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¡Un final que recién comienza!

—¿Me ayudarás a recoger todo este desastre o te quedarás de brazos cruzados? —protesta mientras vierte dentro de la caja las bolas doradas que recién había quitado del árbol de navidad.

—¿No crees que es demasiado rápido para desarmar todo esto? —pregunto.

Brad a estado bastante rara últimamente. El hecho de que nuestra confianza halla aumentado y que aún no le confiese lo que realmente siento creo que la atormenta.

Helms me ha dicho que ella sabe o, tan siquiera se lo imagina todo. Yo por otro lado no me quiero negar a volver a darlo todo por alguien. Siento que ya estoy preparado pero... ¡No se que es lo que aún me detiene!

—Vale, te ayudaré —saco mi trasero del sofá y paro delante de ella.

Su mirada recorre todo mi cuerpo desde mis pies hasta mis ojos y una vez hacen contacto, cambia su expresión tosca.

—¿Qué quieres que haga?

—Puedes empezar terminado de quitar todos los adornos restantes del árbol —lo señala y comienza a envolver algo de crital.

—Aun no entiendo muy bien porqué hacemos esto.

—Tu solo hazlo.

—Ok, jefa.

—No me llames así —tira el trapo contra mi espalda y mientras la arqueo siento su sonrisa—. ¡Venga ya... Eres un abuelo!

—Brad, ¿Por qué insistes en llamarme así?

—Todo te moslesta, no quitas la cara de amargado que traes ahora mismo ni un segundo, y además, quieres estar el día entero tumbado en el sofá.

—Desde que cerré el negocio no hay mucho que hacer por aquí —me encogí de hombros, busqué con la mirada alguna caja vacía y caminé hacia ella una vez la encontré—. Meteré aquí dentro todas estas cosas —señale la caja y luego los pequeños adornos mientras ésta asentía.

—Ha pasado un más de un año, ¡Venga ya! Deberíamos irnos de vacaciones. Creo que es una buena opción.

Comencé a verter dentro cada una de las bolas de colores mientras con el rabito del ojo miraba detenidamente a Brad. Pensaba en lo que acaba de decir mientras admiraba su pelo negro. Era muy largo y resaltaba aún mas el pequeño brillo labial que traía. Sus largas pestañas parpadeaban sin parar y su mirada de vez en cuando se encontraba perdida, esperando una respuesta por mi parte.

—No lo sé. ¿Que se te ocurre? Hawaii, Paris, Europa.

—New York —sonrie. —Nunca he ido. ¿Que tal si pasamos unas vacaciones por allá.

Alzó la mirada y la detuvo sobre mis iris. Se veía hermosa. Sus labios se entreabrieron para pronunciar unas palabras, pero luego los cerró sin decir nada y volviendo a atender lo que hacía.

—Entonces, ¿NEW York?

Me puse de pie, Helms se acercaba y tan solo asintió sonriente.

—¿Pasa algo, señor? —preguntó nada más verme. Negué con la cabeza mientras camine unos pocos pasos para abrir el refrigerador y servir un vaso de agua para mirarle.

—Brad quiere ir a NEW York, me lo acaba de decir hace unos segundos. ¡Pensé que lo habías escuchado! —doy un golpe sobre la mesa. La impotencia me mataba—. Ella me gusta, quiero volver a ser feliz —digo en un susurro para que no me escuche.

—Pero no la has olvidado.

—Si, Weeler es parte de mi pasado ya. Nada que ver con ella. Ni siquiera le había pensado. ¡Quiero pedirle a Brad que sea mi novia!

Le miré esperando una respuesta y tan solo se encogió de hombros.

—¿Pero que quiere que le diga? Arnie se fue, está con otro y a usted no le importa. Yo lo veo bastante bien, lo veo animado, feliz. La presencia de Brad y su compañía lo han ayudado mucho. Ha hecho cosas buenas como deshacerse del club de stripper —se detuvo un momento, aclaró su garganta y continuó—. Usted sabe que ella le hará feliz, no tenga miedo de que le hará lo mismo que ella, porque ambos sabemos que no son iguales. En nada. No se parecen.

—Lo sé.

—Señor —coloco su mano en mi hombro y dio dos palmaditas sobre éste—. Estoy seguro que ella le hará feliz, no pierda la oportunidad.

—Lo sé. Iré ahora mismo a darle respuesta sobre el viaje —mire la puerta nervioso.

