❝ capitulo nueve ❞

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𓏲 . * 𓂃  𝐁 𝐄 𝐓 𝐓 𝐄 𝐑      
━━ the prologue 

៸៸ ⁺ :  the deal 🗝️ ִ  ۟ ✧

Fay y Sky acordaron de verse dentro de quince minutos en el círculo de piedras, lugar donde Dowling daba algunas de sus clases. Fay subió corriendo las escaleras tratando de no tropezar en el intento, paso de largo a Riven, quien volteo a verla extrañado, y entró precipitadamente a su cuarto para cambiarse; Eve se encontraba dormida en su cama, con la misma ropa de la fiesta.

«Bueno, ahora sé que Riven no es un idiota siempre» pensó Fay. Una de las razones por las que quiso acompañar al castaño era para que no se fuera a sobrepasar con Eve. Aunque no se notará tanto, Riven tenía alcohol y marihuana dentro de su sistema. No estaban, ningúno de los dos, en sus cinco sentidos y ambos podrían sucumbir a sus hormonas y arrepentirse después.

Y Fay no le deseaba eso a ninguno de los dos.

Se apresuró a cambiarse de ropa por su uniforme de combate, tomo su espada, daga y cinturón del clóset y se los coloco rápidamente para luego salir de su cuarto y correr al punto de encuentro.

El círculo de piedras estaba algo apartado de la escuela, en el bosque para ser más exactos pero este estaba dentro del área protegida por el domo. Mientras más cerca se encontraba Fay del círculo, más energía empezaba sentir dentro de ella. Sabía que debía procurar no hacer uso de su magia dentro del círculo, pues la última vez que lo hizo quedó inconciente.

Dowling la había llevado practicar ahí solo una vez, pues el círculo ayudaba a las hadas a canalizar su magia pero también era el centro de energía del domo que protegía a Alfea. Esa vez Fay canalizo la energía dentro de ella para crear esferas de energía, todo iba bien hasta que empezó a ver borroso y luego oscuridad.

Despertó horas después en el despacho de Dowling y su padre estaba ahí.

-La energía del círculo fue demasiada para ti, normalmente ayuda a las demás hadas pero a ti te alimenta de energía y te sobrecargaste. Lo mejor será no prácticar ahí hasta que seas lo bastante fuerte.

Desde ese día no volvió a ir al círculo, siguió tomando sus clases en el despacho de Dowling. Sin embargo ahí estaba ella, llegando al círculo de piedra pero al momento de acercarse se dio cuenta que no estaba sola. Cómo era de esperar Sky se encontraba ahí pero Fay no esperaba ver a Bloom también.

-¿Bloom, qué haces aquí? -le preguntó Fay. La peliroja volteo a verla, tenía los ojos cristalizados, como si en cualquier momento se fuera a derrumbar.

-Intentando buscar respuestas -respondio Bloom y aunque fay no entendió lo que quiso decir, prefiero dejar el tema por ella-. ¿Por qué están usando uniforme?

Ambos intercambiaron miradas y voltearon a ver a Bloom.

-Mi padre está muriendo -respondio Fay-. El quemado que mataron no fue el que lo hirió.

-Sigue allá afuera -dijo Sky.

Bloom los observó a ambos y entendió lo que planeaban hacer, sin embargo no pudo evitar preguntar al respecto.

-¿Y planean enfrentarlo solos?

-No eres la única loca -le respondio Sky. Fay frunció el ceño sin entender a lo que se refería-. Además, no puedo quedarme sin hacer nada.

-Haremos algo. Encontraremos al Quemado y salvaremos la vida de mi padre -aseguró Fay volteando a ver a Sky con determinación, esté asintió y ambos giraron a ver a Bloom, pero está no estaba viéndolos a ellos. Tenía la mirada perdida en el suelo, como si estuviera escuchando algo.

-¿Bloom? -preguntaron ambos, preocupados por su repentino comportamiento.

-Quiza puedan hacer algo -comentó dándoles la espalda para ver la parte del bosque detrás de ellos-. Creo que puedo sentirlo... Al quemado, creo que está en el bosque.

