Capitulo 17

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Sentimientos no correspondidos

Arnie Weeler

Un dolor de cabeza terrible durante todo el día. Lo último que recuerdo de ayer fue que bebí bastante licor de fresa. ¿Quien se emborracha con licor? Pues creo que solamente yo. Jeon no me ha dirigido la palabra en todo el día, tampoco creo que lo haga porque claramente me ha evitado a toda costa.

Cuando pienso acercarme se encierra en su cuerto, pone música demasiado alta o de lo contrario baja a donde Brad. Los he escuchado discutir, ya que los gritos se escuchan en el cuarto.

No lo soportaba más. Ser ignorada no es nada lindo, mucho menos cuando sientes algo que no sabes explicar, por el susodicho ignorador.

Era sábado, todos sabemos que este día el local abre las 24 horas. Hacía bastante tiempo que Jimin no se pasaba por aquí, le extrañaba, pero cuando Jeon estaba a mi lado no pensaba en él.

Bajé al local y senté en el bar. Pedí algo  ligero para beber, no quería pasar el mismo incidente de antes. Busqué con la mirada al Señor Jeon, pero no hubo suerte.

Podía sentir que el aire acondicionado estaba en su punto máximo ya que mis pezones estaban totalmente erizados. 

Por inercia miré hacia la puerta y lo pude ver, recostado en el marco de ésta, con sus brazos cruzados al igual que sus pies. Me miraba de arriba a abajo, buscando la más mínima oportunidad para lograr su objetivo. 

–¿Quieres jugar con fuego? Pues fuego tendrás. 

Subí al escenario, habían pocos hombres en el local pero los suficientes para hacer que la mente del Señor Jeon explotara en menos de dos segundos cuando hiciera lo que tenía en mente.

Bajé lentamente mi saya, quedándome un simple brasier de lencería. Me di la vuelta, para poder mostrar mi trasero al público mientras hacía varios movimientos de cadera. Podía notar que sus ojos ardían de la rabia, por lo que solo sonreí y continúe mi trabajo. 

Me acerqué al tubo de Pons. Ella se encontraba con un señor mayor en una esquina, por lo que me fue más fácil apoderarme de este.

Bajé un poco mi blusa, quedando en un sujetador y me subí al tubo mientras me abría de piernas y mostraba de vez en cuando algo que no debían de ver las personas. 

–¡Ya es suficiente! -grito mientras se acercaba a mi, me tomaba de la cintura y acomodaba en su regazo como un saco de papas.

Caminó enfadado hacia la parte de atrás del escenario, me bajó de su hombro mientras y me tomó del mentón con autoridad. 

–¿Que cojones acaba de pasar allá arriba? 

–Solo hacia mi trabajo. –traté de quitarme de su agarre pero éste solo lo hizo más intenso. 

–Sabes perfectamente que eso no es parte de tu trabajo, ¿A qué juegas? 

Paso su dedo índice por mis labios y me miró con lujuria. Analicé su cuerpo con la mirada, las gotas de sudor corrían por su cabello aunque la temperatura del lugar estaba baja, sus pupilas estaban dilatas a causa del enfado y su respiración algo agitada. 

–No deberías ponerte de esa manera. –sonreí de lado una vez que me soltó los cachetes. –Sabes que el juego del gato y el ratón ya no me va.

–Tomó mi cintura, acercándola a su cuerpo, pudiendo sentir su respiración amentolada. –Sabes que si se me pega la gana te podría follar bien duro, ahora mismo, sin importarme quienes estén a mi alrededor.

–¿Por qué no lo haces? –levanté mi ceja y él solo se limitó a reír levemente. 

–No eres mi tipo, y aunque lo seas tienes todas las de perder. No quieras tomar el control de algo que no te pertenece Weeler.

Saqué de su agarre y me pare con furia. ¿Era mas fácil quedarse o marcharse?   No quiero saberlo, sea cual sea, no aguantaba mas a ese chico. Su actitud apestaba, y lo peor de todo es que esa peste me estaba gustando.

Sabía que nunca iba a cambiar, y aunque lo quiera negar, se que no quiero que sea de otra manera.

Caminé enojada hacia el jardín, el atardecer se estaba efectuando. Había pasado todo mi día tratando de agradarle al chico. De una forma u otra pedirle disculpas por cualquier cosa que pudiera  haber pasado ayer. No estaba acostumbrada a beber.

–¿Por que me persigues ahora? –dije sin mirar atrás. Sabía que era él. Solo nostros veníamos al jardín frecuentemente.

–Supongo que siempre terminamos en el mismo lugar Weeler. –se sentó a mi lado. Respiré profundo. Esencia de vainilla. –Pareciera que buscamos esa misma cosa desconocida en un lugar como este.

–¿La misma cosa?

–¿Realmente tenemos que tener esa conversación ahora? –arqueo su entrecejo mientras me miraba con seriedad. Luego rompió esa cara de culo que llevaba y la reemplazo por una sonrisa que iluminó sus hermosos ojos celestes.

Diablos. Lo amaba tanto que lo odiaba de la misma manera. Es tan difícil no culparme por tener sentimientos hacia alguien que jamás los corresponderá. Y es que, es tan malditamente hermoso.

–Voy adentro. –él me detuvo sujetando mi muslo, haciendo que mi trasero volviese a tocar el banco.

–Quedate a ver el atardecer. –asenti. Era tan difícil negarme ante su peticion cuando me miraba con esos ojazos.

Dos cosas eran seguras.

Fuimos construídos solo para derrumabarnos.

Jeon confundía mi cabeza, pero yo, destruía mi corazón.

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