personas que amaba a las que algún día abandone. Pensé en Maggie, en como ella me había visto aquel día en Alexandria, sentí rabia, estaba con Enid; quizás no me haya extrañado como lo imagine, la chica de mi edad pudo haberle llenado ese vacío, por eso no me busco como deseaba. Sollocé cerrando los ojos y escuchando palabras que Glenn solía decirme antes. Sentí nostalgia y llorar jamás llenaba el vacío, al abrirlos estaba arrodillada delante de Negan y veía como acababa con Abraham.

—Los débiles siempre huyen de sus problemas.—sollocé aún más fuerte al sentir las fuertes manos de Negan alzarme del suelo, ya no veía a Abraham, ya no pensaba en Glenn; cuando Negan estaba, mi interior se congelaba de los miedos que este hombre provocaba.—¿Qué pensaste al correr?—me pregunto, sosteniendo mis mejillas con fuerza mientras me apretaba la cara y me veía con enojo.

–Negan, solo estaba asustada.

—Cierra la boca, Arath.—mi compañera no pudo defenderme, pero le agradecería por haberlo intentado ante Negan. Él me movió el rostro una y otra vez, río, se burlo de mí.—No me hagas crear una imagen vulnerable de ti, porque amo la imagen que tengo en mi cabeza así que no la destroces con tus niñerías.—hablo en voz alta, haciendo que los demás escucharan.—Se me hace difícil recordar que eres una niña, ¿adivina que? Sorpresa, ya no eres una niña Aliana.—dijo él pero tan solo lo miraba con rabia.

—Y yo no soy, ni seré jamás tú marioneta. Si quieres matar, adelante mata, pero no volverás a obligarme a matar por gusto.—hable con poca fuerza ya que él sostenía mi rostro, se quedó sorprendido por mis palabras; pero yo hablaba con la verdad que él odiaba cada día de su vida.

—Yo te di la mano cuando todos te olvidaron.—susurró en mi oído, dejándome caer al suelo con fuerza. Me quede en aquella posición unos segundos mientras aguante las ganas de llorar delante de él, vi mi arma, la vi aún lado de mi mano y simplemente la sostuve.

Me tembló todo, vi cómo ellos aún me miraban y como vieron al yo sostener la arma. Sintieron miedo pero a la vez no pensaron en lo que pasaría o en lo que yo era capaz de hacer al tener mi mente cegada, no tan solo por los recuerdos, si no por la misma decepción que mi corazón tenía hacia mí misma. Derrame algunas lágrimas, y recordé una y otra vez aquella noche en donde él acabo a mis amigos. Aquellos días donde nos arrebataba todo lo poco que podíamos conseguir para vivir, recordé una y otra vez las torturas que me hizo. Recordé incluso la dolorosa muerte de Sasha y como él no pudo evitar nada. Sentí tristeza, no pude despedirme de ella o quizás si, pero no lo hice por ciega; porque pensaba en la esperanza. Aunque lo más que me dolió fue recordar las estrellas, como las amaba, pero Carl me había mentido; las miraba todas las noches y ninguna me llevaba a casa, estaba perdida en el mundo.

Pero todo había acabado, nadie ganaba en este mundo. Ni siquiera yo, ni Negan, ni Rick ni quien sea ganaba. Todos perdíamos, pero lo peor es haberme perdido a mí misma. Yo era la luz, ahora simplemente era la oscuridad y el temor de muchas personas en el mundo. No era nadie y eso lo afirme, sostuve mi arma mientras me levante del suelo y sacaba las secas hojas de mis manos al palmarlas. Mire como Dwight me miraba con algo de tensión, pero lo último que yo escuche y recordé fue, un terrible disparo y los ojos azules de Carl mirarme, con aquella impecable sonrisa. Había vuelto a la realidad, observando ahora unos ojos verdosos mirarme, observando a Nathan con una sonrisa en su rostro entonces jale el gatillo. Todo sucedió, antes de yo poder ver todo negro.

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