Fay ni siquiera pensó en cómo era posible que Bloom pudiera sentir a aquellas Criaturas. Sus pies se movieron sin pensarlo. El único pensamiento en su mente era la vida de su padre. Ni siquiera espero a que Sky la siguiera, simplemente corrió hacia la oscuridad del bosque, atravesando el domo.

-¡Fay! -escucho gritar a Sky. Se detuvo en medio de un claro, donde la única luz que había era la de la luna que apenas se veía a través de los árboles. Sky y Bloom la alcanzaron a los pocos segundo.

-¿Por donde? -le preguntó a Bloom.

-Está cerca -fue todo lo que respondio. Tanto Fay como Sky sacaron sus espadas de la funda y se pusieron alertas.

-Aun quiero saber por qué puedes rastrearlos -dijo Sky hacia la pelirroja.

-Otro misterio de mi vida que resolvería protegida tras la barrera -respondio Bloom.

Fay ignoró su ironía y empezó a observar minuciosamente el bosque, buscando cualquier mínimo movimiento que hubiera.
No obstante, sus ojos no captaban nada.
De pronto una idea cruzó su mente, pero está haria que estuviera con la guardia baja por unos segundos, los cuales podrían costarle la vida.

«Pero la vida de mi padre está en juego » pensó.

Fay, sin bajar su espada, cerró los ojos y se concentró en buscar algún indicio de energía. Reconoció detrás de ella la energía vital de Sky y Bloom pero sintió otra, justo detrás de ellos dos.

-¡Cuidado! -grito a tiempo de apartar a Bloom. Gracias a su advertencia, Sky logró bloquear el ataque del quemado pero esté siguió atacandolo hasta lograr que Sky perdiera su espada. Hizo el ademán de sacar su daga pero el quemado lo golpeó en el pecho y Sky cayó al suelo.

Fay se colocó enfrente de Bloom cuando el quemado se giro hacía ella. Entonces la atacó, estocada tras estocada Fay fue retrocediendo mientras bloqueaba sus ataques, alejándolo de Bloom y Sky lo más que pudiera.
Los movimientos del quemado eran rápidos y fuertes, incluso para ella quien poco a poco empezó a perder fuerza en sus bloqueos y esto hizo que el quemado logrará desarmarla, sin embargo Fay estaba preparada y haciendo uso de su magia bloqueo el próximo ataque que iba directo a su pecho. La energía naranja empezó a moverse entre su manos, Fay logró bloquear otro ataque de su espada-mano pero el quemado fue más rápido y la golpeó con su brazo izquierdo en el costado. Fay cayó al suelo y trato de inhalar aire, el golpe la había sofocado.

-¡Fay! -grito Sky alertandola. El quemado se encontraba frente a ella, con la luna detrás de él y levantó el brazo para darle el golpe final.

Entonces ocurrió; fue como si algo encendiera un interruptor dentro de ella, que de pronto sintió como una ola de energía la envolvía cálidamente. Fay cerro los ojos y sintió un tirón en la boca de estómago. Su cuerpo se volvío ligero por unos segundos.

Cuando volvió a abrir los ojos se encontraba tumbada junto a Sky. Quien volteo a verla con los ojos al tope, desconcertado y asombrado por lo que acaba de ver. El quemado se giro hacía ellos, rugió y se preparó para atacar.

-¡Cubranse los ojos! -grito una voz detrás de ellos. Se trataba de Stella. Fay cerró los ojos rápidamente y al abrirlos de nuevo vio como el quemado retrocedió cegado por la luz que Stella le había lanzado. Las plantas en sus pies crecieron y lo sujetaron gracias a Terra, de modo que esté no pudo seguir caminando hacia ellos. Bloom se había incorporado y le lanzó dos fuertes llamas de fuego y con la ayuda de Aisha logró crear una capa de niebla que desoriento al quemado.
Sky se acercó por detrás y lo atravesó con su espada, segundos después el quemado yacia inmóvil en el suelo.

