CAPÍTULO 26

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Pov's Alex

Siempre me jacté de poseer un excelente autocontrol. Después de todo, mamá educó a un caballero. Por eso los besos, especialmente los que se dan en público, debían cumplir con cierto decoro, por respeto a tu pareja.

Bueno, olvida el respeto o el decoro. Mi maldito autocontrol jamás fue capaz de resistir la prueba de nombre Sky.

A diferencia de nuestros anteriores, no había nada de inocente, tentativo o suave en este beso. Más bien, por la forma en que no me limité en abrazar su cuerpo o explorar su boca parecía que quisiera marcar un punto; esta chica era para mí.

Cuidaría de sus sonrisas, adoraría su corazón si me lo confiaba, jamás daría por sentado el hecho de que me dejara tocarla y pasaría noches en vela con tal de hacer que el brillo en sus ojos nunca se apagara. Yo sí sabría hacerlo bien.

Me di cuenta así de que no solamente me gustaba, sino que de la manera más egoísta quería que fuera mía, todo, yo solo. Ese sentimiento tan visceral me asustó y emocionó a partes iguales.

El subidón se apagó tan pronto como sentí el golpe en mi hombro. Fue brusco y de imprevisto por lo que me mandó unos pasos atrás, suficiente para separarme de Sky. Entonces la conmoción se abrió camino.

Acababa de besarla frente a su novio.

Ex novio.

Al fin y al cabo ella lo había cortado. Hace cinco minutos, pero igual cuenta.

—¿Qué mierda?

Por las arrugas en el rostro de Dylan y ese color carmesí supe que no había sido mi movimiento más inteligente, no que me arrepintiera. Simplemente fue que no pude soportar ver cómo le habló. Quería darle un gran jódete en la cara. Él no se merecía a una chica como Sky y el pensamiento de que debería estar conmigo fue lo único que nubló mi mente. De nuevo, quizás no era mi acto más maduro, pero de vez en cuando tenía que cargarla.

Con pasos pesados el moreno se dispuso a encararme. No hacía falta ser un genio para saber cuáles eran sus intenciones. Ya estaba aquí y esta noche mi buen juicio había decidido tomarse un descanso así que qué más daba sumarle una pelea a mi vacío historial. Fue por ello que me vi avanzando para encontrarme con él.

Antes de que su puño conectara con mi cara un cuerpo se interpuso alejandolo con fuerza de un solo empujón. Cole.

—No lo hagas.

La advertencia fue para él.

—Quítate de en medio.

Por la mirada que Dylan me dio supe que no se tomaría contemplaciones con el hermano de su mejor amigo. Para él esto se trataba de orgullo y no había nada más letal que el ego lastimado de un hombre, sobre todo de uno que vivía por y para su estatus.

Cole no vaciló. Yo no me moví. Dylan volvió a arremeter con suficiente fuerza como para sacar al rubio del camino, sin embargo este no se lo puso tan fácil. De nuevo lo tomó por los hombros y lo mandó a volar. Esta vez se acercó para hablarle. Con la música y la distancia solo pude atrapar un par de palabras.

—El entrenador… Partido final… La selección.

Lo que sea que le haya dicho no calmó su hira, lo podías ver hirviendo, pero fue suficiente para mantenerlo a raya.

—Voy a joderte, Walter —amenazó desde su lugar.

No dudaba en que deseara cumplir su promesa.

—No me ves escondiéndome.

Tomaría lo que tuviese para dar. No era un cobarde.

El claro reto no fue diferente de echar gasolina al fuego. Cole me dio una advertencia, su mirada lo decía “Déjalo ya”. Puedo asegurar que la habría ignorado, de no ser por la mata de cabello rubio que pasó frente a mí y salió pitando en dirección a la puerta.

Pov's Sky

Podía sentir la humedad en mi piel, la misma que hacía que mi cabello se pegara a mi cuello. Salir de la casa no cambió mucho. Apenas puse un pie fuera las ondas de calor de junio me recibieron.