Mis pies temblaban, no sabía como hablarle.

¿Que le diría?

«QUIERES SER MI NOVIA, BRAD»

No, demasiado ordinario, quizás se lo dijera una vez en NEW York. Pero, ¿De que manera le podía expresar mis sentimientos a alguien con la que llevaba conviviendo hace más de un año?

No debería ser difícil, ya habia confianza, ya había un roce, ya había algo.

—No se como pedírselo —confiezo en voz alta. Helms me mira negando con la cabeza.

—Expresar amor nunca es ni será un problema. Con una simple mirada ella lo sabrá todo. No tienes que bajarle la luna, solo ser tú mismo.

Respiro hondo, troto en mi lugar desesperado y observo nuevamente la puerta de salida.

En estos mometos pareciera que es mi enemiga y debo de luchar contra ella para llegar a mi destino.

—Ya estoy preparando, se lo diré.

—Brad merece saberlo, Señor.

—¿Saber el qué?

Me quedo quieto en mi lugar. No estaba preparado para esto y simplemente devulevo mi fuerte postura para pedirle ayuda a Helms con la mirada, pero él parece que no se meterá en esto.

Te mataré Helms.

—Brad... Yo...

—¿Si...?

—En la noche habrá una cena importante, se necesita que se arregle para la ocasión —interviene Helms llevando sus brazos hacia delante mientras devuelve el agua al refrigerador.

Helms, te amo.

—Hjum —asiente con una sonrisa, toma una manzana del frutero y vuelve a la sala de estar.

—Eso fue grandioso, te debo una.

—No es nada, señor. Si va a hacer las cosas bien, que mejor manera que una cena. Le ayudaré en todo.

—Eres el mejor. Ahora solo necesito sacar dos pasajes de avión para... —Me interrumpe el sonido de una llamada entrante.

Saco el teléfono con cuidado caminando de una manera misteriosa pero no muy lejos de Helms. No esperaba ninguna llamada importante, o tan siquiera de alguien, pero me alejo. Giro el celular a los pocos segundos mirando la pantalla. Viendo el letrero gigantezco de:

Llamda entrante de Weeler.

Me llama.

Rectifico una y otra vez mientras rasco con dificultad mis ojos para cerciorarme que es ella. Descuelgo la llamada en una acción tan natural, que ni siquiera puedo percatarme que al otro lado de la línea se pueden escuchar varios gritos y sollozos.

Pareciese un disco rayado de la cantidad de veces que se emitían los mismos lamentos en tan solo un segundo.

Ella habla, su voz es tan suave que pudieras dormir sobre sí, pero al mismo tiempo se puede sentir un corazón dolido y exasperado del terror.

—¿Jungkook? — pronuncia con tanta delicadeza haciéndome viajar en el tiempo, en esa etapa en la que nunca hubiese pensando en superarla, formando un nudo en mi garganta antes de poder responder unas simples e insignificantes palabras.

—¿Ocurre algo, Weeler? — y fue entonces que me arrepentí.

No por el hecho de haber demostrado que aún me preocupaba por ella al ejercer esa respuesta, sino, por el mínimo detalle de seguirla llamando por ese apellido que me costó demasiado trabajo sacar de mi cabeza.

—Te necesito.— dice para que sus sollozos aumenten y poder escuchar claramente como lamentaba y lloraba al hablar.

—Estoy ocupado.— miento mientras mi corazón palpita desesperado por saber lo que le pasa.

Porque solo soy un pobre tonto por todas las cosas que terminaba haciendo.

—Estoy en New York, búscame.— musitó y de repente apareció del otro lado la voz de un hombre. —¿Quién habla ahí? Arnie, me desobedeciste.— grita a regañadientes mientras puedo sentir fuerte y claro como la golpean, al ésta solo quejarse.

Se cuelga la llamada y mi cuerpo se tensa.

Corro a donde Helms se encontraba y, sin ni siquiera dar muchas explicaciones doy mi palabra.

—Ella ha vuelto, pero no tengo ni la menor idea de dónde este.

—¿De quién me hablas, Señor?

—De la única que no ve la verdad aunque este en sus propias narices, la que nunca se percató que podía ser yo quien sanara su dolor. Ella ha vuelto a mi vida, Helms. La chica rompecorazones.

•••

A partir de ahora es que todo mas o menos comieza a coger curso. Espero les halla gustado que es lo importante ❤️

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