Fay se levantó y empezó a acercarse a esté pero percibío un atisbo de energía dentro de él.

El maldito seguía con vida.

-Esperen, creo que sigue... -pero Musa no pudo terminar su oración pues el quemado se había incorporado y se había lanzado contra ellas. Fay se metió en su trayectoria y con su magia lo mantuvo a raya.

De pronto una luz empezó a emerger dentro de él, quemándolo por dentro. La criatura chillo de dolor y luego cayó al suelo muerto.
Y esta vez estaba muerto porque Fay dejo de sentir su energía vital.

-No, no estaba muerto -Tanto Fay como las chicas y Sky se giraron a ver a Dowling; esta tenía los ojos de color blanco, señal de que había hecho uso de su magia. Había sido ella quien había matado al quemado-. Pero ahora sí.

Fay se giro a ver al quemado una vez más. Su cuerpo desprendía un olor a quemado a la vez humo salía de su cuerpo.

Lo habían logrado. Habían tomando el control y el quemado estaba muerto.

Su padre estaba a salvo ahora.

Durante todo el camino de regreso ningúno dijo ni una palabra. Fay temía decir algo que empeorará la situación en la que estába metida. Había logrado salvar a su padre pero de nuevo había roto las reglas. Había salido sin autorización del domo y se había enfrentado, de nuevo, a un quemado. Corriendo el riesgo de no regresar con vida y esta vez no solo la vida de Bloom se vio involucrada, sino también la de Sky y las otras chicas.

«Yo no les dije que vinieran» se dijo a si misma, lo cual era cierto. Su plan, desde el principio, era ir sola. Sky fue quien se empeño en acompañarla y luego se encontraron con Bloom, quién los siguió y advirtió a sus compañeras.

-Él profesor Silva se encuentra en el invernadero con el profesor Harvey -les dijo Dowling una vez que estuvieron dentro del perímetro de la escuela. Tanto Fay como Sky, asintieron hacia la directora y corrieron hacia allá.

Ninguno dijo nada, simplemente corrieron para asegurar que habían matado al quemado correcto. Cuando entraron al invernadero observaron al profesora Harvey inspeccionando la herida de Silva.

-¿Todo bien? -le pregunto Silva. Pues de un momento a otro empezaba a recuperar fuerzas y la herida ya no le dolía como antes. El profesor Harvey asintió.

Fue entonces que su padre se percató de ambos en la puerta, se incorporó de golpe, los señalo con la mandíbula apretada y se bajó la camisa a su lugar.

-Ustedes dos son unos idiotas -mascullo.

Fay asintió y Sky respondió por ambos: -lo sabemos.

-Son unos idiotas estúpidos (¿estás mejor?) Impulsivos (¿Pero se encuentra mejor?) imprudentes.

-¿Estás mejor si o no? -cuestiono Fay perdiendo la paciencia. Necesita saber si estaba fuera de peligro o no-. ¿Profesor Harvey? -le preguntó al profesor esperanzada obtener una buena noticia, la sonrisa que les dio a ambos hizo que Fay por fin pudiera respirar en paz y se lanzara a abrazar a su padre.

-No les sonrías -replico Silva hacia el profesor Harvey y abrazó de regreso a su hija-. Te pudo costar la vida esto, ¿Lo sabes verdad? -Fay asintió-. Estoy orgulloso de ti.

Fay se separó con lágrimas en los ojos y le sonrió. Se hizo a un lado para que Sky pudiera abrazarlo y aprovecho ese momento para acercarse al profesor Harvey.

-Gracias, por mantenerlo con vida durante toda esta semana.

-No hay de que Fay.

-Vayan a descansar, mañana los quiero temprano en mi oficina para discutir su castigó; me salvaron la vida pero sus acciones tienen consecuencias -Ni Fay ni Sky replicarono al respecto. La castaña oscura abrazo una vez más a su padre y siguió a Sky al exterior.

Silva suspiró profundamente y negó con la cabeza una vez que ambos salieron. Se giro a ver al profesor Harvey, quien lo miraba con una sonrisa burlona.