Pero no era la noche calurosa lo que tenía mi piel enrojecida o mi pecho subiendo y bajando a una velocidad violenta. Era, en realidad, el chico que salió tras de mí segundos después.

La puerta se cerró con un golpe. Me giré para verlo caminar hacia mí. Retrocedí. Mi clara intención de marcar la distancia lo tomó por sorpresa.

—¿Por qué hiciste eso? —pregunté.

Para ser una fiesta concurrida el patio delantero estaba sorprendentemente vacío, y aunque no hubiese sido así, no podría haber aguantado toda la noche sin una respuesta.

Confundida era poco para mi situación actual, descolocada se acercaba más. Un momento estaba terminando con mi novio, al siguiente mi mejor amigo me comía la boca frente a mi ex y sus amigos.

Pero la situación era todavía más complicada que eso. Bajo la superficie estaba el hormigueo de mi piel, el fuego que encendió mi sangre cuando me tomó con una posesividad que no le conocía y la forma en que mi corazón latió a un ritmo más rápido, como si todo este tiempo hubiese ido a un ritmo más lento y yo no me diera cuenta hasta ese instante, cuando Alex le quitó el freno.

Además de todas esas sensaciones estaba también el hecho de que no era la primera vez que nos encontrábamos en una situación similar. Este último pensamiento y el recuerdo de cómo habían continuado las cosas me puso a la defensiva. La mirada atormentada en sus ojos no ayudó.

—No puedo hacer esto, Alex.

—¿Hacer qué?

—Jugar este juego. No podemos besarnos, decirnos que nada pasa entre nosotros, continuar como si nada y luego hacerlo todo de nuevo. No tiene sentido. —Ese era mi corazón asustado hablando. Repetí mi pregunta con evidente enojo—: ¿Por qué lo hiciste?

Por la cantidad de segundos que pasaron en silencio creí que no respondería o peor aún que me daría la misma respuesta que veces anteriores y entonces me pregunté qué hacía ahí parada, qué esperaba que él dijera, porqué sería diferente de antes.

—Esto es estúpido —susurré para mí misma —. No vuelvas a hacerlo, Alex, hablo en serio.

Me di media vuelta. Esta noche había tenido demasiado.

—Porque estoy harto de que ellos te traten mal —se escuchó fuerte tras de mí. Paré pero no volteé incluso cuando segundos después el sonido de sus pisadas me indicó que se acercaba. De pronto estaba de pie frente a mí en una versión suya que no había conocido; la firmeza con la que se plantó hizo que sus rasgos parecieran más maduros. Se aseguró de que lo mirara a los ojos —. Mereces algo mejor que eso. Mereces a alguien que te escuche hablar de tus libros favoritos incluso si no le interesan porque será suficiente para él con ver la emoción en tu rostro, mereces tardes de películas y flores en la puerta de tu casa sin importar si es un día especial porque él tendría que esforzarse por volver amenos todos tus días, mereces un mensaje por la madrugada diciéndote lo mucho que te aman después de una pelea porque deberías estar con una persona que se encargue de hacerte entender que sin importar las diferencias y los problemas su amor por ti es algo que no puede ser cambiado, mereces honestidad y respeto siempre, mereces que te recuerden lo bonita que eres, mereces a alguien que aprecie tu naturaleza cariñosa, divertida y comprensiva, que abrace cada pedazo de tu alma, incluso los que no te gustan ni a ti misma. Te mereces lo mejor del mundo, Sky, nunca menos.

Ya no necesitaba que me lo explicaran. Hace un tiempo había aprendido a darme el valor que debía. Sin embargo, el hecho de que él dijera todas esas cosas hizo que mi corazón se calentara.

—Lo sé —tragué el nudo en mi garganta —, es por eso que he terminado con él. Pero sigues sin contestar mi pregunta, Alex. Si tú no puedes darme todo eso, ¿por qué volviste a besarme?

Un momento vaciló, aunque solo fue eso porque en seguida tomó ese valor del que se había infundido y no lo dejó ir.