-¿Qué?

Pero Ven Harvey solo se rió mientras negaba y empezaba a limpiar las cosas que había utilizado para limpiar su herida.

-Es idéntica a ti -respondio Harvey y se giro a verlo-. Tu hubieras echo exactamente lo mismo, hubieras ido con Andreas a buscar a ese quemado desde el primer dia.

-¿Me estás diciendo que hicieron lo correcto?

-Oh no, no me malinterpretes, pudieron morir. Un castigo no les vendrá mal pero... Admite que es idéntica a ti.

Silva suspiró y un indicio de sonrisa apareció en su rostro, pero entonces los recuerdos volvieron a su mente, y la pequeña sonrisa que se formó, se borró.

-Si lo es pero también se parece a ella.

En eso sus teléfonos suenan, advirtiéndole que tienen un nuevo mensaje. Saul Silva saca el suyo y prende la pantalla para leer el mensaje de Dowling.

«En mi despacho, ahora. Debemos hablar

Ambos hombres intercambian una mirada para luego dirigirse hacia la puerta. Cruzaron todo el campus del colegio hasta llegar al edificio principal e ingresaron para dirigirse al despacho de Farah. Cruzaron pasillo tras pasillos, todos en silencio y sin alumnos, hasta llegar a la oficina del asistente de Dowling, Callum, quien ya no se encontraba presente pues eran altas horas de la noche.
Ambos entraron a la oficina, donde Farah se encontraba observando por la ventana. Al oír la puerta abrirse, se giro y se acercó a su escritorio para recargarse en él. Ambos se acercaron a ella y tomaron asiento.

-¿Cómo te sientes? -le preguntó a Silva.

-Mejor -respondio él.

Entonces hubo un momento de silenció hasta que Dowling lo rompió revelando la razón por las que le pidió ir.

-Bloom vino a verme está noche -dijo-. Tuvo un recuerdo del hada que la dejó en el mundo humano.... Fue Rosalind.

-Mierda -mascullaron ambos hombres.

-Eso mismo pensé yo -respondio Dowling.

-¿Que le dijiste? -pregunto Harvey.

-Que estaba muerta -respondio ella para sorpresa de ambos.

-¿Por qué? -preguntó Silva.

-Bloom puede llegar a ser una de las hadas más poderosas del otro Mundo al igual que tú hija-explicó-. Si Rosalind la llama, hay una razón. No podemos dejar que se encuentren.

-Rosalind está encerrada, Bloom no puede encontrarla.

-Pero temo que en cualquier momento lo vaya a lograr -confesó Dowling-. Les digo esto por si Bloom se acerca alguno de ustedes preguntando por ella.

Ambos asintieron, comprendiendo lo que debían hacer si la pelirroja preguntaba por Rosalind; ella estaba muerta.

-Bien, le mantendré un ojo encima -dijo Dowling y se acercó al librero de su derecha. Éste ocultaba una puerta secreta que solo ella ella podía cruzar, pues estaba protegida por un antiguo hechizo; si alguien lo cruzaba, el veneno del hechizo inmovilizaria el cuerpo del intruso hasta morir. Dowling sabía el antídoto y siempre tenía escondió una botellita con este por cualquier cosa.

Se giro a ver Silva, quien estaba perdido en sus pensamientos al igual que Harvey. Dowling estaba dudando si comentar lo que había pasado esa noche; ella había visto a Fay enfrentar aquel Quemado. Había visto lo que había hecho. Era algo importante que decirle pero no quería preocupar a su amigo.

«Debe saberlo » se dijo mentalmente.

-Fay se volvió energía está noche -Tanto Saúl como Harvey se giraron a verla pero el primero fue el único que hablo.

-¿Qué? -preguntó.

- La vi -respondio y se acercó a él-. Estaba desarmada y el quemado estaba casi encima de ella. Estaba por ayudarla cuando, de un segundo a otro, empezó a brillar y su cuerpo se desvaneció en partículas de energía. Se teletransportó lejos del ataque del Quemado.

-Pero... ¿Cómo?... Es imposible -replicó Silva-. Fayra tiene los mismos poderes que su madre y Ámbar nunca pudo hacer eso.

-Temo, Silva, que Fay no posee únicamente los poderes de un hada de energía.

-¿A que te refieres? -preguntó el profesor Harvey.

Dowling suspiró profundamente y volvió a recargarse sobre su escritorio.

-¿Alguno sabe cómo es que el Reino de Splendorius poseía el nucleo de energía más grande del otro Mundo? -Ambos negaron, esa era una de las mayores incógnitas del Otro Mundo-. Rosalind me lo contó, visito una vez ese reino y lo descubrió; Splendorius poseía un prisma Lunar, esté proporcionaba energía a todo el Reino, los mantenía a salvo de los quemados.

-¿Un prisma mantenía alejados a esos quemados? -preguntó Silva sin creerlo.

-Lo sé, suena loco -dijo Dowling adivinando sus pensamientos-. El prisma se alimentaba todas las noches de la luz Lunar, un pequeño rayo de la luz de la luna bastaba para que esté tuviera energía para un mes. Nadie sabe cómo funciona exactamente, solo los reyes de Splendorius lo sabían.

-Los padres de Ámbar -murmuró Silva. Él jamás los había conocido. Dowling asintió.

- Hace años, cuando Splendorius cayó, no fue porque el prisma dejara de funcionar; Alguien lo había robado y dejó desprotegido a todo un reino. Desconozco quien fue y las razones que tuvo para hacer aquello. Pero de un modo u otro, el prisma llegó hasta Fay.

-¿Fay tiene el prisma? -preguntó atónito Silva. Pero Dowling negó.

-Está dentro de ella.

Y es que cuando Dowling la vio brillar, vio que del pecho de Fay relucir una figura triangular.
Está la había ayudado y salvado en aquel momento. Solo Dowling esperaba que nadie más lo hubiera notado.

La oscuridad era su mayor compañía. Siempre estuvo rodeado por ella y no hubo un solo día que no le gustará aquello.

Ese pequeño cuarto que posea no tenía ni un solo atisbo de luz. No tenía ventana por la cuál pudiera entrar un solo rayo de luz. No había ni lámparas ni velas. Solo oscuridad.

El silencio de aquel cuarto era su mayor ayuda para pensar, pero esté se vio interrumpido cuando escucho el rechinar de unos zapatos acercándose a él.

Con un suspiro entre molesto y complacido, se levantó de su asintió y camino hasta la doble puerta que había. Salió de aquel cuarto y espero en el salón a que llegara aquella persona.

Al verla, sonrió.

-Por un momento dude en que volverías.

-No tenía razones para volver, ni había noticias que reportar -respondio ella empezando a caminar por el salón; sus movimientos eran seguros, como si no temiera por él. Pero él sabía que era todo lo contrario, ella le tenia miedo, sin embargo le gustaba demostrar lo contrario para no verse frágil.

-Pero eso cambió, sí no no estarías aquí. ¡Habla ahora o...

-El prisma -reveló ella-. Apareció está noche; una chica de alfea lo tiene.

-Entonces ya sabes que hacer -mascullo él, dio media vuelta dispuesto a irse. Entonces ella volvió hablar.

-No puedo robarlo porque el prisma está dentro de ella -revelo. Detuvo su andar y se giro a verla-. Ella es la única que puede activarlo.

-Entonces gánate su confianza, juega con su mente y haz que se una a mi.

-Es la hija del director de los especialistas, será difícil cambiar su lealtad.

-Por tu bien, espero que lo haga -amenazo él-. Ahora vete, nadie puede sospechar de ti o todo el plan se viene abajo.

-Descuida, están más ocupados buscando al asistente de Dowling que en vigilar a los alumnos, pierden su tiempo.

-¿Por qué lo dices? -preguntó él. Entonces ella sonrió mostrando todos sus dientes y dijo:

- Porque el chico está muerto.

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