—Pensé que no podría, que estarías mejor con alguien más… pero sé que, si tú me dejas, puedo tratarte mejor que él o cualquier otro.

De todas las respuestas seguro que esa no era la que esperaba y en mi rostro debió reflejarse la sorpresa, eso no lo detuvo, continuó:

—Creí que si no tenía todo resuelto no era digno de recibir amor. La cosa es esta, Sky; sigo sin haber encontrado todas las soluciones, pero lo que sí sé es que mi corazón ha decidido desde hace un tiempo que solo hay espacio para ti, que si puede amar a alguien es a ti. Desde el día que entraste a ese salón de clases te adueñaste de él, me llevaste de vuelta a cuando no lo tenía roto, tú me hiciste sentir como si fuera suficiente. Esa alma brillante tuya se fue colando en cada una de mis grietas y no podía entender cómo fue que la marea, en medio de una tormenta tan horrorosa, trajo a mi vida algo así de precioso. Me decía que mis manos estaban atadas, que quizás si te hubiese conocido antes me podría haber permitido enamorarme de tu energía, de tus sonrisas, de la forma en que buscas mejorar el día de las personas que te rodean, del tono rojizo de tu piel cuando hay frío o por algún extraño caso te avergüenzas, de ese brillo del que tus ojos se llenan cuando lees historias de amor y de la manera en que suspiras preguntándote en silencio si algún día alguien de amara del mismo modo, de cada acción desinteresada tuya, de los postres que adoras hacer y de tu perfume favorito de fresas. Sabía que una persona como tú no merecía pedazos de amor y en ese momento sentí que era lo único que yo tenía; un corazón hecho trizas, desgastado y sangrante. Me daba miedo volver a querer, ¿y si ese órgano en mi pecho no funcionaba como antes? ¿Qué forma de amar podría ofrecer? Pero entonces me vi yendo a todas esas fiestas solo porque sabía cuánto te gusta estar entre la gente, esperando por tu presencia en las mañanas de clase, me esforzaba por preparar esas citas de lectura con tal de que no perdieras la emoción por nuestros encuentros, si deseaba contarle mi día a alguien, lo bueno y lo malo, era a ti; sin darme cuenta comencé a enamorarme de ti incluso cuando no quería que me siguieran lastimado, pero esa es la cosa; contigo siempre se sintió bien, como si fuera mi lugar, como si fuera inevitable. Sky, para mí tu alma gemela es con quien puedes ser tu completo y más profundo ser, tu verdadero yo. Las almas gemelas no son las que parecen un reflejo del otro, yo creo que son las que pueden verse el uno al otro como realmente son y es algo que jamás me había pasado con nadie excepto contigo. Piensas que no quiero correr hacia ti, pero no sabes lo asustado que estoy. Tengo miedo, no de no poder amarte, porque, cariño, te he querido desde hace mucho y no es algo que siga tratando de esconder, lo que me tiene aterrado es lo que puede salir mal. Pero, de nuevo, comprendí que no tengo que tener todo solucionado así que ese miedo no me paraliza más —. Borró los únicos dos pies de distancia que nos separaban —. ¿Y que si decido que tú eres mi destino? ¿Y si te digo que puedo darte el tipo de amor que mereces? Dime, Sky ¿Todavía no es muy tarde? ¿Tengo una oportunidad?

.
.
.

Este capitulo está escrito desde junio, pero no me convencía (sigue sin hacerlo del todo). Sin embargo, he decido publicarlo ahora para poder continuar y cerrar esta historia, de verdad que tengo ganas de escribir el final que tengo planeado desde hace tantoooo.

Han sido un montón de cosas; bloqueo de escritor, me quedé sin lap para poder actualizar, luego entre a la uni y apenas he tenido tiempo de respirar con todo lo que tengo que estudiar, etc. Pero que se sepa que estoy comprometida a terminar esta historia, aunque a veces me vea muy lenta jsjsj.

¿Habrá alguien ahí que siga leyendo? Lol

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro